Soberanía alimentaria: por un futuro sin hambre
- Opinión
En la localidad de Selingué, Malí (África occidental), del 23 al 27 de febrero de 2007 se llevó a cabo el Foro por la Soberanía Alimentaria –Nyéléni 2007- con la participación de organizaciones de campesinos y campesinas, agricultores familiares, pescadores, pastores, pueblos indígenas, comunidades forestales, mujeres, consumidores, ambientalistas y algunos sectores urbanos, para fortalecer el movimiento global comprometido con esa causa.
Especialmente para albergar al Foro y sus 600 participantes, cerca de Selingué, se construyó el espacio comunitario de Nyéléni, un pueblito simbólico de la soberanía alimentaria, edificado con diseño, materiales y mano de obra autóctonos. En adelante permanecerá al servicio de los movimientos sociales africanos y del mundo. Este resultado tangible da cuenta de la visión integral de sustentabilidad, subyacente a una propuesta de amplio alcance, acuñada inicialmente por la Vía Campesina, y ahora compartida, asumida y debatida por una amplia gama de otros sectores, cuyo involucramiento en el proceso de construcción y desarrollo del Foro, precisamente, permitió que se perfile un nuevo movimiento de propuesta y acción por la soberanía alimentaria.
La soberanía alimentaria, concebida como el derecho de los pueblos a contar con alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras, etc., y de gestión tanto de la tierra como de los recursos hídricos, semillas y biodiversidad, constituye el más amplio marco para la vigencia del derecho a la alimentación. A la vez, la interrelación con modos de vida, opciones de desarrollo, miradas geopolíticas y visiones del futuro, abarca un espectro del reordenamiento socio-económico que, además del asunto alimenticio, alude al futuro de las sociedades y la propia supervivencia planetaria.
La agenda común adoptada en el Foro de Nyéléni, además de las definiciones y contenidos sociopolíticos de la soberanía alimentaria, señala las prácticas que permitirán su consecución: la soberanía de los pueblos; la autosuficiencia alimentaria; la producción agro-ecológica y local; la pesca y ganadería artesanales; los intercambios económicos igualitarios; el respeto de la biodiversidad; la igualdad entre los géneros; el consumo conciente y otras.
Identifica también al capitalismo y la apropiación comercial del proceso alimenticio como los principales obstáculos para la soberanía alimentaria, y más aún, señala que éstos factores constituyen las principales causas del hambre mundial y del empobrecimiento creciente del conjunto de colectividades -por lo general centradas en la pequeña producción local- que intervienen en la producción y en las cadenas alimenticias autónomas del mercado transnacional.
La transnacionalización del proceso alimentario, la búsqueda de lucro y el desarrollo de normativas internacionales para legitimarlos, especialmente las de la Organización Mundial de Comercio, aparecen , entonces, como la antitesis de la propuesta de sustentabilidad vislumbrada por la tesis de la soberanía alimentaria, que reserva a los pueblos el derecho a proteger y regular la producción y el comercio interno y externo; impedir el dumping de alimentos; resistir ante la arremetida de la biopiratería; defender las semillas nativas que producen alimentos sanos y rechazar las genéticamente modificadas.
Entre las singularidades del principio de soberanía alimentaria, destaca la existencia efectiva de un enorme acervo mundial de conocimientos y prácticas, que ha permitido alimentar a la humanidad por generaciones. En esto radica su viabilidad, pues la realidad indica que el mundo entero, pero sobre todo los países pobres, son alimentados por la pequeña agricultura, la pesca y ganadería artesanales, contribuyendo decisivamente para ello las cadenas de abastecimiento alimenticio sensibles a las necesidades humanas.
No obstante, la conocida sinrazón subyacente a las reglas del mercado, que nutre las políticas internacionales sobre la alimentación, argumenta que la producción transnacional es la única salida para la erradicación del hambre. Además de delinear políticas, se afana en multiplicar las condiciones para fortalecerla, en desmedro de la producción local. Más aún, las reglas mercantiles aplicadas al proceso alimentario, colocan a la pequeña producción autónoma ante el imperativo de su desaparición, pues la perspectiva corporativa impone no sólo la competencia desigual sino visiones que colocan los intereses corporativos y el lucro como parámetros centrales y únicos del desarrollo.
Líneas de acción
Las propuestas de acciones comunes adoptadas en el Foro de Nyéléni, subrayan la necesidad de la movilización y la resistencia frente a la omnipresencia de las corporaciones transnacionales en la alimentación, incluyendo la desobediencia a las reglas del neoliberalismo, sus políticas y expresiones, entre ellas las políticas y acuerdos de libre comercio.
Las luchas por la tierra, el agua y las semillas, figuran como ejes de la propuesta, señalándose que, para el efecto, cuentan las acciones directas y demandas de moratorias sobre los transgénicos; la reforma agraria integral; la protección de las semillas como patrimonio de los pueblos; el rechazo a los agro-combustibles y a la privatización del agua, la tierra, el mar y los recursos naturales. En esa misma línea, abundante en iniciativas, están las de generar territorios libres de transgénicos y resistir a la multiplicación de desiertos verdes; recuperar los recursos naturales acaparados por distintas corporaciones; y crear tribunales y observatorios de las transnacionales y los efectos de las políticas neoliberales en la alimentación.
También están en el orden del día iniciativas que propugnan reformar la Política Agrícola Común europea y la política Farm Bill de Estados Unidos; la inclusión de la soberanía alimentaria en las Constituciones de los países, como ya sucedió en Nepal; y demandas de reparaciones por los daños causados por el agro-negocio, la privatización del mar y la producción ganadera y pecuaria mercantilizadas. Está, asimismo, fundamentada la denuncia de la responsabilidad de los organismos multilaterales en la destrucción de las sociedades y el pillaje de recursos.
De otro lado, se destaca la urgencia de fortalecer los mercados locales y el enlace entre productores/as y consumidores/as; el desarrollo de nuevas propuestas de integración pensadas desde los pueblos y su autodeterminación, y basadas en la soberanía alimentaria. Y, como los responsables de la crisis alimenticia mundial son también nacionales, se acordó igualmente combatir a los gobiernos neoliberales, la militarización del campo y la criminalización de las luchas sociales.
Delgados de África y de distintos grupos temáticos que abordan aspectos como el de la tecnología y el conocimiento, enfatizan en el derecho a la información y la comunicación, como aspecto nodal no sólo para la construcción del movimiento por la soberanía alimentaria, sino también como estrategia necesaria para fortalecer los análisis y acciones de sensibilización que se acordaron en el Foro. Se señala, asimismo, la importancia de la defensa de los conocimientos de los pueblos y la urgencia de una moratoria de las tecnologías que experimentan con los seres vivos, poniendo en riesgo la biodiversidad y la propia supervivencia humana.
En suma, las conclusiones del Foro de Nyéléni enfatizan sobre la importancia de forjar una soberanía alimentaria bajo el control de los pueblos; crear una economía y política basadas en la solidaridad; cambiar el mundo y sus relaciones, y hacer todo esto, dando prioridad a la igualdad entre los géneros y la lucha contra el patriarcado. El reto y la agenda común están trazados.
Irene León, socióloga ecuatoriana, es miembro de ALAI.
Foro Nyéléni 2007: Algunas conclusiones y acciones sectoriales
Campesinos/as
Las decisiones sobre el modelo de agricultura tienen que ver con la disputa por las orientaciones de la humanidad. La propuesta campesina apunta al desarrollo de una economía diferente basada en la solidaridad y la soberanía, a una nueva manera de hacer política, y a la construcción de un nuevo modelo.
Es necesario desarrollar una campaña masiva para fomentar la comprensión amplia de la soberanía alimentaria, de la importancia de la producción local para el mercado local, y los riesgos de la importación de alimentos.
Indígenas
Visibilizar la trascendencia de la producción de alimentos de manera tradicional y difundir los conocimientos de los pueblos indígenas.
Promover los principios de la soberanía alimentaria en todos los países del mundo.
Fortalecer las alianzas entre los movimientos campesino e indígena.
Que los gobiernos incorporen los derechos e historia de pueblos indígenas en el currículo educativo.
Pescadores/as
Luchar contra la acuacultura comercial, la privatización de las costas; y por el derecho a la pesca artesanal.
Fortalecer la coordinación interna y la comunicación del movimiento mundial de la pesca.
Pastores/as
Compartir territorios, construir alianzas, fortalecer el movimiento pastoril.
Desarrollar canales de comunicación intra y entre movimientos.
Defender los conocimientos tradicionales.
Defender los derechos de las comunidades de culturas migratorias y/o nómadas.
Consumidores/as
Defender los mercados locales.
Abogar por un sistema de certificación que dé cuenta exacta del origen y procesamiento de los productos alimenticios.
Solidarizarse con los pueblos en situaciones de ocupación y su derecho a acceder a mercados.
Migrantes
La migración es una cuestión compleja y multifactorial, su relación con la soberanía alimentaria es directa.
Fortalecer las propuestas y acciones de defensa de los derechos económicos, sociales, culturales y de libre asociación de los y las migrantes.
Abogar por la adopción de la Carta de los Derechos Humanos de las y los migrantes.
Apoyar la legalización de las personas indocumentadas.
Realizar acciones directas de oposición a las políticas multinacionales; participar en la lucha contra los muros y en el paro de los migrantes convocado para el próximo primero de mayo.
Mujeres
Colocar el cambio del modelo capitalista y patriarcal y la eliminación del sexismo, como principio rector de la propuesta de soberanía alimentaria.
Luchar porque la agricultura se mantenga fuera de la OMC y de los acuerdos de libre comercio.
Rechazar las instituciones capitalistas y patriarcales que consideran los alimentos, el agua, la tierra, los conocimientos de los pueblos y los cuerpos de las mujeres como simples mercancías.
Luchar por la igualdad entre los géneros y por la erradicación de la discriminación tanto de las sociedades tradicionales como de las sociedades modernas y del mercado.
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