Tatuaje: Tomás Borge (1930-2012)
10/05/2012
- Opinión
Ahora la muerte. Te alcanzó la que parecía no poder rodearte con ningún lazo. Ni en las cárceles somocistas ni en el corazón de la montaña. Ni aunque acechara tu espalda en los tiempos de salvoconductos y clandestinos.
Estabas mal y pasaste muchos días en el Hospital Militar de Managua. El parte: una afección pulmonar. No lo creo, en tus pulmones habitaba el verde oxígeno de la selva con todas sus texturas. Al final la muerte te dio alcance el 30 de abril. Yo creo que dejaste que te diera la mano para seguir el sendero de Carlos Fonseca Amador, Germán Pomares, Santos López, Francisco Buitrago, José Benito Escobar, Noel Guerrero y Silvio Mayorga. Todos se fueron antes. Solo quedabas vos de aquel mítico grupo que en 1961 fundó el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN)
Cuando hablabas, hipnotizabas. Tu lengua florecía las noches y los días. Oratoria de líder y poeta. Hermosa mezcla. Mestizaje de caminos. Las plazas fijadas en tus ojos. En tus ojos fijada la pasión revolucionaria.
Palabras cargadas de fuego.
Frases como brasas.
Cuchillas andantes.
Dijiste de vos mismo: “Fui amado, temido y odiado. No se puede amar al pueblo sin ser temido y odiado por los enemigos del pueblo”.
También: “Implacables en el combate y generosos en la victoria”.
Encima naciste un 13 de agosto, el mismo día que Fidel Castro. En 1930. Una década que parió esencias heroicas en el pueblo nicaragüense. La estirpe sangrienta puso su bota en el país, asesinó a Augusto César Sandino en febrero de 1934 e inició la dinastía de la crueldad, el despojo y las ceremonias a las matanzas. Con el pueblo, te sumaste a la línea del frente para derrocar a la tiranía. Fuiste detenido, encarcelado, torturado. Prisionero entre 1956 y 1959. Vi tu foto en Tiscapa, el bunker del lobo, ahora convertido en espacio para la memoria. Tu imagen serena durante los juicios fraudulentos de la dictadura contra los revolucionarios. Escapaste, huiste a Honduras, entrabas y salías a Nicaragua. Ibas a El Salvador y a Costa Rica. Volvías. Agazapado en la noche y la estepa, en a casa de los compañeros. Organizando, pensando, luchando. A mediados de los 70 el régimen te apresa de nuevo. La poderosa toma del Palacio Nacional, el 22 de agosto de 1978, abre la puerta a tu segunda liberación.
El 19 de julio de 1979 los muchachos entraron finalmente en Managua. A pie, en camiones, en bicicleta, en todo lo que se moviera. Imágenes sin fronteras. Entre esa multitud liberada estabas vos. Hijo dilecto, guerrillero, protagonista de una gesta. El mundo conoció ese día en su dimensión a la Revolución Sandinista. Y desde ahí estuviste en todos los lugares que hubo que ocupar. En la dirección nacional del FSLN, diputado al parlamento centroamericano, diputado nacional, embajador. Y siempre sandinista, en las buenas y en las malas, en las de todos los colores.
“Ser sandinista significa ser solidario y valiente, antiimperialista y haber echado su suerte con los pobres”.
“No me arrepiento de nada, aunque debí haber sido más humilde cuando estuve en el poder y haber dedicado más horas a la reflexión y al trabajo”.
“Mi venganza personal será el derecho de tus hijos a la escuela y a las flores”.
La paciente impaciencia y La ceremonia esperada, tus libros de poesía. Un grano de maíz, un diálogo con Fidel Castro.
Tengo una foto con Tomás. Una foto pegada en mi pared. De las pocas. De las casi únicas. Fue de la fiesta de asunción del Pepe Mujica como presidente del Uruguay en 2010. Son dos fotos. En una estamos mirando a cámara, yo con una sonrisa de dos mil kilómetros, él en su uniforme verde oliva, su boina, su estampa. La otra el con sus dos manos toma mi brazo izquierdo donde llevo el tatuaje de Sandino, lo mira entre sorprendido y feliz. Pícaro. Mi sonrisa no entra en mi cara. Un recuerdo tatuado.
Después escribió una columna de opinión para el portal de la radio peruana La Primerísimacontando esta secuencia. “Cuando nos retirábamos, agradecidos por semejantes muestras de simpatía, se acercó un joven mostrándonos en el brazo un perfecto tatuaje de Sandino”, escribió..
Esta es mi pequeña anécdota de cuando conocí a un gigante.
Pervive.
Posdata:
El futuro, un poema de Tomás
El futuro, hermano, viene
será recto, verdadero
sin intrusos,
Desinhibido, sus puños
saludarán ilustres
las tentaciones
de las seis de la mañana
Nuestra arcilla estará
deshabitada de traidores.
Los niños no serán especiales
solo únicos
habrá en la tierra granos de maíz
inmortales, elocuentes, sueños habrán
como si fueran rieles
anchos, veloces, alegres
masticaremos metáforas y
panes benditos.
El futuro viene, hermano,
se acerca despacio pero viene…
https://www.alainet.org/en/node/157847
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