La seguridad ciudadana: una propuesta para la consolidación democrática
- Análisis
El trabajo con estructuras urbanas juveniles, la experiencia desde el Estado, Ecuador 2011-2016
Introducción
América Latina se mantiene como el territorio social y geográfico más violento del mundo en materia de seguridad ciudadana. Es a la vez el espacio con mayor desigualdad económica del Planeta. El crimen organizado, que maneja los diversos tráficos, ha evolucionado ocupando espacios territoriales y estructuras políticas y administrativas que ponen en riesgo la propia viabilidad del Estado y la soberanía de los países. Hoy por hoy, de las cincuenta ciudades más violentas del mundo, cuarenta y dos están ubicadas en nuestra región. La implementación de políticas públicas en seguridad, de un Estado neoliberal, priorizando al capital por encima del ser humano, lleva a la privatización de la seguridad y se convierte en un aparato eminentemente reactivo, a través de una gestión policial militarizada e ineficiente, dejando a la mayoría de la población en situación de vulnerabilidad frente a la inseguridad y la violencia. Esta práctica desconectada de la ciudadanía y militarizada ha resultado un fracaso, tal como se demuestra en varios o casi todos nuestros países.
En los movimientos revolucionarios de América Latina a mediados del siglo XX se luchó por el modelo de socialismo que parecía viable, el desarrollado por la Unión Soviética, China, y en alguna medida y en algunos casos se tomaba como referencia a la ex Yugoeslavia.
La Revolución Mexicana, la Revolución Cubana y la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua, fueron las tres insurrecciones triunfantes de Nuestramérica. Hoy de esas luchas insurreccionales queda Cuba, con un modelo de socialismo difícilmente replicable y Nicaragua. Ambas permanentemente acosadas y vilipendiadas, pero con una Seguridad Ciudadana excepcionalmente exitosa. (Debemos incluir en esas insurrecciones a Costa Rica y Bolivia. La primera, gracias a la organización ciudadana logró durante décadas mantener un modelo de Seguridad ciudadana diferenciado del resto de América Latina).
La Seguridad Ciudadana en los nuevos procesos democráticos
Las Nuevas Democracias surgen de las diversas formas de lucha popular del Siglo pasado y de los inicios de este siglo. Es fundamental recordar esta continuidad histórica ya que las conquistas de hoy, se han construido en América Latina, con miles de muertos, presos, torturados y asesinados por las dictaduras o por gobiernos civiles que defendían intereses de minorías nacionales y extranjeras. Dirigentes políticos, líderes sindicales, campesinos y miles de luchadores sociales y populares en las calles, lograron conquistar espacios democráticos haciendo retroceder a los dictadores, a las oligarquías y a los designios imperiales principalmente de los EEUU. Todos los nuevos Presidentes y Presidentas pasaron por prisión y represión con la excepción de Rafael Correa Delgado, que surge eso sí del combate al FMI y dirigió la expulsión de esas funestas oligarquías del ejercicio directo del gobierno. Esto es esencial recordarlo para poder desarrollar lo que a continuación sigue.
En estos procesos de cambio alcanzados por la vía electoral, la Seguridad Ciudadana no logró ser un factor de éxito exponencial en casi ninguno de los países, salvo en el Ecuador. Las políticas del Fondo Monetario Internacional, se esmeraron y se esmeran en producir ajustes y considerar “gasto fiscal”, que hay que reducir, a sectores fundamentales como la educación, la salud, la seguridad y la justicia. Al cambiar estas nefastas políticas para la sociedad, los nuevos gobiernos se encuentran o se encontraron con sólidas estructuras institucionales (Policía-Fuerzas Armadas) donde el cambio se entorpece o casi se hace imposible de realizarse. Muchos de los Oficiales que bajo las órdenes de esos gobiernos reprimían las luchas, hoy son los mismos que con grados superiores dirigen a las fuerzas policiales. Unos oficiales convencidos de los nuevos modelos, otros menos, pero disciplinados y otros conspirando abiertamente en contra. Esta es la policía con la que debemos construir la seguridad ciudadana en las Nuevas Democracias.
La seguridad ciudadana concebida desde la izquierda participativa. Las propuestas programáticas de los gobiernos progresistas no han logrado incluir un modelo radicalmente transformador de la Seguridad Ciudadana. En el presente documento queremos compartir en parte, la experiencia exitosa lograda en el Ecuador durante el Gobierno de la Revolución Ciudadana y destacar el trabajo realizado con las organizaciones urbanas juveniles.
Dos cuadros que ilustran resultados
La Seguridad Ciudadana como un concepto integral para las Nuevas Democracias
En el Siglo XXI, (unos pocos años antes, en Venezuela) los pueblos, los campesinos e indígenas; sus organizaciones, sus movimientos y dirigentes fuertes, que perversamente se tilda de caudillos (muy importante asumir y analizar esto último) han instalado por la vía electoral, nuevas formas de gobiernos e iniciaron respuestas diferentes. Todos, eso sí, tuvieron que empezar por una posición de defensa de la soberanía nacional contra un modelo económico subordinado a los intereses de las transnacionales y contra la “oscura noche neoliberal”1 que impuso al mercado como doctrina única y fundamentalista.
En este marco aparecen diversas formas de recuperación de los recursos naturales, de redistribución de la riqueza, de búsqueda de alternativas de desarrollo, procurando incorporar el respeto a la naturaleza. Todos estos gobiernos pusieron nuevas reglas para su relación con el FMI, el Banco Mundial y la Banca Internacional así como con las empresas multinacionales. Lo que hoy vemos en este campo es el resultado de las luchas de los pueblos, sus organizaciones populares, políticas y del surgimiento de líderes excepcionales como Chávez, Lula, Kirchner-Fernández, Evo Morales, los dirigentes uruguayos donde se destacan Tabaré Vásquez y Pepe Mujica, Rafael Correa, recientemente Andrés Manuel López Obrador y con otras experiencias Raúl Castro y Daniel Ortega. Fidel Castro, en mi modesta opinión, pertenece a otra dimensión histórica.
Lo que va surgiendo se ha llamado Socialismo del Siglo XXI, que se conforma poco a poco como una opción nueva, más democrática, más solidaria y que hoy se encuentra con una fuerte contraofensiva en muchos países. Por mi parte prefiero llamarlos Gobiernos de las Nuevas Democracias, con cuatro denominadores comunes:
la conquista del gobierno por la vía electoral2;
la lucha por el multilateralismo3 y la búsqueda de un nuevo orden mundial a través de la Consolidación Regional o La Patria Grande;
la lucha por la soberanía,
y la redistribución de la riqueza de manera más equitativa.
Los pasados 30 años de neoliberalismo, de endiosamiento del mercado, desarticularon las instituciones, desestructuraron los Estados y con ello los sectores del Estado más afectados fueron el de la salud, la educación, el poder judicial, la inversión en obras públicas y el de la seguridad, del que nos ocupamos en este documento.
Con el argumento del ahorro fiscal la policía se quedó en sueldos de miseria. Crecieron y se fortalecieron las empresas privadas de seguridad. Las Fuerzas Armadas, desligadas del papel asignado de defensa de la soberanía pasaron a ocuparse de las luchas contrainsurgentes o los golpes de estado, y a cumplir funciones policiales como el combate al crimen organizado, que no le corresponden y que las exponen a la corrupción criminal.
Y aquí encontramos el tema central que nos convoca en esta reflexión. Lo que encuentran los gobiernos de las Nuevas Democracias, es una estructura para la seguridad ciudadana débil, creada y formada para estar al servicio del Estado garante de los intereses transnacionales y de las oligarquías criollas. Es decir no es solamente el Estado fragilizado por las políticas Fondomonetaristas de “austeridad”, sino las estructuras de seguridad contrapuestas al camino de renovación que proponen estos gobiernos. Esto con o, a veces contra, la voluntad de los propios policías o militares.
La Seguridad Ciudadana, la vida cotidiana y la ideología dominante
Un primer desfase para la construcción de una seguridad ciudadana inclusiva, solidaria y democrática es que nos movemos en un contexto ideológico mundial dominante, que reconoce como únicos y exclusivos valores el éxito individual, el poder del dinero. Esto se refleja cotidianamente en todos los ámbitos de las sociedades donde el poder económico domina al poder político y por lo tanto subordina a la democracia. Donde el valor individual está por encima del colectivo y los intereses ciudadanos. Donde el poder militar y las soluciones de fuerza dominan las relaciones internacionales. Donde el poder de las empresas mediáticas domina la información y en su conjunto las relaciones sociales, económicas y culturales están subordinadas a poderes fácticos por encima de los propios Estados, los gobiernos y sus ciudadanos.
Ello nos lleva a que la violencia, los tráficos, o la apropiación indiscriminada de recursos, de personas o países enteros, sean socialmente aceptadas.
Esta ideología dominante es la que abre las puertas y garantiza a los tráficos y las diversas formas de delito transnacional y da el sustento conceptual para el fortalecimiento de la delincuencia común en nuestros países. Es esta concepción de la vida que trae como resultado la falta absoluta de ética y por lo tanto abre las puertas y garantiza la corrupción volviéndola “socialmente aceptable” o un instrumento de persecución política, en alianza con el poder judicial.
Bajo el manto de la globalización se caricaturizan conceptos y valores como Patria, Soberanía, Independencia, Respeto a la Naturaleza. Esta ideología dominante descarta la solidaridad y la cooperación como mecanismos de superación individual y colectiva.
Es bajo esta misma ideología dominante que se han construido los Conceptos de Seguridad Nacional y Seguridad ciudadana. Es bajo esta ideología que se han formado nuestras policías y fuerzas armadas y en general toda la estructura del estado y nosotros mismos.
Con este marco el concepto tradicional de la Seguridad Nacional y el de la Seguridad Ciudadana excluye al poblador de la prevención o en la mayoría de las veces lo convierte en un "enemigo potencial" del Estado, tal como está ocurriendo hoy en Bolivia, Chile o Ecuador. No comprende ni incluye al ciudadano o la ciudadana y sus derechos, al contrario lo considera peligroso. La doctrina clásica, capitalista, tanto militar como policial, utiliza la "inteligencia" como un elemento externo a la población, a la cual en el mejor de los casos hay que "infiltrar" o “utilizar”. Dentro de este concepto en el más grave ejemplo, se instrumentaliza a sectores de la población convirtiéndolos en paramilitares subordinados a las fuerzas armadas o policiales.
Desarrollar un nuevo concepto de seguridad ciudadana, solidaridad ciudadana
Es en este marco de las Nuevas Democracias y de los programas sociales que implementan, que aparece la necesidad de gestar una doctrina totalmente diferente para la Seguridad Ciudadana, aunque su aplicación es aún limitada y va en un ritmo más lento que las otras reformas implementadas. La Seguridad dirigida por estas Nuevas Democracias, obligatoriamente deberá reorientar a las Fuerzas Armadas y Policiales para la defensa de la Nación entendida como el conjunto de pobladores, territorio y recursos y no como el exclusivo club de las oligarquías nacionales y foráneas.
La Idea de Soberanía es apropiada por la población nacional. El concepto de Patria incluye la apropiación del país, de su historia, de sus bienes, de sus recursos, por parte de todas las ciudadanas y ciudadanos. En la medida que solamente las clases dominantes tenían propiedad de los recursos nacionales, los ciudadanos se sentían excluidos de la Patria como tal y ésta era solamente un símbolo, una idea o surgía en momentos de confrontación con otros países o anualmente en los partidos de fútbol, béisbol o vóleibol de sus selecciones.
Hoy día el entendimiento cada vez mayor de que la apropiación de recursos naturales por parte de unos pocos sean nacionales o extranjeros, atenta contra la Patria y por lo tanto también contra los intereses individuales, en tanto que ciudadano, abre las nuevas perspectivas de una comprensión de que la Seguridad Nacional y la Seguridad Ciudadana son parte de la tarea individual y colectiva de los ciudadanos que pasan a defender sus intereses individuales, colectivos y nacionales como un conjunto. La Patria pasa de ser una abstracción o un límite territorial, para convertirse en hospitales, escuelas, naturaleza, agua, bosque, carretera. Es decir es un sujeto que cuido y me cuida y no una idealización de libros o de nacionalismos.
Es en este contexto que la unidad entre FFAA y ciudadanía o FFPP y ciudadanía, se vuelve un imperativo de acción ante el crimen organizado, ante la delincuencia común o ante la voracidad imperial sobre los recursos naturales.
El siguiente paso será la comprensión de la Patria Grande como una extensión de la propia Patria, generando, por ejemplo la doctrina de Seguridad que avanzó UNASUR.
Concepto Integral de la Seguridad Ciudadana. Las Nuevas Ideas. La Organización Popular. El trabajo con organizaciones de mujeres, jóvenes y adolescentes.
“A diferencia de los conceptos tradicionales de seguridad cuya razón de ser era el Estado, este nuevo concepto sitúa al ser humano como eje transversal, incorporando a la ciudadanía como actor protagónico de los procesos de seguridad individual y colectiva”i
“La seguridad es un derecho fundamental de los ecuatorianos y el estado es responsable de su pleno ejercicio. La seguridad no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir un fin: el Sumac Kawsay”o el Buen Vivir 4
Con los nuevos modelos descritos, se da un proceso inverso al de la concepción tradicional y entonces la solución pasa por la ciudadanía organizada, “como eje transversal” con un rol destacado de coordinación y dirección que corresponde a los Ministerios de Interior y Defensa y a las FFAA y FFPP, respectivamente. Sin lo primero se reduce notablemente la eficacia en la actuación de los segundos.
Para ilustrar este tema quiero compartir las siguientes cifras:
En Centroamérica las cifras de asesinatos por cada 100,000 personas se dan de la siguiente manera:
Honduras 42
El Salvador 60
Guatemala 26
Panamá 18
Nicaragua 8
Costa Rica 9
Los países que mantienen un esquema clásico, represivo de seguridad pública como los cuatro primeros son los en los que más homicidios se cometen por cada 100,000 habitantes.
Nicaragua, que se encuentra en el corazón de Centro América y tiene frontera con Honduras y El Salvador, funciona como colchón entre los tres primeros y Costa Rica y Panamá y ha logrado evitar el ingreso de las Maras, no tiene secuestros ni sicariato. Esto no es un milagro. Es en gran parte el resultado de una concepción diferente de la seguridad Ciudadana. Inclusiva, participativa y fuerte en la construcción de la Nueva Democracia nicaragüense. A esto hay que añadir una policía fuertemente comprometida con la población, surgida de la Revolución Popular Sandinista y creada como dijo su fundador el Comandante Tomás Borge, como “los centinelas de la alegría del pueblo”
La información y la inteligencia, es decir la acción preventiva, o la propia intervención operativa se potencializan de manera geométrica con la población organizada. En este aspecto el gran desafío es que la población se apropie de la idea solidaria de la cultura de paz que previene antes que combatir y que contribuye al combate a la delincuencia, a través de la organización ciudadana, popular, barrial, comunitaria, de mujeres y jóvenes en el campo y la ciudad.
Los elementos prácticos de esta participación ciudadana son la organización de hombres y mujeres en Asambleas de Seguridad Ciudadana, en los espacios territoriales más adecuados a la realidad local, en el Ecuador fueron los barrios y comunidades alrededor de las Unidades de Policía Comunitaria.
La función de las Asambleas Comunitarias es la del diagnóstico, la planificación, la prevención, la ocupación de los espacios públicos y la veeduría de la acción policial. A su vez la Asamblea Comunitaria de Seguridad Ciudadana es el interlocutor válido para los estamentos del Estado a nivel local.
En este marco las organizaciones de mujeres, juegan un rol determinante en la lucha contra la violencia intrafamiliar y el machismo así como en la lucha por la equidad de género, pero por encima de todo, la lucha por la igualdad desarrolla formas de organización, que incorporadas al tema de seguridad ciudadana abren espacios de ocupación pacífica de los territorios, defensa de la niñez y adolescencia y canales de información insospechados y altamente rentables para la sociedad en su conjunto.
Este modelo se aplica desde el nivel más pequeño de la estructura político administrativa, hasta el nivel nacional, siempre y cuando exista la decisión política.
Aquí, el reto mayor es la organización a nivel urbano, barrial que es donde se concentran las estadísticas de inseguridad y donde las relaciones sociales son mucho más complejas.
En el caso rural las experiencias existentes por ejemplo, entre la población andina son ejemplares y tradicionalmente tienen formas de organización comunitaria que han favorecido el combate al abigeato o la protección de las propias comunidades contra ladrones comunes.
Incluir a personas migrantes y refugiadas en las tareas de seguridad
En el campo de la organización ciudadana, no hay que olvidar a los migrantes y refugiados, principalmente a las mujeres, doble y triplemente víctimas por esta condición. En nuestra América son un segmento importante en las ciudades principalmente en Brasil, Argentina, Chile, con importantes migraciones de bolivianos y peruanos y de países de África. O el caso de Ecuador por ejemplo, que es el país con el número más alto de refugiados colombianos reconocidos y que es a su vez un país de recepción de migrantes de diversas latitudes y últimamente venezolanos. Los refugiados y las refugiadas, son un sector social, fruto de la migración forzada principalmente de Colombia, sumamente importante para fortalecer la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado ya que en la enorme mayoría de ellos hay un gran sentimiento de gratitud hacia el país de asilo y a la vez son una población vulnerable y susceptible de ser chantajeada o seducida por los diversos niveles de organización criminal. (Trata, menudeo, agiotismo, chulquerismo, otros). La población refugiada tiene la experiencia de haber sobrevivido a las peores formas de persecución y por lo tanto tiene capacidad y experiencia en el campo de la seguridad ciudadana. En este aspecto, en lugar de la persecución y la exclusión, lo que tendrá mucho más efecto es la organización e incorporación a las tareas nacionales.
El trabajo con la juventud
El otro gran segmento es el trabajo con los jóvenes. Es urgente y fundamental por el número ya que estadísticamente estos son países jóvenes; por la fragilidad de su educación y formación; por su sensibilidad y porque de ella se nutre el crimen organizado y la delincuencia común. Pero, y sobre todo, porque son el elemento de vanguardia de la nueva sociedad que dirigirá entre otras tareas, la opción de seguridad ciudadana integral.
Para la construcción de las nuevas democracias y en el campo de la seguridad ciudadana hay que enfrentar la educación como un conjunto donde la formación regular en la escuela y fuera de ella debe difundirse la ideología de la solidaridad y el concepto del Buen Vivir como algo alternativo y mejor que el consumismo. Desarrollar la cultura política, el deporte, la música, las actividades de integración de género y el combate al machismo, a la violencia y la cultura de paz. Es fundamental, la inserción productiva donde juega un rol importantísimo la economía popular y solidaria, el acceso al crédito y la formación técnica o profesional. En todos estos países de los que hablamos existen estos instrumentos. En la mayoría de ellos tratados de manera dispersa y no con una visión integral.
Es fundamental entender que son generaciones nuevas, con sus propias opciones y que crean respuestas diferentes, alternativas y muchas veces mejores que las establecidas por esta “sociedad del despilfarro”.
En resumen se trata de trabajar la organización popular desde las propias instancias del Estado en sus distintos niveles, fortaleciendo o creando las organizaciones populares, barriales, comunitarias en la defensa de sus intereses, incorporando a los jóvenes, a las pandillas juveniles en elementos de creación barrial y de difusión cultural e incorporando las opciones de acceso al trabajo o al crédito como un elemento clave para esta transformación.
Las estructuras Urbanas Juveniles, llamadas pandillas y la experiencia en Ecuador. Los acuerdos firmados con los Latin King, Ñeta y Master of the Street.
Desde casi el inicio del Gobierno de la Revolución Ciudadana, se tomó en cuenta la necesidad de establecer una relación diferenciada con las llamadas “pandillas Juveniles”. Contribuyó a ello de manera sustantiva los estudios realizados desde FLACSO Ecuador (Por ejemplo, Cerbino Mauro Pandillas Juveniles, Cultura y Conflicto de la Calle Editorial El Conejo, Editorial Abya Yala)), el trabajo de aproximación de la Maestra Ana Rodríguez, y sobre todo la gran capacidad negociadora de los dirigentes de la Sagrada Tribu Atahualpa Ecuador conocida también como los Latin King, de ese momento, quienes entendieron que adquirían una dimensión diferente e importante para su organización. Jóvenes como King Jostyn, Dalton, Miguel, Tasha, Tickey o Majestic, dieron un salto cualitativo al dimensionar lo que significaba esta nueva relación con el Estado. Ciertamente la audacia del Presidente Rafael Correa al dar este paso fue el inicio de una relación diferente con la “pandillas Juveniles”.
Esta visión desarrollada, como parte de la participación ciudadana, principalmente en los años 2011 al 2017 trajo como resultado el éxito alcanzado en la disminución del asesinato y delitos en Ecuador en el periodo comprendido entre 2007 a 2016 (reducción de homicidios de 15.35 a 5 por cada 100 mil habitantes, p.e.)
Los elementos centrales para llegar a estos acuerdos podríamos resumirlos de la siguiente manera.
Un Gobierno y Estado, fuertes y propositivos en relación a la redistribución y acceso a servicios y bienes. Acceso a la salud, Educación, Crédito para pequeños y medianos productores y emprendedores, fuentes de empleo. Esto es un requisito indispensable para establecer una relación creíble y honesta. Qué ofrece el Estado, qué nos da que no sea represión y marginación.
En este contexto tenemos que referirnos nuevamente a la concepción de seguridad : “A diferencia de los conceptos tradicionales de seguridad cuya razón de ser era el Estado, este nuevo concepto sitúa al ser humano como eje transversal, incorporando a la ciudadanía como actor protagónico de los procesos de seguridad individual y colectiva”ii (PLAN NACIONAL DE SEGURIDAD INTEGRAL, pp 14-15.)
“La seguridad es un derecho fundamental de los ecuatorianos y el estado es responsable de su pleno ejercicio. La seguridad no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir un fin: el Sumac Kawsay” Plan del Buen Vivir. Fuera de este contexto no se puede entender un ejercicio participativo, ciudadano y solidario.
Con el nuevo marco conceptual descrito, se da un proceso inverso al de la concepción tradicional y entonces la solución pasa por la ciudadanía organizada, “como eje transversal” con un rol destacado de coordinación y dirección que corresponde a los Ministerios de Interior, Policía Nacional.
Reforma de la doctrina policial y estructura de la Policía Nacional, básicamente pasando de una Policía militarizada a una Ciudadana, civil y participativa, tecnificada, elevando los niveles de instrucción, formación y capacitación.
Participación ciudadana organizada a través de Asambleas Comunitarias alrededor de las Unidades de Policía Comunitaria; Brigadas de seguridad ciudadana; participación de las mal llamadas “pandillas juveniles”.
Relación con las “Pandillas Juveniles” luego llamadas CORPORACIONES URBANAS JUVENILES.
Basados en un trabajo directo con la organización juvenil en talleres y reuniones de conversación de varios días se establecieron niveles de confianza personal con asesores del Ministro del Interior y luego con el propio Ministro, lo que permitió acceso a diversas estructuras barriales. Se tomó conocimiento directo de las subculturas urbanas en sus distintas expresiones incorporando a la política de relación el respeto a símbolos, vestimenta, expresiones artísticas y formas de relacionamiento.
Comprensión de que “no nacen como organización para delinquir sino como una respuesta DENTRO de la sociedad”. Que los jóvenes se organizan dentro de estas estructuras para encontrar soluciones que no les ofrece la sociedad urbana marginal. Entender que son en parte, resultado de la marginación, exclusión, diferentes ritmos de desarrollo cultural, lentitud de respuesta ante las propuestas de sociedades materialmente más desarrolladas que proponen patrones de consumo inalcanzables para los países explotados o proveedores de materias primas incluyendo la mano de obra. Debilidades de la propia sociedad conservadora en el ejercicio del poder. Todo ello exige organización para poder “incorporarse” o “defenderse”.
Incorporar a la política el hecho de que el primer punto de encuentro o desencuentro con el Estado, es la Policía. Es fundamental desarrollar protocolos de comprensión con esta estructura, reformándola por un lado y abriéndole la perspectiva de comprensión hacia el fenómeno de la respuesta juvenil organizada.
Se fomentó y desarrolló la participación ciudadana a través de asambleas donde los jóvenes y sus propuestas se sientan y estén incluidos desde el acceso a cargos de dirección hasta la incorporación de expresiones organizativas y artísticas. Reconocer a la organización juvenil como parte de la sociedad civil organizada e incorporar sus propuestas u orientarlas hacia los intereses del bien común y sus propios intereses etarios.
Entender que la ocupación territorial es parte de este conjunto de intereses y que la disputa por este espacio físico debe ser en beneficio del conjunto y no solamente de un sector de la sociedad. La ocupación del espacio público, el tiempo, libre, la disputa con el crimen organizado (microtráfico por ejemplo) en la ocupación de este espacio debe entenderse como una lucha civil y social, e incluso política. Descartar la opción policial-represiva, tan fácil de ejecutarse y tan poco efectiva en la práctica y en sus resultados.
Con este marco se estableció un Convenio firmado por las tres Organizaciones Juveniles, Latin King, Ñetas y Master of the Street. Este documento tiene las firmas de los tres dirigentes de las Corporaciones y de los Ministros de Interior, José Serrano y Justicia, Lady Zúñiga. (Ver anexo adjunto)
Como parte del trabajo ya en la práctica se realizaron talleres conjuntos con oficiales y policías y con jóvenes de las estructuras urbanas. Los primeros encuentros fueron sorprendentes por el impacto que se producía entre ambos. Posteriormente se firmó un protocolo de tratamiento con la propia Policía Nacional, que incluye el respeto a los usos y costumbres de estas tribus urbanas, por supuesto destacando que estén en el marco de la legalidad y las normativas municipales.
Parte de los talleres conjuntos fue la comprensión de que de que el crimen organizado usa y se aprovecha de estas estructuras urbanas juveniles para realizar ocupación territorial y distribuir sus “productos”, sean cuales sean. Cambiar en la mentalidad de funcionarios y Policías que esto es posible y que estas estructuras juveniles organizadas podían ser parte de un proyecto democrático y solidario sigue siendo un desafío. Cambiar esta mentalidad en los propios jóvenes es un enorme desafío, pero hay que decir que fue mucho más fácil que en las burocracias estatal y en la opinión pública.
Con este marco el Estado rechaza prácticas represivas, establece relación y acuerda acciones que permitan la legalización de estas instituciones. Ello implicó creación de puestos de trabajo, incorporación al sistema de crédito a través de la economía popular y solidaria, apropiación pacífica de los espacios públicos, reconocimiento de sus actividades culturales (música, grafiti, artesanía). Esto último sirvió para mantener su identidad como grupo, su vestimenta y símbolos y ser reconocidos como tales. Los primeros en incorporarse plenamente a este mecanismo, fueron los LATIN KING y sirvieron como ejemplo para los otros grupos juveniles que hemos mencionado.
RESULTADOS DE CORTO PLAZO:
El primer resultado evidente fue la desaparición del conflicto “entre pandillas” por la ocupación territorial. Esto disminuyó la violencia en los barrios marginales de grandes ciudades como Quito, Guayaquil, Santo Domingo, Cuenca y Esmeraldas.
Esta decisión de legalizar y convertir a la AGRUPACIÓN URBANA JUVENIL en una asociación le permitió tener acceso a créditos como institución, convenios con Universidades (la Universidad Católica por ejemplo los considera como socios para cursos específicos de, cocina, administración de empresas, marketing y otros) o para eventos culturales urbanos con las Municipalidades.
Al darse este proceso durante casi 10 años una generación de dirigentes Juveniles ha tenido que aprender nuevas reglas de negociación con el Estado en sus diferentes instancias (Local, Municipal, Nacional, Ministerios).
La relación con la Policía Nacional cambió en ese periodo y la formación y capacitación fue establecida dialécticamente: ambos aprendieron a conocerse y a respetar espacios de colaboración.
Con la nueva formación de la PN, vino el paso siguiente y el más importante, la relación dialéctica con la población donde ambos actores aprenden. La planificación de la seguridad desde la base, con el barrio, con las organizaciones, con la ciudadanía organizada. Se construye la inteligencia de previsión y prevención. Juntos ocupan pacíficamente los espacios públicos y la defensa de la propia población. La policía, depurada de elementos corruptos, fue uno de los instrumentos claves de la organización ciudadana, aceptando el papel que desempeñan las organizaciones populares, orientándolas e incorporando a su actividad los conceptos de seguridad y de prevención del delito a través de las Asambleas Comunitarias de Seguridad Ciudadana.
La comprensión del CAPITAL SOCIAL que representan las “pandillas” es fundamental para los procesos de democratización de la sociedad y para avanzar en una cultura de seguridad y solidaridad ciudadana. Este proceso ha sido de enriquecimiento mutuo.
El éxito de este proceso se encamina también a la derrota de las concepciones represivas y autoritarias del Estado. Las estrategias represivas de control han dado muestra de ser ineficientes. Las estrategias inclusivas requieren de DECISIÓN POLÍTICA, VOLUNTAD DE CAMBIO Y SEGUIMIENTO para mantener su durabilidad. Hoy en día hay profesionales surgidos de estas agrupaciones Urbanas e incluso un parlamentario reconocido proviene de estas filas. Aún hoy se mantienen éxitos en este sistema aunque el regreso hacia una policía militarizada y represiva irá minando la relación “pandillas”/ Estado. La propuesta de inclusión social debe tratarse como la mejor manera de intervención del Estado en relación a las “pandillas Juveniles”. La represión y encarcelamiento ha demostrado ser un fracaso.
No hay implicaciones éticas negativas en este caso ya que la aproximación ha sido científica, investigativa del punto de vista de la sociología urbana y de una comprensión incluyente sobre la temática del delito en los barrios marginales. Los mecanismos de verificación saltan a la vista en cuanto a la disminución de asesinatos, robos y hurtos y control de la distribución del microtráfico, en el cual se involucran las organizaciones juveniles urbanas ya que conocen mejor que nadie los efectos trágicos que causa determinado tipo de droga para los jóvenes, entre ellos sus propios hijos pequeños.
Carencias y deficiencias en el cumplimiento de los acuerdos con las Estructuras Urbanas Juveniles. Una política de Gobierno o una política de Estado.
Con el cambio de Gobierno y de política y de modelo/programa de desarrollo, esta práctica se vio golpeada desde un inicio, no solamente con la participación de los jóvenes sino con todas las estructuras creadas de participación ciudadana y Policía Comunitaria. La firma de la Carta de Intención con el FMI, la restructuración del Ministerio del Interior y el retorno a prácticas represivas ha sido de muy fácil y veloz tránsito. La relación con las “pandillas juveniles” ha retrocedido en la propaganda, al punto que el Presidente de la República ha culpado a los Latin King, junto con el Presidente Maduro, el ex Presidente Correa y la Revolución Cubana, e ser los artífices de las movilizaciones sociales y de los “actos de vandalismo” durante los trece días de movilización popular y del Movimiento Indígena en el Ecuador.
La sostenibilidad de la nueva concepción de Seguridad Ciudadana y la participación de las estructuras urbanas juveniles, depende, evidentemente de la voluntad política del Gobierno. Como todo proceso político y de transformaciones es reversible.
Los jóvenes que han accedido a la educación, al crédito, a la salud a través del seguro social. Aquellos que se han beneficiado de recursos directos del Estado, hoy mantienen niveles de conciencia política elevada. Es de suponer que hay Policías que consideran equivocada la política indiscriminada de represión contra la población organizada alrededor de la Seguridad ciudadana, sin embargo son estructuras fácilmente reversibles y propensas a la represión y al “establecimiento del orden público” a través de la violencia.
Por mucho esfuerzo que se haya hecho para convertirla en una política de Estado con la participación de varios Ministerios y con el establecimiento de acuerdos y compromiso de alto nivel, el proceso regresivo del actual gobierno ha golpeado nuevamente a los jóvenes organizados en estas estructuras.
Hay sin embargo relaciones que se han mantenido y se logran mantener a nivel local a pesar de las estructuras jerarquizadas de la Policía Nacional. Esto se debe fundamentalmente a que muchos oficiales y sub oficiales han visto y disfrutado de los éxitos obtenidos en esta relación.
El binomio Policía-Ciudadanía, un gran desafío
Para concluir con el tema de la Seguridad Ciudadana desde una propuesta democrática, debemos culminar con el tema de la mecánica exitosa y medible de este Marco Conceptual.
La base del éxito de la participación ciudadana está en aceptar que la metodología de diagnóstico-prevención y acción del Estado, es exitosa única y exclusivamente con la ciudadanía organizada.
Como hemos visto en párrafos anteriores, la policía que hoy trabaja con los gobiernos de las Nuevas Democracias es la misma que 7, 10, 15 años atrás perseguía es esos dirigentes. Lula, Dilma, los Kirchner, Mujica, Evo, Chávez, pasaron por prisión o por luchas callejeras o incluso la lucha armada. Estos Presidentes y Presidentas trabajaron o trabajan con la misma policía que los persiguió.
Cuáles son los instrumentos que sirven para ganar a este cuerpo policial para las Nuevas Democracias, cambiar su estilo y fortalecer el espíritu de cuerpo, ya no como Institución sino como parte activa e integral de la defensa de la ciudadanía. Porque con esa ideología dominante antes descrita, con el imperio de la deconstrucción de los estados, el crimen organizado y la delincuencia aumentaron geométricamente en los últimos 20 años.
La percepción de inseguridad y la propia inseguridad es también un instrumento político en contra de los gobiernos progresistas. Esto debe ser tomado permanentemente en cuenta y las agencias enemigas de la democracia bien saben utilizar todos los instrumentos de corrupción y del crimen organizado para desestabilizar a los países, en particular a los nuevos gobiernos. No olvidemos, por ejemplo, el papel de la CIA en la compra y distribución de cocaína para armar a la contrarrevolución en Nicaragua, en el sonado y ya medio olvidado “caso Irán-Contras”.5
El gran desafío es cómo iremos transformando a estos cuerpos policiales, para ponerlos acorde a las nuevas políticas de defensa de la soberanía, los recursos y las gentes.
En primer lugar hay un aspecto operativo, material: el aumento de los niveles de salario, armamento y capacidad técnico científica, a ello hay que añadir la incorporación de personal femenino buscando un equilibrio de género. Todo ello es factible y se está realizando en varios países, entre ellos Ecuador.
Simultáneamente la depuración de los policías y funcionarios ligados a los cuerpos de inteligencia de los enemigos de estas nuevas democracias, de los desestabilizadores.
Luego lucha contra la corrupción en todos los niveles, desde el policía que recibe alimentos en un expendio para “protegerlo mejor” hasta los niveles más altos de corrupción, con todos los medios de control y capacidades tecnológicas de supervisión así como el control rígido de los signos exteriores de riqueza, donde la población organizada para la seguridad puede jugar un papel de veedor sumamente importante.
Construir una formación superior profesional, técnica, científica y política acorde con la soberanía, la defensa de los recursos naturales, la redistribución de la riqueza. Es decir lo que se está llamando y no solamente ya en el Ecuador, la nueva ideología del Buen Vivir, como parte de su trabajo cotidiano. La Patria y la integridad territorial con los nuevos conceptos de solidaridad, debe en resumen, prevalecer el interés nacional, por lo tanto el de la ciudadanía, por encima de lo corporativo.
Con esta formación viene el paso siguiente y el más importante, la relación dialéctica con la población donde ambos actores aprenden. La planificación de la seguridad desde la base, con el barrio, con las organizaciones, con la ciudadanía organizada. Se construye la inteligencia de previsión y prevención. Juntos ocupan pacíficamente los espacios públicos y la defensa de la propia población. La policía, depurada de elementos corruptos, debe ser uno de los instrumentos de la organización ciudadana aceptando el papel que desempeñan las organizaciones populares, orientándolas e incorporando a su actividad los conceptos de seguridad y de prevención del delito.
“Seguridad Ciudadana”, porque incluye a mujeres y hombres de todos los sectores sociales, de todas las culturas, pueblos y nacionalidades, civiles y uniformados. Nacionales o extranjeras y extranjeros. Es decir, todas y todos los habitantes.
“Solidaridad Ciudadana”, porque si no nos preocupamos de nuestra vecina y de nuestro vecino, si no atendemos a sus hijas e hijos como a los nuestros y si no rompemos la indiferencia de cuidarnos como sociedad, nunca venceremos al individualismo que genera la infracción, el delito, el crimen organizado. Solamente una sociedad consciente de que la solidaridad es el camino es capaz de derrotar a la inseguridad.
La policía y la población organizada serán quienes prevengan la construcción de organismos paramilitares, tendencia en la que es muy fácil caer cuando se pretende participar sin formación, en las tareas de vigilancia.
Las unidades policiales en el territorio deben convertirse en el centro de la formación de la población para la seguridad ciudadana, los organismos del estado competentes deben ser quienes den la formación política sobre la nueva relación con la Constitución y los planes de distribución equitativa de la riqueza. Estos núcleos territoriales se convierten también en el punto de encuentro de los diversos Ministerios que deben trabajar en este concepto de seguridad integral como un instrumento de mejorar la calidad de vida y lograr ocupar los espacios de manera armónica y solidaria.
Finalmente es fundamental el cambio radical en el concepto de la reeducación o readaptación en las Prisiones que hoy por hoy siguen siendo las “universidades del delito”. Al tratar la Seguridad Ciudadana como un concepto integral no debe dejarse de lado este elemento que requiere de un capítulo aparte.
La seguridad ciudadana es un elemento fundamental de la consolidación democrática del Estado.
Para el caso del Ecuador, La Constitución de la República y el Buen Vivir son los elementos de cohesión del tejido social, la convivencia pacífica y la creación de una cultura de paz.
11. Cito al Ex Presidente, Economista Rafael Correa Delgado.
2Salvador Allende en 1970, llega por la vía electoral con una propuesta socialista y su gobierno es destruido por la vía armada, por militares traidores a su Constitución. Este ejemplo y resultado entre otras cosas fortaleció en los movimientos revolucionarios de la época la idea de que la lucha armada era la única opción. Arbenz en Guatemala o Juan Domingo Bosch, en República Dominicana, son otros predecesores de la vía electoral para el cambio.
3 La lucha por romper la hegemonía y ganar el multilateralismo tiene antecedentes en el Movimiento de Países no Alineados que surge en los años 50, 60 y 70 inspirado en ideas políticas del Mahatma Ghandi con grandes líderes como, Nehru, Sukarno, Tito, Nasser, Fidel Castro, Kwame Nkruma, Ho Chih Mihn, Robert Mugawe entre otros. En América del Sur con el Gobierno del General Juan Velasco Alvarado en el Perú, se inicia una corriente de militares que desarrolla ideas nacionalistas y antimperialistas, inscribiendo su política internacional en la lucha por el multilateralismo.
4 PLAN NACIONAL DE SEGURIDAD INTEGRAL, pp 14-15. Ministerio Coordinador de la Seguridad Interna y Externa. Quito 2011.
5Durante el gobierno de Ronald Reagan los EEUU, violando leyes de su propio Congreso, financiaron armas para Irán en su guerra contra Irak y armas para la contrarrevolución contra el gobierno Sandinista. Este financiamiento se obtuvo de varias fuentes, entre ellas de los cárteles de la droga dirigidos por Pablo Escobar. Fuente Wikipedia, Informe de investigación del inspector general de la CIA, Frederick Hitz, sobre el caso “Irán-Contras”, volumen I, págs. 187 a 288. HCC. El encargado por el gobierno de organizar esta barbaridad fue el Coronel Oliver North que hoy dirige programas en una radio evangélica, ultranacionalista y fascista.
iQuito Setiembre, Octubre 2019
Ponencia presentada en La conferencia internacional 'Conflicto, Poder y Justicia en el Sur Global' en Bogotá el 6 de noviembre de 2019
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