Lenin y el imperialismo
- Opinión
Este año se conmemora el centenario de la redacción de "El imperialismo, fase superior del capitalismo", libro de V. I. Lenin, que ha tenido rotunda influencia en todas las izquierdas del mundo.
La obra fue escrita en Zúrich, entre enero y junio de 1916, y publicada por primera vez a mediados de 1917 en Petrogrado, por la editorial Zhizn y Znanie. De acuerdo con su autor, se trató de un folleto popular, escrito con prudencia para eludir la implacable censura zarista.
Sostiene Lenin que son cinco los rasgos fundamentales del imperialismo: “1) La concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica; 2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este ‘capital financiero’, de la oligarquía financiera; 3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande; 4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes”.
Para Lenin, el imperialismo es, en una sola frase, la fase monopolista del capitalismo. Se trata, además, de la fase superior del capitalismo, en la cual la socialización de las fuerzas productivas es gigantesca, al mismo tiempo que la concentración y centralización de capitales. Y es la fase ‘última’ del capitalismo, en la que también se liquida la libre competencia por los monopolios, se consolida el dominio mundial de las potencias y con ello la subordinación a los pueblos coloniales, semicoloniales y dependientes, se extrema el dominio de una minoría mundial apropiada de la riqueza.
El libro de Lenin fue publicado mientras se vivía la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Para Lenin, no había duda alguna de que esta era una guerra imperialista por un nuevo reparto del mundo entre las potencias. El proletariado ruso no podía dirigir sus armas contra los hermanos de clase de otras naciones, sino que tenía que enfilarlas contra el zarismo. Esta genial estrategia leninista condujo a la Revolución de 1917 que separó a Rusia de la guerra e inauguró el primer país socialista en el mundo. La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) pasó también a ser un referente mundial de la lucha anticapitalista.
El nacimiento del socialismo fue imperdonable para el imperialismo mundial. Vencer al ‘comunismo’ fue una estrategia permanente. Esa lucha trajo graves desastres políticos, humanos y de violación de derechos en Latinoamérica después del triunfo de la Revolución Cubana (1959), pues el imperialismo no tuvo miramiento alguno a la hora de impedir otro triunfo revolucionario similar. De modo que América Latina conoce bien qué es el imperialismo. Por eso, las transformaciones sociales en la región inevitablemente tienen que enfrentar a ese fenómeno de la historia contemporánea que Lenin definió con precisión hace cien años.
Ecuador, lunes 01 de febrero de 2016
- Juan J. Paz y Miño Cepeda, historiador ecuatoriano, es coordinador del Taller de Historia Económica. http://puce.the.pazymino.com
Publicado en El Telégrafo 1/2/2016
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