Silenciosamente
04/02/2008
- Opinión
En forma silenciosa murió a los 87 años y casi a escondidas fue sepultado el ex sacerdote michoacano, Marcial Maciel Degollado, fundador de la hoy poderosa Congregación Legionarios de Cristo, quien fuera acusado en 1997 de pederastia por ex miembros de esa orden, seminaristas, sacerdotes y alumnos. En el 2006 el Papa Benedicto XVI, lo retiró del sacerdocio y de la superioridad de la cofradía.
Así lo había ordenado el director general de los Legionarios de Cristo, Álvaro Corcuera, quien pidió a todos los miembros de esa orden religiosa refugiarse en el silencio "en medio del dolor" por la muerte de su fundador, el padre Marcial Maciel.
Sin revelarse el lugar exacto del acontecimiento, falleció en Houston, Texas, Estados Unidos –en marzo próximo hubiera llegado a los 88 años-, lugar donde había encontrado refugio al ostracismo religioso en que lo sumió la decisión del actual jefe mundial de la Iglesia Católica.
Este sábado, muy de mañana, sigilosos familiares y ex colaboradores en la orden asistieron a las exequias de Marcial Maciel Degollado; el cuerpo llegó de madrugada al aeropuerto de Guadalajara, capital del occidental estado de Jalisco, y de ahí fue trasladado a una casa de parientes en Cotija de la Paz, Michoacán, donde se le veló breves momentos, se celebró la eucaristía y poco después de las 7:00 horas, el pequeño cortejo se trasladó a pie al cementerio del que fue su pueblo natal, sus restos fuero colocados en la cripta que diseñara el propio Maciel.
El único avisó del sepelio a la comunidad fue el sonido de las campanas de la iglesia, Virgen del Barrio, que tocaron a duelo. A medio día ofició una misa “por su eterno descanso” el obispo de la cercana ciudad de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, esta sí fue abierta a toda la población, cientos de feligreses provenientes del Estado de México, Jalisco y del propio Michoacán participaron en la misa de difuntos.
No obstante las acusaciones de pederastia, todas perfectamente documentadas, que pesaban contra Maciel Marcel, el Papa Juan Pablo II, evitó a toda costa fuera llevado a comparecer a los tribunales eclesiásticos y, obvio, mucho menos a los civiles.
Sin embargo, su suerte estaba echada. Las investigaciones las llevó al cabo la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuyo antecedente fue la Santa Inquisición, exacto cuando la encabezaba el Cardenal, Joseph Ratzinger, sucesor de Juan Pablo II, en el trono de San Pedro.
No pasó mucho tiempo, mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI lo retiró del sacerdocio y por consecuencia se le hizo dimitir como superior general de la organización religiosa que fundara. La orden fue tajante, renunciar “a todo ministerio público” de su actividad sacerdotal y que llevara una vida retirada.
En efecto, en la Universidad Anáhuac, los Legionarios de Cristo, llevaron al cabo un homenaje póstumo, bien concurrido, en memoria de quien fuera el creador de su Orden, pero el Vaticano no comentó el fallecimiento de Maciel, apenas la noticia fue difundida brevemente por Radio vaticano.
En este caso no se trata de un comentario “come curas”, como se decía en tiempos de la Cristiada, el propio Papa Benedicto XVI le retiró su confianza y le impuso los severos castigos No fue sometido a un proceso canónigo ni civil, pero pagó aquí en la tierra en algo sus delitos, con la vergüenza de su retiro eclesial y personal. Silenciosamente algunos creyentes dirán o pensarán: ¡Que Dios lo llame a cuentas!
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
Así lo había ordenado el director general de los Legionarios de Cristo, Álvaro Corcuera, quien pidió a todos los miembros de esa orden religiosa refugiarse en el silencio "en medio del dolor" por la muerte de su fundador, el padre Marcial Maciel.
Sin revelarse el lugar exacto del acontecimiento, falleció en Houston, Texas, Estados Unidos –en marzo próximo hubiera llegado a los 88 años-, lugar donde había encontrado refugio al ostracismo religioso en que lo sumió la decisión del actual jefe mundial de la Iglesia Católica.
Este sábado, muy de mañana, sigilosos familiares y ex colaboradores en la orden asistieron a las exequias de Marcial Maciel Degollado; el cuerpo llegó de madrugada al aeropuerto de Guadalajara, capital del occidental estado de Jalisco, y de ahí fue trasladado a una casa de parientes en Cotija de la Paz, Michoacán, donde se le veló breves momentos, se celebró la eucaristía y poco después de las 7:00 horas, el pequeño cortejo se trasladó a pie al cementerio del que fue su pueblo natal, sus restos fuero colocados en la cripta que diseñara el propio Maciel.
El único avisó del sepelio a la comunidad fue el sonido de las campanas de la iglesia, Virgen del Barrio, que tocaron a duelo. A medio día ofició una misa “por su eterno descanso” el obispo de la cercana ciudad de Zamora, Javier Navarro Rodríguez, esta sí fue abierta a toda la población, cientos de feligreses provenientes del Estado de México, Jalisco y del propio Michoacán participaron en la misa de difuntos.
No obstante las acusaciones de pederastia, todas perfectamente documentadas, que pesaban contra Maciel Marcel, el Papa Juan Pablo II, evitó a toda costa fuera llevado a comparecer a los tribunales eclesiásticos y, obvio, mucho menos a los civiles.
Sin embargo, su suerte estaba echada. Las investigaciones las llevó al cabo la Congregación de la Doctrina de la Fe, cuyo antecedente fue la Santa Inquisición, exacto cuando la encabezaba el Cardenal, Joseph Ratzinger, sucesor de Juan Pablo II, en el trono de San Pedro.
No pasó mucho tiempo, mayo de 2006, el Papa Benedicto XVI lo retiró del sacerdocio y por consecuencia se le hizo dimitir como superior general de la organización religiosa que fundara. La orden fue tajante, renunciar “a todo ministerio público” de su actividad sacerdotal y que llevara una vida retirada.
En efecto, en la Universidad Anáhuac, los Legionarios de Cristo, llevaron al cabo un homenaje póstumo, bien concurrido, en memoria de quien fuera el creador de su Orden, pero el Vaticano no comentó el fallecimiento de Maciel, apenas la noticia fue difundida brevemente por Radio vaticano.
En este caso no se trata de un comentario “come curas”, como se decía en tiempos de la Cristiada, el propio Papa Benedicto XVI le retiró su confianza y le impuso los severos castigos No fue sometido a un proceso canónigo ni civil, pero pagó aquí en la tierra en algo sus delitos, con la vergüenza de su retiro eclesial y personal. Silenciosamente algunos creyentes dirán o pensarán: ¡Que Dios lo llame a cuentas!
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
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