Honduras: síntoma de la situación continental
- Opinión
“Una y otra vez, Estados Unidos selectivamente se opone a cualquier manipulación de procesos democráticos cuando la izquierda gobierna, pero hace un guiño cuando la derecha lleva a cabo similares maquinaciones” (1).
(Aaron Schneider: “Honduras in flames”)
La descomposición del proceso político-electoral que observamos antes y después de las recientes elecciones generales en Honduras, forman parte del proceso viciado iniciado en ese mismo país en el 2009, con la abrupta destitución inconstitucional del presidente Zelaya.
A su vez, todo este proceso de retorcimiento de los procesos político-electorales en este país, forma parte de una tendencia más amplia, que abarca desde hace algunos años a todo el continente, y el cual es denominado por el profesor Aaron Schenider como “golpes constitucionales”, ilustrados, según su criterio, en Haití, 2004; en Honduras, 2009; en Paraguay, 2012; en Brasil, 2016; y ahora de nuevo en Honduras (2).
Con esta perspectiva, que en lo personal me parece bastante certera, puede obtenerse un marco de referencia política más amplio, en particular, cuando Scheneider señala que detrás de estas tendencias de “golpes constitucionales” (o “golpes suaves”), se encuentra una alianza compuesta por oligarcas criollos, sectores financieros locales e internacionales y por supuesto, capitales transnacionales, todos ellos constituyendo un bloque hegemónico muy sólido con actuación e incidencia política en la mayoría de naciones latinoamericanas.
Schneider no lo señala pero todos sabemos que además de los actores arriba citados, se encuentran también los carteles y organizaciones criminales formando parte activa de esta alianza continental.
En consecuencia, de alguna manera estamos frente a un proceso más extenso, esto es, de carácter económico, con el cual se cristaliza una especie de “lumperización” del gran capital o “lumpen capitalismo”, mismo proceso perverso que ya otros autores y analistas les han otorgado nombres como “acumulación por despojo” y otros calificativos.
En términos concretos, todo esto significa un vaciamiento de contenido real de los escasos márgenes de gobernabilidad democrática, los cuales con mucha dificultad se han ido ganado espacio en muchos países de la región.
Significa entre otras cosas, un alejamiento cotidiano de cualquier posibilidad de vivir bajo regímenes gobernados por un Estado Social y Democrático de Derecho, lo cual solo trae un mayor colapso y desprestigio de la instituciones públicas, deslegitimación de los modelos políticos y económicos imperantes, descalabro de la confianza ciudadana, polarización política, mayor descontento y movilización social, más represión y criminalización gubernamental y más judicialización de la política para sacer del camino a opositores políticos. En una palabra, más ingobernabilidad.
Ante todo este adverso panorama, uno de los desafíos principales para los sectores populares y democráticos del subcontinente latinoamericano, consiste en rediseñar y rearticular nuevas estrategias y alianzas contra las imposiciones antidemocráticas de este bloque político hegemónico, caracterizado por su naturaleza narco-oligárquico-financiero-transnacional. La tarea no es menor pero hay que emprenderla.
Notas
Porque qué otra cosa sino un guiño al actual presidente hondureño (y principal artífice del fraude electoral denunciado hasta por la OEA), significa que tan solo dos días después de los viciados comicios electorales del 26 de noviembre recién pasado, EEUU a través de Red Tillerson, aprobó nueva asistencia técnica y financiera al gobierno encabezado por JOH, destacando su “lucha frontal contra la corrupción”, aún a sabiendas que el propio partido político de Juan Orlando está implicado en un escándalo de robo millonario de fondos del Seguro Social de ese país. Ver detalles en: “Trump toma partido”; Javier Suazo; Alainet, 08/12/17).
Ver detalles de esto en el artículo de Aaron Schneider: “Honduras in flames”, (Global Research; 07/12/17).
Sergio Barrios Escalante
Científico Social e Investigador. Ensayista y rscritor. Edita la Revista virtual Raf-Tulum y es activista por los derechos de la niñez en la asociación ADINA.
https://revistatulum.wordpress.com/
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