Carta abierta a los presidentes de América:
Por una política de drogas que promueva la paz y el respeto de los derechos humanos
11/04/2012
- Opinión
En esta Sexta Cumbre de las Américas la agenda de los presidentes del continente incluye debatir las políticas de drogas. Las organizaciones de la sociedad civil que trabajamos desde distintos ángulos y países en el tema, hacemos un llamado a los mandatarios de la región a revisar las consecuencias de dos décadas de guerra que no han tenido como resultado la reducción del narcotráfico sino la multiplicación, concentración, especialización y diversificación del crimen organizado.
Es tiempo que la agenda de política de drogas de los gobiernos cambie su sentido y centren el esfuerzo en respuestas alternativas, innovadoras y concertadas que permitan un abordaje integral de los problemas asociados a las drogas. Son propuestas audaces que requieren decisión política.
Proponemos:
1.-Separar el uso de drogas del campo penal y de la seguridad. Las personas que usan drogas no deben ser penalizadas por su consumo, ni sospechosas de formar parte de la cadena de tráfico, descongestionando las cárceles y los sistemas de administración de justicia.
2.-Penar en forma proporcional los delitos vinculados a las drogas. Las penas por drogas deben ser proporcionales al tipo de delito y evaluarse alternativas al encarcelamiento para las situaciones ligadas a mayor vulnerabilidad social.
3.- Regular el mercado de cannabis, despenalizar la tenencia y el cultivo para consumo personal. Perseguir a los usuarios y al mercado de cannabis ha resultado ser inefectivo, costoso y contraproducente. Permitir experiencias de un mercado regulado de cannabis brindará enseñanzas para evaluar modelos de regulación de la producción y el acceso controlado a otras sustancias psicoactivas más riesgosas.
4.-Incorporar un abanico completo y diverso de respuestas de salud pública. La atención de las distintas situaciones de consumo problemático de drogas requiere respuestas diversas, incluida la reducción de riesgos y daños, especialmente en contextos donde tal consumo se combina con pobreza extrema.
5.- Incorporar un enfoque integral en el desarrollo alternativo, frente a cultivos de uso ilícito. Los campesinos viven en contextos de pobreza, exclusión social y abandono estatal. Hace falta introducir medidas para el desarrollo rural integral, modificar las estructuras concentradas de tenencia de la tierra, dar acceso a créditos y mercados para los productos alternativos y gobernanza democrática.
6.-Reconocer los usos tradicionales de las plantas ancestrales como la hoja de coca. Los usos integrales de la hoja de coca deben ser respetados, protegidos e impulsados por todos los países involucrados.
7.-Reducir el despliegue represivo y poner énfasis en la persecución del crimen organizado. El modelo de persecución al crimen organizado no requiere alto poder bélico sobre las poblaciones ni incrementa la violencia.
Llegó la hora de probar con respuestas que promuevan la paz, el desarrollo, la atención de la salud y el respeto de los derechos humanos. Un camino en el que América tiene grandes lecciones aprendidas y nuestros pueblos mucho aún por ganar.
Acción Andina, Colombia; Acción Andina, Bolivia; Centro de Investigación “Drogas y Derechos Humanos” (CIDDH), Perú; Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas A.C (CUPIHD), México; DeJusticia- Colombia; Intercambios A.C., Argentina; Transnational Institute (TNI), Países Bajos; Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Estados Unidos.
Proponemos:
1.-Separar el uso de drogas del campo penal y de la seguridad. Las personas que usan drogas no deben ser penalizadas por su consumo, ni sospechosas de formar parte de la cadena de tráfico, descongestionando las cárceles y los sistemas de administración de justicia.
2.-Penar en forma proporcional los delitos vinculados a las drogas. Las penas por drogas deben ser proporcionales al tipo de delito y evaluarse alternativas al encarcelamiento para las situaciones ligadas a mayor vulnerabilidad social.
3.- Regular el mercado de cannabis, despenalizar la tenencia y el cultivo para consumo personal. Perseguir a los usuarios y al mercado de cannabis ha resultado ser inefectivo, costoso y contraproducente. Permitir experiencias de un mercado regulado de cannabis brindará enseñanzas para evaluar modelos de regulación de la producción y el acceso controlado a otras sustancias psicoactivas más riesgosas.
4.-Incorporar un abanico completo y diverso de respuestas de salud pública. La atención de las distintas situaciones de consumo problemático de drogas requiere respuestas diversas, incluida la reducción de riesgos y daños, especialmente en contextos donde tal consumo se combina con pobreza extrema.
5.- Incorporar un enfoque integral en el desarrollo alternativo, frente a cultivos de uso ilícito. Los campesinos viven en contextos de pobreza, exclusión social y abandono estatal. Hace falta introducir medidas para el desarrollo rural integral, modificar las estructuras concentradas de tenencia de la tierra, dar acceso a créditos y mercados para los productos alternativos y gobernanza democrática.
6.-Reconocer los usos tradicionales de las plantas ancestrales como la hoja de coca. Los usos integrales de la hoja de coca deben ser respetados, protegidos e impulsados por todos los países involucrados.
7.-Reducir el despliegue represivo y poner énfasis en la persecución del crimen organizado. El modelo de persecución al crimen organizado no requiere alto poder bélico sobre las poblaciones ni incrementa la violencia.
Llegó la hora de probar con respuestas que promuevan la paz, el desarrollo, la atención de la salud y el respeto de los derechos humanos. Un camino en el que América tiene grandes lecciones aprendidas y nuestros pueblos mucho aún por ganar.
Acción Andina, Colombia; Acción Andina, Bolivia; Centro de Investigación “Drogas y Derechos Humanos” (CIDDH), Perú; Colectivo por una Política Integral hacia las Drogas A.C (CUPIHD), México; DeJusticia- Colombia; Intercambios A.C., Argentina; Transnational Institute (TNI), Países Bajos; Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA), Estados Unidos.
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