Muerte de Osama: triunfa estrategia de Obama

03/05/2011
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La noticia comenzando esta semana fue la muerte de Osama Bin Laden por un comando de fuerzas especiales norteamericanas en las afueras de la capital de Pakistán; caía el objetivo de la guerra contraterrorista norteamericana más importante del último decenio. Su muerte tiene implicaciones importantes en varias dimensiones.
 
Primero, es un triunfo para el Presidente Barack Obama, no sólo porque el resultado positivo se haya producido en su mandato, lo cual le va a dar réditos políticos frente a su reelección en noviembre próximo –especialmente debilita el argumento de cierta derecha republicana de que era débil frente al terrorismo-, pero sobretodo porque es resultado de la Estrategia de Seguridad Nacional del gobierno Obama, en la cual se abandona el genérico de ‘la lucha contra el terrorismo’ y se plantea de manera precisa que el enemigo es Al Qaeda y dentro de dicha organización su líder es uno de los principales objetivos de valor estratégico; por supuesto encarga a la CIA que se centre de manera prioritaria en localizarlo y capturarlo o darlo de baja; recordemos lo que decía, cuando se expidió la Estrategia, el asesor presidencial inicial del gobierno Obama sobre seguridad y contraterrorismo John Brennan, "Nuestro enemigo no es el terrorismo porque el terrorismo es una táctica… Nuestro enemigo es Al Qaeda y sus afiliados terroristas". Igualmente se planteó una estrategia antiterrorista más fina combinando lo militar con lo político, buscando neutralizar sectores talibanes de Afganistán para que no apoyaran a Al Qaeda; esto explica porque se habló de la prioridad de la política del gobierno Obama se situaría en la guerra de Afganistán y su extensión hacia su vecino Pakistán –considerado un gobierno altamente penetrado, especialmente sus servicios de inteligencia, por sectores simpatizantes de los talibanes y de Al Qaeda-.
 
Pero adicionalmente enseña que la lucha contra este tipo de organizaciones terroristas –especialmente las de tipo red-, es fundamentalmente una tarea de inteligencia –técnica y humana-y de fuerzas especiales –policiales o militares- pero no necesariamente de grandes unidades militares, propias para otro tipo de confrontación militar. Con mucha frecuencia los líderes de este tipo de organizaciones se mimetizan mejor en el mundo urbano que en escarpadas y aisladas regiones. Una de las grandes controversias planteadas a la anterior administración norteamericana fue haber desgastado grandes esfuerzos en derrocar gobiernos, aparentemente simpatizantes de estas redes y no concentrar toda su capacidad en lo fundamental que era golpear a Al Qaeda y sus estructuras de liderazgo y comando.
 
Segundo, igualmente enseña que si bien estas bajas tienen un alto valor simbólico –acaba el mito de que estos líderes son indestructibles- y estratégico, no necesariamente significan que dichas organizaciones vayan a desaparecer en un corto plazo –la experiencia muestra que pueden remplazarlos, así sean líderes con menor carisma- y de hecho, incluso pueden tener coletazos que produzcan daños importantes; esto explica porque Estados Unidos ha elevado el nivel de sus alertas, así como Europa. Ahora bien, este tipo de redes fundamentalistas islamistas tienen adicionalmente un factor que puede explicar la tendencia a su mantención y es el fanatismo de tipo religioso y la posibilidad de inmolarse como algo normal del compromiso con su causa.
 
Lo anterior deriva una tercera implicación muy importante, que se evidenció con los hechos terroristas del 11/9, que las sociedades contemporáneas deben convivir con un cierto nivel de riesgo y que por consiguiente deben acostumbrarse a coexistir con estrategias de seguridad que les permita prevenir y/o enfrentar eventuales amenazas a la seguridad y minimizar los riesgos de las mismas. Así como es equivocado pretender una situación de seguridad total o riesgo cero, igualmente no se puede minimizar la importancia de contar con estrategias de seguridad permanentes, de tal manera que la seguridad sea parte de los procesos sociales.
 
- Alejo Vargas Velásquez es profesor titular de la Universidad Nacional de Colombia y
coordinador del Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.
https://www.alainet.org/en/node/149448?language=es
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