He abierto las páginas de una revista científica y he leído el informe que acaba de publicar la Oficina Regional en Argentina de la Organización Estatal para la Salud. Parece ser que en las regiones pantanosas de Salta y Santiago del Estero se han detectado conejos - Oryctolagus cuniculus- con una modificación genética que interfiere en su metabolismo. La alteración de un fragmento del gen responsable de la producción del enzima H5 es el responsable de un crecimiento del tamaño de conejo de 1:1’5 por generación. Es decir, mientras que el conejo corriente de estas tierras tiene un peso aproximado de 1800gr, se han encontrado ejemplares de segunda generación de 3600gr y de algunos de casi 6kg aproximadamente, supuestamente de tercera generación. Según ecuaciones de los investigadores, podríamos encontrarnos con superconejos del tamaño de ovejas. Parece ser que más allá de este peso el desarreglo hormonal que se genera es incompatible con la vida del conejo. Esta mutación puede ser terrible para la agroindustria que ha hecho enormes inversiones en la compra a miles de pequeños agricultores de millones de hectáreas para el cultivo de soja transgénica. La propagación del superconejo, animal prolífico por excelencia, puede diezmar con su voracidad las cosechas de soja. Y con ellas la reducción de beneficios de las cinco agroindustrias que en el mundo entero controlan la práctica totalidad del doble negocio de la soja transgénica: patentan y venden la semilla, y patentan y venden el herbicida que la mutación genética de las plantas ha convertido en el veneno único e imprescindible para el cultivo de la soja. La economía de Argentina, así como podría ocurrir con otros países especializados en el cultivo de soja (Brasil, Uruguay o Paraguay) puede verse afectada peligrosamente. Pero también hasta nuestros países europeos pueden llegar las consecuencias de la plaga de superconejos, porque hoy por hoy la ganadería europea echa barriga a base de desayunar, almorzar y merendar soja importada. Los científicos de la Oficina declaran que, gracias a los apoyos económicos de la agroindustria, podrán concentrar sus esfuerzos en buscar las fórmulas necesarias para la erradicación del conejo. Según el Director de la Oficina “en este momento, nos preocupa más como detener esta plaga que su causa. Ahora hemos de ofrecer una estrategia de combate rápida, tecnológica y efectiva, por el bien de la humanidad. En el siglo XXI matar a tiros los conejos como se hizo en Australia sería inhumano” Perseguido por conejos con superpoderes genéticos brinqué de la cama. Para miles de familias campesinas del Cono Sur latinoamericano, la verdadera pesadilla es la extensión del monocultivo de soja que los expulsa [literalmente] del campo. Ahora en las villas miseria, les cuesta conciliar el sueño. - Gustavo Duch Guillot es director de Veterinarios sin Fronteras (España) http://www.veterinariossinfronteras.org/