Los dilemas de la transición
08/09/2010
- Opinión
Tres conflictos se suceden en una coyuntura postelectoral; el conflicto de Caranavi por la instalación de una planta de cítricos que se prolonga durante las dos primeras semanas de mayo y deriva en un desenlace fatal que se lleva dos muertos y veintinueve heridos; el conflicto con el CIDOB, la central indígena de pueblos del Oriente boliviano, que se prolonga casi todo julio, que tiene que ver con un conjunto de demandas vinculadas a los territorios indígenas, a la implementación de las autonomías indígenas, al Fondo Indígena, a la anulación de concesiones forestales, a la realización de la consulta, al saneamiento de tierras en los territorios indígenas, así como al problema de la presencia de los terceros en territorios indígenas; y el conflicto de Potosí, que se prolonga durante las dos semanas de agosto, que estalla en principio por un problema limítrofe departamental entre Oruro y Potosí, conectado con la instalación de una planta industrial de cemento y la explotación de yacimientos en el cerro Pahua, empero se amplifica a un conjunto de demandas regionales.
Estos tres conflictos dibujan nuevos escenarios en el proceso político en marcha; se trata de organizaciones sociales, una indígena y otra sindical campesina, además del comité cívico de un departamento que forma parte de la geografía política de apoyo al gobierno, al MAS y al proceso.No se puede equiparar estos conflictos con los anteriores, los llevados a cabo por los comités cívicos de los departamentos de la llamada “media luna” y el Comité interinstitucional de Chuquisaca; son distintos, son causas diferentes y distintos actores, también son problemasdesemejantes. Sería un error de análisis el creer que hay una continuidad entre estos conflictos y los anteriores. La discontinuidad es clara; ahora bien, de lo que se trata es de entender la genealogía de los últimos conflictos.
En primer lugar nos haremos la siguiente pregunta: ¿Cuál es la materialidad social y política de los distintos perfiles de conflictos, el llevado a cabo por los comités cívicos de la “media luna” y el llevado a cabo por los indígenas de tierras bajas, los vecinos y campesinos de Caranavi, y el comité cívico de Potosí, donde participó el pueblo de Potosí, por lo menos de la ciudad de Potosí? Respondamos a esta pregunta. En un ensayo sobre Estado, Asamblea Constituyente y autonomías, que aparece en el libro de Comuna bajo el título Horizontes y límites del poder y del Estado, publicado por el 2005, se escribe lo siguiente:
El campo social del departamento de Santa Cruz no es nada homogéneo. Hay una estructura social jerárquica, consolidada de una forma vertical y elitaria. Sólo una minoría controla el monopolio de la tierra, de las finanzas, de la economía, de los circuitos de influencia, de la prefectura, del gobierno municipal, de los medios de comunicación. En este espacio social tenemos un monopolio de los dispositivos políticos departamentales de parte de una oligarquía regional, que es al mismo tiempo una burguesía nacional intermediaria. Hablamos entonces de una estructura de poder que tiende a la hegemonía regional. Hablamos de una estructura económica basada en la concentración abismal de recursos en unas cuantas familias.
También hablamos del control casi absoluto del espacio virtual. La caja de resonancia prioritaria en el contexto contemporáneo, los medios de comunicación de masa. Los empresarios controlan casi todos los medios de comunicación disponibles a nivel nacional, a excepción de las radios populares, el canal de televisión popular (RTP) y otros medios alternativos. Casi todos los medios de comunicación, incluyendo particularmente la prensa, están controlados por esta oligarquía regional. Este monopolio de los medios se manifiesta en su programación, diseño y contenidos que están vertiendo. En esta programación, diseño y contenidos se puede entrever a donde se está apuntando, cuáles son los objetivos estratégicos. Se trata de una construcción ideológica, además del control efectivo de los medios, se trata de un control mediático de la realidad nacional, de un control virtual de la información. Por medio de estos procedimientos los medios de comunicación crean una realidad virtual, se inventan una realidad comunicativa.
Esta hiper-realidad termina siendo la única realidad que tenemos en cuenta; porque la realidad real, efectiva, el acontecimiento de singularidades acaba siendo ocultada. Por ejemplo no se visualizan, no se hacen audibles, las vivencias sociales de las provincias, las formas de existencia de las mayorías de los cambas, mestizos, rancheros. Todo esto ha desaparecido. Ahora solo existe la representación del camba en los términos ideológicos del discurso de la nación camba. Práctica discursiva incipiente, desplegada por una minoría, que se ha creído siempre hispánica, que ha usado el término de camba mas bien de modo despectivo. Tardíamente trata de invertir el término usual, otorgándole un valor ideológico de aglutinamiento, buscando desesperadamente la hegemonía parcial al interior de la frontera regional.
Obviamente este no es el campo social de los conflictos en tierras bajas con el CIDOB, tampoco en tierras altas con los conflictos suscitados en Caranavi y en Potosí. En lo que respecta a la marcha indígena, la composición social la definen las organizaciones indígenas de tierras bajas, aglutinadas en el CIDOB, incluyendo a las organizaciones que terminan distanciándose de la marcha como la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG). Podemos incluir en esta composición a las Organizaciones no Gubernamentales (ONGs) que apoyan a las organizaciones indígenas de tierras bajas.
Entre las organizaciones indígenas y las ONGstenemos una red de técnicos y asesores de las mismas organizaciones; también podemos incluir a medios populares e intelectuales que simpatizan con las causas indígenas. Trasladándonos a la zona subtropical de Caranavi el campo social es dibujado por organizaciones sindicales campesinas de los llamados colonizadores, que desde la aprobación de la Constitución se hacen llamar interculturales, juntas de vecinos de la ciudad intermedia, autoridades municipales, instituciones del lugar, medios de comunicación locales, también tenemos que destacar la participación de los representantes asambleístas de la provincia. En lo que respecta al conflicto regional de Potosí, vale la pena acudir al análisis que realiza Samuel Rosales, militante potosino del MAS; en el documento describe los contenidos y los actores de las reivindicaciones de Potosí del siguiente modo:
La movilización potosina tiene carácter reivindicativo y contenidos desarrollistas con participación popular… De esta movilización participan sectores populares como desocupados, amas de casa, organizaciones de pequeños empresarios, transportistas, magisterio entre otros .
Entre esos otros podemos incluir a las organizaciones del Comité Cívico de Potosí (COMCIPO), también a la Gobernación del departamento y a los representantes asambleístas, a los sindicatos mineros y a los cooperativistas, además de medios de comunicación regional e intelectual potosinos. Empero en el espacio del campo social del conflicto potosino también debemos incluir a las organizaciones campesinas aglutinadas en la Federación Campesina del Departamento de Potosí, así mismo al Consejo de Marcas y Ayllus del Qullasuyu (CONAMAQ) que, dependiendo del momento de la temporalidad del conflicto, han actuado en contra de COMCIPO, ventilando una contradicción entre ciudad y campo.
En la extensión de este campo social hay que situar a una red de ONGs que trabajan en la región, que tienen sus oficinas en la ciudad, empero muchas de ellas trabajan en las provincias, con los sindicatos y ayllus; también hay ONGs que trabajan con cooperativistas mineros.
Como se puede ver los campos sociales son diferentes en la “media luna” y en tierras altas, en momentos distintos de dicotómicos conflictos. Esta constatación nos muestra una situación y un momento diferente del proceso de cambio y de la transición. Se trata de demandas y reivindicaciones sectoriales, locales y regionales que tienen que ver con la aplicación de la constitución, autonomías indígenas, el modelo económico, particularmente con su característica de modelo productivo, que tienen que ver con la autonomía departamental.
Se puede decir que la gente, las multitudes, las organizaciones, las localidades y las regiones han combatido, han apoyado, han votado varis veces, han resistido al embate de las oligarquías regionales, han marchado y sostenido el proceso constituyente, exigiendo la aprobación de la Constitución, han elegido apoyando el proceso, después de una larga temporalidad de entrega y despliegue de voluntades, ahora piden resultados inmediatos de cambio en sus condiciones de vida, respuestas y productos concretos de transformación.
Todo esto lo hacen desde sus propias perspectivas sectoriales, locales regionales, todavía sin concatenar un discurso político plurinacional comunitario. Hay que entender esta mutación en las entrañas mismas del proceso, es indispensable la participación de la gente, los pueblos, las naciones, las sociedades, las poblaciones, los territorios en la conducción del proceso en los términos aprobados por la Constitución como sistema de gobierno: la democracia participativa.
- Raúl Prada Alcoreza, Círculo Epistemológico Comuna
https://www.alainet.org/en/node/143988?language=es
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