A 6,570 días del levantamiento armado del EZLN (XX)
08/04/2012
- Opinión
La tormenta y los remolinos multicolores en la “mecánica nacional” – II
La expectativa de la firma de paz se fue diluyendo entre marzo y abril del 94. Los ecos de la Lacandona habían llegado a San Cristóbal. El que esto escribe no dejaba de dar a conocer los comentarios del Sub:
.- Los compromisos del gobierno federal son puro papel.
.- Don Samuel está muy optimista.
.- De seguir así puede haber un desmentido público.
Yo concluía: No se van a firmar la paz.
Las reacciones no se hicieron esperar: El historiador Juan Pedro Viqueira exclamó con asombro y preocupación: “¡Eso es muy peligroso! Después me regaló el libro Territorio Comanche de Pérez-Revete. De manera semejante respondieron internacionalistas de grupos solidarios de España, por ejemplo de Paz y Solidaridad. Un amigo de la Chachis, mujer internacionalista, coincidió con la respuesta de Viqueira: “Esa decisión puede resultar muy riesgosa”. O sea, que la percepción del conjunto era que sí se firmaría la paz. Esas respuestas me animaron para seguir de sangrón aguafiestas. La reacción más fuerte vino del grupo de asesores de don Samuel, Miguel Álvarez bastante alterado me preguntó por qué decía lo que decía y le conté lo que a todos, después me dijo, molesto, que no lo anduviera divulgando.
¡Chingá! Al final de cuentas era importante dar a conocer lo que estaba pasando y colocar sobre la mesa el tema para lo que se pudiera venir. Efectivamente, que lo que se perfilaba en la Lacandona implicaba una serie de riesgos. Seguramente, las expectativas cambiaron en la mediación y grupo de asesores, en la Sociedad Civil que se había movilizado para detener la guerra, la que vino a cuidar a los zapatistas durante los diálogos en la Catedral y que esperaban la firma de la paz.
Con esa situación tan complicada salí de Chiapas a cumplir con la encomienda del Sub y me fui directito a:
México Distrito Federal
México Distrito Federal
Ay, ay, aaaayyy
a eso de “organizar la Convención Nacional”.
Como recordarán, después que Don Félix recibió el grado de Mayor Honorario del EZLN me acerquen a Marcos para preguntarle su opinión sobre la nueva Constituyente. Él respondió explicándome el proyecto de la Convención Nacional Democrática, sus objetivos y los pasos que seguían. Luego, como si fuera de “enchílame otra” dijo: “Ve a organizar la Convención”.
Y, ni modos. Primero fui a buscar a la banda de la ex maoísta Organización Revolucionaria Compañero. Tenían mano, pues Carmelo, uno de sus fundadores fue el que llegó a San Cristóbal con lo de la Nueva Constituyente. No citamos en el CCH Oriente. Ahí donde estudia banda de pura cepa. Llegué tarde y fui recibido con miradas de compañeros que decían:”Ya ni chingas cabrón. Nunca se te quitó lo impuntual.” Pedí disculpas y empezamos:
“Se trata de que le entren a convocar una Convención Nacional Democrática. Que de la Convención salga un candidato a la presidencia de la República. Que ganemos las elecciones. Que el presidente electo forme un Gobierno de Transición y convoque a una Nueva Constituyente para sacar una Nueva Constitución.”
Entonces, ahí fue donde la puerca torció el rabo. La respuesta fue: “No tenemos capacidad para convocar a la convención”. Fin de la reunión.
Ahora puedo agregar: No teníamos visión ni imaginación. ¡La cagamos! La cosa era bastante simple: Le entramos y nos vamos a la selva a hacer acuerdo con el Sub.
La segunda escala fue con las y los compas del ESPAZ. Nos reunimos en el Centro Nacional de Comunicación Social (CENCOS), fundado por don José Álvarez Icaza. Ahí donde tantas veces llegamos para llamar a conferencia de prensa y denunciar la sistemática represión del gobierno de Luis Echeverría. Don José le entraría con todo a la CND. Ahí estaba, también, don Miguel Concha que reclamó mi reclamo de falta de apoyo al EZLN. Tenía razón. Lo podemos ver en los videos, micrófono en mano, exigiendo el cese a los bombardeos en Chiapas el 10 de enero de 1994. Lo podemos ver ahora con el Movimiento Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). Por ahí andaba uno de los Aguilar Zinser que fue como a husmear y salió. Miguel Álvarez muy atento para escuchar que decía, así que, pa’ molestar empecé: “Por mi voz…” y corte. “No te hagas”, dijo Miguel. Lo que siguió en el ESPAZ fue de mucho silencio. La propuesta de la CND había llegado a un espacio lleno de suspicacia.
Recuerdo la mejor de las propuestas de uno de los asistentes a esa reunión del ESPAZ. Estaba sentado cerca de mi lugar. Nos podíamos ver casi de frente. Tranquilo. Desenfadado. Transparente dijo: “Me parece que lo mejor es una co-convocatoria”. La propuesta quedó ahí. No se retomó en el conjunto del ESPAZ. Salimos de CENCOS y Javier Vargas me invitó a comer a su casa. Javier había participado en el Congreso Indígena de 1974, en la fundación de la Kiptic y en la Aric Unión de Uniones. Discrepó con el proyecto de la lucha armada, así que, el contenido de la charla fueron las diferencias con Marcos y una descabellada propuesta de cómo neutralizarlo.
Regresé a Chiapas con mis cajas destempladas, es decir, dos respuestas y percepciones nada prometedoras: “No tenemos capacidad de convocatoria” y una muy remota “co-convocatoria”. Quizás, el que esto narra había sido el peor embajador. Marcos lo había advertido cuando le comenté que en ESPAZ me consideraban “radical”. “Entonces, dijo, eres el menos indicado”. Creo que lo que realmente pesaba era: el NO zapatista y muchas preguntas hacia dónde iba la CND. Era evidente que la franja activa y organizada de la sociedad civil empezaba a tener sus reservas y otros a tomar distancia con el EZLN.
Sin embargo, después de que los zapatistas tomaron la iniciativa y lanzaron la convocatoria a la Convención Nacional Democrática, llegó a San Cristóbal una comisión del ESPAZ. La compañera Cecilia Loria y Rafael Reygadas querían hablar con el Sub. ¿Quiénes eran? Rafa era un viejo compañero. Ambos militamos en la desparecida ORC. Después del rompimiento de Compañero unos optaron por militar en el PRD, en las ONGs o, también, en la academia. Las ONGs habían creado la Convergencia de Organismos Civiles por la Democracia y estaban muy metidos en la maquila de “políticas públicas”. En 1993, después de los choques de una columna del EZLN y el Ejército federal en sierra de Corralchén, asistí a una reunión de la Convergencia para informar del acontecimiento y buscando solidaridad. Esperábamos una escalada militar y un recrudecimiento de la represión a las comunidades en las Cañadas. En mi exposición hice referencia a los “compañeros guerrilleros” y pasó lo que tenía que pasar: Reygadas replicó: “a esos compañeros ni los conocemos”. Carmelo me alertó diciendo: “Ten cuidado no sabemos bien quienes están aquí”. Martín Longoria, con mayor información por su trabajo en Cañadas, fuera de la reunión, comentó: “Por la represión en las cañadas los indígenas optaron por esa vía”. En ese entonces, en el DeFecal, estaba muy cabrón que las comunidades indígenas y los guerrilleros de Chiapas tuvieran apoyo. Cecilia era una compañera que había destacado en los trabajos del ESPAZ y en la solidaridad con los zapatistas. Fue una activa mujer feminista que murió en 2008 a los 57 años de edad.
En cuanto llegaron a San Cristóbal me contactaron y acordamos la salida a la selva. Se movían en una Combi. Lo peor pa’ meterse a la selva. Y por aquello de que no te entumas yo decidí entrar en el vochito de Chiltak. El rojillo escarabajo sabía andar en la selva, le tenía confianza. Además llevaba a Jero, mi hijo, que entonces tenía unos 10 años, así que, si se quedaba por ahí la Combi, si Jero se quería regresar o Marcos me bateaba, yo me montaba en el vocho…y arrivederci. En la selva todo era posible. Algo había aprendido. A la comitiva se había sumado la Guiomar.
Total, llegamos a San Miguel. Los compas mandaron el mensaje por la fabulosa red de comunicación zapatista y, a esperar. La respuesta fue: “Que pase la comisión del ESPAZ”. Morquecho se queda. (Como dice la canción: Ya lo sabía… ya lo sabía…) Replican los del ESPAZ. Los compas mandan por radio la réplica. “Que pasen todos” es la nueva orden. Entramos.
La terracería estaba en buenas condiciones. La Combi aguantó vara pero al Jero le inquietaba el paso del tiempo. En su rostro se reflejaban dos preguntas: ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo? Total, llegamos a un paraje donde los tres toneladas habían hecho unos zanjones con la doble rodada sobre un suelo húmedo y blando por el paso de un arroyo. Imposible continuar. Jero se percató de mis maniobras para intentarlo y exigió con energía: “¡Vámonos de aquí papá! ¡Vámonos inmediatamente! ¡Yo no me quiero quedar aquí! Había susto, justeza y sabiduría en sus palabras.
Para nuestra fortuna, el Sub conocedor del terreno se había movido de su posición. Sabía que de ese lugar no íbamos a pasar. Llegó en 10 minutos en un camión de tres toneladas. Uno de esos que le habían robado a los ganaderos. En su escolta venía el compa Benito que me saludó desde lejos con aprecio.
Marcos bajó del camión. Traía puesto el pasamontañas y su vieja gorra con las estrellas de Subcomandante. Vestía, además, su histórico paliacate, la camisola zapatista y… ¡Unos jeans azul claro! Lucía una juvenil y delgada figura de 37 primaveras. La entrevista se realizó en una pequeña vivienda que, a diferencia de las campesinas, la habían edificado con materiales de construcción urbana, es decir, ladrillo o block, losa y pisos de concreto, muros con acabados, aplanado y pintura, ventanas y puertas de herrería. Estaba ubicada en una pequeña loma y hacia abajo se miraban los potreros. Era una vivienda que, con toda seguridad, ocupó el capataz de ese rancho y que en la víspera del levantamiento la vació y dejó abandonada.
Jalando de la pipa Marcos entró a la pequeña vivienda y, como de costumbre, dio órdenes. Instruyó a los insurgentes para que reacomodaran a su modo las bancas improvisadas de madera donde nos sentaríamos las dos horas siguientes. La habitación tenía unos 3 metros de largo por lado. Marcos se sentó en el lado oriente y frente a él, la Loria y Reygadas. Guiomar y Jero en el lado norte y yo, a cierta distancia, a la izquierda de Sub. Se hicieron las presentaciones de rigor y empezó una larga charla del Sub que, en una ocasión fue interrumpida por Rafael, lo que mereció un: “Aun no termino” de Marcos, así que, chan chanic (calladitos… y paciencia). Más tarde volvió a interrumpir Reygadas cuestionando a Marcos por la diferencia de tono en la entrevista que me había concedido el 19 de junio y la que concedió a Epigmenio Ibarra un día después. “Como decía Lenin, hay que saber doblar el acero”, contestó el Subcomandante Insurgente.
Jerónimo observaba y escuchaba atento al Sub. Era su primer encuentro con el personaje tan mentado en San Cristóbal, sin embargo, no había pasado media hora y ya estaba harto. Si se trataba de conocer y escuchar al Sub había sido suficiente. Se levantó de su lugar para decirme: “Ya vámonos papá”. Él no tenía nada que hacer ahí. Lo que son los niños, ¿verdad? Le pedí que nos aguantara, que me ayudara a grabar la conversa y accedió.
En resumen, Marcos hizo un recuento histórico del proceso y su interpretación de los días de guerra, de los objetivos y programa de lucha del EZLN, de la movilización de la sociedad civil, de los diálogos en San Cristóbal, las limitaciones que impuso el gobierno federal, el diálogo con la sociedad civil y los objetivos de la Convención Nacional Democrática (CND). Por su parte, la delegación del ESPAZ le dio a conocer al jefe zapatista sus reservas de que la convocatoria de un grupo armado a una convención democrática tuviera éxito. Marcos respondió: “Entonces convóquenla ustedes”. Fin de la charla.
Marcos se levantó, se despidió y salió del lugar. La Giomar le pidió unas fotos con Jero. El Sub recuperó el humor y jugó con el niño, lo tomó por el cuello con sus dos manos y los zarandeó cuidadosamente diciendo: “Somos unos comeniños”. Después lo colocó a su lado y posó para la foto. En una de esas recordó que vestía jeans y, por aquello del cuidado de la imagen, colocó al Jero delante de él tomándolo por los hombros. El resultado fue una célebre fotografía pues Jerónimo llevaba puesta una camiseta que le llegaba a las rodillas, de color negro y con una calavera blanca estampada, le seguía la cabeza del niño y más arriba Marcos con el pasamontañas. Esa foto de la Giomar lleva por título: Los tres calaveras en la Selva Lacandona.
Bueno… ¿Y?
.- El horizonte de la firma de la paz en Chiapas había cambiado.
.- La agitación y acontecimientos políticos se sucedían cambiantes y con rapidez.
.- El asesinato de Luis Donaldo Colosio, el 23 de marzo, modificaría el escenario político nacional y reencausaría el proceso que había desatado la guerra en Chiapas.
.- Ernesto Zedillo fue designado como candidato sustituto por el PRI.
.- Todas las partes daban a conocer sus comunicados.
.- Los campesinos habían invadido cerca de 250 mil hectáreas. Cerca de 60 mil por el EZLN y por primera vez, los indios ocupaban, por ese medio, predios urbanos en el Valle de San Cristóbal de Las Casas. Después de la Revolución Mexicana y el reparto agrario Cardenista, quizás, era la primera vez que los campesinos y los indígenas en Chiapas habían accedido a ese número de hectáreas por ese medio y en tan corto tiempo. Fue un reparto agrario desde abajo y que rebasó la demanda “real”, es decir, se tomó tal cantidad de tierras que las agrupaciones no la pudieron ocupar de manera permanente. Según los estudios de Ma. Eugenia Reyes, el 30% de los ocupantes abandono los predios. Se sabe también que otros vendieron la tierra. Le comentaba a Ma. Eugenia que era una dinámica muy parecida a la de las ocupaciones de predios en la orillada del D.F. o de Monterrey. Algo similar pasó, también, en la ocupación de predios urbanos en San Cristóbal de Las Casas. Sin embargo, el “conflicto agrario” persiste en Chiapas y muchas veces se expresa en la confrontación entre las diversas organizaciones campesinas. Por otra parte, en un proceso de desruralización, paradójicamente, hay “nuevos solicitantes”, sin embargo, esa demanda ya no moviliza a nadie. Son “polvos de aquellos lodos”. Lo que quedó de 20 años de lucha campesina y de una rebelión que facilitó, como nunca en 20 años, el acceso a la tierra en Chiapas en los albores del XXI.
.- La insurgencia civil se materializaba, también, en una persistente toma de presidencias municipales. Insurgencia civil que fue contenida con la amenaza de la intervención de Ejército federal.
.- La balsa de salvamento de Camacho Solís hacía agua en los mares de Chiapas.
.- Crecía la violencia entre los grupos de civiles y la represión por parte de las fuerzas armadas.
.- Las agrupaciones campesinas se rompían, reacomodaban sus fuerzas y se reagrupaban. Aparecieron el CEOIC Oficial y el CEOIC independiente, la ARIC oficial y la independiente y democrática. También se crearon decenas de agrupaciones en la coyuntura.
.- Las ONGs se multiplicaban y aparecían por todas partes. Se habían sumado, también, las internacionales.
.- El 9 de junio de 1994, se fundó el Grupo de San Ángel para evitar “el choque de trenes” en las elecciones del 21 de agosto de ese año. Sesenta y seis “personalidades destacadas” de la academia y la política participaron. Su paso por el grupo abultaría el portafolio político de: Jorge G. Castañeda, Demetrio Sodi, Enrique González Pedrero, Amalia García, Vicente Fox, Camacho Solís. Un espacio plural e incluyente sin límites, ahí estaba la bruja de Elba Esther Gordillo. (Perdón a las brujas).
.- y saber que tantas cosas más pasaron y… dejaron de pasar…
Después de la foto con Jero caminé unos metros con Marcos. Le pregunté sobre la conveniencia de publicar la charla. Con desdén me dijo: “Nomás quítale el tono perredista”. Guardó silencio y más serio soltó: “Pronto vamos a tomar decisiones…”
Imaginen al Morquecho con cara de ¿¿¿¿?????. Puf ¡Adivínale!
El Jero regresaba contento a su casa.
https://www.alainet.org/en/node/157017
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