Las causas políticas del austericidio en España, en Grecia y en la Eurozona

12/02/2015
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A pesar de la robusta y sólida evidencia científica que existe mostrando el enorme daño que las políticas de austeridad han supuesto para la mayoría de las poblaciones de los países de la Eurozona, estas políticas continúen aplicándose, proponiéndose e incluso promocionándose y/o justificándose en los mayores medios de información y persuasión. Un ejemplo de esto último es el programa “Classe d’Economia” (Clase de Economía) de la televisión pública catalana, TV3, que continúa promoviendo el ideario neoliberal de su protagonista, incluyendo su aseveración de que la recesión en la Eurozona no se debe a la falta de demanda, sino al excesivo intervencionismo del sector público que dificulta la cultura empresarial europea (ver el programa “Classe d’Economia” del día 29.01.2015).
 
Para alcanzar esta conclusión se intenta mostrar en el programa que no ha habido recortes de gasto público (medida esencial en las políticas de austeridad) en Grecia, utilizando como prueba de tal sorprendente aseveración la evolución durante la Gran Recesión del gasto público en Grecia, como porcentaje del PIB, señalando que tal porcentaje ha, en realidad, crecido, mostrando con ello la supuesta falsedad de la tesis de los recortes. Tal gráfico, sin embargo, ignora que esta manera de presentar los datos no es correcta, pues al descender durante este periodo el denominador del ratio, es decir, el PIB (Grecia ha perdido un 25% de su PIB durante la Gran Recesión) el notable descenso del gasto público (el numerador del ratio) al ser menor que el colapso del PIB, enmascarará lo que está ocurriendo, dando la falsa sensación de que el gasto público en realidad ha crecido. El indicador que debe utilizarse es la evolución de gasto público por habitante, que ha descendido nada menos que un 16%. Este descenso ha creado una realidad dramática en aquel país. El New York Times publicó hace unos días un excelente artículo mostrando la consecuencia de esta austeridad en los hospitales griegos. ¡Un auténtico desastre!. Esta disminución del gasto público, junto con el descenso salarial es, en gran parte, responsable de la disminución de la demanda.
 
Es interesante señalar que el establishment neoliberal europeo y economistas afines presentan el enorme descenso del gasto público como la causa de la recuperación de la economía griega, cuando en realidad, tal limitadísima recuperación se debe, entre otros factores, al descenso de la intensidad de los recortes, al haber alcanzado un superávit el presupuesto estatal. Grecia ha sido el país de la OCDE que ha visto unos recortes de gasto público más intensos, con una reducción más acentuada en su déficit público, habiendo alcanzado un ligero superávit. Estos recortes han contribuido al colapso del PIB. De ahí la expresión de “austericidio” para definir este proceso.
 
¿Por qué tal austericidio?
 
Tal austericidio se presenta como necesario “para recuperar la confianza de los mercados”, una de las frases más utilizadas en la narrativa neoliberal. Pero tal descenso del déficit público, resultado de unos recortes sin precedentes en su historia o en la de los otros países de la Eurozona, tuvo poco impacto en los intereses de la deuda pública, que continuó creciendo, forzando una intervención del BCE y del Establishment Europeo, pasando la deuda de ser privada a ser pública, con lo cual, los intereses de la deuda bajaron. La lógica pregunta es ¿por qué no respondieron antes? Valga recordar que el Sr. Draghi había forzado en su día un descenso de los intereses de la deuda pública con aquella frase de que ”haré todo lo posible para salvar el Euro”, y con ello bajaron los intereses de la deuda pública. ¿Por qué no lo hizo antes? Y ahí está el tema clave que aplica a todos los países de la Eurozona. ¿Por qué el establishment neoliberal no intentó evitar la Gran Recesión y permitió que algunos países como Grecia llegaran casi al abismo? Y es ahí donde no se puede responder a esta situación atribuyéndolo a un error o incluso, como lo define el Premio Nobel Stiglitz, como “una gran estupidez”. Pero antes de responder a esta pregunta, veamos otra pieza de evidencia de las consecuencias, no solo humanas y sociales, sino también económicas, de tal austericidio.
 
Las consecuencias económicas del austericidio
 
Que el problema mayor que causa la Gran Recesión es la demanda, no es difícil de mostrar. Se acaba de publicar una encuesta realizada entre empresarios europeos en la que se les preguntaba sobre las causas que les habían forzado a reducir su actividad económica durante la crisis conocida como la Gran Recesión. En todos los países, la principal causa de que tuvieran que disminuir su producción de bienes y servicios fue, según los empresarios, la reducción de la demanda de tales bienes y servicios. Es decir, que la gente compraba mucho menos de sus productos y servicios de lo que hacía antes. Esta era, con mucho, la mayor causa de que tuvieran que disminuir su producción. Los españoles, por cierto, fueron los empresarios que presentaron un porcentaje más grande (62% frente al 38% en el promedio de la Unión Europea, UE) que indicaba la reducción de la demanda como su mayor dolor de cabeza.
 
Seguía por detrás el acceso al crédito bancario, señalando la dificultad de acceso a él como una causa de sus dificultades. Y muy en tercer lugar (con unos porcentajes muy bajos) aparecía el nivel salarial de sus empleados como una causa del descenso en la actividad económica de su empresa (todos estos datos proceden del artículo de Ronald Janssen “No Investment But Reforms Until the Economy Tanks Again”, Social Europe Journal, 03.12.14).
 
Estos datos y muchos otros publicados, tanto en las revistas científicas como en los medios que gozan de credibilidad, muestran lo desacertadas que son las propuestas que están haciendo tanto el Banco Central Europeo como la Comisión Europea y el Consejo Europeo, así como el Fondo Monetario Internacional (FMI), que continúan insistiendo en que una condición indispensable para salir de la crisis es continuar con las medidas de austeridad (que quiere decir reducir más y más el gasto público, y muy en especial el gasto público social) y con la profundización de las “reformas estructurales” (que quiere decir, facilitar el despido de los trabajadores por parte de los empresarios a fin de reducir los salarios). Últimamente el FMI se ha ido distanciando de las primeras propuestas (las de austeridad), enfatizando, sin embargo, la necesidad de realizar “las reformas estructurales”. No así las instituciones del establishment europeo. La nueva Comisión Europea (la más reaccionaria y neoliberal de las que han existido) acaba de presentar un informe, la Annual Growth Survey 2015, en el que se subraya la gran urgencia de profundizar en estas medidas que han dado lugar a un enorme descenso de los salarios y al crecimiento del desempleo, que son precisamente las principales causas de que haya descendido de una manera tan notable la demanda doméstica y el crecimiento económico.
 
¿Por qué se continúan imponiendo estas políticas neoliberales?
 
El lector se preguntará por qué entonces estos organismos continúan proponiendo estas medidas. La respuesta es múltiple, e incluye desde una gran incompetencia de algunos dirigentes de estos organismos (hay que recordar que Rodrigo Rato llegó a ser director del  FMI) hasta la creencia extendida entre el personal de tales agencias (personal muy cosmopolita y bien pagado) de que la manera de salir de la crisis es mediante el crecimiento de las exportaciones (en lugar de un aumento de la demanda doméstica), asumiendo que la reducción de los salarios es una manera de incentivar las exportaciones (y disminuir la demanda de importaciones, y con ello disminuir el déficit comercial).
 
El problema con esta creencia es que el sector exportador es, en cualquier país, un sector minoritario, cuya influencia sobre toda la economía, en países como España, es relativamente menor. De ahí que su capacidad para estimular la economía sea relativamente escasa. Y España es un ejemplo de ello. El sector exportador ha sido exitoso durante todos los años de crisis sin que haya permitido sacar a la economía de la crisis. La evidencia existente muestra que el aumento del gasto público (predominantemente en inversiones, no solo físicas y tecnológicas, sino también sociales, diseñadas con el objetivo de crear empleo) e incrementar los salarios, son medidas de gran importancia para aumentar la demanda y estimular la economía. A no ser que ello ocurra, no habrá una recuperación económica.
 
Las causas del austericido son políticas más que económicas
 
Pero sería equivocado ver esta insistencia en promover aquellas políticas solamente como un error o como “una estupidez económica” (ver Joseph Stiglitz, “The Politics of Economic Stupìdity”, Social Europe Journal, 21.01.15). En realidad, sin excluir que haya incompetencia (y claramente la hay), hay que concluir que los grandes beneficiarios de estas políticas, que son predominantemente el capital financiero, están hoy dominando el mundo, no solo político-institucional, sino también el mediático y académico (financia la gran mayoría de centros de investigación económica, y revistas económicas) que continúa promocionando el dogma que sustenta el aparato ideológico que lo sostiene (ver Los Amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero, de Juan Torres y yo). Y en la Eurozona el capital financiero alemán es el que domina el capital financiero europeo que ejerce una desmesurada influencia sobre las instituciones del Banco Central Europeo, de la Comisión Europea y del Consejo Europeo.
 
Pero tal aparato ideológico se está desmoronando hoy a los dos lados del Atlántico Norte, donde la percepción generalizada es que estas políticas han sido un desastre. En España, sin embargo, la influencia de estos grupos financieros y económicos es casi absoluta sobre tales instituciones político-mediáticas. Y ello explica la todavía persistencia del dogma neoliberal que aparece por todas partes, incluido en los gurús mediáticos de los grandes medios de información y persuasión.
 
Una última observación. El austericidio no puede tener lugar en un país sin la complicidad del establishment financiero-político, y muy en especial dentro de ellas de la gran banca, que están consiguiendo lo que siempre soñaron. No hay que olvidar nunca que, como dijo el Sr. Draghi al Wall Street Journal (24.02.12), la época de la Europa Social ha terminado. Y el caso de Grecia muestra claramente que lo consiguieron. De ahí que utilizaron todos los medios para que ello sea irreversible. Y se opondrán a las propuestas del partido que ganó oponiéndose al austericidio. Pero el poder financiero-económico-mediático, y político no es omnipotente. De ahí la enorme importancia de las movilizaciones de apoyo a Syriza que están teniendo lugar a lo  largo de toda la Unión Europea, aunque usted, lector, es probable que no lo haya visto o leído en los medios (con excepciones). Es un conflicto en el que se define el tipo de Europa que tendremos en el futuro. El análisis de las propuestas de Syriza muestra que son razonables, lógicas y factibles. Que se presenten como extremistas es un indicador del nivel de derechización de la cultura política y mediática en España.
 
- Vicenç Navarro Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra
 
https://www.alainet.org/en/node/167531?language=en
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