En el ojo del huracán: la crisis de la deuda en la Unión Europea (3/7)
El BCE, fiel servidor de los intereses privados (III)
19/09/2011
- Opinión
Entre julio y septiembre de 2011, por todo el mundo, las bolsas de nuevo sufrieron una violenta sacudida. La crisis se profundiza en la Unión Europea, y en particular respecto a sus deudas. El CADTM entrevistó a Eric Toussaint con el objetivo de descodificar los diferentes aspectos de esta nueva fase de la crisis.
CADTM: El 8 de agosto 2011, el BCE comenzó a comprar títulos de Estados europeos en dificultades. ¿Cuál es tu opinión?
Eric Toussaint: Primera precisión importante: los medios anunciaron que el BCE recomenzaba a comprar títulos sin aclarar que esas compras de títulos de los Estados en dificultad se haría, como de costumbre, únicamente en los mercados secundarios. El BCE no compra títulos de la deuda griega directamente al gobierno griego, los compra a los bancos en el mercado secundario. Y por eso los bancos estaban tan contentos el 8 de agosto de 2011. En efecto, entre marzo de 2011 y el 8 de agosto de este año, el BCE, según sus propias declaraciones, había dejado de comprar títulos en el mercado secundario. Eso molestaba a los bancos, ya que en su afán de librarse de los títulos griegos y de otros países con problemas, tuvieron que vender, durante ese periodo, en el mercado secundario a precio de saldos. La mayor parte de ellos restringieron sus ventas cuando el precio era muy bajo.[1] Y es por eso por lo que presionaron al BCE para que reanudara sus compras.
CADTM: Así que la vuelta del BCE al mercado secundario hace remontar el precio de los títulos griegos ¿no es así?
Eric Toussaint: Sí, pero eso fue momentáneo y lo más importante es que el BCE compra netamente por encima del precio de mercado y en muy grandes cantidades. Entre mayo de 2010 y marzo de 2011, el BCE compró títulos griegos por 66.000 millones de euros a los banqueros y otros inversores institucionales. Entre el 8 y el 12 de agosto de 2011, o sea, en cinco días, compró por un valor de 22.000 millones de euros en títulos griegos, irlandeses, portugueses, españoles e italianos. La semana siguiente, compró aún más, por 14.000 millones de euros. No se sabe la parte que corresponde exactamente a los títulos griegos, pero vemos que el BCE ha comprado masivamente. Lo cierto es que la recompra de títulos por el BCE permite a los inversores institucionales especular y obtener grandes beneficios.
La cuestión es que los bancos pueden comprar títulos en el mercado secundario o mucho más discretamente en el mercado OTC, que escapan de todo control, a precios reventados (42,5 % de su valor en los días siguientes al 8 de agosto de 2011, e incluso a menos algunas semanas más tarde) y los revende al BCE a un 80 % de su valor. Puede ser que el volumen de este tipo de operaciones que los bancos pueden hacer sea marginal, pero es difícil hacerse una idea clara sobre la realidad de este negocio. Es evidente que es muy rentable y no veo cómo el BCE o las autoridades de los mercados puedan impedirlo, si tuvieran la voluntad de hacerlo.
Hay que decir que las operaciones en el mercado secundario son poco reglamentadas. Pero, sobre todo, que al lado del mercado secundario está el mercado OTC (Over the counter en inglés), sin ningún control de los poderes públicos. Con mucha frecuencia se realizan compras y ventas de títulos de las deudas mediante lo que se llama «ventas al descubierto», es decir, que un comprador, por ejemplo un banco, puede adquirir títulos por decenas de millones de dólares sin pagar nada en el momento de la recepción de los títulos en cuestión.
Y continúa el proceso: el comprador promete pagar, al adquirir los títulos, pero los revende enseguida y con el producto de esa venta pagará su compra, y allí está la prueba de que no compra para usufructuar un bien sino para revenderlo de inmediato, obteniendo un máximo de ganancia (especulación).
El problema es que si el comprador no puede revender los títulos a buen precio o no los puede vender en absoluto, tendrá dificultades para pagar la cuenta. Y esto puede provocar un crash, ya que son sumas astronómicas que están en juego en la medida en que centenares de inversores institucionales intervienen individualmente con montos realmente considerables. Las transacciones sobre los títulos de la deuda pública de los Estados en dificultad llegan a ser de decenas, incluso de centenares, de miles de millones de euros en el mercado liberalizado.
CADTM: ¿Por qué el BCE no compra directamente a los Estados los títulos que éstos emiten en vez de hacerlo en los mercados secundarios?
Eric Toussaint: Porque los gobiernos que crearon el BCE querían reservar para el sector privado el monopolio del crédito con respecto a los poderes públicos. Sus estatutos, así como el Tratado de Lisboa, prohíben, y también a los Bancos Centrales de los países de la Unión Europea, prestar directamente a los Estados. El BCE presta así a los bancos privados, los que a su vez, como otros inversores institucionales, prestan a los Estados. Como indiqué antes, los bancos franceses, alemanes y de otras nacionalidades, revendieron masivamente en 2010 y en el primer trimestre de 2011 títulos griegos. El BCE fue el principal comprador, y pagando un precio superior al valor del mercado secundario.
Como veis, esto permite a los banqueros y otros inversores institucionales todo tipo de manipulaciones, pues los títulos son al portador y los mercados fueron liberalizados. Está claro que los bancos privados presionan al BCE a fin de que compre los títulos a un precio más alto, diciendo que tienen necesidad de desprenderse de ellos para sanear sus balances y evitar una nueva crisis bancaria de gran amplitud.
Los meses de julio y agosto de este año fueron propicios para este chantaje y estas presiones, puesto que en las bolsas se produjo una caída del 15 al 25 %, según los casos, entre el 8 de julio y el 18 de agosto. El precio de las acciones de los bancos acreedores de Grecia, en particular los franceses, prácticamente se hundieron. Presa del pánico, el BCE cedió ante la presión de los banqueros y otros inversores institucionales, y se puso a comprar títulos. Esta intervención del BCE salvó (¿provisoriamente?) la jugada a una serie de grandes bancos, en particular franceses. Una vez más, los poderes públicos salen en auxilio del sector privado. Pero el escándalo concerniente a la actitud del BCE no acaba allí.
CADTM: ¿Qué quieres decir?
Eric Toussaint: Es muy simple. El Banco prestó con un interés muy bajo a la banca privada: del 1 % de mayo de 2009 a abril de 2011, del 1,5 % actualmente, pidiendo a los banqueros privados que recibían ese dinero que depositaran una garantía. Pues bien, los bancos depositaron como garantía unos títulos (que en la jerga se denominan «colaterales») de los cuales perciben, si éstos son griegos, portugueses, irlandeses…, un interés que varía entre el 3,75 % y el 5 % para títulos a menos de un año, mucho más si son títulos a 3, 5 o 10 años…
CADTM: ¿Qué tiene eso de escandaloso?
Eric Toussaint: Lo escandaloso es que los bancos reciben del BCE préstamos al 1 o al 1,5 % para prestárselo a ciertos Estados a por lo menos el 3,75 %. Una vez que compraron los títulos y que percibieron esta remuneración, hacen un doblete: depositan estos títulos como garantía, obtienen un nuevo préstamo del BCE a un tipo muy bajo y prestan este dinero a corto plazo a los Estados a un interés más alto. Nuevamente, el BCE les permite embolsar jugosos beneficios.
Y eso no es todo, el BCE modificó a partir de 2009-2010 sus criterios de seguridad y de prudencia, y acepta que los bancos depositen en garantía títulos de alto riesgo, lo que evidentemente estimula a estos bancos a prestar sin miramientos, ya que tienen la seguridad de poder revenderlos al BCE o depositarlos como garantía. [2]
Por lo tanto, es lógico pensar que el BCE debería actuar de otra manera y prestar directamente a los Estados al 1 o 1,5 %, sin regalar nada a los banqueros.
CADTM: Sí, ¿pero realmente el BCE podría hacerlo a pesar de que sus estatutos y el Tratado de Lisboa se lo prohíben?
Eric Toussaint: Una serie de disposiciones del Tratado ya no se respetan (como la ratio deuda/PIB, que no puede ser mayor del 60 %, la ratio déficit público/PIB, que no puede exceder del 3 %), por lo que, visto las circunstancias, se podría pasar por alto esa disposición. Además se debe derogar los diferentes tratados de la UE, modificar radicalmente los estatutos del BCE y refundar la Unión sobre otras bases. Pero, por supuesto, es necesario modificar totalmente la relación de fuerzas por medio de movilizaciones en la calle. (Traducido por Griselda Piñero y Raúl Quiroz)
Fin de la tercera parte
[1] En el Hellenic Republic Public Debt Bulletin, nº 62, junio de 2011, p. 4, se ve claramente que el mercado secundario se había literalmente secado a partir de mayo de 2011, ya que el BCE compraba los títulos.
[2] Probad, en el momento de pedir un crédito importante a un banco, de dar como prueba de solvencia títulos de alto riesgo y veréis la respuesta.
https://www.alainet.org/en/node/152708
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