Caín resucita en Ecuador

18/05/2011
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¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?!” – Respuesta de Caín a Dios, después de haber asesinado a su hermano Abel (Gén 4,9).
 
No hay duda que la política divide a extremos de muerte, por eso me gusta citar cada vez que el caso lo amerita esa frase de Mario Vargas Llosa: “La política saca a flote lo peor del ser humano”. De hecho, el mismo Mario Vargas Llosa es repudiado por sus posiciones políticas de extrema derecha, mucha gente va más lejos y no solo son sus detractores por su ideología sino que también la arremeten contra su obra literaria (a veces sin haberla leído siquiera). Afortunadamente muchas de sus novelas y cuentos tienen vida propia y son capaces de sobrevivirle a la más férrea crítica e incluso a su autor mismo.
 
En Honduras aun no hemos superado la tremenda división que nos causó el golpe de Estado. Recuerda esa imagen cuando un muro va destrozando todo lo que encuentra a su paso: edificios, iglesia, seres humanos, flora, fauna, en fin… en la genial película The Wall, de Roger Waters. Así también hemos quedado en Honduras, divididos por ese gran muro imaginario llamado ideología.
 
En un país tan pequeño es casi imposible no tener lugares comunes. Por ejemplo, no hay quien no tenga un familiar o por lo menos amigo viviendo en los Estados Unidos. No hay quien no tenga un familiar o amistad cercana que estuvo o está en el ejército o la policía. No hay quien no tenga un pariente que no tenga un familiar o amistad cercana que pertenezca al magisterio. Y, claro está, es difícil no tener a algún familiar que sea tal vez no propiamente golpista sino afín al golpismo o simplemente siendo un pobre clasemediero o proletario esté enajenado por los aparatos de desinformación con la lavada de cerebro y defiende el golpismo a morir, aun cuando apenas tenga lo del diario vivir.
 
Claro, habemos quienes tenemos familia cercana que quizá no sea lo que se denomina oligarquía, pero que sí están y estuvieron muy cercanas, algunas veces participando directamente, en lo del golpe de Estado. En mi caso no soy quién para andar delatando a mis familiares golpistas, no estoy de acuerdo con ellos, pero antes que nada son mi familia. Evito, a toda costa, mencionarlos en mis escritos y en mis conversaciones, para que no vaya a difundirse ninguna información que pueda dañarlos. Creo que si un día hay leyes reales en el país, pues tendrán que rendir cuentas ante la justicia sino pues someterse en el último viaje al juicio celestial. Por supuesto, ni una ni otra cosa me alegra, por el contrario, me siento triste porque ellos hayan participado en algo que ha dejado en nuestro país muerte, devastación, represión, dolor.
 
No todo el mundo piensa lo mismo, a otros/as les invade la pasión política y les produce tal ceguera que con tal de defender sus posiciones y/o intereses son capaces de llevarse a seres tan cercanos como a sus padres y hermanos/as de encuentro, tanto así que ni la posibilidad de ver a sus antes llamados seres queridos muertos, les conmueve a la compasión. Sí, es así ni más ni menos que puede verse a Fabricio Correa, hermano del presidente ecuatoriano Rafael Correa. Fabricio se ha convertido en el heredero perfecto de Caín.
 
Con el contundente triunfo del gobierno de Rafael Correa en la consulta popular más reciente, se ha incrementado el ataque mediático y de todo tipo contra el gobierno. Es natural y era de esperarse: nadie va a aceptar su derrota, y si la acepta tratará de restarle méritos al victorioso por las razones que sea. Esto en realidad no sorprende pues para eso son contendientes, lo que sí se ve degradante es cuando un hermano, ansioso de poder, denigra a su propio hermano y minimiza un atentado de muerte y respalda obcecadamente a los conspiradores.
 
Hace un par de días, en entrevista que le hace Fernando del Rincón, en CNN, a Fabricio ‘Caín’ Correa (quien vive en Miami), este dio rienda suelta al odio contra su hermano. Del Rincón aprovechó para sacarse una espinita pues minutos antes hizo una pregunta tendenciosa al canciller ecuatoriano Patiño. Este le respondió algo así como “A mí no me haga preguntas con la respuesta ya incluida. Pregúnteme y espere que le responda”. Un enojado del Rincón con un frustrado Fabricio se dieron el banquete con el gobierno del presidente Rafael Correa.
 
Y la crítica, cuando no brota de la amargura, puede ser constructiva, pero en este caso a Fabricio poco le faltó justificar la muerte de Rafael Correa si se hubiese dado el día del intento de golpe de Estado con el levantamiento de la policía. Todo mundo vio que el presidente Correa fue directamente atacado, que le arrebataron la máscara antigases, que cojeaba porque recientemente había salido de una operación y que le obstruyeron el paso para ser atendido. Aun con todo Fabricio niega los hechos, y esto lo convierte en un tristemente Caín moderno, poseído por las ansias de poder.
 
Si esto hace contra su ‘hermanito’, ¿se imaginan que haría con la pobrería ecuatoriana? Es de suponer que no los considera siquiera seres humanos. Este es un buen espejo para que en Honduras vayamos luchando contra el odio entre hermanos y hermanas hondureños. Los que han delinquido hay que alumbrarles el camino a la justicia, pero no convertirnos en jueces y verdugos de nuestros propios hermanos y hermanas.
No hagamos necesario que alguien nos dedique la maldición bíblica contra Caín: “Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra.”
 
Nueva York NY 18 Mayo 2011
 
 Roberto Quesada: Escritor, periodista ex diplomático hondureño ante las Naciones Unidas. Desterrado por antigolpista.
https://www.alainet.org/en/node/149851?language=en
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