El ejemplo salvadoreño

17/03/2009
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El pequeño país centroamericano nuevamente ha dado ejemplo de sensatez política. Ya lo había hecho a comienzos de los 90s cuando logró, después de tener la guerra civil más intensa en la región, llegar a una negociación de paz entre el gobierno del Presidente Alfredo Cristiani y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), con la mediación de la ONU, en los acuerdos de Chapultepec. No hay duda que el FMLN era una guerrilla que tenía un importante apoyo social y popular, por ello su conversión en partido político, una vez se consolidan los acuerdos de paz, contó con una base de apoyo electoral importante, que los llevó a tener una significativa representación parlamentaria y varios gobiernos locales, incluida la alcaldía de la capital.

De hecho en las recientes elecciones parlamentarias, en las cuales logró la mayoría relativa, perdió frente al candidato de ARENA el gobierno de la capital, con lo cual los votantes castigaban una mala gestión de la anterior gobernante del FMLN y mostraban de esta manera una madurez importante en su comportamiento electoral: se castiga al gobernante que no lo hace bien y se le da oportunidad a las opciones políticas que hacen propuestas de gobierno frescas. Y esto fue lo que hizo el FMLN en esta ocasión, a diferencia de las pasadas elecciones donde sus candidatos presidenciales eran los antiguos comandantes guerrilleros y que siempre fueron derrotados por los candidatos de ARENA, en esta ocasión acudieron a un candidato joven, Mauricio Funes, que venía de un ejercicio profesional independiente y no de la vieja militancia partidista.

Ahora tiene el desafío el nuevo Presidente de mostrar que la izquierda democrática puede gobernar bien a su país y las primeras palabras del hoy presidente electo son buen síntoma: "Esta noche debe tener el mismo sentimiento de esperanza y reconciliación que hizo posible los acuerdos de paz. Hoy hemos firmado un nuevo acuerdo de paz, de reconciliación del país consigo mismo. Por esta razón, invito desde este momento a las diferentes fuerzas sociales y políticas a que construyamos juntos el futuro. No me cabe ninguna duda que este día ha triunfado la ciudadanía que creyó en la esperanza y venció el miedo". E igualmente en las relaciones internacionales mostró un gran realismo al señalar la importancia de mantener el proceso de integración centroamericano y una especial relación con Estados Unidos –allí viven más de dos millones de salvadoreños y las remesas que envían son fundamentales para la economía del país-, dijo Funes que quiere: "una política exterior independiente. Quiero la integración centroamericana y el fortalecimiento de la relación con Estados Unidos".

Ojala las guerrillas de las FARC y el ELN tuvieran todavía un momento de lucidez política y entendieran que a estas alturas de la historia las revoluciones armadas no tienen ninguna viabilidad en nuestro continente y que por el contrario un proceso de solución política rápido y realista al crónico y desprestigiado conflicto interno armado –que sea capaz de generar apoyo de la sociedad colombiana y la comunidad internacional- podría contribuir a que se abrieran las posibilidades para que una izquierda moderna se consolide como opción de gobierno –por supuesto si al interior de la misma prima la sensatez política y las propuestas a tono con el mundo de hoy y no las que sueñan con volver a un pasado que ya no tiene viabilidad-. Por lo menos soñar no cuesta nada, porque en la realidad pareciera que las guerrillas colombianas todavía fantasean con un imposible triunfo militar y la izquierda pareciera tener más vocación de oposición que de poder, pues creen que con sus actuales propuestas podrían llegar a atraer el apoyo de unas mayorías que por ahora la miran, por lo menos, con recelos.

- Alejo Vargas Velásquez es profesor Universidad Nacional.

https://www.alainet.org/en/node/132847?language=es
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