Dos malas, dos pésimas noticias para la nación y una en especial para el gremio periodístico, son destacadas en el periódico El Universal. En un análisis somero del Gran Diario de México, ubica en el conservadurismo al flamante magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Guillermo Ortiz Mayagoitia, y adelanta la renuncia irrevocable del doctor David Vega Vera a la titularidad de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos Contra Periodistas de la Procuraduría General de la República.

Entre otros asuntos Ortiz Mayagoitia se opuso a la investigación de las violaciones cometidas contra la colega, Lydia Cacho, por cierto ahora exonerada, y consideró inconstitucional el aborto por violación que aprobara la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, ambas posiciones las perdió en el pleno del máximo tribunal. Vega Vera renuncia por falta de apoyo del procurador General, Eduardo Medina Mora, quien se ostenta amigo de los periodistas.

La Federación Internacional de Periodistas otorgó a México el deshonroso primer lugar latinoamericano en violencia contra periodistas, escribe El Universal, sin hacer referencia que con anticipación en su informe anual la Federación Latinoamericana de Periodistas FELAP-México había precisado que nuestro país ocupa el primer lugar en el mundo de naciones sin conflicto bélico en asesinatos, desapariciones y demás atentados a informadores, por lo que toma especial relevancia que esta misma semana David Vega Vera, titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra Periodistas, presentará su renuncia irrevocable al cargo que desempeña desde febrero de 2006. Los motivos de la dimisión son claros: recorte de personal y de presupuesto al área. Está claro que para las nuevas autoridades de la PGR éste no será un tema de preocupación.

Por lo que respecta al nuevo presidente de la Suprema Corte, Ortiz Mayagoitia, sin lugar a dudas tiene perfil conservador, tal se desprende de hacer una recopilación de los votos que ha emitido el nuevo presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y cabeza del Poder Judicial, en los juicios más importantes que ha resuelto el máximo tribunal del país desde 2000 a la fecha. Así demuestra que es un hombre que está convencido de que la Constitución protege la vida de los seres humanos, sin importar el momento en se inicia, y de que se opone a normas como la llamada Ley Robles, mediante la cual se despenalizó el aborto en ciertos casos.

Pero al mismo tiempo deja ver, por ejemplo, que también es alguien que avala que una persona, tanto en México como en el extranjero, y en particular en Estados Unidos, pueda ser sentenciada a cadena perpetua, pues considera que no es una pena inusitada, y es renuente a que la Corte ejerza la facultad que le confiere la Constitución, en su artículo 97, para que realice investigaciones de violaciones graves a garantías individuales o del voto público.

Como ministro, sus votos han perjudicado o beneficiado lo mismo al presidente de la República, a las cámaras de Diputados y Senadores, que a Congresos locales, gobernadores o municipios. Desde su posición en la Corte, por ejemplo, Guillermo Ortiz se convirtió en pieza clave de las votaciones que le permitieron al entonces presidente Vicente Fox anotarse los triunfos jurídicos más importantes de su administración. Este fue el caso de cuando la Corte avaló el veto que ejerció respecto del Presupuesto de 2005 aprobado por la Cámara de Diputados.

Así mismo cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación impidió, ya en 2005, que la Auditoría Superior de la Federación reabriera y sancionara las presuntas irregularidades cometidas y detectadas en el saneamiento del Fondo Bancario de Protección al Ahorro, Fobaproa.

Para qué continuar. Dos malas, pésimas noticias para la nación y en particular para el gremio periodístico. Hemos charlado telefónicamente con el doctor Vega Vera y vislumbramos en su plática un dejo de esperanza. En su primera conferencia Ortiz Mayagoitia hizo sentir un cambio radical de la pésima e inclusive punible actuación de su antecesor, Mariano Azuela. Esperemos que así sea en ambos casos. México no puede aguantar otros seis años de agravios y mendacidades a la justicia.