La línea editorial del periódico El País de España ha mantenido un ataque sistemático al gobierno de Venezuela, con argumentos peyorativos ha tratado de descalificar el proceso de cambio, haciendo calificaciones de demagógico, populista y poco moderno al presidente Hugo Chávez. 

En la búsqueda de crear una imagen que todas las propuestas del mandatario venezolano, se sintetizan en su ambición personal de controlar el poder político, como lo señala su editorial del 19 de Agosto 2007, “el ex militar golpista pretende pura y simplemente perpetuarse en el poder al permitir su reelección presidencial de forma indefinida”. Si bien en el mismo editorial legitima su elección democrática, la califica al hecho electoral un acto “sin irregularidades”.

Lo que este medio de prensa no dice es que su caudal electoral ha crecido y que en su reelección alcanzó el 62 por ciento de los votos, argumentando que “gracias a los ingresos del petróleo, el aumento del gasto público (Chávez pretende ahora acabar con la autonomía del banco central) y la mordaza de quienes osan criticar el chavísmo”

Simplificar intencionalmente el apoyo popular que tiene el presidente de Venezuela, enmarcando su respaldo en su gasto del ingreso público, choca con la verdad inexorable de los cambios sociales, educacionales, económicos, reconocidos públicamente por entidades como el Banco Mundial, UNESCO, ONU.

El arbitrio de la verdad no es la fuente de El País, solo repetir el eslogan de EEUU y la oposición venezolana, no hay democracia, se cercena a la prensa privada, se imita el modelo cubano. La idea es mostrar en cada país de América o del Mundo que se deslinda del neoliberalismo, o del concepto democrático del gobierno norteamericano, es un enemigo de la libertad de mercado, de la sociedad “moderna”.

Pero este periódico no ha podido demostrar que medios han sido cerrados (solo RCTV que se le venció la concesión del Estado), o que periodistas han sido detenidos, pese a que muchos de ellos han llamado a la sublevación, han denigrado al presidente y su familia, han creado mentiras sobre las políticas gubernamentales. Se habla de una mordaza pública, pero basta recorrer la prensa cada día o las televisoras privadas, para cerciorarse de que hay más libertad de prensa que en EEUU o España.

En nombre de una mal llamada Democracia se condena la búsqueda de una sociedad igualitaria, la pregunta lógica es el derecho de las mayorías del pueblo, deben ser postergadas en aras de la empresa privada, las desigualdades son una necesidad para ampliar el capital trasnacional. La respuesta está en las décadas de recesión económica en América Latina, en la pobreza en que viven las grandes mayorías, en la búsqueda del famoso milagro que los puede convertir en ricos.

El gobierno de Bush defensor del modelo político económico estadounidense, como la garantía de la estabilidad democrática, es el ejemplo mas claro de la hipocresía, nación donde se violan los derechos de los inmigrantes, de la sociedad afro americana, los principios básicos de la integridad humana, al legalizar la tortura, en casos de seguridad de estado, como lo aplican en la detenciones ilegales en la base de Guantánamo.

Como parte de esa realidad es su discurso sobre la conmemoración el desastre de Loussiana, donde su administración dedicada a la guerra en el mundo, obvio los mantenimientos a las presas y a la infraestructura de la ciudad, a la vez que se llevo a los destacamentos de la Guardia Nacional a Irak, dejando al arbitrio de la catástrofe a miles de afro americanos.

El país defiende ese concepto de Democracia de igual de derechos, pero se prioriza el capital económico al ser humano, se defiende la libertad de prensa, pero no se condena la censura que hacen los medios privados de comunicación, sobre los periodistas que trabajan en el, bajo el lema la “línea editorial del medio. Serían muchos los argumento que demuestran las mentiras informativas, que se vuelven noticia, pero nunca aparece un desmentido, o la replica pasa escondida en un rincón de la información.

Existe el derecho a nuestro pensamiento individual o político, pero basado en argumentos, en informaciones veraces y comprobadas, no en la mentira o en la fabricación de una matriz, como las armas químicas en Irak, que nunca aparecieron.

Fuente: Barómetro Internacional (Venezuela)