George Harrison: ¿El Beatle más silencioso?

16/12/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
La mayor aspiración de cualquier agrupación musical es forjarse una identidad. Dicha identidad es resultado de la confluencia de los talentos de sus integrantes, en el entendido de que cada quien posee habilidades y cualidades distintas. Así, la suma de las partes, aunque parezca redundante, genera el todo, que es de donde emana la identidad del grupo. Sin embargo, es inevitable que alguno o varios de los integrantes se conviertan en líderes o bien, figuras emblemáticas de la agrupación, de manera que a ésta se le identifica a partir de ellos. Ha sido el caso, por ejemplo, de Freddie Mercury en Queen, de Steven Tyler en Aerosmith, de Mick Jagger en The Rolling Stones, y de Jim Morrison en The Doors, por citar algunos casos.
 
Lo anterior no significa que haya músicos o artistas menos importantes que otros en una agrupación, dado que inclusive aquéllos más visibles y reconocidos deben su fama al todo y no sólo al talento individual. Es como decía el guitarrista Brian May, a propósito de los proyectos en solitario que comenzaron a desarrollar los integrantes de Queen antes de su célebre participación en el concierto Live Aid, tratando de forjarse una identidad al margen de la agrupación: Queen, según May, era una especie de “nave nodriza”, dado que la banda sólo funcionaba con la plena participación de sus integrantes, y cada uno de ellos lo sabía y así lo reconocía, inclusive el mismísimo Freddie Mercury.
 
En el caso de George Harrison, primero fue The Beatles, la agrupación a la que dio vida John Lennon y donde la mancuerna que forjó con Paul McCartney produjo la mayor parte de los número 1 que les dieron fama mundial. De hecho, de los 27 número 1 en la historia de The Beatles, sólo uno de ellos fue obra de George Harrison: Something.1 Ello, sin embargo, no significa que Harrison haya sido menos talentoso que Lennon y/o McCartney. De hecho, ambos divos consideraban que Something era la mejor creación de Harrison, e inclusive, de lo más valioso que The Beatles podía ofrecer. Además, detrás de Yesterday, escrita por McCartney, Something es la segunda canción de The Beatles con más covers.
 
Por lo tanto, en el caso de Harrison, aplica perfectamente aquella frase: de lo bueno, poco. Con The Beatles sólo grabó un puñado de canciones, pero dejó huella. Su carrera en solitario tuvo altibajos, aunque no debe sorprender que fue el primer escarabajo en grabar como solista, posiblemente para quitarse de encima la enorme presión y protagonismo de Lennon y McCartney. Empero, es verdad, y así lo comenta Jordi Soler, que tanto en su etapa Beatle como tras su “independencia” del grupo, Harrison mostró su genialidad en pequeñas dosis: sus grandes canciones son unas cuantas, pero son verdaderamente sensacionales e inolvidables.2
 
Infancia, adolescencia y Hamburgo
 
Harrison nació el 25 de febrero de 1943 –en plena Segunda Guerra Mundial– en Liverpool, al norte de Inglaterra, en el seno de una familia humilde, en el barrio de Wavertree –predominantemente habitado por gente de la clase trabajadora. Su madre era comadrona y su padre era conductor de autobuses. George fue el cuarto vástago de la familia, bautizado con ese nombre en honor al rey Jorge VI.3 Tenía, por tanto, dos hermanos y una hermana, todos mayores que él. La casa donde vivía la familia Harrison era de dos plantas y muy modesta.
 
Se sabe que la infancia de George transcurrió con normalidad, sus biógrafos refieren que era un chico introvertido y retraído, aunque mostraba gran interés por la música y el rocanrol; era admirador, al igual que los chicos y las chicas de la época, de Elvis Presley. A los 13 años tuvo que ser hospitalizado por seis semanas, debido a una infección en los riñones (nefritis), pero se recuperó sin mayores contratiempos. Fue así que le pidió a su mamá que lo ayudara a comprar una guitarra de segunda mano que costó alrededor de tres libras, una cantidad considerable para ese tiempo. Acto seguido, con su hermano Peter y un amigo del colegio formó el grupo The Rebels.
 
George tenía apenas 14 años cuando conoció a Paul McCartney, quien acudía a la misma escuela en un grado más avanzado. En ese tiempo, John Lennon había creado The Quarrymen, agrupación a la que ya se había unido McCartney. Harrison se integró al grupo en 1958 a recomendación de Paul, pese a las objeciones de Lennon, en particular por la edad del novel integrante.
 
Como se sugería líneas arriba, Lennon y McCartney eran las figuras dominantes en la agrupación. Sin embargo, fue John quien influyó de manera determinante en Harrison en aquellos años. De Lennon, George admiraba su desparpajo, ingenio y sentido del humor, su talento y, por supuesto, su precocidad. Lennon afirmaría más tarde que para él, George era una especie de discípulo, en tanto McCartney señalaba que siempre vio a Harrison como su hermano menor, cosa que, por cierto, era del completo desagrado de George –porque un “hermano menor” no es asumido como “igual” por su “hermano mayor.” Así, tanto McCartney como Lennon veían a Harrison casi como a un niño, por lo que Harrison buscaría quitarse esa percepción de encima. Se cuenta que cuando George escribía sus primeras canciones, solía ponerlas a consideración de John. Claro que tendría que pasar algún tiempo, antes de que George lograra ser tomado en cuenta y apreciado como músico, no sólo como guitarrista, por parte de sus compañeros. Mientras eso ocurría, se produjo la primera gira de la agrupación en Hamburgo –cuando los Quarrymen se convirtieron en The Beatles– donde Harrison perdió su virginidad, y además, por cierto, por ser George menor de edad, se le deportó a Inglaterra.
 
Simon Leng, autor de una revisión muy completa sobre la música de George Harrison, revela lo importante que fue para The Beatles, la gira de Hamburgo: “el tiempo que pasó George en Hamburgo de 1960 a 1962 fue efectivamente de aprendizaje como músico profesional y el papel que desempeñarían The Beatles se forjó en Alemania, y uno de esos factores inéditos fue el rol que jugó George Harrison en la arquitectura del sonido de The Beatles.”4 Es justo decir, por lo tanto, que en la estructura de la agrupación, si bien McCartney y Lennon fueron las figuras dominantes, tanto en su papel de compositores como en el de intérpretes, la contribución de Harrison, guitarrista líder de la banda –y la de Ringo Starr como baterista- fue lo que posibilitó que The Beatles fuera un grupo único y con identidad, lo que a su vez fue clave de su éxito.
 
A lo largo de los sesenta la llamada beatlemanía se propagó por todas partes. McCartney y Lennon escribían canciones al por mayor, en tanto que Harrison se dedicaba a tocar y ocasionalmente contribuía con alguna canción cantada por él mismo. Su voz era mucho mejor que la de Ringo Starr y sobra decir que aquellas canciones que interpretó George con The Beatles pasaron a la inmortalidad.
 
George desarrolló un ciclo con The Beatles. Las primeras canciones que escribió eran menos importantes para el grupo que su papel como guitarrista principal, que dotó a la agrupación de un sonido único y especial con armonías y acordes a las rimas de Paul y John. ¿Cómo olvidar los acordes de la guitarra acústica en And I Love Her? ¿Y qué decir de su contribución en los primeros acordes de A Hard Day’s Night?
 
Juntos pero no revueltos
 
Harrison vivía y disfrutaba las mieles del triunfo y ello no derivó en inestabilidad emocional. A nadie le gusta ser “segundón” y George nunca se asumió como tal. Poco a poco tomó conciencia de su valía, aprendió de los dos divos y se dispuso a demostrar sus cualidades. Empero, era reservado, en particular ante los medios de comunicación, a diferencia de Paul y John.
 
Como es sabido, tras su primera gira por Estados Unidos, The Beatles tuvo un éxito rotundo, y la mayoría de los integrantes disfrutaba del triunfo. George, en cambio, se tornó más reservado y se dispuso a seguir un camino diferente. “Está muy bien eso de ser popular y de que el público te solicite, pero ¿sabes?, es también una ridiculez,” declaró Harrison [a la revista Rolling Stone] en 1987. “Me di cuenta de que se trataba de algo serio, de que mi vida estaba siendo afectada por los gritos de las masas.” [Físicamente se sentía inseguro]. “Con todo lo que estaba ocurriendo, los presidentes asesinados, la magnitud de nuestra fama me ponía nervioso.”5
 
En 1964, el cineasta Richard Lester dirigió a The Beatles en una comedia titulada A Hard Day’s Night, en la que Harrison conoció a la modelo Pattie Boyd quien, en la cinta, encarna a una adolescente fan de la agrupación. A los pocos días de conocerla, George la invitó a salir y más tarde le propuso matrimonio, que se llevó a cabo en 1966 con McCartney y Brian Epstein, representante de la agrupación, como padrinos.
 
“En el set de la siguiente película, Help!, descubrió la música clásica de India, lo que lo condujo a una búsqueda que duraría más que el matrimonio [con Boyd]. Los esfuerzos realizados a fin de dominar la cítara le llevaron al yoga, esta a la meditación y de la meditación a la espiritualidad oriental que, en gran medida, contribuiría a definir su vida. “Buscaba algo mucho más elevado, mucho más profundo”, señaló [Ravi] Shankar, el virtuoso de la cítara que se convirtió en mentor y amigo de Harrison. “Daba la impresión de estar familiarizado con algunos elementos hindúes. De otro modo, resultaría muy difícil explicar por qué se sentía seducido por un estilo de vida tan filosófico, incluso religioso. Me parece en verdad muy raro. A menos que creas en la reencarnación.”6
 
Ravi Shankar fue un guía para Harrison y ejerció una influencia muy particular en el singular Beatle. “Desde que se formaron The Beatles, George había sido la cuarta parte de un paquete musical, un artista obligado a suprimir su talento como deferencia al fenómeno Lennon-McCartney. Ravi lo introdujo a un nuevo universo de sonidos y a una nueva razón que George pudo apropiarse.”7
 
Gracias a Shankar, George mejoró su influencia sobre The Beatles, lo que a su vez se tradujo en cambios de conducta tanto en las relaciones entre los integrantes del grupo como respecto al exterior, amén de la contribución que todo ello tuvo en la producción musical del cuarteto, al incluir un instrumento como la cítara y que dio un toque especial a canciones como Norwegian Wood escrita esencialmente por Lennon –donde el propio Harrison toca dicho instrumento–; o bien Within You, Without You, canción escrita por George y que aparece en el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band. India y las drogas se tornaron en compañeras inseparables de la cultura hippie del singular Beatle, quien llevó a John, Paul y Ringo, acompañados de sus mujeres, a meditar al Himalaya de la mano del controvertido Maharishi Mahesh Yogi, un gurú indio quien, se dice, se benefició de la fama que le confirió el ser, al menos por un breve tiempo, guía espiritual de la banda. Empero, los escándalos que se suscitaron por rumores de acoso sexual hacia Mia Farrow8 y otras mujeres, distanciaron a The Beatles del Maharishi. Aun así, tras la muerte del Maharishi en 2008, Paul McCartney afirmó que las acusaciones fueron infundadas, en tanto Yoko Onno señaló que si Lennon viviera, seguramente se habría reconciliado con el singular gurú.9 Deepak Chropra, discípulo del Maharishi, señala que los rumores carecían de fundamento y que nunca se pudo comprobar nada que incriminara a su mentor.10 En cualquier caso, pareciera como si el encuentro con el Maharishi les hubiera abierto nuevos horizontes, considerando los renovados bríos con los que escribieron una buena cantidad de canciones que se convertirían en éxitos en los álbumes White Album y Abbey Road, y también en diversos trabajos en solitario de sus integrantes.
 
Clapton, Boyd y Olivia
 
Talento llama a talento. En la lista compilada por la revista Rolling Stone con los 100 más célebres guitarristas de todos los tiempos, George Harrison figura en la 21ª posición,11 mientras que Eric Clapton ocupa el cuarto lugar.12 Dos años menor que Harrison –nació en 1945–, Clapton ya era a mediados de los años 60 un guitarrista virtuoso, tanto así que en ese tiempo comenzó a aparecer en las estaciones del metro de Londres un grafiti con la leyenda Clapton es Dios. Por ello, no debe sorprender la estrecha amistad que entablaron Harrison y Clapton y que llevó a que colaboraran en diversos proyectos musicales.
 
Cuando Harrison regresó a Inglaterra tras su estancia en India, pareció rebelarse a la hegemonía musical ejercida en The Beatles por McCartney y Lennon. Una primera muestra de esta rebelión fue While My Guitar Gently Weeps, que tocó a dúo con Clapton, grabada en 1968 y que apareció en el White Album –de hecho, Clapton es el guitarrista principal en esta canción. A continuación apareció la multicitada Something dedicada a su mujer, Pattie Boyd. Esta canción constituye un parteaguas en la vinculación de Harrison con los otros Beatles. Una vez que les presentó la canción, todos trabajaron en ella con entusiasmo. Por primera vez desde que surgió la agrupación, Harrison dirigió y orientó a McCartney respecto a lo que el primero quería. “La serena elegancia de “Something” debería asegurar a George un lugar entre los grandes creadores de canciones (…) El poder de la melodía radica en que es una búsqueda musical y emocional de perfección (…) que oscila entre dos versos (…) Provee una sensación de búsqueda, con una duración agridulce. Lo haya hecho o no de manera consciente, George Harrison había creado un complejo viaje circular arriba y abajo de una escala musical que expresaba realmente emociones profundas.” 13 No es una casualidad que Frank Sinatra declarara, al escuchar Something, que se trataba de “la mejor canción de amor de los últimos 50 años” aunque, sin querer, ofendió a Harrison al añadir “sin duda la mejor canción de Lennon y McCartney”.14
 
Pese a la devoción que le profesaba a Boyd y que dio pie a esa joya musical, tras su regreso de India pareciera como si Harrison estuviera más interesado en seguir un camino presumiblemente más espiritual y personal, que cuidar de su matrimonio. Como es sabido, muchos consideran a Boyd la bruja del cuento, dado que a medida que su relación con George entró en crisis, se involucró sentimentalmente con Clapton, quien, como es por todos conocido, era un cercano amigo del singular Beatle. El célebre Eric Clapton le escribió a Boyd canciones como Layla, Wonderful Tonight y Bell Bottom Blues. Por su parte, Harrison, además de Something le dedicó I Need You, For you Blue e Isn’t It a Pity.
 
Es importante aclarar, sin embargo, que esa búsqueda “espiritual” de Harrison no supuso en modo alguno su renuncia a los placeres carnales ni a los estupefacientes. En una biografía que deberían leer los fans de Harrison y Clapton antes de mandar a la hoguera a Boyd, ella explica lo difícil que fue ser la musa de dos celebridades de ese calibre. Baste mencionar que cuando Harrison regresó de India en 1966, se involucró sentimentalmente con una francesa quien, por cierto, estaba terminando su relación con Clapton. Pattie Boyd, indignada por este hecho, se fue del hogar que compartía con Harrison y sólo regresó cuando este la llamó y le aseguró que su amante ya no estaba en casa. En su biografía titulada “Wonderful Tonight”, Boyd relata la vida que a partir de entonces tuvo con Harrison, quien convocaba a reuniones con sus amigos, en las que privaban el alcohol y las drogas. La relación entre marido y mujer se deterioró aun más cuando Harrison tuvo una relación sentimental con la esposa de Ringo Starr, Maureen Cox. Boyd encontró a ambos en la cama, en la casa donde vivía con Harrison.15 En su biografía, Boyd da cuenta de la pérdida de cordura imperante a su alrededor, cuando afirma que “todo ese período fue una locura. Nuestras vidas se alimentaban del alcohol y la cocaína, y era lo mismo con cada persona que ingresaba a nuestro entorno (…) Erick [Clapton] me acosaba (…) Todos estábamos ebrios, anonadados y centrados en nosotros. Nadie parecía tener citas, fechas límite, o algo que les urgiera en sus vidas, ninguna estructura ni responsabilidades (…) La cocaína era una droga seductora porque te hacía sentir eufórico y bien contigo mismo. Alejaba tus inhibiciones y lograba que la persona más tímida e insegura adquiriera confianza –inclusive demasiada confianza. Y teníamos tanta energía –cada quien podía hablar sin sentido por el doble de tiempo y embriagarse mucho más porque la cocaína te hacía sentir sobrio. Cada placer se enfatizaba y prolongaba. Como todo, hacerlo con moderación estaba bien. Hacerlo en exceso no. George usaba la coca intensamente, y creo que eso lo cambió”.16
 
Así que Boyd dejó a George y se involucró con Clapton. De hecho, este genial guitarrista había iniciado una relación con la hermana de Pattie, Paula, a manera de consuelo, mientras elevaba su consumo de cocaína. “Lo que sentí por George era un gran y profundo amor.
 
Lo que Erick y yo teníamos era asfixiante, una poderosa pasión. Al tomar la decisión de abandonar mi matrimonio, sabía que tenía que estar con él y mantenerme a su lado cada día. [Claro que] el tour a Estados Unidos de 1974, significaba emborracharse”.17 Un aspecto a resaltar es que, pese a que Pattie abandonó a George para irse con Clapton –y luego también abandonó a Clapton– la amistad entre Harrison y Erick se mantuvo.
 
Cuando Pattie se separó de Harrison, este inició una relación con Olivia Trinidad Arias, quien nació en la ciudad de México, si bien vivía en el sur de California, Estados Unidos. Arias era secretaria en la empresa A&M Records, donde George aseguró un contrato. Ambos se conocieron en una fiesta en Los Ángeles. Como Olivia también tenía un alto aprecio por la cultura de India, la empatía entre ambos prosperó y se afianzó aun más cuando Harrison fue invitado por Ravi Shankar a la boda de su sobrino Kumar. Acto seguido, Harrison y Olivia contrajeron nupcias el 2 de septiembre de 1978 en Inglaterra. Un mes antes, el 1 de agosto, Dhani Harrison, el primer y único hijo que tendría George –y la pareja–, vio la luz.
 
Tras la boda y con el pequeño Dhani, la familia Harrison se mudó a una nueva y fastuosa mansión en Henley, cerca de Oxford, que Harrison convirtió en uno de los más fantásticos jardines privados de toda Inglaterra. La mansión de Friar Park constaba de 120 habitaciones y estaba valuada en una fortuna, incluso para los estándares de los acaudalados Beatles. “La propiedad era bella y misteriosa, con cavernas, gárgolas, cascadas y vitrales instalados por Sir Frank Crispy, un millonario excéntrico que había sido dueño de la casa hasta su muerte, acaecida en 1919. Harrison trató de restaurar los ruinosos jardines de la propiedad de 35 acres”.18 Dhani Harrison, refiere que desde su infancia asumió que la profesión de su padre era la de jardinero, “una conclusión razonable tomando en cuenta que el guitarrista pasaba 12 horas al día inmerso en la maleza, sin comer mientras buscaba el culmen de su visión: la plantación de árboles y flores. “Ser jardinero y pasarse la vida en casa sin ver a nadie, no hay nada más rocanrolero, ¿no te parece?” dice Dhani, quien comprendió a la perfección la afinidad que su padre sentía”.19
 
En ese punto de su vida, Harrison aspiraba a alejarse de los reflectores y si bien seguía escribiendo canciones, buscaba separar su desempeño artístico de su vida privada. El problema es que la Beatlemanía resurgió con renovados bríos, dado que las generaciones de adolescentes que vibraron con la música del cuarteto de Liverpool en los sesenta, se encontraban ya en su adultez en los setenta, y esa nostalgia derivó en reediciones de la amplia obra que produjo The Beatles.
 
Para Harrison parecía una pesadilla, porque nuevamente los medios comenzaron a acosarlo, al igual que a los otros Beatles. Y para complicarle más la vida , en 1976 una corte de Nueva York resolvió que George había plagiado una canción llamada He’s So Fine, en beneficio de My Sweet Lord, por lo que se le impuso una multa de 500 mil dólares. En cualquier caso, en los años restantes de esa década, The Beatles nuevamente ocupó los titulares en los medios de comunicación, por lo que salvaguardar la privacidad de sus integrantes era casi imposible. Por ejemplo, todo el mundo sabía dónde vivía John Lennon con Yoko Onno en Nueva York, y cotidianamente los fans se apostaban frente al edificio Dakota con la pretensión de ver y/o saludar al polémico y legendario Beatle, aunque es claro que Lennon disfrutaba mucho ser una figura pública, o al menos mucho más que George. “George prefería pasar tiempo con su propia familia. George, Olivia y Dhani asistían a conciertos de Ravi Shankar en el Royal Albert Hall y veían películas clásicas como Singin’ in the Rain que presenciaban en [la casa de] Friar Park con amigos”.20
 
Muerte de Lennon y nuevos proyectos
 
El 8 de diciembre de 1980, John Lennon fue asesinado por Mark David Chapman afuera del edificio Dakota en Nueva York. La noticia le dio la vuelta al mundo y fue la hermana de George quien vía telefónica informó a Harrison del trágico suceso. “Era el fin de un breve período de cordura. Las cosas parecían haberse resuelto por sí mismas en su vida, y si se producían algunos problemas, se les solucionaba. Pero ahora esto. John asesinado. Ya no sonreía desde ninguna parte ni a nadie. ¿Qué mecanismo podría ayudar a digerir este horror? ¿Qué fe podía ser invocada por él o alguien contra esta maldad? George seguía indagando dentro de sí, buscando en su propia vida a través del espejo distorsionado de lo que acababa de ocurrir y trataba de racionalizarlo. Pero no podía”.21
 
Semanas antes de la muerte de Lennon, Harrison había publicado su autobiografía titulada I, Me, Mine. Haciendo honor a ese título –que corresponde a una canción del mismo nombre–, Harrison elaboró un recuento de su vida centrada en él, en sus canciones, en sus anécdotas, en lugar de sólo hablar de The Beatles. En ese sentido, John Lennon, cuando tuvo conocimiento de esta obra autobiográfica, no tardó en hacer público su disgusto por considerar que George era un ingrato al no hacer una mención permanente del creador de The Beatles. El hecho en sí provocó un distanciamiento entre ambos, con todo y que Harrison veía con poca frecuencia a Lennon, a diferencia de Ringo y McCartney, quienes residían en Inglaterra. Sin embargo, Harrison había estado fuertemente involucrado en importantes producciones discográficas de Lennon tras la disolución de The Beatles, en particular en Imagine.22 En cualquier caso, hay que reconocer que “I, Me, Mine” es una obra autobiográfica de Harrison y para Harrison, no necesariamente para los demás Beatles.23
 
Claro que una cosa es el distanciamiento provocado por la diferencia de opiniones y/o percepciones, y otra muy distinta por la muerte. Al morir Lennon, Harrison se alejó de la vida pública, posiblemente temiendo por su propia seguridad. Empero, en el transcurso de la década de los ochenta se involucró en nuevos proyectos, tanto musicales como fílmicos, aunque en éstos últimos no tuvo tanto éxito.
 
Transcurrieron siete años desde la muerte de Lennon, cuando Harrison dio a conocer Cloud nine (1987), considerado como uno de sus mejores trabajos, que contenía el éxito Got my mind set on you. Y a continuación se sumó a un singular proyecto denominado The Traveling Wilburys, una suerte de súper grupo integrado por el fantástico Bob Dylan, Tom Petty, Jeff Lynne y Roy Robinson. Este súper grupo generó dos producciones discográficas denominadas Volume I (dada a conocer en 1988) y Volume III (que vio la luz en 1990) y que tienen como rasgos en común el optimismo y la buena música.
 
Es importante referir que tras la disolución de The Beatles, George Harrison fue tan prolífico como acertado en sus producciones discográficas. Como se sugería líneas arriba, periódicamente sometió a consideración de McCartney y Lennon sus canciones, gran parte de las cuales eran rechazadas. Pattie Boyd lo explica en los siguientes términos: “creo que los estados de ánimo de George tenían mucho que ver con lo que ocurría dentro de los Beatles. Tras la muerte de Brain Epstein, parecían huérfanos, de manera que las tensiones y los resentimientos pospuestos comenzaron a aflorar. George se sentía excluido: John y Paul siempre habían sido los autores de las canciones y [George] tenía que luchar para lograr que alguna de sus canciones formara parte del álbum. A medida que maduró y se tornó más eficiente en torno a su talento, reconoció lo absurda que era esta situación y adquirió más confianza en torno a su talento, si bien ellos tenían fuertes personalidades. Yo no creo saber ni la mitad de lo que estaba ocurriendo –George comenzaba a decir algo sobre Paul, pero luego se detenía. Parecía incapaz o no dispuesto a compartir sus pensamientos conmigo; no quería decirme que se sentía excluido aunque estoy segura de que sí era el caso. El se guardó su dolor, frustración, enojo o lo que fuera, para sí mismo. Alguna vez fuimos muy cercanos, honestos y abiertos uno con el otro. Pero ahora se desarrollaba una distancia entre nosotros. Por momentos no podía llegar a él”.24
 
Tras la disolución de The Beatles, Harrison dio a conocer un álbum triple denominado All Things Must Pass, que fue vituperado por la crítica especializada y que se nutrió justamente de aquéllas canciones que Lennon y McCartney le rechazaron en los tiempos de esplendor del grupo. En All Things Must Pass, Harrison incluía My Sweet Lord, que fue un enorme éxito comercial. A continuación contribuyó a organizar un concierto benéfico en el Madison Square Garden de Nueva York, con la participación de luminarias como Ringo Starr, Erick Clapton y Bob Dylan, con el fin de recaudar fondos para los refugiados de Bangladesh. “El concierto fue todo un éxito, pero las repercusiones constituyeron un muy doloroso desastre, sobre todo porque los esfuerzos que Harrison realizó para hacer llegar las ganancias a los refugiados toparon con un gran muro de impuestos y burocracias.”25 Ya en Los Simpson, donde, por cierto, George Harrison apareció felicitando a Homero por su participación en el cuarteto Los Borbotones (en inglés los Be Sharps), se había hecho alusión, con mucho humor negro, a lo difícil que es que, tras un concierto o canción para fines de beneficencia, se garantice que los recursos recaudados lleguen a quienes los necesitan –en el episodio en el que Bart Simpson cumple años y cae a un pozo.
 
Los años noventa fueron de grandes contrastes en la vida de Harrison. Un hecho positivo es que restableció sus vínculos con Paul y Ringo. Así, los tres se reunieron para producir la célebre Anthology que incluye una canción de Lennon –aprobada por Yoko, quien contaba con el demo correspondiente–, Free As a Bird, dada a conocer en 1995. Sobre esta nueva colaboración con los escarabajos supervivientes, Harrison, con mucho humor dijo, a propósito de una posible reunión o reconfiguración de The Beatles: “mientras John Lennon siga muerto, The Beatles no se volverá a reunir.” Con todo, un hecho muy desafortunado fue que en 1997 se le diagnosticó cáncer de garganta, situación que atribuyó a su adicción al cigarro en sus años mozos. Pese a este terrible padecimiento, Harrison salió avante gracias a la quimioterapia que se le aplicó. Desafortunadamente, Harrison tendría otra desagradable experiencia dos años después.
 
En diciembre de 1999, un joven, aparentemente desequilibrado, de unos 33 años y oriundo de Liverpool ingresó, a las 3:30 de la madrugada, a Friar Park, la mansión de los Harrison. “Minutos más tarde accedería al principal dormitorio, donde protagonizó una batalla campal con George y su esposa, la mexicana Olivia Arias, que se habían despertado instantes antes al escuchar ruido de vidrios rotos. Si bien el intruso le propinó varias puñaladas a Harrison y una más a su esposa, esta –mexicana tenía que ser– lo sometió con un golpazo en la cabeza. A las 7:45 am George fue internado en el hospital Royal Berkshire, en la cercana ciudad de Reading, con tres cortes y una puñalada de una pulgada en el tórax. La rápida inserción de un pequeño tubo en su pulmón derecho evitó que un coágulo de sangre quedara atrapado allí. Olivia, aunque fue golpeada en la cabeza, no necesitó atención médica y permaneció a lado de su marido, incluso durante su posterior traslado al hospital londinense de Harefield, especializado en problemas torácicos”.26
 
Aunque Harrison se repuso a este atentado, dos años más tarde, en mayo de 2001, se dio a conocer que se le había extirpado un tumor canceroso de uno de sus pulmones en la Clínica Mayo. Dos meses más tarde, se filtró la información de que era atendido en Suiza ante la presencia de un tumor cerebral maligno. Hacia fines de julio del mismo año, la prensa especulaba que el cáncer de Harrison era tan avanzado que sólo le quedaban unas cuantas semanas de vida. Hacia principios de noviembre se difundió que Harrison era sometido a una radioterapia en Nueva York para erradicar un cáncer de pulmón que ya se había propagado a su cerebro. Pese a todos los tratamientos –y muestras de afecto y solidaridad procedentes de todo el mundo–, George Harrison murió el 29 de noviembre de 2001 a los 58 años de edad.
 
El legado
 
El adiós a Harrison no fue menos triste que aquél que se produjo de manera trágica 21 años antes, el 8 de diciembre de 1980, cuando el creador de The Beatles, John Lennon, pereció a manos de Mark David Chapman. Acaso a ambos escarabajos se les puede reprochar que se hayan ido sin cumplir los 64 –When I’m Sixty-Four– de conformidad con la canción de McCartney. En el caso concreto de Harrison, había transcurrido apenas un año desde que la Anthology del grupo –como libroera dada a conocer con el éxito esperado.
 
En fechas recientes, el célebre Martin Scorsese se dio a la tarea de plantear a Olivia la posibilidad de elaborar un documental sobre la vida de Harrison. Cabe destacar que la viuda de George había recibido ofertas previas, declinando todas ellas, por considerar que era muy difícil hacer justicia a una figura tan icónica como la de Harrison. Sin embargo, Scorsese la convenció y recientemente, en octubre pasado, la cadena HBO tuvo la primicia del documental titulado George Harrison. Living in the material world.
 
Si bien se acusa a Scorsese de no ser objetivo –toda vez que es evidente su admiración y devoción por Harrison– y la forma en que se deja llevar por el mito, se le reconoce su oficio como cineasta y su interés por la música. Con imágenes y grabaciones inéditas, este documental abarca aspectos de la vida del Beatle, desde su nacimiento hasta su muerte. Da cuenta de sus años como miembro de The Beatles, los altibajos de su carrera en solitario, y todo ello visto a través del prisma de las alegrías y los infortunios de su vida privada. Harrison viajó a todas partes, conoció a todo el mundo y alcanzó una fama solo soñada por la mayoría. Al margen de lo que Scorsese pretende transmitir, el documental es profundamente personal: Paul McCartney, Eric Clapton, Yoko Ono y Olivia Harrison, entre otros, hablan abiertamente sobre George y las vivencias que compartieron con él. Por lo menos, el trabajo del genial cineasta sirve para corroborar que George Harrison no era el Beatle más silencioso, ni tranquilo, dado que supo vivir intensamente, aunque a su manera. Así, a diez años de su partida es un modesto homenaje bien intencionado de parte de Scorsese, pero apenas el inicio de lo que se antoja como una reflexión más amplia sobre un personaje al que la fama le llegó y le cambió la vida, muy a pesar de él mismo.
 
Notas
 
1 María Cristina Rosas (diciembre 2010), “Lennon, en memoria”, en etcétera, p. 39, disponible en http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=5964&pag=2
 
2 Jordi Soler (enero 2002), “George Harrison: el escarabajo silencioso”, en Letras Libres, disponible en http://www.letraslibres. com/revista/letrillas/george-harrison-el-escarabajo-silencioso
 
3 De manera coincidente, John Winston Lennon, fue llamado así por sus padres –Winston– en honor al Primer Ministro británico, Winston Churchill. Véase María Cristina Rosas, Op. cit., disponible en http://www.etcetera.com.mx/articulo.php?articulo=5964
 
4 Simon Leng (2006), While My Guitar Gently Weeps. The Music of George Harrison, New York, Hal-Leonard, p. 2.
 
5 Ibid.
 
6 Brian Hiatt (octubre 2011), “La vida privada de George Harrison. El joven y tímido Beatle se replegó de los reflectores muy pronto. Pero su vida no hizo sino tornarse más profunda, rica y salvaje”, en Rolling Stone, p. 64.
 
7 Joshua M. Greene (2006), Here Comes the Sun. The Spiritual and Musical Journey of George Harrison, New Jersey, Jon Wiley & Sons, p. 64.
 
8 En su biografía, la célebre Mia Farrow señala que al culminar una sesión de meditación, el Maharishi la abrazó con intenciones no necesariamente amistosas. Véase Mia Farrow (1997), Mia Farrow. What Falls Away, New York, Bantam.
 
9 Sin embargo, Lennon en los días y meses que siguieron a las acusaciones contra el Maharishi escribió una canción que originalmente se llamaría Maharishi y que posteriormente se convirtió en Sexy Sadie, en la que manifestaba su repulsión ante el posible acoso perpetrado por el célebre gurú.
 
10 Cuando se le preguntó al Maharishi si guardaba rencores respecto a la conducta de The Beatles cuando se alejaron de él, el controvertido gurú dijo que los escarabajos eran “ángeles disfrazados” y que no había nada que perdonar toda vez que él no se podía “enojar con los ángeles.” Véase Joshua M. Greene, Op. cit., p. 244.
 
11 Véase “100 Greatest Guitarists of All Time”, en Rolling Stone, disponible en http://www.rollingstone.com/music/lists/100-greatest-guitarists-of-all-time-19691231/eric-clapton-19691231
 
13 Simon Leng,Op. Cit., p. 41.
 
14 Todd Baxter (February 10, 2004), “My view: 40 best Beatles songs”, en CNN International, disponible en http://edition.cnn.com/2004/SHOWBIZ/Music/02/09/beatles.top.songs/
 
15 Se cuenta que una vez que Boyd se lo contó a Ringo y Lennon se enteró, encaró a Harrison y lo acusó de incesto.
 
16 Pattie Boyd con Penny Junor (2007), Wonderful Tonight. George Harrison, Eric Clapton and Me, New York, Three Rivers Place, pp. 180-181.
 
17 Pattie Boyd con Jeny Junor, Op. cit., p. 186.
 
18 Brian Hiatt, Op. cit., p. 67.
 
19 Ibid.
 
20 Joshua M. Greene, Op. cit., p. 230.
 
21 Joshua M. Greene, Op. cit., p. 232.
 
22 Simon Leng, Op. cit., pp. 108-109.
 
23 George Harrison (1980), I, Me, Mine, San Francisco, Chronicle Books.
 
24 Pattie Boyd con Penny Junor, Op. cit., 124-125.
 
25 Brian Hiatt,Op. cit., p. 65.
 
26 Infosel (30 de diciembre 1999), “George Harrison sobrevive a atentado”, disponible en http://www.terra.com.mx/entretenimiento/nota/19991230/088925.htm
 
- María Cristina Rosas es profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
https://www.alainet.org/en/node/154764?language=es
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS