La revista alternativa, editada en el sur de Brasil, que lleva el nombre de Pobres e Nojentas camina para su tercer año de vida, siempre presentando una nueva posibilidad de aprendizaje en el campo del periodismo. “Muy metida”, incluso hablando desde la periferia de la periferia, pues ¿quién puede inventar algo si no está en el eje Rio/São Paulo? Nosotros lo hicimos. Por eso, otro día, en una de las reuniones de discusión de las editoras, en una mesa de un bar, hablábamos acerca de la dificultad de vender la revista. Muchos son los comentarios y uno de ellos – además de trabajar en Santa Catarina, un estado de la periferia de Brasil – es bastante citado. “El nombre no ayuda. Las personas no comprenden bien lo de nojentas (que significa persona firme, metida) y no les gusta  ser identificadas con lo pobres”. En esa hora, siempre surge la idea de cambiar el nombre para, quién lo sabe así, atender a los llamados del “marketing”. Es ahí que a mi me gusta siempre presentar los argumentos que, en verdad, son el alma de la revista.