Bases de EEUU en Colombia impulsan armamentismo

18/09/2009
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La controversia por las bases que Estados Unidos instalará en Colombia está lejos de terminar.Las explicaciones del presidente colombiano no son creídas y si ya algunos países sudamericanos habían iniciado la compra de armas en resguardo de sus enormes y codiciadas riquezas naturales,este acuerdo militar entre Colombia y Washington impulsó nuevas adquisiciones.
 
Aunque a estas compras de armas se las ha querido presentar como un acto ofensivo militarmente,en los hechos es defensivo frente a bases que no tienen justificación,como se ha señalado por los mandatarios de América del Sur,que analizaron el asunto en la cumbre de presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas,UNASUR,realizada hace alrededor de un mes en la localidad argentina de Bariloche.
 
El gobierno de Colombia pretende que las bases estadunidenses en su territorio son inexistentes,porque los efectivos norteamericanos se instalarían en bases colombianas ya establecidas,pero aunque así fuera,serán autónomos y estarán allí de acuerdo a convenios cuya existencia no se conoció hasta que ya estuvieron firmados y cuyo contenido se ha divulgado sólo parcialmente para decir que las bases no constituyen una amenaza para los demás países suramericanos.
 
En la cumbre de Bariloche se adoptó un acuerdo que señala que “la presencia de fuerzas militares extranjeras no puede,con sus medios y recursos vinculados a objetivos propios,amenazar la soberanía e integridad de cualquier nación suramericana y en consecuencia la paz y seguridad en la región”.Más que un acuerdo es una advertencia a la que los ministros de Relaciones Exteriores y Defensa de los países de UNASUR tenían la misión de hacer más explicita en la reunión que sostuvieron el martes de la semana que termina en Ecuador.
 
El acuerdo que hemos reproducido fue  de hecho una respuesta a Colombia que pretende que lo de las bases es un asunto interno de ese país porque las bases extranjeras no existirían,ya que serían el equivalente de tener un huésped en la casa y por lo tanto se trataría de un asunto de soberanía nacional,a la que el presidente colombiano dijo que no renunciaría.Analistas de asuntos internacionales estiman que con la firma del Plan Colombia en 1999,supuestamente para combatir el narcotráfico,se puso en entredicho el ejercicio real de la soberanía colombiana.
 
En una cumbre militar hemisférica reciente,el ministro de Defensa de Colombia sostuvo que las bases en que se instalarán los estadunidenses“no son bases norteamericanas, son colombianas”.Por su parte el jefe del Comando Sur de Estados Unidos dijo en la misma reunión que “el tipo de material que va a estar allí depende de Colombia”.Aseguró que todo está coordinado con el congreso de Estados Unidos para que no pase lo de Vietnam,donde se involucraron en un conflicto interno,por lo tanto sólo podrán tener allí 800 militares y 600 civiles,que sería lo que hay ahora.No se refirió a los mercenarios,a esos que llaman contratistas,
 
 La justificada desconfianza
 
Las dudas y la desconfianza de prácticamente todos los gobiernos suramericanos es justificada.Está reciente lo sucedido en Ecuador,país en el que incursionaron aviones colombianos que bombardearon un campamento fronterizo de las FARC.monitoreados desde la base estadunidense de Manta.De ahí que el presidente ecuatoriano Rafael Correa,aún dando por buenos los argumentos colombianos,dijo en Bariloche:”No nos engañemos,ustedes no van a poder controlar a los estadunidenses” y agregó que su país tuvo esa experiencia con la base de Manta,a la que no le renovaron el contrato para permanecer en territorio ecuatoriano,lo que ha servido de pretexto para la instalación de las siete bases en Colombia.
 
Pero hay más antecedentes.Heraldo Muñoz,embajador de Chile en Naciones Unidas,acaba de publicar un artículo en el Miami Herald en el que se refiere a la participación del régimen militar de Brasil en el golpe de Estado en Chile en 1973.Con base en documentos desclasificados y las memorias de un oficial de la armada chilena,Muñoz señala que el entonces presidente estsdunidense Richard Nixon acordó con el dictador brasileño,general Garrastazú Mendez,desarrollar esfuerzos conjuntos para derrocar al Presidente Allende.
 
Los complotadores de la Armada chilena mantenían contactos secretos con los brasileños e incluso habían calibrado la reacción de ellos al eventual golpe,que fue de respaldo.Empresarios de Sao Paulo financiaron a grupos paramiltares chilenos de derecha y el embajador brasileño en Santiago prestaba su residencia para que allí se reunieran los golpistas.Producido el golpe,el embajador estaba en la tarde de ese día en la Escuela Militar,donde la junta militar realizaba su primera reunión.Algo parecido a lo del embajador estadunidense Hugo Llorens en Honduras.
 
Brasil fue el primer país en reconocer al régimen militar chileno,lo que también fue producto de un acuerdo para que Estados Unidos no apareciera en ese lugar.Luego,militares brasileños llegaron al Estadio Nacional de Chile,asesorando en técnicas de tortura,el estadio había sido transformado en enorme un centro de detención.Las medidas institucionales dictadas por el pinochetismo fueron una copia de las de Brasil.
 
Y el caso más reciente,cuando el presidente hondureño Manuel Zelaya fue secuestrado por los militares de su país y subido en un avión para trasladarlo a Costa Rica, el aparato hizo una escala previa en la base militar estadunidense en Honduras llamada Soto-Cano.
 
A lo señalado hay que agregar la actitud del gobierno de Ronald Reagan durante la guerra entre Argentina y Gran Bretaña por las islas Malvinas,que pertenecen a Argentina y son  reclamadas por los ingleses que la ocupan.Privilegiando su alianza con el gobierno de Margaret Thatcher,los estadunidenses apoyaron a Gran Bretaña,desconociendo así el Tratado de Asistencia Recíproca que condena toda agresión extracontinental y que responde a los intereses estadunidenses más que a los de América Latina..
 
En defensa propia
 
Con estos ejemplos, a nadie puede extrañarle que en la nueva coyuntura,marcada por gobiernos democráticos que han trazado su raya frente a Estados Unidos,los países suramericanos hayan buscado un grado de independencia respecto del país del norte en cuestiones militares.El fracasado neoliberalismo ha ayudado en este aspecto al abrir los mercados, incluyendo el de armas,lo que contribuyó a eliminar las áreas de influencia exclusiva y así como se compran y venden mercancías abiertamente,también se compra  y vende armamento.
El impacto que eso está teniendo en Washington se aprecia, por ejemplo, en la carta enviada por la secretaria de Estado Hillary Clinton al presidente de Brasil, ofreciéndole aviones Made in USA ante la perspectiva de que compre los franceses.Pero además,en esto del armamentismo suramericano hay una razón  de carácter estratégico,en particular en los casos de Venezuela y Brasil.
 
Los brasileños tienen una importante industria de armamentos, Embraer, que no sólo hace aviones de guerra sino que ahora también fabrica aviones de pasajeros para líneas aéreas comerciales.Pero hace unos meses atrás se descubrió un enorme yacimiento de petróleo en el mar,considerado uno de los más grandes del mundo y en forma casi automática,el gobierno del presidente Lula empezó a negociar la compra de submarinos nucleares a Francia.El mensaje fue claro, había que custodiar las aguas territoriales del país en igualdad de condiciones con la IV Flota estadunidense que se pasea por nuestros océanos.
 
En Venezuela se han descubierto nuevos y grandes yacimientos petroleros y hace pocos días la empresa española Repsol,que tiene una concesión,localizó en el mar un gran yacimiento de gas,considerado también entre los más grandes del mundo.Desde la época de Bush,la confrontación del gobierno venezolano con el estadunidense ha ido subiendo de tono y la administración de Barack Obama no ha hecho nada por mejorar las relaciones porque el departamento de Estado sigue bajo la influencia de funcionarios clave del gobierno pasado y la señora Clinton no simpatiza con el Presidente Chávez.
 
El gobierno venezolano había comprado antes aviones F-16 a Estados Unidos,pero a raíz de las nacioalizaciones petroleras que afectaron intereses de Bush,Chenay e incluso de la Rice,que provenía de la Chevron Texaco,los estadunidenses les negaron a los venezolanos la instrucción de los pilotos y la venta de repuestos.Incluso les impidieron obtener todo eso en España.El presidente Chávez decidió entonces comprar armas en Rusia y también en Irán y las comprará donde más le convenga a su país que es el más amenazado con la instalación de las bases militares estadunidenses en Colombia.
 
Los demás países suramericanos también han aumentado sus gastos  de defensa.Según el  Instituto de Investigaciones para la Paz Internacional,de Estocolmo, el gasto militar de esa región el año pasado fue de 34 mil millones de dólares.En términos numéricos Brasil fue el que más gastó,23 mil millones de dólares,pero en relación al producto interno bruto, el mayor gasto lo hizo Colombia con el 4 por ciento, una razón más para mirar con desconfianza la instalación allí de las bases estadunidenses.
 
Esas bases,como se señaló en la cumbre de Bariloche, contarán con  tecnología que les permitirà espiar no sólo a América Latina y el  Caribe,sino incluso cruzar el océano hasta alcanzar Africa.Las bases estarán en Cartagena,sobre el Mar Caribe;Larandia,en el Departamento de Caquetá en el sur del país;en Cundinamarca,al centro del país; en Málaga,región del Pacífico:en el Departamento del Meta y en Malambo,en el Atlántico.Eso excede con creces los supuestos programas de combate al narcotráfico y a las FARC,mismos que no han alcanzado los objetivos en los que se amparan.
 
- Frida Modak, periodista,  fue Secretaria de Prensa del Presidente Salvador Allende.
 
https://www.alainet.org/en/node/136456?language=es
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