La “traición” de Ollanta Humala
17/06/2012
- Análisis
En los últimos meses, por todos los rincones del Perú, el grito y el señalamientoacusador de “traición” o de “traidor” es un hecho vox populi e innegable. Lo grita el pueblo en las manifestaciones y está pintado en las calles de Lima. Lo dice y lo grita el mismo pueblo que apostó con su voto y cifró sus expectativas en quien encarnaba supuestamente una propuesta de “transformación” y de “cambios”.
Pero si “traidor” es Ollanta Humala respecto de sus propuestas y compromisos con el electorado que lo eligió, lo mismo tenemos que decir de Fujimori quien prometió que nunca iba a aplicar el “programa de shock” liberal de Vargas Llosa y el Fredemo, en la campaña presidencial de 1990, haciéndolo desde el año siguiente. “Traidor” es también Alejandro Toledo, líder de la oposición social y política de finales del 2000 contra el fujimontesinismo, pero cuyo gobierno continuó la misma línea maestra del régimen anterior en materia económica. Igualmente de “traidor” se puede calificar al Dr. Alan García –investigado actualmente por supuestos actos de corrupción— que llegó al poder haciendo uso de su capacidad oratoria, que es lo que mejor sabe hacer, mintiéndole a las mayorías con un discurso de cambios, y que después su ego colosal emborrachado de soberbia y litio ignoró soberanamente.
La “traición” electoral, el irrespeto a los compromisos y ofrecimientos vertidos en las campañas, plasmados en planes, discursos u “hojas de ruta”, es la expresión de la podredumbre a la que ha llegado la política en el Perú. Pero aclaremos bien: la política que ha sido tradicionalmente conducida por las élites políticas, económicas, profesionales, civiles y militares. Frente a las declaraciones del presidente regional de Cajamarca, dichas en un mitin y calificadas de “incendiarias” por recordar las asonadas populares que depusieron a presidentes “traidores” que deshonraron sus compromisos políticos, tres en Ecuador y uno en Bolivia,1/ el primer ministro Oscar Valdés –más calmado, luego de sus delirantes mensajes desde el Twiter— declaró a la prensa extranjera: “El presidente gobierna para el cien por ciento de los peruanos, y si alguien del treinta por ciento cree que porque dio su voto va a imponerse sobre el resto, está muy equivocado”.2/ La ridiculez y desubicación de este argumento se aprecia cuando constatamos que desde hace rato el presidente Humala gobierna efectivamente para el 30% que votó por las opciones de la DBA (“derecha bruta y achorada”), y cuya voluntad extraña es la que realmente está “imponiéndose sobre el resto”.3/ Precisamente, el señor primer ministro es quien mejor encarna desde el seno del gobierno el proceso de extrañamiento que ha significado la conversión presidencial al neoliberalismo.
Todos los “traidores” fueron favorecidos con el voto popular porque sus campañas estuvieron alimentadas con discursos a favor de cambios, reformas, transformaciones, desde disimuladas posturas de centro-izquierda, o inclusive de izquierda. Y lo tragicómico fue que la izquierda sobreviviente (la de los partidos) que apoyó a cada uno de ellos (mediante consignas a su favor, elaboración de planes de gobierno, personalidades o cuadros técnicos, votaciones en el congreso) terminó siendo después expectorada/desalojada del poder (es decir, de los cargos públicos y ministerios), o se apartó voluntariamente como acaban de hacer Javier Diez-Canseco y Rosa Mavila en su carta de renuncia a la bancada parlamentaria de Gana Perú, fechada el 4 de junio.
Ante el vacío de una izquierda organizada y de raigambre genuinamente popular, que ya lleva varias décadas, la estrategia –cual “fórmula de éxito”— en toda elección presidencial en el Perú, es esta: disfrazarse con un discurso de izquierda o izquierdizante, reformista, nacionalista o “progresista” para captar la mayor cantidad de votos, pero la economía la gobiernan de hecho “los mercados”.Los mercados en el Perú son gobernados por poderosos intereses a través de lobys, grandes corporaciones, transnacionales, grupos de poder, gremios empresariales, en cuyos círculos y redes de contactos participan hasta personalidades que desempeñan altos cargos públicos.4/A la luz de esta realidad objetiva, y al contrario de la respetable opinión de la primera dama, el nacionalismo de Humala, así como el de su partido y de Gana Perú, se ha revelado como una ideología sin esencia.5/
Desde la colonia el poder económico y el poder político necesitan estar próximos el uno del otro. Esta relación de proximidad en el territorio adoptó históricamente un patrón de concentración y centralización de poder conocido con el nombre de centralismo limeño. Y desde este espacio territorial ha venido operando la colonialidad del poder en el Perú. Las élites y poderes dominantes tienen un miedo histórico a las regiones y provincias del interior, pues justamente desde el interior provinieron las grandes revueltas y movilizaciones contra el poder centralista, demandando democratización, descentralización, reformas y cambios. Hoy en día, los ciudadanos y poblaciones del interior del país, a diferencia de Lima, es una ciudadanía vigilante de sus derechos y de cada decisión gubernamental que se toma desde la capital. El miedo del poder a los “vientos de cambio” y de real democratización tiene su reflejo opuesto en las manifestaciones de prepotencia y despotismo con que se manejan las protestas y reivindicaciones del “Perú profundo”: campesinos, indígenas, obreros de las minas, pequeños productores, comunidades, afrodescendientes, poblaciones de pueblos y caseríos olvidados, casi todos ellos defensores ecológicos de sus territorios, lagunas, fuentes de agua, bosques, fauna y otros recursos naturales vitales. Lo hemos visto en Bagua en junio del 2009. Lo estamos presenciando y viviendo actualmente con los casos de Cajamarca y Espinar. En este contexto, el gobierno del presidente Humala continúa reproduciendo los mismos cánones colonialistas con los que los “dueños del Perú” han creído siempre gobernarnos a su regalado antojo.
En nombre del “progreso”, las exportaciones y los mercados internacionales el Estado peruano –influenciado, dominado y capturado por los intereses más rapaces— parece estar dispuesto a sacrificar el derecho al desarrollo de pueblos enteros, comunidades y territorios. Tras el rimbombante “crecimiento económico” que los neoliberales enarbolan como justificación para justificar ese sacrificio, lo que ocultan en realidad es la lógica de la ganancia capitalista.
Contra lo que suelen pensar los fundamentalistas neoliberales criollos, en el Perú el funcionamiento de la economía en simbiosis con el poder político se asemeja más a lo que Paul Samuelson llamaba –al hablar de la competencia imperfecta en su archiconocido libro— la “jungla darwiniana”, pues las decisiones de inversión de poderosas empresas o consorcios internacionales en los territorios para extraer minerales ocultan presiones para el despojo de propiedades y recursos colectivos, o que son manejados por colectividades locales. En países como el nuestro, más aun en el interior, las llamadas “mesas de diálogo” son instancias donde,en el fondo de todo, o tras las apariencias y formalidades democráticas, se busca legitimar la imposición y el despotismo de una sola o pocas grandes empresas. Los liberales que ocupan cargos importantes en las estructuras del Estado centralista, si son honestos y preocupados por un genuino desarrollo del país, deberían acoger y llevar a la práctica estas máximas en situaciones de conflicto entre lo privado y lo público, o entre lo privado y los intereses sociales: “sustituir el individualismo absoluto por una actuación social”; “limitar la libertad individual en beneficio de todos”.6/
Cajamarca, Espinar y quién sabe otras explosiones sociales de protesta y rebeldía le pueden estallar en la cara al gobierno “nacionalista” en los próximos cuatro años de gobierno, si se empecina en mantener porfiadamente el presente estatu quo, ponen en el tapete la cuestión de qué tipo de desarrollo queremos en el Perú para los próximos 50 años. ¿Queremos seguir profundizando y prolongando en el tiempo la condición de país primario-exportador, hasta agotar la última veta de oro y sea extraído el último quintal de cobre o zinc; hasta que los lotes de gas queden vacíos; hasta exportar el último barril de petróleo? Recordad la minería de Potosí en el Alto Perú, en los siglos XVI-XVII, y caed en cuenta de lo que nos estamos refiriendo porque ese es el “modelo” que quieren per secula seculorumnuestras “fracasadas y rapaces” clases “dominantes” (en realidad dependientes y sometidas hace tiempo a poderes internacionales).
El problema político fundamental hoy en el Perú no recae en la expectativa de un viraje en el discurso presidencial, como quiere hacer creer el ex asesor Carlos Tapia.7/ Más que eso, el problema político concierne a construir una nueva correlación de fuerzas, y en tal sentido estamos más de acuerdo con la conclusión de Héctor Béjar: “Nada significativo sucederá si las plurales protestas contra el abuso no abonan un poder alternativo, amplio, democrático, social y político, respetable por su calidad y cantidad. Ésa sería la verdadera Gran Transformación. La nuestra, la de los ciudadanos del Perú.”8/
Lima, 17 de junio 2012
Notas
1/ Véase de Rebeca Diz, “Veredicto de las calles. La lección que dejaron Sánchez de Lozada, Abdalá Bucaram, Jamil Mahuad y Lucio Gutiérrez”. Semanario Hildebrandt en sus Trece N° 110, 8 de junio 2012, p. 6-7.
2/ Declaraciones reproducidas en Perú.21, 6 de junio 2012, p. 2.
3/ “La derecha le ofrece a Humala su bufé surtido de páginas periodísticas incondicionales, programas de televisión apropiados, empresarios contentos. El país le reclama soluciones que la derecha no pudo satisfacer en dos siglos de república. (…) La opción que está eligiendo es un camino que termina en el mismo espejismo de siempre: el de creer que los intereses de una clase dominante fracasada y rapaz son los de todos. De allí a hacer uso de las armas para enfrentar a las multitudes que creyeron en la promesa de nuevos vientos, hay sólo unos pasos. El primero de ellos ya se ha dado.” (César Hildebrandt, “El golpista es Humala”, Hildebrandt en sus Trece N° 110, op. cit., p. 11).
4/ Caso emblemático es el del Dr. César San Martín, presidente del Poder Judicial, al mismo tiempo apoderado del poderoso Banco de Crédito del Perú y abogado del Grupo Romero, caso denunciado por el semanario Hildebrandt en sus Trece desde febrero del presente.
5/ Nadine Heredia, “La esencia no ha cambiado: la transformación gradual y persistente.” Mensaje de la primera dama en Twitter, reproducido en Perú.21, 5 de junio 2012, p. 2, tras conocerse públicamente la dimisión de los congresistas Diez Canseco, Mavila y Verónika Mendoza.
6/ Las recomendaciones que extraemos son de Samuelson (Premio Nobel de Economía 1970; defensor de la economía mixta), pero también las generalizamos porque nos parecen pertinentes;provienen de su argumentación sobre los efectos externos (negativos) y las deseconomías externas: “Mas no es necesario recurrir al caso de la bomba nuclear para darse cuenta de que, cuando se producen efectos externos, tenemos buenas razones para sustituir el individualismo absoluto por una actuación social; deberá obligarse a los fabricantes resarcir los daños que su producción causa, ya sea estableciendo un impuesto sobre ellos o por medio de ordenanzas coercitivas; otra política racional sería conceder un subsidio a los agricultores que planten y cuiden árboles en sus tierras, de manera que se eviten las inundaciones 100 kilómetros más abajo del río; o la legislación que prohíba a los pequeños propietarios abrir pozos de petróleo al borde de los terrenos de sus vecinos. El lector podrá imaginar otros muchos casos de deseconomías externas, en los que sería recomendable, por puras razones de eficiencia económica, limitar la libertad individual en beneficio de todos.” (P. Samuelson, Curso de Economía Moderna, 17 ed., Aguilar, Madrid, 1979, p. 522-523).
7/ “Humala dirá: ‘Ya caminé por la Hoja de Ruta, se demostró que fracasó y ahora comienza el verdadero programa de la Gran Transformación’” (declaración de Carlos Tapia en Reporte Semanal, reproducido en Perú.21, 4 de junio 2012, p. 7).
8/ Héctor Béjar, “Esplendor de la Cuarta Fase”, ALAI, 2012-06-06, http://alainet.org/active/55406
https://www.alainet.org/en/node/158757?language=en
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