Sarkozy abre el juego
Europa y Estados Unidos le apuntan a Irán
24/09/2007
- Opinión
El presidente francés Nicolás Sarkozy abrió el juego en nombre de su nuevo amigo, George Bush, y a través de su canciller, primero, y luego de su Primer Ministro, indicó claramente que se prepara la guerra contra Irán. La posibilidad de que eso ocurra es algo sabido desde hace tiempo, George Bush ya lo habría hecho porque cree que así va a borrar su fracaso iraquí, pero no puede hacerlo cuando el 60 por ciento de los estadounidenses quieren que su país se retire de Irak. Entonces, después de las provechosas vacaciones que estos dos presidentes pasaron juntos, el francés empezó a cumplir su parte de lo que conversaron.
De regreso en Francia, Sarkozy dijo que Europa debía responsabilizarse de su seguridad y la del mundo y desarrollar su propio programa armamentista, lo que también le convendría a Estados Unidos. Y el domingo pasado su canciller Bernard Kouchner, ex socialista, declaró que debido al programa nuclear iraní “hay que prepararse para lo peor” y cuando le preguntaron que era lo peor respondió “es la guerra”.Al día siguiente fue el turno del Primer Ministro, François Fillon, quien de visita en un regimiento afirmó que “la tensión es extrema” con Irán debido a su programa nuclear y agregó que “una confrontación con Irán es el último extremo que un responsable político debe desear”.
Y casualmente, el canciller francés recibía en esos momentos en París a su homólogo holandés y acordaban sancionar a Irán fuera del marco de la ONU, para que deje de enriquecer uranio, posición a la que se proponen llevar a la Unión Europea en su conjunto y también a Estados Unidos. Para no ser tan evidentes dijeron que preferirían que las sanciones las aplicara la ONU, pero como saben que no habrá acuerdo, se alistan para actuar fuera del máximo organismo internacional, así Estados Unidos no aparecería otra vez desatando una guerra, como sucedió con la de Irak. Y para no quedarse atrás, ese mismo día el ministro del Interior alemán afirmó que los expertos en seguridad no se preguntan si los terroristas harán un atentado con material nuclear, sino cuándo lo harán. En contraste, la canciller austriaca dijo no comprender por qué su colega francés usaba esa retórica de guerra en ese momento.
Un nuevo norte-sur
La jugada que impulsan Estados Unidos y Francia no sólo está dirigida a Irán, el objetivo es unificar a los ex imperios coloniales europeos y al decadente imperio estadounidense para hacerle frente a los nuevos poderes que han surgido en Asia y con los que por cercanía, historia e intereses tiene más afinidad Rusia, que se ha propuesto recuperar el sitial que tenía en la época de la Unión Soviética. Los europeos dependen en gran medida del petróleo ruso y un cierre de los oleoductos les causaría graves problemas, como ya ocurrió cuando Moscú suspendió los envíos porque un país no pagó. Hay que recordar también que la invasión de Afganistán se decidió cuando los talibanes no autorizaron el oleoducto que los estadounidenses querían hacer pasar por su territorio y acceder así al petróleo de las ex repúblicas soviéticas.
En el sudeste asiático, Indonesia es el primer productor mundial de petróleo y el 86 por ciento de su población es musulmana. China, comunista, es rica en petróleo y gas natural y avanza a pasos agigantados. Vietnam, comunista también, derrotó primero a los franceses y luego a los estadounidenses y ya es uno de los nuevos tigres asiáticos. En Angola y en Argelia hay enormes yacimientos petrolíferos y de gas y en toda Africa hay una vegetación de la que Bush podría obtener todo el etanol que ansía. Y para qué abundar en el petróleo del Medio Oriente. Todo esto diseña un mapa muy diferente del actual, en el que el potencial de Africa, Asia y Rusia como frontera convencional entre Europa y Asia ya se manifiesta y puede alterar la división entre norte desarrollado y sur subdesarrollado o, lo que es peor, norte rico y sur pobre aunque en su territorio se encuentre la riqueza de la que los otros carecen.
En esta situación es que Francia busca alinear al norte y desarrollar la industria militar de esa región, que unida al poderío militar estadounidense esté en condiciones de cambiar el curso que llevan los acontecimientos. América Latina todavía no admite que su ubicación está en el sur y que al basar su crecimiento en la firma de tratados de libre comercio con el norte se debilita y empobrece, convertida en espectador de los grandes desafíos de este tiempo.
Lecciones que no se aprenden
Al conocer las declaraciones de los gobernantes franceses, el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed El Baradei, declaró que usar la violencia contra Irán sería “contraproducente” y puntualizó que no existen motivos para ello porque no sólo no se han agotado las demás opciones sino que “no hemos visto instalaciones no declaradas funcionando en Irán” y sugirió que deben sacarse lecciones de lo sucedido en Irak, donde la invasión ha causado la muerte de cientos de miles de civiles por las “sospechas”, dijo, de que ahí había armas de destrucción masiva.
Pero aparte de no haber aprendido la lección, el presidente Bush enfrenta conflictos internos serios. La oposición a su política guerrerista ha alcanzado niveles similares al rechazo a la guerra contra Vietnam y el fin de semana pasado las manifestaciones frente a la Casa Blanca mostraron que una parte importante de los estadounidenses no sólo pide la salida de las tropas. En las pancartas se leía “Juicio Político a Bush”,”El mundo no puede esperar. Saquen al régimen de Bush”.
“Fin a la guerra ahora”,”Liberen a Irak de la agresión imperialista” y aparecieron organizaciones nuevas como Veteranos de Irak Contra la Guerra y otra denominada Juicio a Bush, que lo acusa de crímenes de guerra.
Las cosas se complicaron para la actual administración estadounidense con las revelaciones que hace en su libro Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense. No es una novedad decir que la invasión a Irak se desató por el petróleo, pero no es lo mismo que la afirmación provenga de quien ha ocupado tan importante puesto y que es, como Bush, republicano. Greenspan ha sido muy específico, la guerra se inició porque Estados Unidos atribuía a Saddam Hussein la intención de controlar las vías de exportación del petróleo del Golfo y fuera así o no, lo concreto es que ahora están bajo control de Washington.
Los demás países petroleros de la región, en especial Siria e Irán, que a mediados del siglo pasado estuvieron bajo el dominio de Francia y Gran Bretaña respectivamente, tendrán que seguir cuidadosamente el desarrollo de estos nuevos entendimientos del norte que gestiona Sarkozy.
De regreso en Francia, Sarkozy dijo que Europa debía responsabilizarse de su seguridad y la del mundo y desarrollar su propio programa armamentista, lo que también le convendría a Estados Unidos. Y el domingo pasado su canciller Bernard Kouchner, ex socialista, declaró que debido al programa nuclear iraní “hay que prepararse para lo peor” y cuando le preguntaron que era lo peor respondió “es la guerra”.Al día siguiente fue el turno del Primer Ministro, François Fillon, quien de visita en un regimiento afirmó que “la tensión es extrema” con Irán debido a su programa nuclear y agregó que “una confrontación con Irán es el último extremo que un responsable político debe desear”.
Y casualmente, el canciller francés recibía en esos momentos en París a su homólogo holandés y acordaban sancionar a Irán fuera del marco de la ONU, para que deje de enriquecer uranio, posición a la que se proponen llevar a la Unión Europea en su conjunto y también a Estados Unidos. Para no ser tan evidentes dijeron que preferirían que las sanciones las aplicara la ONU, pero como saben que no habrá acuerdo, se alistan para actuar fuera del máximo organismo internacional, así Estados Unidos no aparecería otra vez desatando una guerra, como sucedió con la de Irak. Y para no quedarse atrás, ese mismo día el ministro del Interior alemán afirmó que los expertos en seguridad no se preguntan si los terroristas harán un atentado con material nuclear, sino cuándo lo harán. En contraste, la canciller austriaca dijo no comprender por qué su colega francés usaba esa retórica de guerra en ese momento.
Un nuevo norte-sur
La jugada que impulsan Estados Unidos y Francia no sólo está dirigida a Irán, el objetivo es unificar a los ex imperios coloniales europeos y al decadente imperio estadounidense para hacerle frente a los nuevos poderes que han surgido en Asia y con los que por cercanía, historia e intereses tiene más afinidad Rusia, que se ha propuesto recuperar el sitial que tenía en la época de la Unión Soviética. Los europeos dependen en gran medida del petróleo ruso y un cierre de los oleoductos les causaría graves problemas, como ya ocurrió cuando Moscú suspendió los envíos porque un país no pagó. Hay que recordar también que la invasión de Afganistán se decidió cuando los talibanes no autorizaron el oleoducto que los estadounidenses querían hacer pasar por su territorio y acceder así al petróleo de las ex repúblicas soviéticas.
En el sudeste asiático, Indonesia es el primer productor mundial de petróleo y el 86 por ciento de su población es musulmana. China, comunista, es rica en petróleo y gas natural y avanza a pasos agigantados. Vietnam, comunista también, derrotó primero a los franceses y luego a los estadounidenses y ya es uno de los nuevos tigres asiáticos. En Angola y en Argelia hay enormes yacimientos petrolíferos y de gas y en toda Africa hay una vegetación de la que Bush podría obtener todo el etanol que ansía. Y para qué abundar en el petróleo del Medio Oriente. Todo esto diseña un mapa muy diferente del actual, en el que el potencial de Africa, Asia y Rusia como frontera convencional entre Europa y Asia ya se manifiesta y puede alterar la división entre norte desarrollado y sur subdesarrollado o, lo que es peor, norte rico y sur pobre aunque en su territorio se encuentre la riqueza de la que los otros carecen.
En esta situación es que Francia busca alinear al norte y desarrollar la industria militar de esa región, que unida al poderío militar estadounidense esté en condiciones de cambiar el curso que llevan los acontecimientos. América Latina todavía no admite que su ubicación está en el sur y que al basar su crecimiento en la firma de tratados de libre comercio con el norte se debilita y empobrece, convertida en espectador de los grandes desafíos de este tiempo.
Lecciones que no se aprenden
Al conocer las declaraciones de los gobernantes franceses, el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica, Mohamed El Baradei, declaró que usar la violencia contra Irán sería “contraproducente” y puntualizó que no existen motivos para ello porque no sólo no se han agotado las demás opciones sino que “no hemos visto instalaciones no declaradas funcionando en Irán” y sugirió que deben sacarse lecciones de lo sucedido en Irak, donde la invasión ha causado la muerte de cientos de miles de civiles por las “sospechas”, dijo, de que ahí había armas de destrucción masiva.
Pero aparte de no haber aprendido la lección, el presidente Bush enfrenta conflictos internos serios. La oposición a su política guerrerista ha alcanzado niveles similares al rechazo a la guerra contra Vietnam y el fin de semana pasado las manifestaciones frente a la Casa Blanca mostraron que una parte importante de los estadounidenses no sólo pide la salida de las tropas. En las pancartas se leía “Juicio Político a Bush”,”El mundo no puede esperar. Saquen al régimen de Bush”.
“Fin a la guerra ahora”,”Liberen a Irak de la agresión imperialista” y aparecieron organizaciones nuevas como Veteranos de Irak Contra la Guerra y otra denominada Juicio a Bush, que lo acusa de crímenes de guerra.
Las cosas se complicaron para la actual administración estadounidense con las revelaciones que hace en su libro Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense. No es una novedad decir que la invasión a Irak se desató por el petróleo, pero no es lo mismo que la afirmación provenga de quien ha ocupado tan importante puesto y que es, como Bush, republicano. Greenspan ha sido muy específico, la guerra se inició porque Estados Unidos atribuía a Saddam Hussein la intención de controlar las vías de exportación del petróleo del Golfo y fuera así o no, lo concreto es que ahora están bajo control de Washington.
Los demás países petroleros de la región, en especial Siria e Irán, que a mediados del siglo pasado estuvieron bajo el dominio de Francia y Gran Bretaña respectivamente, tendrán que seguir cuidadosamente el desarrollo de estos nuevos entendimientos del norte que gestiona Sarkozy.
https://www.alainet.org/en/node/123400?language=es
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