En el año que está por terminar se dieron cambios electorales importantes en la región, pero también procesos de continuidad, ya sea a través de reelecciones o manteniéndose el partido que lo venía ejerciendo el gobierno.

En primer lugar dos de los gobiernos pertenecientes al ALBA –aunque tengan variantes cada uno de ellos-, lograron ratificar a sus mandatarios después de aprobadas nuevas Constituciones; se trata de los casos de Ecuador y Bolivia. En el primero de ellos, el presidente Rafael Correa logró no sólo ratificar su mandato sino elegir una Asamblea Nacional –denominación del órgano legislativo ecuatoriano- mayoritariamente favorable al partido de gobierno, Alianza País. En Bolivia el presidente Evo Morales barrió en las elecciones ratificatorias de su mandato con cerca de un 65% de apoyo y en la conformación de las dos cámaras legislativas, obteniendo las dos terceras partes de las mismas para su partido, el MAS -Movimiento al Socialismo- y sus aliados.

Pero igualmente dos países eligieron gobernantes afines a esa izquierda más moderada que representa el presidente Lula de Brasil. Fueron los casos de El Salvador, donde el partido FMLN –Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional-, logró la elección como presidente del periodista Mauricio Funes, quien viene liderando un gobierno que ha tomado distancia de las posiciones del presidente Chávez y del ALBA y reiterando su cercanía al tipo de políticas que adelanta el Presidente Lula. En Uruguay igualmente la coalición conformada alrededor del Frente Amplio triunfó con José Mújica, dándole continuidad de esta manera a las políticas de izquierda moderada que ha venido desarrollando el gobierno del presidente Tabaré Vásquez.

De otra parte, fueron electos dos gobernantes de centro-derecha, en Panamá el presidente Martinelli, un empresario que derrotó la candidata del gobernante partido PRD que ejercía la presidencia con Martín Torrijos y en Honduras ha sido electo Pepe Lobo, gobernante igualmente de centro-derecha, en unas cuestionadas elecciones después del ‘golpe de Estado’ dado contra el gobierno de José Zelaya, quien a pesar de ser un político tradicional del Partido Liberal, se había incorporado al ALBA y al parecer mantenía una creciente cercanía política con el gobierno del presidente Chávez.

En las elecciones chilenas triunfó en primera vuelta el empresario de centro-derecha Piñera, sobre los tres candidatos de izquierda, el expresidente Eduardo Freí candidato oficial de la Concertación, el disidente Marco Enríquez-Ominami y el candidato comunista. Si bien no se ha dicho la última palabra, todo indica que las mayores posibilidades de triunfo en segunda vuelta las tiene el empresario Piñera, no sólo por la ventaja sacada al candidato de la Concertación, sino por la fatiga y desgaste que parece mostrar esta coalición de democratacristianos y socialistas, que ha tenido cuatro gobiernos seguidos desde el inicio de la transición de la dictadura de Pinochet.

En el primer semestre del 2010 habrá tres elecciones importantes, la de Costa Rica, donde es incierto el triunfo de la candidata del partido en el gobierno o lo hace la oposición de derecha; en Colombia, donde sabemos que todo está condicionado alrededor de la existencia o no de una nueva reelección del presidente Uribe y la elección más crucial la tendremos en Brasil, donde no es claro si el presidente Lula logra transferirle a su candidata del PT su extraordinaria popularidad o por el contrario triunfa el candidato del Partido Socialdemócrata José Serra, que por ahora lidera las encuestas.

Hasta el momento podemos decir que si bien no hay una lógica de péndulo –desplazamiento de izquierda a derecha de los gobernantes-, sí hay una ligera inclinación en la dirección de la centro-derecha y una perdida de aliados del ALBA. Pero lo que determinaría un desplazamiento del eje regional será lo que suceda en Chile en segunda vuelta y especialmente en Brasil.

- Alejo Vargas Velásquez es Profesor Titular Universidad Nacional de Colombia

Coordinador Grupo de Investigación en Seguridad y Defensa.