Entre Los 5 y Alan Gross, existe un abismo ético y moral

21/12/2014
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“Un principio justo, desde el fondo de una
cueva, puede más que un ejército” José Martí
 
Tuve el privilegio de vivir en Cuba por tres años, desde el último del Siglo 20 hasta el segundo del 21. Antes de ese período de larga permanencia y después del mismo, visité la Isla muchas veces. En algunas oportunidades me invadió la desesperanza, el escepticismo, la tentación del análisis maniqueo, y hasta el cinismo. La arrogancia de querer entender a un pueblo heroico, a través de los lentes de la racionalidad instrumental, de la funcionalidad primermundista, o por la escasez en la Isla de los valores materiales de la sociedad de alto consumo. La política no tiene nada que ver con la religión. ¿O sí? Pero si lo tuviera diríamos que sería bueno pasar por lo que en teología se conoce como la vía negativa. Muchos santos y padres de la Iglesia han pasado por ese camino de negación, para sondear en el conocimiento de Dios. Qué es lo que no es Cuba, la Revolución cubana, el pueblo cubano, sus líderes históricos y sus emergentes, para poder entender qué es lo que es. Tarea difícil sin duda, no sé si alguien lo ha logrado, yo desde luego no me he ni aproximado, pero nunca he dejado de intentarlo.
 
El pueblo cubano nunca ha sido un pueblo sumiso.
 
El pueblo cubano no entiende libertad, sin soberanía ni justicia social.
 
El pueblo cubano no ha invadido nunca otro pueblo.
 
El pueblo cubano no ha soportado el avasallamiento que el colonialismo y el imperialismo han querido infligir a otros pueblos.
 
La Revolución cubana nunca encarceló, torturó, y asesinó a líderes como Nelson Mandela, Patricio Lumumba, Thomas Sankara, y cientos más como ellos.
 
Cuba nunca ha introducido plagas para la eliminación de una población humana.
 
Cuba nunca ha creado enfermedades para exterminar a poblaciones enteras.
 
Cuba nunca ha bloqueado a nación alguna del orbe.
 
Cuba nunca ha perpetrado crímenes de Lesa Humanidad contra pueblo alguno.
 
Después de más de cinco décadas de bloqueo económico, financiero, político, científico y cultural contra Cuba, los Estados Unidos dicen haberse dado cuenta que eso no funcionó. Según las textuales palabras de Barak Obama “no ha cumplido con los objetivos de los intereses de Estados Unidos”. Los intereses de Estados Unidos eran aniquilar por hambre y desesperación a todo un pueblo, como lo dicen los documentos desclasificados del Pentágono y del Departamento de Estado sobre Cuba. Con el pueblo cubano, no lo lograron. En ningún momento Obama dijo que fue un error moral, una aberración ética, ni siquiera un despropósito jurídico. Mencionó como justificación a cambiar la política exterior de los Estados Unidos con Cuba, el hecho de que el uso del bloqueo para retornar a Cuba al redil de países sumisos al Imperio, simplemente no dio resultado. Estados Unidos, desde su misma creación, nunca se ha manejado por principios, siempre lo ha hecho por intereses, y unos intereses muy limitados y restringidos. Sin lugar a dudas no en favor de los intereses de las mayorías de negros y blancos pobres, ni de los sectores de clase media, sino por los intereses hegemónicos de la plutocracia estadounidense. Este caso puede tener algunas connotaciones singulares, pero sigue prevaleciendo el mismo interés del sector hegemónico de los Estados Unidos. El retorno a las relaciones diplomáticas completas entre los dos países, expandiendo y cualificando con rango de embajadas, las funciones que ya tenían tanto en La Habana como en Washington, las respectivas “oficinas de intereses”, es un augurio promisorio para el levantamiento del bloqueo unilateral impuesto por los Estados Unidos contra Cuba, desde enero de 1962. Para el pueblo cubano, sí que todo será beneficios, en el área de la alimentación, como en el de la salud, educación, cultura, ciencia, turismo; se derrumbará una barrera que limita –y esperemos que por poco tiempo- el intercambio no sólo de valores materiales, sino también de los intangibles. Los sectores medios estadounidenses, a mi criterio, serán los más beneficiados de aquel lado del Estrecho de la Florida. Con sólo pensar que podrán disfrutar sin restricciones, ni posibles multas y hasta sanciones carcelarias por parte del Gobierno de los Estados Unidos, por viajar a la Isla y disfrutar de las obras de los maestros de la pintura contemporánea cubana, o de las expresiones musicales y danzarias, o del teatro, o el cine y de todo el resto de ofertas artísticas, culturales, de vida, de naturaleza, y por su puesto el contacto con un pueblo diferente, único, como la verdadera obra de arte, porque la verdadera obra artística de Cuba y de la Revolución es su pueblo.
 
La noticia que trajo felicidad a todos los cubanos y a todos los que amamos a Cuba, que somos todos los hombres y mujeres de buena voluntad del planeta, no fue solamente la proclamación de una nueva relación de los Estados Unidos con Cuba, sino el retorno de los tres héroes cubanos que aún quedaban encarcelados injustamente en los Estados Unidos. La negociación de un mercenario por tres héroes, fue sin lugar a dudas altamente beneficiosa para Cuba. En la penitenciaria de 100 y Aldabó, hoy se respira aire más puro. A Obama le volvió lo que había enviado su CIA, enmascarada como USAID, la “agencia para el desarrollo internacional”, su mercenario, su “contratista”, su gringo que quería “ayudar” al pueblo cubano. Como Alan Gross son los agentes de los Estados Unidos que por dinero y solamente por dinero, hacen relevamiento de la situación social, política, cultural, económica de un país, para con esa información pergeñar estrategias de subversiones, conflictos, golpes blandos, revoluciones de colores, invasiones. Después vendrán los muchachos que el Departamento de Estado llama “algunas manzanas podridas”, como las muchachas y muchachos que torturaban en Abu Ghraib, como en Guantánamo, y como en miles de centros de tortura que los Estados Unidos tienen esparcidos por todo el planeta, administrados en forma directa o bajo regímenes del terror (los estudiantes de Ayotzinapa torturados y masacrados en Iguala, son sólo un botón de muestra) aliados a los intereses de Washington.
 
La llegada a suelo cubano de Gerardo Hernández, Antonio Guerrero y Ramón Labañino, como la de Fernando González hace unos meses y de René González, hace un par de años, fue la culminación triunfal de 15 años de batalla del pueblo cubano, de su dirigencia, y de las organizaciones que desde dentro y fuera de Cuba, repartidas en los cinco continentes bregaron incansablemente por su liberación. Ahora sí todos son libres como sentenciara René González, de no sentirse completamente libre con sus otros tres hermanos en cárceles de los Estados Unidos. Todo el pueblo se lanzó a las calles para recibirlos.
 
A Gross lo esperaban su esposa, sus hijas, y un micrófono frente a muchos periodistas, para sus declaraciones a la prensa luego de su arribo a Virginia. Seguramente en pocos días, si es que no lo está haciendo ya mismo, la CIA le está pidiendo toda la información sobre esos cinco años en Cuba, no porque les interese Gross y su integridad, sino por la información que pudo brindar Gross a los organismos de seguridad cubanos. Ojalá le dejen un tiempito para que solucione su asunto de implante odontológico. Ironías de la vida, si no hubiera habido bloqueo, seguro que Cuba tendría las piezas odontológicas para los implantes que necesitaba Gross. Y esperemos que Gross tenga cobertura médico dental, sino tendrá que desembolsar el coste de la nueva dentadura del cheque de la USAID.
 
José Martí sentenció que un principio justo, así se lo quiera esconder e ignorar, puede más que el poder ignominioso de la fuerza bruta, y Fidel confirmó con los hechos, lo dicho por Martí. 
https://www.alainet.org/en/node/166325?language=es
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