Colombia

Nuestro nuevo escenario estratégico

Alejo Vargas Velásquez

09/02/2015

Opinión

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Este año 2015 es altamente probable que se firmen los acuerdos finales con las FARC para la terminación del conflicto armado interno e igualmente se avance, en la misma dirección, de manera sustancial con el ELN. El primer beneficio es dejar atrás todos los daños que producen a miles de colombianos ese enfrentamiento violento y sobre eso creo que nadie en su sano juicio esté en contra. Pero hay un segundo beneficio -y claro muchos otros sobre los cuales no me refiero en este escrito- de mayor importancia, empezar a dejar atrás la ideología propia de la 'guerra fría', esa ideología que ha marcado tanto a las derechas y a las izquierdas y también a los militares y policiales, que lee la realidad en blanco y negro. Para las derechas todo se ha leído con el lente del anticomunismo primero y luego del antiterrorismo -luchas sociales, actitudes irreverentes, ideas novedosas o subvertoras de lo establecido-; para las izquierdas el fenómeno ha sido parecido, todo está marcado por el anticapitalismo primero y ahora por el anti neoliberalismo, todo es producto de las conspiraciones de los capitalistas.

La terminación de nuestro conflicto armado nos va a servir para empezar a mirar la realidad con otros lentes y ver la complejidad de factores que allí están presentes; es como correr una cortina que no nos ha permitido observar y tampoco disfrutar un panorama multicolor, diverso y por supuesto con nuevos problemas y desafíos a los cuales los ciudadanos y sobre todo el Estado deben prepararse para enfrentar, pero ya no prisioneros del cuento del antiterrorismo o el anticapitalismo. Ahora bien, ¿que no van a darse nuevas tensiones, contradicciones y conflictos sociales? Claro que si se van a seguir dando pero con diversas causalidades y efectos y sobre todo aprendiendo a tramitarlos y resolverlos de otra forma.

En el campo de la seguridad pública y ciudadana se va a poder analizar, sin él San Benito de que todo es culpa de los terroristas, y valorar adecuadamente la complejidad de nuevas amenazas asociadas al crimen organizado transnacional, donde la geopolítica de los tráficos ilegales, dentro de los cuales el universo de las drogas ilícitas juega un papel central, pero también el de personas, armas y otros productos. Frente a esto la Policía y también las Fuerzas Militares deben adecuarse, desde las actividades de inteligencia para que cumplan adecuadamente su papel -es un principio básico que una actividad de inteligencia ideologizada no sirve para precisar las amenazas al Estado y a la sociedad- igualmente la estructura y organización de las mismas debe adecuarse operativamente a las nuevas realidades.

Algo similar sucede en el campo de la seguridad y la defensa nacional, hay que saber valorar adecuadamente el nuevo escenario regional americano, el papel de las potencias regionales emergentes -especialmente los BRICS y para nosotros particularmente Brasil-; el nuevo rol de Rusia -que no tiene nada que v con la extinta Unión Soviética de la época de la guerra fría-, la estrategia de la primera potencia global emergente, China, tanto en su dimensión económica, como en su estrategia política y militar. El nuevo rol que juega y jugará Europa hacia el futuro inmediato, que ya no va a ser el jugado en el Siglo XX.

Todo ello dentro de un escenario en el cual si queremos tener un rol proactivo debemos partir de precisar cuáles son nuestros intereses nacionales -¿alguien podría responder con certeza cuales son las industrias nacionales estratégicas a proteger?- y como nuestra política exterior se articula a la defensa, promoción y apoyo de los mismos en los diferentes ámbitos geoestratégicos. Si no hacemos eso y seguimos solamente pensando en función de los paradigmas de la guerra fría estamos condenados a vivir en el pasado.

- Alejo Vargas Velásquez, profesor Universidad Nacional, Colombia.

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