Audacia para terminar el conflicto armado
21/01/2015
- Opinión
Se ha venido planteando por funcionarios del Gobierno y muchos analistas, dentro de los que me incluyo, la tesis que el 2015 puede ser el año en que se llega a la firma de los acuerdos finales de terminación del conflicto armado con las FARC-EP y se avanza sustancialmente con el ELN y me reafirmo en esto, pero ello requiere que haya audacia de parte del Gobierno y de las insurgencias en dar los pasos adecuados en la dirección correcta. No se pueden lograr estas metas si la actitud es vacilante, timorata y de dar un paso adelante y dos atrás.
La Mesa de Conversaciones con las FARC-EP tendrá que abocar cuatro temas centrales –algunos de los cuales ya se han venido trabajando-, además de terminar los acuerdos sobre el punto de Víctimas, que son el del tratamiento jurídico de los combatientes –que hay que insistir no se trata solo de los miembros de las insurgencias, sino también los de la Fuerza Pública involucrados en actos violatorios de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario-; al respecto las dos delegaciones van a tener que ser creativos y tener como referente claro que lo que debe primar es la obtención de la paz como valor supremo. Nuestra historia está llena de soluciones políticas-jurídicas a las confrontaciones armadas internas de naturaleza políticas y con seguridad en esta ocasión no será la excepción; pero allí deben salirse de esquemas que poco ayudan a resolver el grave problema que tenemos entre manos, un largo conflicto interno armado que viene desde la época de la ‘guerra fría’. Igualmente está el tema de la dejación de las armas –que no de la entrega, que es una figura propia de situaciones en las cuales un enemigo ha sido derrotado militarmente en una confrontación-, que ha venido siendo analizado por la subcomisión de asuntos militares y que implica las modalidades prácticas para llegar al cese bilateral y definitivo del fuego y de las hostilidades –el cese unilateral e indefinido asumido por las FARC-EP desde diciembre es un buen punto de avance en esa dirección que el Gobierno debe valorar en su real dimensión. En tercer lugar el mecanismo de refrendación del Acuerdo Final, que como sabemos está la discusión entre acudir al Referendo, o a una Asamblea Nacional Constituyente, o eventualmente a una figura nueva que se acuerde pero que cumpla funciones similares. Por último, el diseño de los mecanismos de seguimiento a la implementación de los acuerdos y las modalidades de verificación de los mismos, que similar a los anteriores puntos va a requerir una gran creatividad de las delegaciones.
En relación con el proceso de conversaciones con el ELN, que por las informaciones públicas existentes se encuentra en su fase reservada, requiere igualmente una actitud audaz del Gobierno y claro del ELN. Primero para superar pronto esta fase preliminar y en ello es importante que se reconozca la especificidad de cada una de las insurgencias, esto para señalar que no se puede pretender repetir mecánicamente lo que fue funcional en el caso de las FARC-EP. Al respecto es importante reconocer que para el ELN el rol y protagonismo de la sociedad es fundamental en todas las fases de su proceso y esto debe verse reflejado en el diseño final que se acuerde. En un comunicado conjunto del Gobierno y el ELN en el mes de junio de 2014 se anunciaba que ya había acuerdo sobre dos temas de la agenda, Víctimas y Participación Política. Se requiere que pronto terminen de definir esa agenda y los procedimientos para abrir paso a la fase pública de las conversaciones.
Al respecto es importante señalar la realización del V Congreso del ELN a finales del 2014 en el cual además de reafirmar o modificar algunas de sus tesis políticas, a mi juicio lo más importante fue:
1) el ELN ha mostrado que hay una unidad interna y de hecho la misma ha salido fortalecida con el ingreso al Comando Central del dirigente más representativo del Frente de Guerra Oriental-Frente Domingo Laín; hoy día el Comando Central de esta guerrilla tiene una mayor unidad de mando y en esa medida puede asumir un reto tan importante como es el de llegar a un acuerdo para concluir el alzamiento armado.
2) Cuenta con una dirección experimentada y con legitimidad interna y como máximo jefe a Nicolás Rodríguez Bautista (“Gabino”), el único de sus fundadores vivo –estuvo en la primera marcha guerrillera, en la toma de Simacota, cerca del sacerdote Camilo Torres en su corto tránsito por la vida guerrillera, en la superación de la crisis interna- y en esa medida es quien tiene toda la autoridad, la comprensión política del momento y sin duda la voluntad para conducir a su organización en esta compleja tarea de cerrar medio siglo de enfrentamiento armado.
3) En los intentos con los anteriores gobiernos el ELN siempre tenía un obstáculo no explícito, la falta de decisión acerca del tema de las armas; esto es fundamental en un proceso de cierre de un conflicto armado, porque si bien es cierto que el único tema no es el de la dejación de las armas, es verdad que es un tema de gran centralidad –significa nada más ni nada menos que una guerrilla se plantee el escenario de estar sin armas, es decir, dejar de ser una guerrilla- y por ello es importante lo acordado en este Congreso del ELN tal y como lo expresó su jefe “Gabino”, la disposición a analizar la dejación de las armas, si hay acuerdos con el Gobierno. Como lo manifestó “Gabino”: “el Gobierno ha planteado su disposición a poner fin al conflicto armado y para ello ha convocado a la insurgencia. Asistimos a este diálogo para examinar la voluntad real del Gobierno y del Estado colombiano; si en este examen concluimos que no son necesarias las armas, tendríamos la disposición de considerar si dejamos de usarlas”.
4) Por lo anterior es importante valorar en toda su dimensión lo anotado por Gabino a propósito de la disociación, en democracia, entre los conflictos sociales, políticos, culturales y el uso de la violencia. Dice el jefe del ELN: “Nunca terminarán los conflictos en una sociedad por su misma naturaleza humana, lo que hay que superar radicalmente es que tales conflictos nos lleven al enfrentamiento y a la violencia, ellos deben resolverse por las vías del diálogo franco”. Es decir, acepta que se pueden dejar las armas y con condiciones de garantías, dentro de la democracia, ellos pueden seguir promoviendo y acompañando a sectores sociales y políticos en sus luchas.
Sin embargo, a juicio del ELN, el Gobierno no ha valorado suficientemente lo que significa este gran paso que ha dado en su V Congreso. Ha dicho el ELN: “El Quinto Congreso del ELN determinó con claridad nuestra voluntad de abordar todos los temas relacionados con la paz, incluido el de las armas. Y lo hemos anunciado públicamente al país como disposición. Igualmente lo han hecho las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, quienes han declarado un cese indefinido al fuego en el marco de un proceso de diálogo y negociación que vienen realizando desde hace un poco más de dos años. A estas expresiones de voluntad y compromiso con el pueblo, la sociedad, con los pueblos del continente y el mundo, por parte de la insurgencia, que han sido de buen recibo en una mayoría del movimiento social, de las víctimas, de organizaciones impulsoras de la paz, de intelectuales y voceros de partidos políticos, no encontramos una correspondencia de parte del gobierno colombiano en la misma dirección.” El Presidente Santos, como Jefe de Estado reconoció, en su intervención del 15 de Enero, como positivo lo decidido por el ELN en relación con la posibilidad de dejación de las armas.
Finalmente hoy día existe, un elemento de oportunidad adicional y de la mayor importancia, es que la relación entre las guerrillas del ELN y las FARC pasa por un gran momento, lo cual es muy positivo para lograr que un proceso exitoso culmine con ambas insurgencias en el cierre definitivo del conflicto armado.
Igualmente esta semana se conoció una entrevista de Antonio García, segundo comandante del ELN a un diario argentino en la cual señala, lo que para ellos deben ser los temas de la agenda: “Hasta ahora, los puntos que se han ido trabajando y aún faltan concluirse son: 1. Participación de la sociedad. 2. Democracia para la paz. 3. Transformaciones necesarias para la paz (aún sin tratar). 4. Víctimas. 5. Fin del conflicto armado (aún sin tratar). 6. Implementación del acuerdo y refrendación de los mismos.” Y todo indica que las delegaciones del Gobierno nacional y el ELN están trabajando para lograr el acuerdo que se espera por la mayoría de los colombianos.
Hoy día hay un conjunto de oportunidades –un Gobierno con mandato electoral para terminar el conflicto, unas insurgencias con la disposición política para hacerlo y una comunidad internacional que apoya- y estas oportunidades existentes, nacionales e internacionales, para lograr el cierre del conflicto armado no se pueden dejar pasar ni por el Gobierno, ni por las insurgencias, por falta de audacia y decisión para lograr la culminación exitosa de este esfuerzo, que es de la amplia aceptación por la mayoría de la sociedad colombiana.
Alejo Vargas Velásquez
Profesor Titular Universidad Nacional
Director Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa
https://www.alainet.org/en/node/166983?language=en
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