El cotarro panista y gubernamental ha entrado en una etapa de crisis existencial que urge, ya, la intervención del presidente Felipe Calderón para poner orden en la casa.

Los botones de muestra son preocupantes: el director general del Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional, CISEN, Guillermo Valdés, sin mayor escrúpulo y como un acto de venganza pueril, aseguró que los cárteles de la droga podrían haber infiltrado las instituciones federales del país, de manera específica al Congreso de la Unión.

De inmediato, y como era de esperarse, desde Guatemala lo desmintió su jefe Juan Camilo Mourillo, secretario de Gobernación, al expresar que no existen indicios al respecto y renovó su respeto por el Poder Legislativo.

También hubo reacciones consecuentes de senadores de oposición, quienes exigieron al director del CISEN, Guillermo Valdez, entregue y dé a conocer, como debe ser, si no se confirma el chisme de la vulgar denuncia, las pruebas de que legisladores habrían financiado sus campañas políticas con dinero del narcotráfico.

El perredista René Arce, congruente, si bien no descartó esa posibilidad, dijo que lo importante es que dé a conocer datos duros el funcionario del enojo. El priísta Mario López Valdez, más directo, acusó a Guillermo Valdez de haber declarado la guerra al Poder Legislativo y el panista Santiago Creel Miranda expresó, crítico, que una acusación de esta naturaleza debe probarse.

En otro botón de la crisis, el presidente del Senado de la República, el panista Santiago Creel Miranda, reveló que su conflicto con las televisoras fue uno de los argumentos que le dio Germán Martínez Cázares, presidente nacional del PAN, para removerlo del liderazgo de la bancada panista en la Cámara alta.

Además, en su calidad de coordinador de los senadores tachó de reprobable que Televisa haya mutilado su imagen durante la transmisión de una nota sobre los debates energéticos; dijo que no sólo afecta a él en su persona, sino al Congreso en general, por ser el presidente de la Comisión Permanente, y agregó que en las próximas horas definirá si procede en consecuencia.

Y sigue la mata dando: el Partido Acción Nacional en el Senado de la República, consideró un despropósito el reto lanzado por Andrés Manuel López Obrador al presidente Felipe Calderón para debatir con él sobre la industria petrolera. Rubén Camarillo pidió al perredista ubicarse y asimilar que no ostenta ya ninguna representación ciudadana. En todo caso, dijo, los foros del Senado están abiertos para que asista y participe, obvio en aprovechamiento de aquella determinación impugnada de que el tabasqueño deje de calificarse como “Presidente Legítimo”.

Una más: opiniones divididas se dieron entre senadores del Partido Acción Nacional por una posible alianza electoral entre los partidos Acción Nacional y Nueva Alianza. Federico Doring dijo que esto no debería sorprender y reconoció que Elba Esther Gordillo sería la colaboradora ideal para obtener la mayoría en la Cámara de Diputados en el 2009, pero en clara contradicción su correligionario, el senador Felipe González, expresó su desconfianza ante este posible pacto.

Para finalizar, cierran filas senadores priístas en torno a su líder Manlio Fabio Beltrones y exigieron una investigación a fondo sobre el presunto espionaje llevado a cabo por una empresa privada, ordenado por el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN. Francisco Labastida Ochoa dejó en claro que la reforma petrolera que sacarán adelante no será a gusto del Ejecutivo federal, sino en beneficio del país.

No cabe menor duda: el cotarro panista y gubernamental ha entrado en una etapa de crisis existencial y urge, ya, la intervención del presidente Felipe Calderón para poner orden en la casa.

- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.  

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