Los intelectuales, entre la derecha y la izquierda

26/11/2015
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Si revisamos la historia de la humanidad, se observa que las grandes revoluciones sociales surgieron por la participación activa de los pueblos y por el surgimiento de líderes que hicieron suyo las necesidades de los más pobres.

 

El caldo de cultivo para que la sed de transformación surja en distintas épocas estuvo compuesto por los lineamientos o ideas plasmadas por los grandes pensadores, las condiciones socioeconómicas imperantes, las ideologías religiosas en vigencia o emergentes, el instinto de cambio de las masas, el surgimiento de líderes religiosos, militares o sociales, y/o otros factores inherentes a las condiciones de cada época.

 

La sopa de la cual bebieron los proclives al statu quo estuvo compuesta por los deseos de poder y riqueza de los tiranos, por la actitud fetichista de supuestos pensadores que se aliaron al poder vigente, por el comportamiento mezquino de líderes religiosos que se encerraron en dogmas, por el temor de ciertas clases sociales que prefirieron aliarse con los dictadores y de la ignorancia imperante en las clases dominadas.

 

En estas circunstancias, el intelectual ha jugado y juega todavía un rol importante en la transformación o cristalización de las ideologías. El intelectual es aquel “pensador” que se infiltra en el medio, y al estar dentro lo interpenetra y lo interpreta, o simplemente se deja engullir. Al interpenetrar e interpretar la realidad el pensador toma conciencia de sí mismo y del entorno, entonces, puede reflejar la realidad conforme ella es; al contrario, el intelectual que se deja engullir, simplemente cae en una maraña de ideas pre-establecidas, cristalizadas, y se deja hipnotizar por el espejismo. 

 

En este contexto, en la larga historia de la humanidad, los intelectuales han jugado dos roles básicos, de transformación o de cristalización:

 

  1. De transformación: Es la función de cambio continuo de la sociedad en base a las necesidades, expectativas, e intereses de la colectividad en determinada época No hay nada eterno, todo es perenne susceptible de cambio. Aquellos intelectuales que se jugaron el pellejo por la transformación tuvieron que luchar contra el statu quo, el dogmatismo, el racismo, la discriminación, el esclavismo, la explotación, etc. Por esto, hubo intelectuales comprometidos que fueron perseguidos y/o eliminados.
  2. De cristalización: Es la función de mantenimiento del statu quo en la sociedad por tiempo indeterminado en base a los deseos e intereses de algunos individuos que detentan el poder y la riqueza. Aquellos intelectuales que “pugnaron” para mantener y reforzar la cristalización de las ideologías, sistemas, dogmas, creencias, políticas y otros factores relevantes en el quehacer cotidiano realizaron su trabajo contando con el apoyo de las instituciones arraigadas en el entorno social. Esto facilito su trabajo para el mantenimiento del “statu quo” en las instituciones religiosas, políticas, empresariales, militares y otras.

 

 

El intelectual

 

Hoy vivimos en la era de la información, y el intelectual está inmerso en la sociedad, con distintos roles. Ya no es más la dualidad clásica del capitalismo vs el socialismo materialista, el entorno es cada vez más abigarrado. Sin embargo, no se puede trascender una noción distinta de intelectual sin describir la dualidad básica:

 

  1. El intelectual de derecha

 

No existe una definición formal sobre lo que es un “intelectual de derecha”, si bien se puede colegir sus características en función de las “taras” o “virtudes” que presenta la propia derecha política. Entre algunas de las características propias de los intelectuales de derecha se podría mencionar: a) Ausencia de proyección social, b) Autocentrismo profundo, c) Posesión y/o creación de información falsa o errónea, d) Identificación fanática con lo establecido, f) Sobre valoración de lo material sobre lo espiritual, g) Identificación con los dogmas de conocimiento; h) Identificación fanática con la comodidad material y sobredimensionando de la propiedad privada, y; i) Estrechez en los puntos de vista de la realidad.  

El intelectual de derecha dice defender la democracia; dice promover y defender el humanismo; dice estimular la creatividad y la innovación, y; dice defender los derechos humanos. Entre lo que dice y lo que hace hay bastante distancia.

 

Lógicamente que en esto de ser intelectual de derecha hay niveles que van desde un grado superficial hasta un grado profundo. Aquellos que están en los niveles iniciales, se identifican de forma ingenua con el sistema a través de la defensa de los líderes y/o de las comodidades que da el sistema capitalista. Muchas veces no se dan cuenta que están nadando en la piscina de la derecha. Aquellos intelectuales que están en los niveles avanzados saben que están metidos con la derecha, y asumen la situación sin ningún descaro. Sin bien, no todos asumen públicamente que son de la derecha, todos sacan beneficios de las “ventajas” que ofrece el capitalismo: Padrinazgo en medios, publicidad, editoras, prensa, patrocinios, empresa, universidades, y otros.

 

¿Y en qué momento o situación los intelectuales de derecha llegan a ser fascistas? Los intelectuales pueden llegar a ser fascistas de varias maneras: Se integran plenamente a un gobierno de derecha autoritario y represor; usan el conocimiento para defender a la derecha y engañar al vulgo; acuden a todos los medios para convencer a los demás que el sistema neoliberal (totalitario a su manera) es el mejor; mienten descaradamente y se solazan inventando información falsa para disfrazar las debilidades del sistema hipercapitalista. Por otro lado, para el fascista moderno, la vida en el planeta se interpreta en términos meramente monetarios, nada tiene significado existencial. Si se destruye el planeta, no importa.

 

  1. El intelectual de izquierda

 

Tampoco existe una conceptualización de lo que es un “intelectual de izquierda”, y mucho menos de ser un intelectual de la izquierda “infantil”. Igual que con los intelectuales de derecha, se pueden inferir sus características a partir de las particularidades de la propia izquierda, sobre todo la denominada de “infantil”. Podemos decir que los intelectuales de la izquierda “infantil” tienen las siguientes particularidades: a) Viven obnubilados por su doctrina, b) No ven la realidad más allá de su nariz, teniendo estrechez de visión teórica; c) Ven la superficie y no el fondo; d) Se encasillan en un conocimiento específico, d) Tienen un visión muy estrecha acerca de la Vida; e) Sobredimensionan el aspecto material de la vida, negando lo espiritual, y; f)  Atacan todo aquello que no se adecua a su doctrina; g) Creen explicar la evolución de la vida con teorías probabilísticas que al final no explican nada.

 

El intelectual de izquierda dice que valora la propiedad colectiva; dicen ser solidario, dice que es parte del todo y dice que desea que la humanidad sea una comunidad. Acá también hay una brecha entre lo que dice y lo que hace en la realidad. Por esto, se dice que los intelectuales de la ultra izquierda son compadres y/o concubinos de la derecha y de la ultraderecha. ¿Por qué será?

 

En esto de ser intelectual de izquierda también hay niveles, pero distintos al de la derecha. Aquellos que están en el nivel maduro, pueden tener una proyección social y ser críticos a cualquier sistema anquilosante y pueden proyectarse como sujetos de cambio, y se pueden convertir en intelectuales progresistas. Aquellos que están en niveles inmaduros se identifican como la izquierda “infantil”, y en algunos casos son vistos como la izquierda del “perfecto idiota”. Ser de una izquierda “infantil” involucra pertenecer a una “secta política” desde donde se habla y se actúa de manera dogmática. El intelectual de la izquierda “infantil” es bastante inmaduro, y busca su seguridad en una ideología anquilosada. Puede ser vanidoso, cuando cree estar a la par de Marx y de Lenin, y no se da cuenta que está nadando en la irrealidad. Es temeroso, puesto que se autocensura para no decir más cosas de las que puede decir, para no verse en contra del partido. Él expresa lo que el partido le dicta. Puede ser también cómplice directo del partido en función de gobierno en limitar la libertad, la justicia y otros valores, yendo en detrimento de las personas, como por ejemplo, algunos intelectuales socaparon las atrocidades de Stalin, y reforzaron los antivalores de la discriminación y el racismo.

 

Los intelectuales “neutros”: En favor del “statu quo” o proclives a la “transformación”

 

Podríamos suponer que existe un gran número de intelectuales que se declaran como independientes de los sistemas (capitalismo o socialismo materialista), o sea, se consideran que no son de derecha ni de izquierda. Como postura existencial, el asumir una actitud “neutral” frente a los sistemas imperantes es válido puesto que cada individuo tiene la libertad de elegir. Sin embargo, esa “neutralidad” no es tan neutral como se quiere ver o se desea interpretar. El sistema social, cualquiera sea este, interpenetra nuestras creencias e interfiere en la forma de concebir la vida. Si el individuo o el grupo no tiene la capacidad de toma de conciencia individual, grupal y social, es fácil presa del sistema, que lo convierte en cómplice del mismo, a pesar de la supuesta neutralidad. Por ejemplo, en USA y Europa se tiene a cientos de miles de intelectuales que andan como zombis tomando el sistema capitalista como “normal” para ellos y para todos. No hacen nada para ver las debilidades del sistema, simplemente se tapan los ojos. No ven que el capitalismo ya se ha convertido en un hipercapitalismo depredador. En otras circunstancias, por ejemplo, en Corea del Norte los intelectuales “neutros” se ven imposibilitados por el sistema para poder ver más allá de la irrealidad. Ellos asumen que el sistema es el “sistema”, y que no pueden hacer nada contra el mismo. Mejor adaptarse y “hacerse a los locos”. Entonces, tanto en Estados Unidos, en Europa y en Corea del Norte los intelectuales “neutros” son esclavos de los sistemas hipercapitalista o del “comunismo” retrogrado.

 

Los intelectuales “neutros” tienen la posibilidad de darse cuenta de su rol para el cambio o para el anquilosamiento, y en ese contexto, asumir una posición. La humanidad necesita intelectuales para transformar y recrear los sistemas sociales vigentes.

 

¿Por qué los intelectuales son fácil presa del sistema?

Algunos intelectuales son presa conquistable del sistema, cualquiera sea este, porque han desarrollado su mente a tal punto que pueden tejer redes mentales en base al conocimiento adquirido. Esta red mental, si no está equilibrada por el sentido común (que posee el pueblo) y por el sentido de la intuición (capacidad de captar la realidad conforme ella es, de acuerdo a la fenomenología de Edmund Husserl), se constituye en una trampa que conduce al intelectual a caer en el espejismo o la irrealidad. Por esto se dice que la mente es matadora de lo real. Entonces, el sistema lo engulle y lo esclaviza. Así el intelectual resulta ser un sujeto piltrafa del sistema.

 

Los intelectuales tienen que darse cuenta de la red mental estructurada en su ser, y contrastarla con la realidad. Tienen que ejercer la habilidad del sentido crítico matizada con el sentido común y la intuición. Tienen que ir más allá de los paradigmas establecidos o pre –establecidos, buscando el cambio.

En la historia de la sociedad se observa una serie de acontecimientos de cambio social que son dirigidos por líderes que se proyectan más allá de las circunstancias, y un pueblo que apoya los cambios porque siente el “olor” de lo nuevo.

 

En estas circunstancias, los intelectuales tendrán que recuperar el sentido común y desarrollar la capacidad de intuición para no dejarse engullir por el pulpo de la “irrealidad”. Así ellos podrán hacer una lectura correcta de los acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales, científicos y tecnológicos. Entonces, coadyuvaran en los cambios de la sociedad hacia una sociedad más justa y equitativa, con calidad de vida para todos los habitantes del orbe.

 

¿Pueden ser progresistas los intelectuales?

 

Hoy en día, a partir de las condiciones críticas de la realidad en la que se vive, el rol de los pensadores, que todavía mantienen una toma de conciencia por una sociedad más justa, es importante para el cambio de la humanidad.  La transformación continua es el proceso que conduce al hombre hacia una sociedad mejor, donde el ser humano es tratado como persona, como grupo y como colectividad, donde lo esencial es la existencia con significado, donde lo importante es vivir la vida de forma interdependiente con los demás, y con la propia naturaleza. En la actualidad, si bien las condiciones han cambiado, en la mayor parte de los países, el intelectual tiene la posibilidad de continuar bregando por la transformación, rompiendo la dualidad derecha-izquierda y proyectándose en ser progresista, aunque en algún país (con gobierno de derecha radical) le digan “cerdo comunista”, o en otro país (con gobierno de izquierda totalitaria) le griten “perro fascista”. El intelectual puede convertirse en sabio si sabe manejarse a sí mismo, y sabe proyectarse como un líder de transformación.  La humanidad actual requiere de intelectuales de transformación.

 

- Iván Prado Sejas, escritor, Presidente del PENCOCHABAMBA

https://www.alainet.org/en/node/173849
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