Desafíos para la democracia latinoamericana y caribeña (II)

12/12/2016
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2ª parte

                  

A Rogelio Oliver Hernández

Clega y gran amigo.

Guía y conductor de juventudes.

In Memorian}

 

Decíamos que dependerá de las acciones en cada país para fortalecer sus mercados internos y desarrollar la capacidad para afrontar desafíos macroeconómicos y de toda la Región en su conjunto, para que se reflejen los resultados, en mejores condiciones de vida para sus habitantes.

 

Nos preguntamos también, ¿Qué se viene pensando para que esto acurra? La respuesta es amplia y requiere aprovechar la coyuntura planteada por el nuevo gobierno estadounidense, que en el fondo pretende ir a otras formas de globalización, sin abandonarla, pero con mecanismos que retornen la fuerza perdida al imperio, superando al “Consenso de Washington” y echando por el suelo mucho del neoliberalismo vigente. La búsqueda de un imperialismo superior, totalitario, parece ser la meta a lograr.

 

Las oportunidades, por tanto, se abren a nivel planetario. Serán los países poderosos por su lado y los emergentes y pobres por el suyo, quienes busquen rutas, apoyadas en las fortalezas logradas en sus naciones, con nuevas actitudes ante las áreas de oportunidad que están allí hace tiempo. Será conformar un nuevo orden internacional en todas sus facetas.

 

Los organismos multilaterales están acordes con que en Latinoamérica y el Caribe, los mercados internos no están ni plenamente conformados ni cuentan con una demanda  interna suficiente para favorecer su crecimiento e impulsar el desarrollo sustentable y sostenible, única vía posible para mantener a la especie humana y a todos los seres vivos en nuestro Planeta.

 

No más avances colgados de los recursos naturales de exportación –sin desecharlos del todo- después de la experiencia pasada en, incluso gobiernos progresistas, resolvieron buena parte de la miseria y pobreza de sus pobladores, en base al uso social de lo obtenido por los altos precios de los comodities, que fueron otra ensoñación de la dependencia, al no utilizarlos en el fortalecimiento de la producción interna para dar solidez a sus mercados.

 

Hay necesidad de atender a la demanda externa, incluso ampliarla; pero sin mantener las economías de los países de la Región para la extracción y producción hacia la exportación. Una planeación adecuada puede dar rutas para avanzar en la atención de requerimientos de la población local y regional y tener producción destinada a la exportación, pero de bienes logrados con capitales e intereses nacionales. Fuera falacias como la industria automotriz que ensambla y vende casi todo al exterior o las empresas transnacionales que colocan productos extranjeros en el mercado, en detrimento de producciones nacionales que, con el impulso de una buena venta, pueden ofrecer mejores y más sanos artículos, tanto alimenticios como para otros fines. Así se conformaría el camino a la economía sustentable y sostenible.

 

Muchos países ven ilusoriamente sus nexos económicos internacionales como “fuente potencial de crecimiento estable”. Puede serlo en la coyuntura, pero nada más. El impacto negativo de la caída en precios y reducción del consumo de diversos comodities que exporta la Región, es suficiente para comprender que esa “fórmula mágica” neoliberal, ha fenecido. Crucial será complementar la integración regional bajo normas que respondan a intereses nacionales y su sumatoria regional y así lograr un ambiente propio en todos los órdenes de la vida para de allí partir a una integración a nivel mundial, que propicie la paz.

 

Invertir en los seres humanos será crucial al impulsar transformaciones políticas, económicas y sociales que América Latina y el Caribe requieren. En la última década, millones de personas salieron de la pobreza debido al uso de recursos producto de la exportación que se realizaron, aprovechando el boom de precios existente y reformas a muchas estrategias internas. Pero ese esfuerzo, meritorio y de resultados apreciables en el bienestar de la población, no alteró la esencia de la estructura neoliberal implantada por los órganos de préstamo y coacción (FMI, Banco Mundial y BID). Los programas sociales, facilitados por una política fiscal adecuada, cooperaron a contener la pobreza, pero no dieron pautas firmes para su solución.

 

Otra será la ruta si queremos construir ese Nuevo Orden Internacional que resuelva la difícil situación de buena parte de la humanidad. Hannah Arendt (Hannover, 14-Oct.-1906; Nueva York, 4-Dic.-1975) habla del poder político como fin en sí mismo, expresión del empeño por la libertad y lo novedoso que presenta la comunidad política. El lugar –dice- del poder es el de los ciudadanos cuando se agrupan y actúan ordenadamente. Esto sucumbe al dispersarse y queda liquidada, cuando se amparan en el liberalismo egoísta.

 

Para la autora el totalitarismo pretende aplicar las leyes de la naturaleza o de la historia a la especie humana, saliendo de la voluntad arbitraria o caprichosa, sin ley, que es rasgo de la tiranía. La dominación total busca abolir diferencias entre privado y público, anulando el sentido de la política, lo que problematiza la aparición y creación de la identidad. El medio del que se sirve para lograr su objetivo es la destrucción de la pluralidad de modo gradual. 1º se niegan derechos a algunos colectivos y luego se destruye la persona moral, viciando la solidaridad humana, para terminar negando identidad propia en los campos de concentración. En ellos los seres humanos son confinados en su soledad y proscritos en el olvido. Por ello –afirma Arendt- la comprensión de este acontecimiento requiere renovar la teoría política: es la experiencia del mal radical: todo es posible y los seres humanos son superfluos.

 

La pensadora hebrea considera fundamental investigar orígenes de este suceso que asola Europa, concluyendo que en sus raíces está el antisemitismo y el imperialismo. Podría entenderse que el imperialismo se expresó como totalitarismo, entre otras formas, en el antisemitismo. El totalitarismo no busca dominar a los hombres, sino hacerlos superfluos, no soporta imprevisibilidad ni creatividad. Es una ideología que usa el terror, para eliminar la pluralidad, causando aislamiento y soledad: destruyendo la esfera política de la vida humana y desapareciendo la vida privada. Ser superfluo es no pertenecer en absoluto al mundo. Frente al totalitarismo, anhela Arendt el arranque del espacio de aparición, asegurado por la natalidad, ya que “con cada nacimiento nace un nuevo comienzo, surge a la existencia potencialmente un nuevo mundo”. Ver: http://www.philosophica.info/voces/arendt/Arendt.html 

 

Interesante el pensamiento de una mujer que sufrió penurias en la 2ª Guerra Mundial –siendo judía-alemana- que puede darnos una luz más en el largo camino de la recomposición de nuestras democracias latinas. Estas nacieron en teoría como poder del pueblo, para el pueblo y por el pueblo, pero en la práctica se da mucho de lo que Arendt señala. Definitivamente solo los colectivos organizados –pueblos indígenas, campesinos, obreros, estudiantes, maestros y otros- quienes tienen planteamientos muy puntuales que trascienden los requerimientos de sus comunidades o gremios, ofrecen alternativas dignas de consideración para una ideología propia en la Región, capaz de enfrentar embates de la globalización y sus agentes, las transnacionales, sean estas financieras, productoras o comercializadoras. 

 

Los agrupamientos mencionados y varios más, interactúan para dar fortaleza a la búsqueda de soluciones, algunas ancestrales como el caso de los pueblos indígenas, que a pesar de ser originarios en sus lugares de asentamiento, son víctimas de acoso por transnacionales coludidas con gobiernos, “comprando” a precios irrisorios sus tierras para socavarlas en busca de diversos minerales o hidrocarburos, cometiendo robo de riqueza a esas comunidades y al país o región, además de ataque artero al hábitat, destruyendo el medio ambiente con las consecuencias ampliamente documentadas y conocidas planetariamente.   

 

Por diferentes caminos, dos países en la Región muestran como enfrentaron con notable éxito, presiones de los imperios y sus puntas de lanza, las transnacionales. Hemos trabajado sus sistemas y visto resultados notables en beneficio de sus pueblos. Hablamos de Bolivia y Cuba. El segundo afrontando presión económica sin precedentes en el Planeta, por más de cincuenta años y a pesar de ello logrando los más altos niveles de educación y salud preventiva y de especialización. La Isla es ejemplo de acciones coordinadas internamente con la participación activa de las organizaciones de sus habitantes, que en medio de graves vicisitudes integran un sistema de vida, que se ajusta según los requerimientos del momento y seguramente lo continuará haciendo, sin perder el fondo de su socialismo suigéneris, que es ejemplo de paciencia, tenacidad y valor social. Ver: http://www.alainet.org/es/articulo/173238

 

Por su lado el Estado Plurinacional de Bolivia, bajo la presidencia de Evo Morales (2005), adquiere identidad en todas las acciones de gobierno, utilizando recursos que iban a sueldos y administración para una gigantesca campaña de alfabetización en español, aymara, quechua y guaraní con gran éxito. Aplica principios de rescate de la propiedad, posesión y control total y absoluto de los hidrocarburos y una reforma agraria para entregar títulos de propiedad de tierras estatales a campesinos pobres, en particular indígenas y a largo plazo nacionalizar latifundios para su redistribución. Su crecimiento económico se mueve entre 5 y 7% anual, alternando el fortalecimiento del papel del Estado con la economía de mercado.

 

En enero del 2009  celebra un referéndum, donde se eligieron 255 integrantes de una Asamblea Constituyente encargada de redactar una  nueva Constitución Política del Estado. Tal Constitución redefine concepción del Estado y concepto de ciudadanía, desde la lógica plurinacional, multicultural y comunitaria. Se combina el desarrollo de derechos, deberes y garantías liberales, con demandas indígenas de corte popular, que quedan enmarcadas en una nueva conformación jurídico-institucional. Se da forma a un Estado interventor, protector de los recursos naturales, de bienestar, inclusivo en cuanto incorpora formas y prácticas de los pueblos y naciones originarios institucionalmente, constituyéndose como herramienta para el desarrollo equitativo, soberano y sustentable. Los resultados están como los de Cuba, a la vista de todos.

http://elmananadetabasco.com/los-avatares-del-crecimiento-y-desarrollo-politico-el-caso-latinoamericano-y-caribeno-30a-parte-por-victor-manuel-barcelo-r/#.WE2bkhS7A5g y anteriores.

 

(Continuará)

 

Puebla, 11 de diciembre de 2016

 

Correo electrónico: v_barcelo@hotmail.com   .

 

 

 

https://www.alainet.org/en/node/182303
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