Asamblea Nacional: la primera sesión con todos
- Opinión
En resumen: la actual Asamblea Nacional fue electa en diciembre de 2015, inició su período el 5 de enero de 2016. Se mantiene en conflicto con la Sala Electoral ante la cual hay una impugnación de los resultados de las elecciones parlamentarias en Amazonas. Desde julio de 2016, la Asamblea Nacional se niega a reconocer las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia. En abril de 2017 la bancada del Gran Polo Patriótico se retiró después de la postura de la Ex fiscal Luisa Ortega Díaz sobre el TSJ. En enero de 2019, la Asamblea Nacional siguiendo al Grupo de Lima “asumió” competencias ejecutivas: En septiembre de 2019, el chavismo regresó a la Asamblea Nacional.
Para quienes creemos en la democracia hoy ha sido un día importante. El regreso de la bancada del Gran Polo Patriótico trajo con ella que se volviera a encender el debate en la Asamblea Nacional. Este es uno de los pasos que figuraban en la Mesa de Diálogo para la Convivencia y sin duda uno de los más importantes.
El debate fue lo que suelen ser los escenarios parlamentarios y estuvo adobado por algunas de las características más extrañas de la realidad política venezolana. El país está picado –en apariencia- en dos sectores que tiene cada uno su verdad y que además trabaja en la negación de la existencia del otro. Por eso, verles frente a frente fue una gran cosa. También que no terminara la escena –como pasa muchas veces- en puñetazos, sillazos o insultos, nos demuestra que existe una voluntad de encuentro que debería hacer que cada uno de los lados del hemiciclo valore cuál es su función histórica en este momento.
¿El huevo o la gallina?
Los filósofos dicen que la verdad no existe. En todo caso, cada quien tiene una verdad y luego están los intentos de verdad judicial, verdad material y todas esas cosas que son tan sólo un pedacito de lo que pasó y una lectura de lo que sucedió.
En este momento sólo hay algunos acuerdos muy básicos sobre la historia nacional. Uno de ellos es que en diciembre de 2015 se celebraron elecciones, las dirigieron las mismas autoridades electorales que ahora están, se usaron las mismas leyes, las ganó la oposición y el gobierno las reconoció.
Esa misma noche Ramos Allup anunció que sería el final de ANTV y comenzó un camino que pasó por arrancar las imágenes que estaban pegadas en los ascensores, echar a la basura unos cuadros que tenían fotos de Chávez, decir que Nicolás Maduro le quedaban seis meses, decir que las magistradas irían al INOF y que termina hoy cuando afirma que Nicolás Maduro se aferra a ser Presidente de cualquier cosa, hasta de un cementerio.
Allí comienza para algunos el problema: la Asamblea Nacional se creyó un poder superior a los otros elementos del Estado que con la misma legitimidad, fuerza y autonomía existían, y se sintió capaz de deshacer lo que una Asamblea Nacional anterior, en el tiempo que estaba en funciones decidió. Por eso la Asamblea Nacional comenzó un trabajo de destejido que pasaba por las autoridades nombradas –que eran malas porque las eligieron en un día que a ellos no les gustaba- o de algunas leyes fundamentales que debían erradicarse con premura, como el régimen de las telecomunicaciones o de la Misión Vivienda.
En la visión de la oposición nada de esto ocurrió. Pasó que la Sala Electoral no decidió, que la Sala Constitucional después los castigó, que ha tomado muchas decisiones y que ha habido otras elecciones las que –salvo Acción Democrática que no siempre mantiene sus posturas- no reconocen.
A estas alturas estamos a casi cuatro años de esas elecciones y a tres años de ese conflicto. El país escuchó hoy un recuento de todas las cosas que han pasado, con los matices y colores, con las excusas y las culpas. Por lo que muchos quedaron con la necesidad de preguntarse qué viene ahora, cómo desenredamos este trompo y cómo podemos avanzar en superar el presente.
¿Quién manda a quién?
Por la vía de los hechos, los diputados y diputadas reconocieron la Junta Directiva que hoy presidió la Asamblea Nacional. En esto nosotros observamos que el chavismo se muestra dispuesto a ceder y a buscar una postura unitaria frente al conflicto judicial que mantiene la fracción de la oposición en nombre de la Asamblea Nacional.
La oposición reconoció que la Presidencia de la República es ejercida por Nicolás Maduro así algunos voceros insistieran en declarar que el ejercicio no se hace conforme a derecho o viéramos a Omar Barboza declarar todas las cosas que hizo y hace un Presidente que su gestión ante la Asamblea Nacional intentó destituir por abandono del cargo. Algunos diputados insistieron en llamar Presidente a Juan Guaidó o desempolvar el artículo 233 de la Constitución sin precisar, por ejemplo, que ellos se inventaron un documento que no está en el marco legal venezolano para extender, sin elecciones, los tiempos de una encargaduría de un ciudadano que como Jefe de Gobierno tenía bastante pinta de director de debate parlamentario en el día de hoy.
¿Cómo se destraba?
Para algunos, lo caliente que estuvo el debate o que pareciera por momentos una pelea de sordos fue una situación desalentadora. El hecho que se pararan uno a uno los representantes de un bando a repetir lo que dijo el anterior o que se diera una discusión sobre quién sufría de culillo o jurándose que no reconocerían al otro, los desanimó. Sin embargo, pienso que debemos considerar que esas afirmaciones sirven fundamentalmente para mostrarse las plumas entre pavos reales que después de varios años se volvieron a ver públicamente la cara.
Lo importante es que la sesión del día de hoy sea una manera de avanzar en la solución y no de aumentar el conflicto. En ese sentido, son los tras cámaras parlamentarios los que son más interesantes.
En la Asamblea Nacional existen muchas más actividades que las que se ven en cámara así como existen muchos espacios donde los diputados y las diputadas se encuentran. En primer lugar, es interesante mirar que la Jefatura de la Fracción del Bloque de la Patria la ejerza Francisco Torrealba quien es miembro del Grupo de Boston que es uno de los espacios de diálogo más vivos que hemos visto en los tiempos recientes. Eso parece reforzar la idea de una postura dialógica como estrategia del chavismo parlamentario.
En segundo lugar, nosotros tenemos que el chavismo tiene un grupo minoritario pero diverso en la actualidad. En ese sentido nosotros podemos distinguir diputados y diputadas del PSUV, así como otros que forman partes de fuerzas aliadas que parecen tener un lugar más importante que en el pasado porque este regreso parece dibujarse como una estrategia de construir un nuevo consenso nacional donde los pequeños partidos, aquellos de posturas menos radicales tienen un espacio para crecer que hasta ahora no han conocido.
Es importante ver que el día de hoy los diputados del Partido Patria Para Todos (PPT) no regresaron a la Asamblea Nacional e informaron que lo harían cuando se sumen oficialmente al mecanismo de diálogo propuesto desde el PSUV.
Sobre qué diputados y diputadas regresarán en permanencia a la Asamblea Nacional nosotros podemos ver que las causas por las cuales se niegan la participación unos a otros pueden resolverse:
Los tres ciudadanos de Amazonas pueden convertirse legalmente en diputados si la Sala Electoral resuelve la causa.
Los diputados y diputadas que forman parte de la Asamblea Nacional Constituyente no tienen una función pública en los términos de la Constitución y la Ley del Estatuto, además es una figura usual que los diputados acumulen el rol de constituyentes como pasaba cuando el Congreso tenía los poderes para dictar las Constituciones o en otros países. Por ende, no queda planteado un caso típico de aceptación de otro cargo público ni su participación cesaría cuando la Asamblea Nacional acepte la existencia de la ANC.
Pueden incorporarse los primeros o segundos suplentes de los diputados y diputadas que se determine que han perdido la cualidad de diputados o diputadas.
Las sesiones no exigen la presencia de todos los diputados o diputadas para que ocurran.
En resumen, esa no es una situación sin precedentes ni que no pueda resolverse bien sea en sede parlamentaria o en sede judicial.
Es en esto, en entender como en esta situación confluye la gravedad por su prolongación, por el hecho que llegó hasta crearse una institucionalidad paralela y por los riesgos que asume la República que vemos la necesidad de que quienes tienen hoy el protagonismo actúen como estadistas, como republicanos; pero, a la vez –aunque suene contradictorio- la solución pasa por entender que la convivencia política y las crisis de gobierno o institucionales son normales incluso comunes en los países. Para resolverlas es precisamente que existen las Constituciones.
Los conflictos del Parlamento con el Poder Ejecutivo se dilucidan con votos de censura, con mecanismos de control político de la gestión del gobierno, con interpelaciones de Ministros, etc…; los conflictos con el Poder Judicial son distintos porque esta entidad no tiene la naturaleza política de los dos anteriores y tiene el monopolio de la aplicación de la ley, a la cual, en un Estado de Derecho deben todos someterse en condiciones de igualdad.
Por eso, lo que puede verse luego de esto es una situación más complicada porque todo parece exigir una voluntad política sostenida, firme, un acuerdo a cada paso que se dé porque sin duda la recuperación de la normalidad exigirá no que un sector ceda, no que un poder ceda sino que todos lo hagan.
Una de las cosas que parece ser importante es que los sectores políticos abandonen las afirmaciones que han repetido a modo de mantra. La realidad es mucho más compleja que estos. Por ejemplo, el mantra de la oposición sobre el Tribunal Supremo de Justicia se limita a decidir que no reconocen que el judicial tenga lo que ellos llaman “magistrados exprés” omitiendo que estos no son todos los magistrados, ni siquiera la mayoría de ellos. Por ende, su conflicto no es en realidad ni siquiera con todo el Tribunal Supremo de Justicia.
El cuestionamiento sobre el momento de la elección que parece alegar que esa designación fue un gol de oro omite que el tiempo parlamentario llega hasta allí, hasta el minuto antes que se instale el 5 de enero la Asamblea Nacional y al gol de oro, en nuestra política se ha jugado siempre, como lo prueban par de los últimos decretos y leyes de la Cuarta República.
¿Y la gente?
Un debate sin avances pero con mucha polémica puede interesar a un político que quiera ser tendencia en Twitter pero no es lo que la sociedad venezolana requiere. Discutir porqué es necesario encontrar una manera de superar lo que vivimos es llover sobre mojado. Por ende parece que estos son tiempos de protagonismo popular. Por difícil que resulte el diálogo es una alternativa a la guerra y sus tensiones son los antagonismos del presente.
En ese sentido, las mesas de trabajo complementario tienen un rol fundamental y es acercar a este escenario a la gente que, cansada de lo mismo, busca de los responsables finalmente una manera de superar el conflicto.
En cierto modo pienso que aquí está la paradoja de la Asamblea Nacional, como institución y en sus diputados como individuos tienen frente a sí un momento de gloria. Como primer poder, como foro político de la República pueden dar muestra de solvencia moral, de compromiso con la estabilidad y la paz del país, pueden demostrar que la tolerancia es la base nuestra democracia o pueden hundirse –de nuevo- en el lodo de sus ambiciones que volverá a apagarles la luz que hoy prendieron.
Si hicieran lo contrario parece meridiano que no pasará mayor cosa, después de todo hemos vivido tres años sin contar con el Parlamento y simplemente será la gente, su organización y su voluntad de paz y trabajo las que seguirían cogiendo fuerza quizás hasta que estas fórmulas de organización antiguas, británicas y liberales terminen de desplazarse porque aunque sea doloroso el parto, la gente sigue encontrando nuevas maneras de organizarse, de satisfacer sus necesidades y a veces estas son las de quedarse, otras las de irse pero la vida sin esos debates también podrá seguir.
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