Comunidades se aclimatan
25/08/2010
- Opinión
Bogotá.- Después de identificar la realidad de sus ecosistemas, su vulnerabilidad y sus problemas de impacto por el clima y por el acceso al agua, miles de campesinos e indígenas en Colombia —de la mano con instituciones públicas y organismos de apoyo— están adoptando medidas para minimizar el impacto del cambio climático sobre sus cultivos y evitar que con su actividad se incrementen los desastres ambientales.
Los cambios impredecibles en el clima, las repentinas precipitaciones con las consiguientes inundaciones, la elevación de la temperatura que determina sequías y la pérdida cada vez mayor de las vertientes de agua, originaron que el Ministerio de Agricultura, el gubernamental Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), y organizaciones como el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y algunas universidades, desarrollaran proyectos de apoyo a las comunidades desde hace algunos años.
Elzbieta Bochno, de la Dirección de Desarrollo Tecnológico y Protección Sanitaria del Ministerio de Agricultura, informó a Noticias Aliadas que en la línea de agricultura y cambio climático el gobierno viene desarrollando, en 47,000 Ha de terreno en todo el país, “14 proyectos que van desde alerta y monitoreo —porque creemos que una de las necesidades es saber cómo y con qué medir esos cambios—, [hasta] métodos de menor uso de agua, porque suponemos que nos espera falta de ese recurso en varias regiones”. Los proyectos también incluyen programas de sanidad animal relacionada con cambio climático, porque en algunas zonas ya hay enfermedades y plagas que están afectando al ganado, añadió.
Bochno manifestó que también se está implementando una red de seguridad alimentaria y cambio climático, una estrategia nacional de biocombustibles para disminuir las emisiones, y el fomento a la agricultura ecológica y sistemas de producción limpia.
Programa piloto
“Algunas alternativas de adaptación de las comunidades son favorables”, dice a Noticias Aliadas Piedad Martín, oficial de cambio climático y energía del PNUD en Colombia, que en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Panamericana de la Salud, dirige un programa piloto, con cinco comunidades indígenas y 12 asociaciones campesinas, en 60,000 Ha de la cuenca alta del río Cauca, en el sur de Colombia.
“Hemos visto que las comunidades, al notar los cambios, se han comenzado a adaptar”, dice Martín. “Por ejemplo, están cultivando caña de azúcar en una zona entre 2,000 y 3,000 msnm, donde antes no se podía, porque está aumentando la temperatura”.
De igual manera, en La Calera, cuenca del río Blanco, en el macizo de Chingaza, muy cerca de Bogotá, los lugareños “están identificando tipos de hortalizas diferentes a los que ya tienen, otros tipos de frutas, otras especies de papa, que son más resistentes y menos vulnerables frente a estos impactos de clima”, señala Ricardo Lozano, director del IDEAM.
Añade que muchos campesinos están cediendo a la comunidad parte de su territorio para la recuperación natural de microcuencas o cuencas que se encuentran en su área de influencia, como una medida de adaptación, conservación, protección, recuperación y restauración de zonas que no sólo están afectadas por los parámetros de clima sino también por actividades productivas.
Asimismo, Lozano informa que en las islas de San Andrés, Providencia y Rosario, las comunidades raizales —como se conoce a las poblaciones de estas islas— están implementando sistemas de abastecimiento a partir de la cosecha de agua de lluvia. “Esto está supliendo más del 50% del consumo diario de estas comunidades”, afirma.
Conocimiento tradicional
El conocimiento ancestral ha sido fundamental en algunos casos de aclimatación.
“La comunidad, con su conocimiento tradicional, está guardando semillas, especialmente de papa y maíz, que le permiten tener mucho más diversidad, porque si bien hoy cultiva una o dos variedades, en un futuro, con otras condiciones de clima, agua y sol, podría tener opción de variar los cultivos”, dice Martín, la experta del PNUD.
John Bejarano, director del no gubernamental Fondo Biocomercio de Colombia, que otorga financiamiento a iniciativas ambientales, asegura que “los cultivos prehispánicos como la maca, el amaranto y la quinua, no sólo tienen esos valores ancestrales de conocimiento y nutricionales, sino que por ser cultivos robustos resisten los cambios climáticos y tienen una mayor adaptabilidad que una especie foránea, y son un buen sustituto para los cultivos de mayor fragilidad y vulnerabilidad frente al cambio de clima”.
El mal uso de los suelos también está siendo revertido por los hombres y mujeres del campo. Germán Zamora, campesino de minifundio y de pequeña ganadería de La Calera, quien sufrió la pérdida de dos de sus cinco vacas a consecuencia del prolongado verano boreal y una inesperada plaga de garrapatas, explica que de la mano del IDEAM y de la Universidad Nacional de Colombia, su comunidad está haciendo “cercos vivos con especies nativas, con el objeto de disminuir la vulnerabilidad e ir mejorando los pastos. También estamos trabajando en el uso racional del agua, cosecha de agua y riego por goteo. Trabajamos en agricultura orgánica con insumos y abonos que nosotros mismos podemos hacer con tecnologías propias de las comunidades”.
Sin embargo “también el cambio climático está determinando que se realicen prácticas preocupantes, como la ampliación de la frontera agrícola”, advierte Martín. “Hay gente que ha visto la posibilidad de cultivar en zonas que antes eran muy frías, originando la ampliación de frontera agrícola, en lo que nos parece una mala adaptación al cambio climático, porque acaban con un ecosistema que es clave para el manejo del agua”.
La experta advierte también que las investigaciones no van al ritmo de los cambios. “El tema de cambio climático está yendo tan rápido que hemos pasado de negar el cambio climático a que ya es obvio, que está y tiene impacto en la comunidad, y es tan rápido que muchas veces no da tiempo a reaccionar”.
—Noticias Aliadas.
https://www.alainet.org/en/node/143659
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