La refundación del Estado en América Latina

21/10/2010
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
El libro de Boaventura de Sousa Santos La refundación del Estado en América Latina comprende dos partes, una teórica y otra analítica, entendida como comparada, de los procesos boliviano y ecuatoriano. En la primera parte se trabajan las dificultades de la imaginación política o el fin de lo que no tiene fin, además de la distancia en relación a la tradición crítica eurocéntrica; también se vuelve a exponer una epistemología del sur.
 
La segunda parte trabaja, en el capítulo cuarto, el contexto latinoamericano; en el quinto, la naturaleza de la transición; en el capítulo seis, la refundación del Estado y los falsos positivos; en el capítulo siete, la reconfiguración del conjunto político. Nuevas fracturas, dualidades y oportunidades. Después vienen las conclusiones. Al principio se hace la pregunta sobre si el capitalismo tiene fin, qué tendríamos que hacer para que llegue ese fin, cuál es el fin del capitalismo sin fin. 
 
La misma pregunta se repite en otro espesor y en otra genealogía, esta vez sobre el fin del colonialismo sin fin. La clave de este fin está en la movilización coordinada y politizada de los movimientos sociales, de las naciones y pueblos del sur, en el desplazamiento y la ruptura epistemológica del sur respecto a la herencia eurocéntrica, en el desplazamiento político del centro al sur del sistema-mundo capitalista; así también en la conformación de las condiciones, el desprendimiento y el devenir de un nuevo modelo civilizatorio, que en el caso de Bolivia y Ecuador está vinculado al vivir bien, suma qamaña, suma kausay. ¿Podrá convertirse este modelo que nace de la matriz de las culturas y civilización indígena, que nace de las cosmovisiones indígenas, en un modelo descolonizador y diferencial planetario? 
 
Eso depende por lo menos de dos cosas, de la imaginación descolonizadora, del alcance de la descolonización y de la correlación de fuerzas a nivel mundial. Para esto se requiere quebrar los monopolios de los países imperialistas del centro del sistema mundo capitalista. Entre estos quiebres de los monopolios se encuentra el monopolio del acceso a las riquezas naturales del planeta, también el monopolio financiero y el monopolio tecnológico, además del monopolio de los medios de información y de comunicación, fuera del monopolio de las armas de destrucción masiva.
 
Esta lucha antimonopólica de parte de los países del sur no sólo tiene que llevarnos a un mundo multipolar, saliendo del mundo unipolar basado en el dominio y la hegemonía norteamericana, sino también debe llevarnos a una revolución cultural a escala mundial, que no sólo signifique la ruptura y el desplazamiento epistemológico, sino también una recodificación y una revalorización múltiple de las conductas, los comportamientos, las prácticas, los imaginarios, los cuerpos, en un contexto de procesos y acontecimientos que logren las transformaciones institucionales, económicas, política y culturales.
 
Una transformación profundas de las relaciones entre formas de Estado y formas de sociedad, creando nuevas formas políticas y de gubernamentalidad, donde las multitudes, las naciones, los pueblos, las sociedades tengan incidencia primordial. Esto significa la profundización y transformación multitudinaria de la democracia, desarrollando la acción directa, las formas colectivas, las formas comunitarias, las consultas permanentes, el respeto absoluto a los derechos de las naciones, los pueblos, las sociedades, los colectivos, las comunidades, los individuos.
 
Boaventura observa que en nuestras temporalidades de transición se han perdido los sustantivos críticos, entre ellos socialismo, comunismo, dependencia, lucha de clases, alienación, participación, frente de masas; que se produce un desplazamiento conceptual, una pérdida, una relativización, pero también la emergencia de nuevas formas de pensar, que no caen en la hegemonía del pensamiento único liberal-neoliberal, que más bien proponen alternativas emancipadoras. Se da también una relación fantasmal entre teoría y práctica. 
 
La crítica va dirigida a la tradición crítica eurocéntrica, respecto de la cual debemos realizar un distanciamiento. Las posibilidades emancipadoras se encuentran en los movimientos del sur, en los movimientos indígenas, en los movimientos sociales, en el conglomerado de movimientos diversos que se enfrentan a las formas polimorfas de dominación del capitalismo y de sus estados. Una nueva teoría crítica debe adecuarse o, más bien, devenir de la experiencia de las prácticas emancipadoras del sur. Tomar distancia implica estar simultáneamente adentro y afuera de lo que se critica, de tal modo que se desprende de esta actitud la sociología transgresiva de las ausencias y de las emergencias.
 
En lo que respecta a la sociología de las ausencias, ésta consiste en hacer presente lo ausente, en volver existente lo inexistente, en calificar y valorar lo descalificado por la racionalidad represiva de la monocultura vigente. La sociología de las emergencias consiste en sustituir el tiempo lineal por múltiples temporalidades emergentes, un futuro vacío por un futuro de posibilidades plurales y concretas, simultáneamente utópicas y realistas. 
 
Boaventura entiende por epistemología del sur el reclamo de nuevos procesos de producción y de valoración de conocimientos válidos, científicos y no científicos, la perspectiva múltiple de nuevas relaciones entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prácticas de las clases y de grupos sociales que han sufrido de manera sistemática las injustas desigualdades y las discriminaciones causadas por el capitalismo y por el colonialismo.  
 
¿Qué se entiende por el sur? El sur no es un concepto geográfico, es más bien una metáfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y el colonialismo y de la resistencia para superarlo. Se trata de un sur anticapitalista, anticolonialista y antiimperialista. Por eso dice Boaventura que la comprensión  del mundo es  mucho más amplia  que la comprensión occidental del mundo.  Se requiere no tanto alternativas como un pensamiento alternativo de alternativas. Las dos ideas centrales de la epistemología del sur son la ecología de los saberes y la traducción intercultural. 
 
El fundamento de la ecología de los saberes es que no hay ignorancia o conocimiento en general; toda ignorancia es ignorante de un cierto conocimiento, y todo conocimiento es el triunfo de una ignorancia en particular.  Como dijimos, la segunda idea de la epistemología del sur es la traducción intercultural; ésta debe ser entendida como el procedimiento para crear inteligibilidad recíproca entre las diversas experiencias del mundo. No atribuye a ningún conjunto de experiencias ni el estatuto de totalidad exclusiva ni el de parte homogénea.  Las experiencias del mundo son tratadas como totalidades o partes y como realidades que no se agotan en esas totalidades o partes.
 
El trabajo de traducción incide tanto sobre los saberes como sobre las prácticas. La traducción entre saberes asume la forma de una hermenéutica diatópica. Ésta consiste en un trabajo de interpretación entre dos o más culturas con el objetivo de identificar preocupaciones isomórficas entre ellas y las diferentes respuestas que proporcionan. 
 
La epistemología de los saberes comprende en su contorno una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias, en su interior una ecología de los saberes y una traducción intercultural, entendida como una hermenéutica diatópica. Se trata de una epistemología múltiple y diferencial que emerge desde el sur, una epistemología deconstructiva, también una epistemología emancipadora, que se encamina a hacer circular los saberes puestos en la sombra por la ciencia y los juegos de poder de los mecanismos de dominación vigentes.
 
Se trata de una epistemología descolonizadora, que interpela, cuestiona los saberes dominantes, que abre horizontes de visibilidad y de decibilidad distintos, diferenciales y alternativos al paradigma cultural dominante, el de la modernidad. Una epistemología descolonizadora por el desmontaje de los dispositivos de poder, por la deconstrucción de las relaciones de poder, incorporadas al cuerpo y cristalizada en los huesos, transferidas al espesor del cuerpo, internalizadas en el sujeto y la subjetividad.
 
Ahora bien, una epistemología del sur no puede ser solamente un enunciado, un conjunto de enunciados, un proyecto alternativo; no puede ser sólo una demarcación, un deslinde, respecto a la epistemología eurocéntrica de la modernidad; tiene que ser algo más, tiene que ser un despliegue múltiple de prácticas discursivas y de prácticas no discursivas, que efectivamente hagan circular la pluralidad de los otros saberes y los articulen en una hermenéutica múltiple e intercultural. Una epistemología del sur debe abrirse a una transformación radical de las formaciones discursivas, a alternativas formas de decodificación, de significación, de re-significación y de traducción, de figuraciones, de configuraciones y re-figuraciones.  
 
Una epistemología del sur debe desenvolver nuevas formas, métodos y técnicas de construcción de los objetos, nuevas lógicas y teorías de construcción de los conceptos, nuevas hermenéuticas del sujeto.
 
- Raúl Prada Alcoreza
Círculo Epistemológico-Comuna (Primera parte)
https://www.alainet.org/en/node/145067?language=es
Subscribe to America Latina en Movimiento - RSS