2ª y última parte

Venimos revisando el interesante trabajo de la maestra Selene Barceló M. inserto en el libro digital REIMAGINING U.S.-MEXICO RELATIONS: FROM HERE TO 2024: http://usmexnet.usc.edu/la-biblioteca/ ; denominado: -Public Diplomacy: A "European" Solution to Mexico's Image Problem- en el que apreciamos una manera inteligente de aplicar al presente, mediante la Diplomacia Pública, medidas que sirvieron en el pasado para doblegar nuestras conciencias y hoy, a través del mismo camino, pero al revés, pueden abrir puertas a un mejor conocimiento de México en el exterior y sobre todo de los mexicanos, su cultura ancestral, costumbres y la nobleza de su trato al extranjero, como es de desearse lo reciban en donde presten servicios a la felicidad de otros pueblos, en este caso, el estadounidense. 

Siempre habrá quien afirme que todo nace de la incapacidad de las naciones para ofrecer condiciones de vida adecuada a sus pueblos y comunidades y no estaría fuera de razón. Seguramente volver al mercado interno –como tantas veces hemos señalado- será ruta para que, desde lo local, se hallen soluciones a la falta de empleos para los que aquí están y para quienes retornan y retornarán, algunos con recursos que, bien aplicados y con apoyo serio de políticas públicas, regeneren la actividad agropecuaria y ofrezcan empleos remuneradores. Además de alimentos sanos, como los que nutrieron a nuestros pueblos, cuando en algunos países estábamos logrando o ya lo habíamos hecho, la autosuficiencia alimentaria, que ahora puede negociarse a nivel de agrupamientos de países.

Pero actuar al interior no implica olvidar a los que están en territorio estadounidense, rindiendo en jornadas agotadoras a sus empleadores, a fin de obtener recursos que enviar a los que están en la Región, muchas veces viviendo a expensas de las remesas que reciben de sus parientes.

Para apoyar vigorosamente, desde el vital ángulo jurídico, la autoridad mexicana, lo precisa Selene Barceló en el ensayo que analizamos, “a través del Subsecretario para América del Norte, de la SRE de México, Carlos Sada, se enfatiza y actúa en la necesidad de empoderar a la comunidad mexicana y mexicanoamericana, como clave para restaurar una buena imagen de los mexicanos entre la población estadounidense (El Universal 2016). Ello implica enfocar programas para “el empoderamiento de la diáspora mexicana y sus aliados -en la población anglo”, -concluye la autora-.

Si éstos empeños resultan exitosos, “es poco probable que sean suficientes para lograr el objetivo deseado. Como señaló el ex Subsecretario para América del Norte, Paulo Carreño King, en una entrevista con El Universal, la imagen negativa de México en gran parte de la población estadounidense, no se creó en un año o dos. Se evidenció progresivamente durante un largo período de tiempo; de allí que se requiera mucho tiempo y una amplia gama de estrategias para mejorarla.

De la entrevista a Paulo Carreño, retoma S. Barceló otro aspecto esencial de los esfuerzos a largo plazo para mejorar la imagen en los E.U., el  fomento de las interacciones sociales binacionales, muy probadas para mejorar la comprensión entre los pueblos de diferentes nacionalidades y culturas, que habrá de aprovecharse.

El eminente sociólogo Karl Deutch –insiste la autora- demostró que la movilidad internacional de las personas (entre otros tipos de "comunicación social") crea interacción entre pueblos de diferentes nacionalidades, que tienen la capacidad de construir una base para la confianza y la comprensión y, finalmente un sentido de comunidad. Estudiantes con estancia prolongada (al menos un semestre) en país extranjero desarrollan nuevas amistades, una valoración y comprensión de la cultura local y actitudes generalmente mejoradas hacia el país anfitrión. Cualquiera sea su situación agregaría.

La teoría e investigación de la psicología social apoyan una noción similar. Recuerda la autora al profesor Samuel Gaertner: "... la interacción entre los grupos no sólo puede reducir el sesgo intergrupal, sino que realmente hace que los miembros del grupo se recategorizen como un solo grupo (" nosotros ") en lugar de ("Nosotros" y "ellos") (Gaertner et al., 1993 citado en Mitchell 2012). Este sentir puede conducir a un proceso natural de integración, similar al de la Unión Europea (UE) y su sentido de una identidad europea común (Fligstein, 2008).

En 1987, líderes de la Comunidad Europea, emitieron el programa de intercambio de estudiantes más importante del mundo: ERASMUS, Plan de Acción de la Región Europea para la Movilidad de Estudiantes Universitarios (ECC 1987). Sus objetivos originales fueron:

"I) lograr aumento significativo del número de estudiantes procedentes de universidades, como se definen en el apartado 2 del artículo 1, que cursen un período de estudios integrado, en otro Estado miembro [...];

II) promover amplia e intensa cooperación entre universidades de Estados miembros;

III) aprovechar plenamente el potencial intelectual de las universidades de la C.E. mediante mayor movilidad del personal docente, mejorando la calidad de la educación y formación de las universidades y garantizar la competitividad de la C.E. en el mercado mundial;

IV) reforzar la interacción entre ciudadanos de distintos Estados miembros, para afirmar el concepto de una Europa de los ciudadanos;

V) garantizar el desarrollo de un grupo de titulados, con experiencia directa en cooperación intracomunitaria, creando así la base sobre la que puede desarrollarse a nivel comunitario la cooperación en los sectores económico y social "(ECC, 1987).

El Programa ERASMUS comenzó con 3.244 estudiantes en el curso académico 1987/88, creció 800% en 2013/14, a más de 270.000 estudiantes, con un presupuesto de más de 2.000 millones de euros. Más de 3,3 millones de estudiantes han participado en el programa (Comisión Europea 2015), muy popular entre los estudiantes de las universidades europeas y es un éxito en términos de mejorar las actitudes de sus participantes hacia la U.E. en general y hacia los países anfitriones, en lo particular.

Varios estudios sobre las actitudes hacia la Unión Europea (UE) y la integración europea de los participantes del programa ERASMUS versus no participantes, demuestran el éxito del programa (Wilson, 2011; Sigalas 2010; Mitchell 2012). Dichos estudios muestran que participantes de ERASMUS logran cambios positivos significativos en sus actitudes hacia la UE y la integración, en relación con los no participantes. “El estudio de Mitchell es particularmente revelador. Encuestó a más de 2.000 estudiantes de 25 países de la UE y descubrió que "los estudiantes ERASMUS tienen más probabilidades de identificarse como europeos y sentirse apegados y favorables a la UE, que los estudiantes no móviles". Ver: https://books.google.com.mx/books?id=HZBuCAAAQBAJ&pg=PA3971&lpg=PA3971&dq=Mitchell+2012+y+el+programa+Erasmus&source=bl&ots=_uwwjD1ulg&sig=zH-jr3LSjW6ESWsiRNZKfYD7b6c&hl=es&sa=X&ved=0ahUKEwjVwY76luvUAhUKxCYKHV4NBZkQ6AEIMzAB#v=onepage&q=Mitchell%202012%20y%20el%20programa%20Erasmus&f=false

Un estudio similar pero más amplio, Brandenburg et al. (2016), examinó los efectos de ERASMUS. La muestra para el estudio se compone de 71.368 respuestas individuales a cinco encuestas en línea, lanzadas en 2013. Encontraron que: "En todas las regiones, así como en cada región individual, la gran mayoría sentía que la movilidad mejoró su actitud europea. Los estudiantes y ex alumnos de ERASMUS declararon que se relacionan con Europa significativamente más a menudo que los no móviles ". Ver: http://ec.europa.eu/dgs/education_culture/repository/education/library/study/2016/erasmus-impact_en.pdf

Estos y otros estudios empíricos –que analiza la autora- apoyan la teoría de que las interacciones sociales a través de ERASMUS mejoraron actitudes de los participantes hacia el concepto de Europa. “Esta evidencia empírica hace hincapié en el hecho de que un programa de intercambio estudiantil mejora con éxito las actitudes de sus participantes hacia una entidad política -en este caso la U.E.- Un "ERASMUS" para estudiantes estadounidenses, en el caso de México y su imagen crónica que enfrenta en Estados Unidos, debiera favorecer actitudes positivas de los participantes hacia México” –afirma S. Barceló-. La urgencia aconseja “la creación inmediata de un programa unidireccional” para que estudiantes estadounidenses estudiaran un semestre en una universidad mexicana, con apoyo financiero del gobierno mexicano y otros patrocinadores. “Dicho programa dará lugar a nuevas amistades y una apreciación y comprensión de México, su cultura y su gente”. Tales interacciones sociales internacionales generarían actitudes positivas hacia México que, a largo plazo, conformarán una masa crítica de futuros líderes que puedan influir positivamente en la opinión pública de los Estados Unidos.

Nuestra vecindad con el imperio no es sustituible. Muchos mexicanos y latinos en general, seguirán cruzando la frontera al norte en busca de la actividad remunerada que en nuestros pueblos y comunidades no encuentran. Actualmente hay diversos programas de intercambio de estudiantes entre las dos naciones –nos recuerda la autora-. Hay impulsos individuales entre universidades, otros son auspiciados por el "Foro Bilateral de Educación Superior, Innovación e Investigación" (FOBESII-2013) con un amplio alcance, buscando ampliar "las oportunidades para los intercambios educativos, las asociaciones de investigación científica y la innovación transfronteriza" (DOS 2015). Empero los logros de FOBESII en intercambio educativo son limitados - en su mayoría intercambios estudiantiles de corta duración y oportunidades de pasantías, explotadas por mexicanos más que ciudadanos estadounidenses (Embajada de los EU, 2016). Los intercambios en este programa son financiados por entidades privadas y los gobiernos de México y los Estados Unidos. Ver: https://mx.usembassy.gov/es/educacion-y-cultura/educacion/fobesii/

Los esfuerzos de intercambio existentes entre universidades de México y E.U. son aprovechados fundamentalmente por mexicanos, a pesar de las oportunidades para los estudiantes estadounidenses. El Programa de Maestros Visitantes de Intercambio México-Estados Unidos para Maestros, con 25 años de vigencia es una oportunidad para que México pueda recibir a profesionales de E.U. por 1 a 3 años. Sin embargo, ninguna escuela mexicana es anfitriona de un profesor estadounidense. Las escuelas mexicanas no pueden pagar el equivalente al salario de EU.

La investigadora Barceló propone el diseño de un programa de intercambio de estudiantes unidireccional entre E.U. y México, buscando superar los vigentes esfuerzos de intercambio.  Afirma: “Debería tener objetivos similares a los del programa ERASMUS de la UE, que incluyen: a) la cooperación entre E.U. y México en materia de educación y formación; b) El desarrollo sostenible de la colaboración en el ámbito de la enseñanza superior; y c) La promoción de los valores y la comprensión comunes”. El último objetivo es el más importante, dado el contexto actual entre los dos países y la urgente necesidad de mejorar la imagen de México en los E.U.

Se trataría de un programa abierto a cualquier estudiante matriculado en una universidad estadounidense. “Para superar el desafío del financiamiento y la evidente falta de interés y entusiasmo entre los estudiantes estadounidenses para estudiar en el extranjero…proporcionar una beca completa para los participantes será esencial”. “Dadas las limitaciones presupuestales del gobierno mexicano, el financiamiento (sería) en colaboración con socios filantrópicos (Fundación Carlos Slim u otras similares). Esta beca debe ir acompañada de una intensa campaña de promoción en E.U.” para atraer a un número significativo de estudiantes estadounidenses a participar.

El Programa –afirma- puede orientarse hacia universidades privilegiadas de los E.U. y centrarse en “los Estados donde su economía se beneficia enormemente de su relación bilateral con México, y la imagen de México es…desfavorable, como Texas, Ohio, Michigan y Carolina del Norte, por mencionar sólo algunos”. Su puesta en marcha y éxito estaría esencialmente a cargo de los diplomáticos mexicanos en el país del norte. “Corresponderá al Cónsul de México –en cada caso- hacer los contactos con las Universidades dentro de su jurisdicción, establecer convenios de colaboración y hacer el reclutamiento. Por ejemplo, presentar el programa y sus beneficios a estudiantes y asesores interesados. Sería ideal que después de que se introduzca el programa de movilidad unidireccional de los estudiantes, se mantenga una evaluación permanente, particularmente sobre las actitudes de los participantes hacia México y su imagen”.

Sin duda la imagen de México demás países expulsores de migrantes, está dañada. Las encuestas de Vianovo y GSD & M en 2016 y 2012 –que presenta la autora- muestran altas y estables opiniones desfavorables. El gobierno mexicano –dice la analista- ha identificado “la necesidad de un enfoque multifacético al problema de la imagen de México". "Durante el último medio siglo, México transformó su política hacia la diáspora mexicana ofreciendo programas consulares para empoderarla. Esta política podría complementarse con un plan centrado en la población anglo y establecer alianzas con ellos. Un programa robusto de estancias largas…de estudiantes estadounidenses en México, en la línea del programa ERASMUS en la U.E., sería una herramienta eficaz en este esfuerzo”.

Estudios empíricos de ERASMUS –como vimos- apoyan el que las interacciones sociales, como resultado de los programas de intercambio de estudiantes, mejoran las actitudes hacia el país anfitrión. “Un programa de intercambio estudiantil, tipo "ERASMUS", unidireccional y financiado por el gobierno mexicano y otros patrocinadores, -dice S. Barceló- promoverá valores y comprensión comunes y con el tiempo ayudará a crear un cambio positivo en las actitudes de los estadounidenses hacia México y los mexicanos, y por consiguiente una mejor imagen de México en E.U.”

Puebla, Pue.  2-julio-2017.

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com