Una vez resuelto por la Corte Constitucional que el plebiscito es el mecanismo idóneo para la refrendación ciudadana de los acuerdos entre el Gobierno y las FARC, queda en la agenda política la preparación del plebiscito, que por razón de los tiempos difícilmente se va a poder realizar antes de la última semana de Octubre de este año y desafortunadamente éste va a estar atravesado por lo que podríamos llamar una especie de 'primarias' presidenciales del 2018.

Los partidarios de apoyar el plebiscito, que en principio podría ser la amplia mayoría de los colombianos, se van a ver abocados a una tensión entre sus promotores, fundamentalmente los partidos y movimientos políticos, que va a llevar a una dispersión de fuerzas y esfuerzos, por cuanto difícilmente van a aceptar como pareciera sugerirlo desde el gobierno, un liderazgo único encabezado por el expresidente César Gaviria -no porque no sea a mi juicio el más adecuado para ello, sino por las tensiones políticas-. Cada partido va a ver en esta campaña una primera medición de fuerzas para las presidenciales del 2018; los amigos de la candidatura de Germán Vargas Lleras, especialmente el partido Cambio Radical, así lo van a ver, también los que aspiran a tener candidatos presidenciales propios, es decir el Partido de la U, el Liberal y el Conservador y por supuesto también las fuerzas de la izquierda, especialmente los amigos de la candidatura Gustavo Petro, así como el sector del partido Verde amigos de la candidatura presidencial de Sergio Fajardo.  Esta eventual dispersión de fuerzas políticas apoyando el plebiscito a favor de los acuerdos, va a generar un desgaste innecesario de esfuerzos, recursos y ojala me equivoque, más confusión en los ciudadanos que claridad acerca de por qué apoyar el plebiscito con el voto por el sí. Pero una cosa es lo deseable y otra diferente las realidades políticas.

El partido Centro Democrático -más allá de quién vaya a ser su candidato presidencial- y cuya posición va a ser contraria a los mismos, va a hacer una primera medición de fuerzas electorales tratando de colocar en el eje de la propaganda, no tanto el apoyo o no de los acuerdos de terminación del conflicto armado, sino la imagen de la gestión presidencial, aprovechando la débil opinión favorable que registra el Presidente en los sondeos de opinión.

Pero, hasta acá lo que he descrito no es otra cosa que el panorama de las fuerzas políticas. La pregunta es: ¿la diversidad ciudadana cómo se va a informar y movilizar?, ¿las organizaciones sociales, los trabajadores, los jóvenes, los académicos, los artistas, las mujeres, los sin partido, las minorías étnicas, las iglesias, cómo se van a movilizar? Lo anterior nos plantea el gran interrogante acerca de cómo la sociedad se va a organizar para movilizarse alrededor del plebiscito, sabiendo que un porcentaje importante de ciudadanos, justamente tiene desconfianza de los políticos y las organizaciones políticas y que prefiere en ese sentido abstenerse de participar en actividades que las ve simplemente como formas de los políticos para re-encaucharse.

Creo que en parte esta reticencia ciudadana podría ser explicable, pero en parte también es prejuiciosa en la medida en que coloca en el mismo pie de igualdad a políticos que hacen bien su trabajo, que creo son la mayoría, con otros que adelantan su actividad con algunas prácticas que pueden ser cuestionables. Pero es la realidad. Por ello va a ser muy importante el rol que jueguen grupos de ciudadanos, empresarios, académicos, jóvenes y grupos plurales con el de 'La Paz Querida' que justamente se creó no con intención política de corto plazo, sino de colaborar en las tareas relacionadas con el cierre del conflicto armado, y especialmente contribuir en las múltiples tareas de mediano y largo plazo de construcción de paz, con todo lo que ello conlleva.

- Alejo Vargas Velásquez, Profesor Universidad Nacional, Colombia.