China y Latinoamérica en la cumbre G20
- Análisis
La Cumbre del G20 de este año se llevará a cabo en Argentina del 30 de noviembre al 1 de diciembre. Como de costumbre se eligen temas prioritarios en los cuales se centrará la discusión, hay tres ejes en la agenda para este año: el futuro del trabajo, infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario sostenible.
Una pregunta que surge naturalmente es, si realmente los acuerdos a los que se llegan en este tipo de reuniones tienen un impacto significativo. Entre los acuerdos a los que se han llegado en las últimas dos cumbres están: una mayor cooperación para combatir la evasión fiscal, favorecer políticas que repartan los beneficios de la globalización y limitar el proteccionismo, el primero de ellos en Hangzhou 2016 y los últimos dos en Hamburgo 20171.
En general, se podría decir que en cuanto a los acuerdos mencionados no se ha avanzado mucho. De hecho, se observa que la polarización entre ricos y pobres se agudiza cada vez más y aunque este problema se puede ver desde una perspectiva de los avanzados-emergentes se da incluso al interior de las mismas naciones. Las políticas adoptadas parecen estériles ante aspectos fundamentales que alimentan esta tendencia negativa.
América Latina es precisamente una de las regiones con mayores niveles de desigualdad, al respecto CEPAL, presentó este año La ineficiencia de la desigualdad2, trabajo en el cual se mencionan factores que han determinado la desigualdad en la región. En este contexto, los países latinoamericanos deberían mostrar una postura firme y clara respecto a este y otros problemas que los aquejan.
Resulta difícil encontrar una postura clara por parte de Argentina, Brasil y México. El primero por la situación que atraviesa actualmente, pues después de Venezuela es el país que mayores problemas ha enfrentado en su economía por lo cual parece no tener mucha autoridad ni presencia para asumir una postura de liderazgo.
De ahí la importancia de poner en la mesa de análisis temas como la normalización de la política monetaria y sus implicaciones. Si bien los fundamentos macroeconómicos son los que terminan denotando casos como el argentino, no es el único país que ha presentado problemas a partir del incremento de la tasa de interés en EEUU.
En cuanto a México y Brasil, ambos países están en un proceso de cambio de gobierno. El 1 de diciembre toma protesta el presidente electo en México y su homólogo brasileño lo hace el 1 de enero de 2019. Esto deja un vacío en cuanto a la postura de ambos países en el G20. Si bien el primero de ellos celebrará la firma del T-MEC con EEUU y Canadá, parece ser más simbólico que real3.
Por otro lado, cuando nos enfocamos en el proteccionismo se puede decir con toda certeza que el 2018 ha sido el año en el que se ha llevado la mayor guerra comercial de la historia4. En particular este tema debería ocupar a China y lo más probable es que así sea. Hasta esta semana se anunció que el encuentro entre Trump y Xi Jinping sí se llevará a cabo.
Si bien parece que algunas declaraciones del asesor económico de la Casa Blanca Larry Kudlow, no resultan nada moderadas5, se debe recordar que desde septiembre se estableció que los aranceles de 10% a 5,745 productos chinos aumentarían al 25% el 1 de enero de 2019. Las declaraciones más recientes por parte de Trump serían los aranceles que se estarían imponiendo a productos Apple importados de China, donde se evaluaría en función de los avances en las negociaciones del país asiático y en la sensibilidad de los consumidores estadounidenses de dichos productos6.
Se espera que la postura China sea contundente en cuanto a este tema. Se ha dejado ver que el país asiático está dispuesto a abrir más su comercio7, si bien por el lado estadounidense no se espera mucha flexibilidad. Lo más probable es que continúen creciendo las sanciones si no se cumplen algunas garantías que se exigen en cuanto a comercio tecnológico que están en el fondo de esta guerra.
Cabe mencionar que en la agenda de la cumbre del G20 existen apartados secundarios, entre los que están: fortaleciendo nuestra gobernanza financiera y continuando el trabajo hacia un sistema financiero fuerte y sostenible se verán temas como los flujos de capitales, riesgos asociados a la volatilidad y el problema de las instituciones demasiado grandes para quebrar. Estos temas deberían ocupar un lugar más importante en una reunión como el G20 dada la coyuntura mundial.
Los niveles de deuda, incertidumbre en cuanto a políticas, una mayor inestabilidad en el sistema financiero, incrementos en la tasa de interés, entre otros8 muestran la urgencia de mirar dichos temas. Todo este escenario podría estar generando la antesala de la próxima crisis mundial, la cual podría ocurrir en 2020, pues no resulta tan difícil diagnosticar un quiebre mirando todos esos síntomas.
Oscar Ugarteche
Instituto de Investigaciones Económicas UNAM, coordinador proyecto obela.org.
Alfredo Ocampo
Facultad de economía UNAM, miembro del Proyecto Obela.org
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