Israel y Palestina:

Entre el fuego de los misiles y los fuegos artificiales de Eurovisión

15/05/2019
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

 Tel Aviv se apresta a ser la sede de la mayor competencia musical internacional, mientras Israel celebra su 71 aniversario y los palestinos recuerdan un año de la matanza de gaza y lo que denominan como su catástrofe nacional. Analizaremos la relación que hay entre las alas guerreristas que hay en ambos bandos y cómo éstas se retroalimentan entre sí mismas.

 

En el primer fin de semana de mayo Israel ejecutó masivos bombardeos sobre Gaza mientras que desde esta franja palestina se lanzaron más de 500 cohetes sobre Israel. En total hubo 25 árabes y 4 hebreos muertos y más de 120 heridos en ambos bandos.

 

La breve escaramuza no fue acompañada por el envío de tropas a ambos lados de la frontera, y terminó en negociaciones. Tras ello la Resistencia Islámica (Hamas) reivindica haber golpeado a lo que llaman la “entidad sionista” y haber conseguido reducir el bloqueo israelí a diversas importaciones y servicios y garantizado 12 millas de mar para sus pescadores. El primer ministro Benjamín Netanyahu, por su parte, se jacta de haber apagado a una amenaza contra sus civiles.  

 

Entre los gobiernos de Tel Aviv y Gaza hay una extraña simbiosis. Ambos se detestan y se tildan unos a otros como malignos terroristas, pero ambos se aprovechan de su conflicto para potenciarse en sus respectivos dominios.

 

 Ventajas para Netanyahu

 

Para Netanyahu los cohetes que se han venido disparando desde Gaza le ayudaron a ganar las elecciones generales israelíes del 9 de abril, y hoy le sirven para confeccionar su quinto gobierno apuntando a desviar la atención popular de las denuncias legales que pesan sobre él por cargos de soborno y buscando transformarlo en el mandatario que más tiempo haya gobernado a Israel.     

 

Netanyahu presenta a Gaza como un territorio libre de judíos y cristianos (lo opuesto a la franja occidental) donde rige una teocracia fundamentalista que inspira el terror en su propio pueblo y hacia los hebreos a quienes llama a echar al mar. Manteniendo a esta estrecha franja de 2 millones de palestinos bajo tal dirección y totalmente cercada le permite a él transformar a Hamas como el gran “cuco” contra el cual llama a la unidad nacional. Además, le ayuda a dividir a los palestinos entre dos territorios desconectados geográfica y políticamente, pues en la más grande y poblada Franja Occidental del río Jordán está la Autoridad Palestina con un gobierno más secular y multi-religioso, la cual ha estado dispuesto a reconocer a Israel, a cambio que se le permita instalar una nueva república árabe en los territorios que en 1967 Israel conquistó a Egipto (Gaza) y a Jordania (La Franja Occidental).

 

De esta forma Netanyahu caza dos pájaros de un solo tiro. Por un lado divide a los palestinos y justifica negativas para dar paso a una solución de dos Estados (uno hebreo y otro árabe), y, por otro, se convierte en el paladín de la defensa nacional hebraica.

 

Apelando a la unidad nacional antiterrorista es como políticos de extrema derecha como Alberto Fujimori en Perú o Álvaro Uribe en Colombia se consolidaron concitando apoyo popular y privatizando y flexibilizando a sus respectivas economías. Ese mismo modelo viene empleando Netanyahu quien ha transformado a Israel en un paraíso para las grandes inversiones multinacionales y quien ha desarticulado las granjas colectivas y los beneficios sociales que sirvieron de base fundacional al Estado de Israel durante sus primeras 3 décadas de gobiernos laboristas.

 

Netanyahu ha logrado hacer algo que ninguna otra persona ha hecho en cualquier otra democracia del mundo. Él abiertamente se proclama de derecha pura, mientras que otros gobernantes conservadores electos del mundo temen emplear esta terminología. Netanyahu ha hecho que la palabra “derecha” sea muy popular, incluso dentro de una juventud cansada de los bombardeos islamistas.

 

Netanyahu ha logrado que su país sea la Meca de todos los ultraderechistas del mundo. Donald Trump o Jair Bolsonaro le dieron un gran espaldarazo de las dos mayores repúblicas americanas para que él pueda ser re-electo. El primero ha reconocido a la anexión israelí de la Jerusalén antigua y oriental (de mayoría árabe) y del Golán sirio, y el segundo le visitó durante la campaña electoral donde inauguró una sede diplomática brasileña en Jerusalén. En Israel Bolsonaro se atrevió a decir que él estaba a la derecha de Adolfo Hitler, a quien acusó de estar a su izquierda. Esto último, pese a ser una afrenta a los 6 millones de judíos asesinados por los nazis, no quiso ser muy criticado por la prensa israelita.

 

Los movimientos ultraderechistas antiinmigrantes que atacan a la mayor minoría europea que hoy reza en una lengua semita (los musulmanes) ahora suelen movilizarse con banderas israelíes y consideran a Netanyahu como un héroe. En Ucrania acaba de ganar la presidencia Volodymyr Zelensky, un cómico judío ligado a Tel Aviv, quien es capaz de reivindicar a Stepan Bandera y sus paramilitares ucranianos pro-nazis que exterminaron a millones de judíos y eslavos durante la II Guerra Mundial.       

 

A fin de ganar las últimas elecciones Netanyahu hizo una componenda electoral con la “Derecha Unida”, un bloque donde actúan los partidarios del rabino Meir Kahane acusado en EEUU de terrorista por plantar bombas contra sedes de Rusia y postular la expulsión masiva de los árabes de los territorios que Israel detenta u ocupa. Algunos miembros del gabinete que ha tenido Netanyahu, como Avigdor Lieberman, quien fue su número dos y también ministro de defensa y de relaciones exteriores, no han dudado en postular la limpieza étnica de los palestinos. Netanyahu acaba de haber logrado hacer que se apruebe que Israel sea un Estado solo para su mayoría religiosa.

 

Derechización

 

Este giro a la intolerancia y al rabinato ultra-ortodoxo viene siendo cuestionado por numerosas organizaciones judías de EEUU quienes piden mayor tolerancia, que se reconozcan a las sinagogas liberales, conservadoras y reformistas, y que se una paz en torno a que se reconozcan que los palestinos tengan derechos iguales y un Estado propio.   

 

Hoy en Israel se ha dado la vuelta a todo su inicial esquema político. Hace 70 años cuando se dieron las primeras elecciones en dicho Estado (25 enero 1949) los dos partidos socialistas sionistas consiguieron una amplia mayoría absoluta (65 de los 120 diputados), pero en los comicios del pasado Abril los descendientes de ambos apenas sumaron 10 de los 120 congresistas.

 

En 1949, el Herut, el partido original de Netanyahu y de su padre, apenas sacó el 11.5% de los votos, y era sumamente cuestionado por la mayoría de los judíos del mundo. El Herut fue tildado de “terrorista” por numerosos intelectuales judíos como Albert Einstein, Hanna Arendt y otros. El fundador de Israel, David Ben Gurión, lo consideraba una fuerza paria ultra con la cual no se podía nunca cogobernar.

 

Esta hostilidad al Herut se debía a que éste se basaba en el grupo de paramilitares del Irgún que había hecho muchos actos terroristas (desde volar un hotel donde funcionaba la administración británica hasta masacrar a cientos de civiles palestinos en Der Yassin e instar a la expulsión masiva de árabes del nuevo Estado).

 

La Haganah (que llegó a ser el ejército israelí) y el Irgún llegaron a tener choques armados. El Herut se negó a aceptar el cese al fuego en la guerra de 1947-48 pues quería ocupar toda Gaza y la Franja Occidental donde hubiesen querido echar a sus habitantes nativos. Durante sus primeros años su símbolo fue un escudo con el mapa de las actuales Israel, Palestina y Jordania unidas en torno a un puño que levantaba un fusil reclamando todos territorios unidos como la “Tierra de Israel”.   

 

Si hace 7 décadas el primer parlamento israelí estaba dominado por fuerzas que se reclaman de izquierda, ahora lo está por quienes se enorgullecen de ser abiertamente de derecha.

 

Toda esta evolución no hubiese sido posible sin permanentemente querer polarizar a la sociedad israelí entre la derecha halcona y los “terroristas” islámicos. Ahora, el siguiente plan de Netanyahu va a ser tratar de anexar oficialmente a Israel varias colonias hebreas en la Franja Occidental, especialmente toda la ribera del Jordán y del Mar Muerto, con lo cual se encerrará a la Autoridad Palestino como un territorio rodeado de Israel.

 

 Ventajas para Hamas

 

Hamas prefiere que la derecha dura y halcona siga en el poder en Israel, antes que sectores moderados o abiertos a una solución de dos Estados puedan gobernar Tel Aviv.

 

Esto se debe a que así ellos refuerzan su posición de fuerza en la pugna intra-palestina que tienen con la más secular Organización para la Liberación de Palestina (OLP), la cual controla la Franja Occidental. Además, les permite estructurar un régimen interno muy controlado por sus normas religiosas y sus milicias.

 

Hamas no quiere reconocer la existencia de Israel como tampoco quiere una sociedad secular en Tierra Santa o que se dé paso a dos Estados (uno árabe y otro hebreo) que coexistan uno con otro en base a una democracia multi-religiosa.  Hamas quiere que Israel desaparezca y vuelva a ser un territorio mayoritariamente musulmán (como lo fue durante más de un milenio seguido hasta hace solo 7 décadas atrás).

 

Con sus constantes escaramuzas con Netanyahu, Hamas ha logrado arrinconar y anular a la OLP dentro de Gaza y evitar ser desbordado por otras facciones islamistas más radicales (como la Yihad Islámica u otros grupos que provienen de la herencia de Bin Laden).

 

Cada imagen de niños y civiles muertos, heridos, golpeados o apresados por el ejército israelí son el arma más terrible que la “resistencia islámica” puede hacer contra el sionismo y para presentar a los palestinos como una nación oprimida sometida a la violencia o al apartheid.  

 

Con sus acciones Hamas logra el apoyo de Irán y de sus aliados en Irak, Siria, Yemen y Líbano, y también de la petro-monarquía de Qatar, la cual les envía grandes sumas buscando que sean aliados suyos como contrapeso a Teherán y a los sauditas.

 

 Eurovisión

 

Pronto Israel va a ser el anfitrión de la mayor competencia recreacional internacional que ha tenido dicho país. No se trata de un torneo deportivo sino de uno musical, el más importante del mundo. Esta es la 64 ava edición de Eurovisión, el programa de TV más antiguo que se sigue transmitiendo y la única disputa de artistas que puede llegar a mil millones de espectadores en todo el planeta.

 

Las dos eliminatorias van a ser el 14 y 16 de mayo, fechas muy significativas. El 14 de mayo Israel celebra el 71 aniversario de haberse fundado en 1948, el 15 de mayo los palestinos conmemoran la Nakba (lo que es para ellos su gran catástrofe nacional pues la mayoría de ellos se fueron o fueron obligados a salirse de sus tierras ancestrales) y el 16 de mayo es la fecha en que los nazis acabaron con la mayor resistencia judía en la II Guerra Mundial (la del Gueto de Varsovia en 1943).

 

El día que se inicia Eurovisión en Tel Aviv marca también el aniversario de la “gran marcha” que hicieron 200,000 palestinos en Gaza, la cual buscaba ser una protesta pacífica, pero que acabó en más de 60 árabes muertos y casi 3,000 heridos.

 

Muchos cohetes lanzados a inicios de mayo 2019 por Hamas desde Gaza llevaban la inscripción Palestina no es Europa. Con ello querían advertir a Netanyahu que son capaces de poner en jaquea a dicha competencia, la cual, además, es incompatible con la ortodoxia musulmana. Por ello Tel Aviv ha debido aceptar suavizar sus controles sobre los servicios para Gaza.

 

Es cierto que ese territorio que unos nombran Palestina y otros Israel nunca ha sido parte del continente europeo. Por el lado geopolítico se le considera el único país de Asia que limita con África, y desde una óptica geológica ocupa la punta nororiental de la placa tectónica africana.

 

Paradójicamente, según la Biblia y el Corán los israelitas fueron esclavos que salieron del África mientras que los habitantes de Gaza hace tres milenios eran llamados filisteos (palestinos) quienes son descendientes de los pueblos marítimos europeos.

 

Lo que antes se llamó Canaán y luego Palestina o Israel es un puente histórico entre Europa, Asia y África. Los primeros habitantes que tuvo Europa provienen de esa tierra, de donde también salieron los primeros comerciantes que unieron esos 3 continentes (fenicios) y los alfabetos y religiones oficiales de la mayoría de los 193 países que hay.

 

 Alternativas

 

 La patria de Melquisedec, Isaac, Ismael, Jacob, David, Goliat, Salomón, Herodes, Juan Bautista, Jesús y otras figuras mencionadas en la Biblia o el Corán, siempre ha sido un crisol de pueblos, credos y lenguas.

 

Dicha tierra solo podrá conseguir la paz si tolera a todos los credos y pueblos que la reclaman y si se permite una solución a la americana. Esto implica que allí se adopte el principio que rige a todas las repúblicas americanas: que haya una constitución secular, que un ciudadano de éstas sea todo aquel que nace allí, que cualquier persona, independientemente de su fe u origen étnico, puede llegar a cualquier posición de poder, y que todas las culturas pasadas que ha tenido su territorio sean reivindicadas.

 

Una alternativa de ese tipo conlleva a cuestionar lo que une a los gobiernos extremistas de Gaza y Tel Aviv: la creación de Estados uni-étnicos o etno-céntricos. Cuando se postula que solo una religión o una etnia deben dominar un determinado país se discriminan a otras, se generan resentimientos y se dan paso a guerras interminables. El planteo de que Israel debe ser el único Estado del planeta donde cualquier correligionario suyo que emigre allí pueda recibir inmediatamente la ciudadanía es replicado con otro también intolerante que postula la limpieza étnica de los judíos.  

 

Cuando el 14 de mayo muchos celebren el nacimiento de Israel es bueno que se recuerde el consejo de Zeev Jabotinski (el fundador de lo que sería el partido de Netanyahu, y de quien el padre del actual primer ministro fue su secretario) quien propuso que en un futura república hebraica siempre debería alternándose en el poder un árabe y un judío en las posiciones de jefe de Estado o de Gobierno, las cuales constantemente deberían rotar entre una y otra etnia.

 

Cuando el 15 de mayo los palestinos conmemoran la Nakba es bueno recordar que durante los 13 siglos que el Islam dominó a dicha tierra siempre se protegieron a las minorías israelitas samaritanas, judías y caraítas, y que los planteos de los palestinos más progresistas siempre fue la de dar paso a una república democrática, abierta, tolerante y multiétnica.

 

Cuando el 16 de mayo hagamos un homenaje a la gloriosa resistencia que unos hambrientos y poco armados judíos prestaron durante 4 semanas en medio de una capital polaca tomada por el ejército nazi que dominaba toda Europa, recordemos que el líder de dicha rebelión fue Mordejai Anielewicz quien pertenecía a “Los Trabajadores de Sión”, un movimiento que entonces quería que Palestina sea una república unida, igualitaria y binacional judeo-árabe, donde todos sus habitantes, culturas, credos y lenguas sean respetados y reivindicados dentro del acervo nacional común.

 

 Isaac Bigio

Politólogo economista e historiador formado en la London School of Economics and Political Sciences

 

https://www.alainet.org/en/node/199845?language=es
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS