La pedestre ofensiva ultraderechista en la región

15/01/2016
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Henry Ramos Allup. Foto: Telesur henry ramos telesur
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La circunstancial mayoría parlamentaria no equivale a mayoría social.

 

El jurásico  ultraderechista Henry Ramos Allup tomó posesión de la presidencia de la Asamblea Nacional de Venezuela, y según Atilio Borón “La derecha venezolana se apresta a inaugurar su mayoría calificada (parece que acepta el dictamen del Tribunal Supremo) en la Asamblea Nacional con un grito de guerra”.

 

“…Sáquenme esa vaina de aquí” (dentro de las instalaciones de la Asamblea Nacional) les dijo Henry Ramos, […] jefe de la oposición política, a empleados de la AN. ¿Cuál era “esa vaina”? Nada menos que los retratos de Simón Bolívar, de Hugo Chávez y del presidente Nicolás Maduro. Entre las 8 acepciones del Diccionario de Venezolanismos: “Cualquier ser u objeto”, y en el Drae, lo más parecido es “persona despreciable” […] ¿Estaba consciente HRA de los efectos y reacciones que generaría esa decisión suya en el chavismo, en la Fuerza Armada e incluso en la MUD? […]  En la Fuerza Armada la reacción fue recogida por el ministro, el general Padrino López, quien habló a nombre de sus integrantes “… de irreductible vocación bolivariana y consecuentemente chavista, rechaza categóricamente cualquier acto en el cual se irrespete, se vilipendie y se mancille la memoria de tan insignes prohombres, defensores de la justicia y la igualdad, pues al hacerlo se ofende también la dignidad y las más puras tradiciones venezolanas y de la América toda”, y remató demandando “el cese inmediato de actos de esta naturaleza”. […] Pocas veces se ha visto un tan categórico pronunciamiento militar en Venezuela, que estuvo acompañado de actos similares de “profunda indignación” en varias ciudades del interior. […] ¿Tanta gente votó demandando ese “cambio?”[1](1)

 

En un espacio anterior llamábamos la atención acerca de que la ofensiva ultraderechista en la región tendría su comienzo a partir de una guerra de símbolos; un despiadado aquelarre con que vilipendiar, desmoralizar la integridad morral e ideológica de los gobiernos progresistas de la región. Lo  que nos demuestra que no existe algo teleológicamente garantizado en la confrontación contra la hegemonía imperialista y los seguidores  de su autoproducción burguesa.[2](2)

 

Con respecto a los acontecimientos en Venezuela Bolivariana, el tropiezo del poder chavista ha sido harto sensible.  Quizás rebase en sus consecuencias al ascenso de Macri a la presidencia argentina o a los conflictos graves que atraviesa Dilma en    Brasil. Teniendo en cuenta que el proyecto ALBA-TCP y la nueva integración regional  latinoamericana y caribeña sin los EEUU ni Canadá, resultan dos de los bastiones esenciales camino a la real emancipación regional.

 

Con el objetivo de corto a mediano plazo de convertir a Venezuela Bolivariana en un teatro de operaciones semejante a la martirizada Siria –rectificado-, Santos acelera el proceso de paz en Colombia, que garantizaría el desarme de la guerrilla, su dilución en un contexto social “legal” para la implementación integral de su TLC con los EEUU. Llegado ese momento, estarían creadas las condiciones para cerrar la tenaza sobre el  gobierno bolivariano de Maduro e intentar reducir a la fuerza a las FANB reventándoles sus fronteras en una ofensiva soportada por el Comando Sur estadounidense y las bases militares de los EEUU  en la zona. Con un parlamento de mayoría ultraderechista en Caracas, el acrecentamiento de la guerra económica contra el pueblo venezolano y el apoyo de las agencias de inteligencia estadounidense, no sería el reinicio de las relaciones con Cuba, sino el derrocamiento del movimiento chavista en el poder la despedida “gloriosa” de Obama en su segundo mandato.

 

Quien espere un diálogo civilizado de esa mayoría ultraderechista parlamentaria con el gobierno de Maduro, merece ser el centro de una oda al cretinísimo. La autoproducción burguesa venezolana es un reducto imperialista del rentismo petrolero. Sin agenda política alguna ha demostrado fehacientemente que se objetivo esencial es devolver a las transnacionales imperialistas y a los intereses genocidas del poder angoloestadounidense lo conquistado durante estos 18 años de revolución bolivariana.

 

La historia nos enseña y tozuda nos recuerda una y otra vez que con la autoproducción burguesa es imposible negociar. Si de cambios radicales se trata. Lejos de agazaparse actuó y actúa de forma violenta contra el proyecto de emancipación iniciado por Chávez. Los recursos naturales en territorio venezolano deben volver a las manos de sus antiguos propietarios explotadores. No hay espacio para la libertad; cada acción del gobierno bolivariano en beneficio de  la mayoría, aprieta aún más el grifo de la escasez. Cierta porción de esa mayoría –al menos los votos de las ´`ultimas elecciones lo confirman-, está dispuesta a retroceder hasta dónde ellos mismo no saben; la disminución de acceso al consumo provocada por esa guerra económica, y el aumento de la pobreza  acumulada en la batalla por la libertad les conmina a sufrir un ataque de roña mal politizada. El gobierno de Maduro cedió muchas prerrogativas a la ultraderecha, en vez de ir comprimiendo cada vez más el territorio dominado por el grifo de una autoproducción burguesa que se mantiene casi incólume, a pesar de los sufrimientos que provoca.

 

Lo más complejo del asunto podría ser que la mayoría del pueblo se sienta impotente ante el avance parlamentario de esa ultraderecha tan genocida como inculta.

 

Esa mayoría parlamentaria ultraderechista ha dado la primera señal de sus intenciones; desalojó la sala el plenario de todos los símbolos auténticamente revolucionarios. Para ella no existe más enseña que la invocada por el excepcionalismo angoloestadounidense.

 

El reto más importante para la consolidación del socialismo bolivariano comienza ahora. La derrota del chavismo en Venezuela sería el inicio de una terrible madrugada regional.

 

Los cambios radicales a partir de gobiernos progresistas continúa siendo una tragedia para  nuestra región. Es inútil negociar con la autoproducción burguesa; menos en su etapa de acumulación rentista.

 

Por alguna razón el Estado Profundo angoloestadounidense “incrustó” a Obama durante dos periodos en la Casa Blanca. 

 

 

[1] Eleazar Díaz Rangel / “¿Qué vaina es esa…?” Contrainjerencia. 10/01/2016

http://www.contrainjerencia.com/index.php/?p=113142

 

[2] También  ver: Tribunal Supremo de Venezuela invalida al Parlamento http://mundo.sputniknews.com/americalatina/20160112/1055612070/Tribunal-Supremo-Venez...

https://www.alainet.org/en/node/174762
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