OIT quiere “mejor futuro del trabajo”, en medio del aumento del desempleo
- Opinión
La 19ª Reunión Regional Americana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) llevada a cabo recientemente en la ciudad de Panamá finalizó, como tantas otras, con el compromiso de gobiernos, trabajadores y empleadores de construir un mejor futuro del trabajo en las Américas a través del diálogo social.
La realidad es que, según la propia OIT, el desempleo creció por tercer año consecutivo en Latinoamérica y el Caribe durante 2017, hasta alcanzar los 26,4 millones de personas, en un proceso que no parece detenerse, mientras varios gobiernos neoliberales adelantan reformas labores que le cercenan derechos a los trabajadores, conquistados tras décadas de luchas. Sólo en Brasil hay 13 millones de desempleados.
Más de 500 representantes de gobiernos, organizaciones de empleadores y sindicatos de 31 países participaron de la reunión. La llamada “Declaración de Panamá para el Centenario de la OIT: por el futuro del trabajo en las Américas” sostiene que el trabajo conjunto y la gobernanza democrática –actualmente en riesgo en varios países del hemisferio– son esenciales para avanzar hacia un futuro con trabajo decente y justicia social en la región.
“En un momento de mucha volatilidad e incertidumbre en esta región, y también en el mundo, durante cuatro jornadas hemos dado la prueba de que los mandantes tripartitos de las Américas son capaces de sentarse, de abordar cuestiones de gran complejidad y de encontrar consensos. Esto no es poca cosa, no hay que subestimarlo. Esto es el diálogo social en la práctica,” dijo el Director General de la OIT, Guy Ryder, durante su discurso de clausura.
El documento aprobado establece una serie de prioridades para la OIT y los países americanos para los próximos años, entre ellas: el desarrollo productivo, el desarrollo de las empresas sostenibles, el respeto y la implementación de los derechos fundamentales en el trabajo, la transición de la economía informal a la formal, el empleo juvenil, la migración laboral y la igualdad de género.
La contracara de la reunión “sin subestimar”
De buenas intenciones y grandes discursos, el mundo rebosa, pero, ¿hasta ahora que hicimos? no hay un solo gobierno en la región que no haya aplicado en algún momento e incluso durante años esas pretendidas prioridades, como el desarrollo productivo, desarrollo de las empresas sostenibles, a modo de objetivos
Hoy cuando, el mercado transnacional de capitales es dueño del porvenir económico del mundo y los gobiernos nacionales son sus rehenes. Cuando algunas ideas claudican en el ámbito “tripartito” y son remplazadas por un “consenso neoliberal”, este se ha transformado en el peor infierno que cualquier economía nacional pueda sufrir.
Como hace dos siglos… “un fantasma, recorre Europa”, acaso generando conciencia en la clase obrera. Temo que no: esta vez es el fantasma de la desocupación, y las incertidumbres.
Los análisis que de su deambular se hacen y las propuestas económicas que su merodear genera, no es más que un resumen de situación y un elaborado mapa de las posiciones a modo de conclusiones de las políticas dominantes.
A veces en el debate, en el ardor de la controversia intelectual y política, se deja de lado la correlación real existente de las fuerzas. El neoliberalismo es dominante mental y culturalmente en gran parte del planeta. En grandes sectores de la sociedad se ha perdido una visión de futuro. Por eso alarma la ineficaz oposición a este pensamiento hegemónico.
Mientras tanto, ajenas a esta polémica ideológica, las victimas del espectro del desempleo padecen de una indefensión casi absoluta. Desde el punto de vista material, es decir, de la mera subsistencia física. Por la falta de sentido vital a la que se arroja a millones de seres humanos educados en la idea de que el trabajo es la condición indispensable de las relaciones sociales y la base en la que se apoya la constitución de la sociedad.
Seguimos enfrascados en una inercia discursiva cargada de pasividad, e impresa de declamaciones, donde la aplicación fundamentalista y absolutista de las leyes de mercado lleva al desempleo, la crisis económica y a una regresión en las condiciones en la convivencia democrática, bajo el imperio absoluto de la ley económica auspiciada por el capitalismo salvaje.
Seguimos a veces hasta por intereses mezquinos (un viaje, un viatico etc.) bajo el auspicio de las correas de transmisión de los intereses del capitalismo transnacionalizado.
Cuando las crisis de las estructuras tradicionales de la política nos arrullan en el mercado, esperamos de las capacidades del mismo para la recreación y regulación de la sociedad. Lamentablemente en el horizonte solo se avizora una melancólica alternativa en forma de apocalipsis: el “paraíso” neoliberal.
Debemos mirar al mundo tal cual es, no simplemente la pequeña parcela que nos protege… Tal vez ésta sea la cuestión esencial para debatir: hay un mañana y debemos encontrarlo.
Eduardo Camín
Periodista uruguayo, miembro de la Asociación de Corresponsales de prensa de la ONU. Jefe Internacional del Hebdolatino en Ginebra. Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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