América Latina y los recursos clave para EEUU: lo que Tillerson sabe
- Análisis
El Secretario de Estado Rex Tillerson, al inicio de su reciente gira por América Latina confirmó la “actualidad” de la Doctrina Monroe, en virtud (por ejemplo) de la “intervención” china en la región. Tillerson (ex CEO histórico de Exxon Mobile) es un hombre de negocios. Sabe que América Latina “sí importa” (más allá de las declaraciones de Trump), sabe que tiene un rol clave en la redefinición del poder hegemónico mundial generada a partir del desplazamiento del centro de gravedad de la economía mundial hacia el eje Asia-Pacífico.
La competencia por los recursos naturales a nivel mundial es tipificada como asunto de seguridad nacional para Estados Unidos, principalmente después de la Guerra Fría, ya que uno de los problemas más graves que enfrenta el país del norte está relacionado con el agotamiento de sus recursos naturales estratégicos y la dependencia que eso genera.
Según la estrategia científica que EE. UU. desarrollada en el documento Facing Tomorrow Challenges: U.S. Geological Survey Science in deacades 2007-2017: “El uso y la competencia por los recursos naturales en escala global y las amenazas naturales a estos recursos, tiene el potencial de impactar la capacidad de la nación para sustentar su economía, la seguridad nacional, la calidad de vida y el ambiente natural”. Este planteamiento estratégico está en la base de la reconfiguración de la política externa estadounidense para América Latina orientada -a partir de un proceso complejo de dominación política, normativa, económica, cultural y militar- a los objetivos de garantizar el acceso y control de los recursos naturales y la eliminación de los obstáculos y resistencias a este propósito.
Es conveniente recordar que América Latina posee casi un 20 % de las reservas mundiales de petróleo y produce aproximadamente 640 Mm3/d de gas natural, lo que representa el 7 % de la producción mundial. Venezuela es el país con la principal reserva comprobada de petróleo del planeta y tiene las reservas de gas natural probadas más importantes de la región (5.7 billones de metros cúbicos).
Los índices de reserva/producción evidencian un enorme salto en la exploración de las reservas petrolíferas del subcontinente y el rol fundamental que ocupa la región en la geopolítica del petróleo.
Fuente: Adaptado de BP Statistical Review of World Energy, 2017
El Mineral Commodity Summaries 2018, publicado el pasado 31 de enero por el Departamento del Interior y el Servicio Geológico de EE.UU., permite visualizar la importancia de las reservas de minerales estratégicos (suelen ser escasos, insustituibles y estar desigualmente distribuidos) de América Latina en relación al total de las reservas mundiales. Asimismo, muestra el impacto de estos minerales en la economía de del país, que para el año 2017 alcanzó el valor estimado de 2.940 mil millones de dólares (un 15 % del PIB que para este año fue de 19.387 mil millones de dólares).
Mineral | Reservas mundiales (toneladas métricas) | Reservas AL |
Niobio | 4,300,000 | Brasil: 4,100,000 (95,35 %) |
Renio | 2,500,000 | Chile: 1,300,000 (52 %) |
Litio
*Las reservas de Bolivia no están contabilizadas | 16,000,000 | Chile: 7,500,000 (46,9 %) |
Grafito | 270,000 | Brasil: 70,000 (25,9 %) |
Cobre | 790,000 | Chile: 170,000 (21,51 %) |
Antimonio | 1,500,000 | Bolivia: 310,000 (20,66 %) |
Tierras raras | 120,000,000 | Brasil: 22,000,000 (18,3 %) |
Plata | 530,000 | Perú: 93,000 (17,54 %) |
Fuente: Elaboración propia con base en el Mineral Commodity Summaries 2018, USGS
Los datos sobre la importación brindados por el informe muestran la vulnerabilidad de EE. UU. en relación a los minerales estratégicos y la centralidad de América Latina como fuente de abastecimiento. Brasil y México están entre los principales exportadores de algunos de los minerales que EE. UU. posee total vulnerabilidad -Asbesto, Grafito, Mica, Niobio, Fluorita, Estroncio- y que pueden ser utilizados en diversas industrias. Lo mismo sucede con minerales de alta vulnerabilidad y vulnerabilidad moderada provenientes de diversos países de América Latina, que resultan fundamentales para la economía estadounidense.
ALTA VULNERABILIDAD | PAÍS |
Bismuto | Perú |
Zinc y Plata | Perú, México |
Estaño | Perú, Bolivia |
Potasio, Renio, Yodo | Chile |
Litio | Chile, Argentina |
Piedras dimensionadas y Óxido de hierro (sintético) | Brasil |
Bauxita | Brasil, Jamaica, Guyana |
Antimonio y Tungsteno | Bolivia |
Estaño | Perú, Bolivia |
Barita | México |
Óxido de aluminio fundido | Venezuela |
VULNERABILIDAD MODERADA | PAÍS |
Silício, compuestos de magnesio y Vermiculita | Brasil |
Cobre | Chile, México |
Plomo | México |
Alúmina (óxido de alumínio) | Brasil, Surinam, Jamaica |
Pumita (Piedra pómez), Feldespato | México |
Nitrógeno/amonio | Trinidad y Tobago |
Fuente: elaboración propia con base en Mineral Commodity Summaries 2018, USGS |
Hay varias transnacionales de EE. UU. con importantes inversiones en el sector minero en la región. Un ejemplo es el de Freeport-McMoRan Inc (FCX) -la principal productora de cobre del mundo con sede en Phoenix, Arizona- lleva a cabo la explotación de cobre y molibdeno en Perú con el proyecto Cerro Verde (Arequipa). La expansión del megaproyecto en 2015 contempló una inversión de 5,600 millones de dólares posibilitando el incremento de la producción anual de aproximadamente 600 toneladas métricas por día de cobre y 15 tmd de molibdeno. Asimismo, FCX opera en Chile (Antofagasta) a través de la Minera El Abra desde 1993.
Otro ejemplo es el de Newmont Minning, con sede en Denver, Colorado, es la segunda mayor productora de oro del mundo. Sus operaciones en la región se encuentran en Perú y Surinam. En Perú, Newmont controla la mina Yanacocha (Cajamarca) -la mayor productora de oro en Latinoamérica- a cargo del polémico proyecto Conga que supone una inversión de casi 5 mil millones de dólares y casi dos décadas de explotación de oro y cobre. Entre finales de 2011 y mediados de 2012, el caso Conga estuvo en el centro de problemática nacional de la defensa de los bienes comunes y, considerando la dimensión de los intereses en disputa, se ha convertido en centro del conflicto a nivel continental. En Surinam, Newmont ha invertido mil millones de dólares en una mina de oro en Merian, con reservas estimadas de 4,2 millones de onzas de oro.
La militarización: garantía de flujo y acceso a recursos estratégicos
La orientación estratégica del Comando Sur en el Gobierno de Donald Trump plasmada en el documento Estrategia del Teatro 2017-2027, afirma enfáticamente: “En términos de proximidad geográfica, comercio, inmigración y cultura, no hay otra parte del mundo que afecta más la vida cotidiana de los Estados Unidos que América Central, América del Sur y el Caribe”.
Los lineamientos generales de seguridad de EE. UU. para América Latina en el siglo XXI suponen una amplia red de bases militares, estrategia antinarcóticos, acuerdos en materia de seguridad (Plan Colombia, Iniciativa Mérida, CARSI, etc.) y entrenamiento, ejercicios conjuntos y patrullajes navales constantes que naturalizan la presencia militar estadounidense y homologan criterios con las fuerzas armadas locales. No hay que obviar el hecho de que la reactivación de la IV Flota de los Estados Unidos en 2008, se dio justo unas semanas después del descubrimiento de los yacimientos del Presal en Brasil.
A partir de una estrategia de dominación de espectro completo se crean “capas envolventes” a las principales reservas de bienes naturales del territorio latinoamericano y caribeño con los fines de controlar el acceso y las formas de explotación de estas riquezas y contener/eliminar las distintas formas de organización sociopolítica que dispute con las políticas hegemónicas.
En 2017, el ejemplo clave en este sentido ha sido la Operación América Unida -ejercicio militar conjunto realizado en la triple frontera entre Brasil, Colombia y Perú con la participación de tropas estadounidenses-, cuya meta “oficial” fue atender cuestiones de “carácter humanitario” justamente en un territorio estratégico clave -por sus reservas de hidrocarburos, agua, minerales y biodiversidad- como es la Amazonía.
En la Estrategia de Defensa Nacional de 2018 publicada por el Departamento de Defensa, se señala que “sostener ventajas en el Hemisferio Occidental” es fundamental en la medida que los EE. UU. “obtienen inmensos beneficios de un hemisferio estable y pacífico que reduce las amenazas a la seguridad de la patria”, por lo que se define la meta de profundizar las relaciones con los países de la región que contribuyen con capacidades militares a los desafíos compartidos de seguridad regionales y globales.
Asimismo, uno de los principales impactos para América Latina de la Estrategia de Seguridad Nacional del Gobierno de Donald Trump está estrechamente relacionado con la expansión de las compañías de hidrocarburos llevada a cabo por el sector público-privado estadounidense. El segundo pilar la ESN 2017 que plantea utilizar el dominio en el aérea energética para fomentar la seguridad económica y nacional, está estrechamente relacionado con las políticas de liberalización del mercado de hidrocarburos latinoamericano. Procesos como la ofensiva contra Venezuela, el desmantelamiento de PEMEX y la desarticulación de Petrobras deben ser leídas en esta clave, que tanto Tillerson, las petroleras de EE. UU. o el Pentágono parecen visualizar con claridad, aunque Trump persista en denostar a la región.
http://www.celag.org/america-latina-los-recursos-clave-ee-uu-lo-tillerson-sabe/
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