La Virgen de Urkupiña, integra a los inmigrantes bolivianos/as en España
17/08/2008
- Opinión
Los inmigrantes bolivianos en España no dejan de sorprender a los nativos del lugar. Una parroquiana anciana, en las puertas de la Iglesia de Fuencisla, mira con el rostro encendido de asombro el ceremonioso ingreso de la Virgen de Urkupiña seguida por sus danzarines.
Ante la pregunta ¿qué siente una española católica de este fervor religioso de inmigrantes? Ella sólo musita con una voz entrecortada: “¡Emoción! ¡Emoción!”.
La fiesta de la Mamita Virgen de Urkupiña, Patrona de la Integración Boliviana, fue organizada y financiada, en su quinta versión, por el Restaurante “La Perla Boliviana” de la familia Bolaños-Gutiérrez, en Madrid, España.
Este año, para dar mayor realce nacional e internacional a dicha fiesta, se constituyó la Asociación Cultural Virgen de Urkupiña, promovida por un miembro de la familia, Lan Bolaños, para difundir el todavía desconocido patrimonio cultural boliviano en España.
La señora Dora Gutiérrez, cochabambina, principal promotora de la fiesta, dice: “Por devoción y fe, nos la hemos traído desde tan lejos a la Virgencita para que nos acompañe aquí en lo bueno y en lo malo. Hacemos esta fiesta para integrarnos entre los bolivianos y con los españoles”. Y así es. Una réplica de la estatua de la Virgen de Urkupiña de Quillacollo (Cochabamba-Bolivia), aquí en Madrid viene reuniendo y uniendo a los bolivianos/as en cantidades cada vez menos sospechadas. ¡Ni las fiestas patrias habían convocado a tantos compatriotas en España!
La fiesta comenzó en mayo con los ensayos de las comparsas. Luego del convite y de la víspera, el día principal, 15 de agosto, congregó a los bolivianos/as provenientes de varias regiones de España en la Parroquia de Fuencisla (Usera-Madrid) para la misa en honor a la patrona de los inmigrantes bolivianos/as.
Durante la misa, los ojos silenciosos de los presentes comenzaron a preñarse de lágrimas contenidas al oír el himno a la Mamita de Urkupiña: “Somos peregrinos de lejanas tierras, llegamos cargados de hondas penas”.
La iglesia estaba rebosante de juventud, colorido de trajes exóticos, alegría y familiaridad, madres cargando a sus bebes. El altar estaba rodeado de botellas de agua e imágenes sagradas que vinieron a “oír” la misa y recibir la bendición del cura para continuar protegiendo y uniendo a sus devotos que las trajeron. Este fervor religioso, hoy, es todo un espectáculo en Europa, porque el secularismo y la metalización ha aniquilado al centro de la irradiación del cristianismo.
Por eso el cura Enrique, de la Parroquia de Fuencisla dice: “España tiene mucho que aprender de los inmigrantes bolivianos, y éstos tienen mucho que aportar si acaso mantienen su identidad cultural”.
Luego de la misa, los centenares de bolivianos/as se trasladaron hacia el parque “Tierno Galván”, en el Distrito de Arganzuela, para participar de la entrada (desfile) folklórica en honor a la Virgen de Urkupiña. En el trayecto la columna humana se fue convirtiendo en un interminable río de gente que hasta inmovilizó a las modernas escaleras mecánicas del Metro de Madrid. En instantes el verdor del parque fue cubierto por el colorido boliviano. La tribuna central, presidida por la imagen de la Virgen de Urkupiña y adornada por las banderas española y boliviana, comenzó a aplaudir, cantar y danzar con las mejores coreografías de los danzarines provenientes desde los diferentes rincones de Bolivia.
Una de las danzarinas decía: “Bailo con devoción y agradecimiento a la Virgen, porque sueño con volver a mi país. Sólo eso le pido”. Ella misma comentaba que, en una fiesta de Urkupiña, en Quillacollo, se había encontrado un pasaporte en miniatura. Lo había hecho bendecir y en la misa había rogado a la Virgen que le diera la oportunidad de viajar. Y ahora, estaba contado el “milagro” en Madrid.
Fue impresionante la presencia, no sólo de los miles y miles de bolivianos/as espectadores, sino de las 23 fraternidades de danzarines, provenientes de Barcelona, Albacete, Alicante, Soria, Valencia, Madrid, etc. Varios cientos de danzarines, conciliando sus horas laborales, ofrendaron sus mejores pasos a la Virgen de Urkupiña. La convocatoria fue única considerando la situación de indocumentados de la gran mayoría de los presentes y la corta historia de la presencia boliviana en España.
El ambiente estaba impregnado de una atmósfera de confraternidad e integración. Lan, organizador de la entrada decía: “Aquí no hay ni cambas, ni collas. Hay sólo bolivianos”. Daniel Coro, de la Fraternidad Sayariy Urus decía: “En medio de los bolivianos me siento más boliviano. Parece que estuviera en Bolivia. Estos momentos y espacios de encuentro fortalecen más mi identidad boliviana. Hemos inmigrado dejando lo que más queremos para que a Bolivia le vaya bien, pero ahora en Bolivia están peleando unos contra otros. ¡Eso duele!” decía el entrevistado.
Así se festejó en España a la Patrona de la Integración Nacional de Bolivia, ahora Patrona de la Integración de los Inmigrantes Bolivianos en España. Con un derroche de alegría y fastuosidad los inmigrantes bolivianos dieron testimonio de su devoción y espiritualidad profunda, constituyéndose de facto en los embajadores/as de la aún desconocida riqueza cultural boliviana.
Los bolivianos/as emigraron persiguiendo el “sueño europeo” y cargando consigo sus patrimonios culturales y espirituales. No son sólo máquinas de trabajo, sino, sobre todo, una riqueza cultural y espiritual que merece ser escuchado y acompañado tanto por la sociedad de destino, como por el país de origen.
Ante la pregunta ¿qué siente una española católica de este fervor religioso de inmigrantes? Ella sólo musita con una voz entrecortada: “¡Emoción! ¡Emoción!”.
La fiesta de la Mamita Virgen de Urkupiña, Patrona de la Integración Boliviana, fue organizada y financiada, en su quinta versión, por el Restaurante “La Perla Boliviana” de la familia Bolaños-Gutiérrez, en Madrid, España.
Este año, para dar mayor realce nacional e internacional a dicha fiesta, se constituyó la Asociación Cultural Virgen de Urkupiña, promovida por un miembro de la familia, Lan Bolaños, para difundir el todavía desconocido patrimonio cultural boliviano en España.
La señora Dora Gutiérrez, cochabambina, principal promotora de la fiesta, dice: “Por devoción y fe, nos la hemos traído desde tan lejos a la Virgencita para que nos acompañe aquí en lo bueno y en lo malo. Hacemos esta fiesta para integrarnos entre los bolivianos y con los españoles”. Y así es. Una réplica de la estatua de la Virgen de Urkupiña de Quillacollo (Cochabamba-Bolivia), aquí en Madrid viene reuniendo y uniendo a los bolivianos/as en cantidades cada vez menos sospechadas. ¡Ni las fiestas patrias habían convocado a tantos compatriotas en España!
La fiesta comenzó en mayo con los ensayos de las comparsas. Luego del convite y de la víspera, el día principal, 15 de agosto, congregó a los bolivianos/as provenientes de varias regiones de España en la Parroquia de Fuencisla (Usera-Madrid) para la misa en honor a la patrona de los inmigrantes bolivianos/as.
Durante la misa, los ojos silenciosos de los presentes comenzaron a preñarse de lágrimas contenidas al oír el himno a la Mamita de Urkupiña: “Somos peregrinos de lejanas tierras, llegamos cargados de hondas penas”.
La iglesia estaba rebosante de juventud, colorido de trajes exóticos, alegría y familiaridad, madres cargando a sus bebes. El altar estaba rodeado de botellas de agua e imágenes sagradas que vinieron a “oír” la misa y recibir la bendición del cura para continuar protegiendo y uniendo a sus devotos que las trajeron. Este fervor religioso, hoy, es todo un espectáculo en Europa, porque el secularismo y la metalización ha aniquilado al centro de la irradiación del cristianismo.
Por eso el cura Enrique, de la Parroquia de Fuencisla dice: “España tiene mucho que aprender de los inmigrantes bolivianos, y éstos tienen mucho que aportar si acaso mantienen su identidad cultural”.
Luego de la misa, los centenares de bolivianos/as se trasladaron hacia el parque “Tierno Galván”, en el Distrito de Arganzuela, para participar de la entrada (desfile) folklórica en honor a la Virgen de Urkupiña. En el trayecto la columna humana se fue convirtiendo en un interminable río de gente que hasta inmovilizó a las modernas escaleras mecánicas del Metro de Madrid. En instantes el verdor del parque fue cubierto por el colorido boliviano. La tribuna central, presidida por la imagen de la Virgen de Urkupiña y adornada por las banderas española y boliviana, comenzó a aplaudir, cantar y danzar con las mejores coreografías de los danzarines provenientes desde los diferentes rincones de Bolivia.
Una de las danzarinas decía: “Bailo con devoción y agradecimiento a la Virgen, porque sueño con volver a mi país. Sólo eso le pido”. Ella misma comentaba que, en una fiesta de Urkupiña, en Quillacollo, se había encontrado un pasaporte en miniatura. Lo había hecho bendecir y en la misa había rogado a la Virgen que le diera la oportunidad de viajar. Y ahora, estaba contado el “milagro” en Madrid.
Fue impresionante la presencia, no sólo de los miles y miles de bolivianos/as espectadores, sino de las 23 fraternidades de danzarines, provenientes de Barcelona, Albacete, Alicante, Soria, Valencia, Madrid, etc. Varios cientos de danzarines, conciliando sus horas laborales, ofrendaron sus mejores pasos a la Virgen de Urkupiña. La convocatoria fue única considerando la situación de indocumentados de la gran mayoría de los presentes y la corta historia de la presencia boliviana en España.
El ambiente estaba impregnado de una atmósfera de confraternidad e integración. Lan, organizador de la entrada decía: “Aquí no hay ni cambas, ni collas. Hay sólo bolivianos”. Daniel Coro, de la Fraternidad Sayariy Urus decía: “En medio de los bolivianos me siento más boliviano. Parece que estuviera en Bolivia. Estos momentos y espacios de encuentro fortalecen más mi identidad boliviana. Hemos inmigrado dejando lo que más queremos para que a Bolivia le vaya bien, pero ahora en Bolivia están peleando unos contra otros. ¡Eso duele!” decía el entrevistado.
Así se festejó en España a la Patrona de la Integración Nacional de Bolivia, ahora Patrona de la Integración de los Inmigrantes Bolivianos en España. Con un derroche de alegría y fastuosidad los inmigrantes bolivianos dieron testimonio de su devoción y espiritualidad profunda, constituyéndose de facto en los embajadores/as de la aún desconocida riqueza cultural boliviana.
Los bolivianos/as emigraron persiguiendo el “sueño europeo” y cargando consigo sus patrimonios culturales y espirituales. No son sólo máquinas de trabajo, sino, sobre todo, una riqueza cultural y espiritual que merece ser escuchado y acompañado tanto por la sociedad de destino, como por el país de origen.
https://www.alainet.org/en/node/129230?language=es
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