Elegir y ser electos, es un derecho humano político individual que gozan todas las personas, mujeres y hombres mayores de edad, sin distinción de ninguna naturaleza. En Guatemala en el pasado reciente, este derecho humano siempre fue mancillado por las élites económicas, sus lacayunos, los militares, la clase política corrupta y testaferros de todo tipo. Los hechos históricos hablan por sí solos, antes de la nueva era democrática inaugurada en 1986, la población guatemalteca estuvo sometida a décadas de dictaduras militares contrainsurgentes, fraudes electorales frecuentes y descarados, golpes de Estado, ejecuciones extrajudiciales de opositores políticos, dirigentes sociales, académicos, intelectuales, estudiantiles, sindicalistas, indígenas y campesinos fueron víctimas de la represión e intolerancia de las dictaduras. La violación grave y sistemática a los derechos humanos fue el signo principal de esos Gobiernos autoritarios que no debieran repetirse.

El domingo 16 de junio, la ciudadanía guatemalteca tiene la opción de elegir entre la vieja política que creó una clase política perversa, comprometida con la impunidad y la corrupción y escoger alguna de las propuestas alternativas que no son esa vieja política, que contrario a los corruptos, son gente que goza de credibilidad, idoneidad probidad y que priorizan el bienestar común de toda la población por encima de los intereses particulares.

Es la oportunidad histórica de elegir la OTRA POLÍTICA, la que está legítimamente representada por actores sociales surgidos del pueblo, emergiendo desde las entrañas de la Guatemala profunda, con identidad de clase y de pueblos originarios, mujeres y hombres que valen por el peso de su dignidad de ciudadanos, de gente que anhela cambios sustanciales para mejorar las condiciones de millones de habitantes que históricamente han vivido marginados, excluidos, discriminados por un Estado racista, discriminatorio, excluyente que hasta ahora domina e impone un orden social que reproduce el modo de producción capitalista e impulsa políticas neoliberales en menoscabo del bienestar de la población.

El voto como derecho humano es un poder del ciudadano, un poder capaz de impulsar la democracia participativa y modificar las condiciones estructurales injustas y desiguales como las existentes en Guatemala. Ese poder ciudadano hay que ejercerlo, hacerlo valer para rechazar la vieja política, oponer resistencia a los mismos de siempre que quieren seguir engordando sus bolsillos robando dineros del Estado, mientras aumentan la pobreza, la desnutrición crónica infantil, el desempleo, el analfabetismo, las carencias en salud y educación.

Es momento de dar chance a quienes proponen iniciar la construcción de un Estado plurinacional y visualizan un futuro social más justo, igualitario, equitativo, incluyente, respetuoso de los derechos humanos, libre de intolerancias, desigualdades y violencias que caracterizan al actual modo de producción capitalista.

Infórmense bien sobre las propuestas y los candidatos, reflexione, decida y acuda a ejercer con su voto el poder ciudadano. El voto cruzado es voto informado, inteligente y decisivo. No se deje engañar, evite anular su voto porque entonces solo favorece a los corruptos, a los mismos de siempre. No marque en cascada porque seguro hay otras mejores alternativas.

No lo olviden, por el poder del voto es hora de expulsar a la vieja política. Ahora hay candidatos íntegros y proyectos concretos de Nación que se deben respaldar y legitimar mediante el poder ciudadano del voto.

Eso sí, ¡Ni un voto para los corruptos, ni militares impunes violadores de derechos humanos!

Guatemala, 14/06/2019.

-Factor Méndez Doninelli es maestro e investigador. Consultor en Derechos Humanos y métodos alternativos de resolución de conflictos.