Xavier Diez Canseco: Proceso electoral, una nueva frustración
01/06/2006
- Opinión
El diputado y ex candidato presidencial del Partido Socialista, Xavier Diez Canseco, no se hace ilusiones sobre ninguno de los candidatos que se disputan la Presidencia del Perú el próximo 4 de junio. Pese a que reconoce que parte de las fuerzas sociales respaldan a Ollanta Humala, señala que éste, dado su pasado, el entorno que lo rodea y el discurso emocional que maneja, “puede estar acercándose más a la figura de Lucio Gutiérrez o la de Fujimori”. Sobre Alan García apunta que, pese a su promesas de cambio, su trayectoria ya es conocida pues “gobernó con los doce apóstoles” (los grupos de poder económico) y hoy ha recibido el espaldarazo del grupo Romero, el más poderoso del país.
Por lo señalado, el sociólogo Diez Canseco dice que el proceso electoral constituirá una “nueva frustración de los afanes de cambio de una mayoría del pueblo peruano, y deberá plantearle a la izquierda la necesidad de supervigilar y encarar el cumplimiento de los programas”.
En esta entrevista, Diez Canseco analiza la derrota de la izquierda, las trayectorias de Humala y de García, y las perspectivas de reconstrucción de la izquierda y el movimiento social.
- Los resultados electorales en Perú prácticamente dejan colgada a lo que era la izquierda. ¿Cómo ves ese panorama, que llevó a esto y hacia delante qué propuestas harías frente al tema?
El resultado del proceso político electoral en el Perú, para la izquierda es paradójico, por un lado hay una derrota política significativa en términos de la representación política de la izquierda en los espacios del Congreso, donde la derrota ha sido significativa. Sin embargo, es indudable que la agenda política de la campaña, ha sido una agenda de los temas que ha colocado en el debate político las fuerzas de izquierda y particularmente las fuerzas socialistas.
En materia de política económica el país ha discutido en este proceso el cuestionamiento a un modelo neoliberal que generaba crecimiento pero no desarrollo. Y ha discutido la necesidad de mecanismos de redistribución de la riqueza, comenzando con una reforma tributaria; ha discutido la necesidad de renegociar los contratos de explotación de nuestros recursos naturales, y de redefinir el papel de esos recursos en el desarrollo del país, planteamiento que hemos sostenido sistemáticamente a partir de las investigaciones sobre los privilegios que dio el régimen de Fujimori a los grupos de poder; y por supuesto toda la temática de la restitución de los derechos laborales a los trabajadores conculcados con el régimen de Fujimori y la aplicación del modelo neoliberal; ha sido un tema importante de debate el del TLC, tema en el cual hemos sido fuerzas de izquierda y socialistas, junto a movimientos sociales, los que hemos impulsado durante más de dos años una campaña de resistencia a estas negociaciones y de lucha por un referéndum que finalmente el Congreso tendrá que discutir en los próximos días ante la presentación de una iniciativa ciudadana con más de 100 mil firmas que así lo impuso.
Sin embargo, la izquierda no ha logrado, a pesar de colocar temas centrales, la representación política de esos temas. Estos han sido absorbidos, asimilados, esencialmente por la figura de Ollanta Humala y el movimiento y la alianza que él forjó. Yo creo que detrás de este fenómeno está en primer lugar un nivel de desgaste político de los sectores de izquierda que han desarrollado una lucha por un cambio en democracia y que han encarado el profundo desgaste del sistema parlamentario de representación política que vive el país en los sectores que buscan el cambio, creo que esto ha perjudicado a algunos sectores de la izquierda.
En segundo lugar creo que el hecho de que la izquierda fuera separada en diferentes agrupamientos, contribuyó también al debilitamiento, a pesar de que las condiciones para una unidad de izquierda enfrentaban diversas dificultades.
El candidato Humala
En tercer lugar, creo que como viene ocurriendo hace más de 15 o 17 años, en el Perú hay un escenario político en el que el desgaste del sistema de representación política, viene promoviendo que los procesos electorales sean ganados por personas ajenas a la dinámica política, los llamado outsider. Eso fue el año 89-88, Ricardo Belmont, que ganó la alcaldía de Lima, eso fue Fujimori el año 90, eso fue Alejandro Toledo el año 2001 y eso ha vuelto a ser Ollanta Humala.
Por supuesto cada uno de ellos con una particularidad y una peculiaridad: en el camino fueron asimilando determinadas demandas del movimiento social y luego las dejaron de lado: como Fujimori que ofreció no aplicar una política de shock neoliberal y aplicó el más brutal de los que se han aplicado en América Latina, o Toledo, que asumió de las manifestaciones y la resistencia al fujimorismo una serie de banderas con las que no concordaba. En el caso Humala, ha pasado del mensaje, yo diría puramente nacionalista, a un mensaje que ha incorporado paulatinamente a su discurso demandas sociales, demandas de política económica como un eje central del mismo.
Pero, al igual que en los otros casos de los outsider, Humala presenta un discurso político que es esencialmente emocional, más que programático, que ha girado alrededor de recuperar la dignidad y la soberanía del país. No tiene una articulación programática, la viene intentando construir en medio del proceso, incorporando intelectuales que tienen dos o tres meses vinculados a él en este proceso, representa –al igual que otros- una suerte de movimiento aluvional, no articulado, no organizado, con una presencia muy débil en términos organizativos y fuertes conflictos internos. Pero tiene la peculiaridad de ser un personaje que, junto a un mensaje progresista que podría ser suscrito porque ha sido producido por una parte de la izquierda, aparece rodeado de personajes políticos y de sectores de organizadores del partido altamente cuestionables.
Humala y los derechos humanos
Humala lleva en su lista a un vicepresidente que fue fiscal ad-hoc de la fiscal de la nación del régimen de Fujimori y Montesinos, el doctor Carlos Torres Caro, que hizo el trabajo sucio de Fujimori en por lo menos dos casos muy sonados en el país: uno, el de limpiar un fraude electoral que comprometía un alto dirigente del fujimorismo, y dos el de ser parte de un proceso judicial que terminó impulsando el transfugismo o cambio de partido de un parlamentario que pertenecía a una tienda de oposición al fujimorismo y que pasó, por una falsa acusación de asesinato, a las filas del fujimorismo.
Lleva también en su seno a oficiales, varios de ellos de su propia promoción militar, que en diversos casos han cumplido dos funciones que llaman la atención: primero, han tenido trabajos de inteligencia, en el servicio de inteligencia en los períodos inmediatamente anteriores, incluyendo el de Fujimori, y también han estado vinculados como secretarios privados de algunos de los generales que fueron parte de la argolla militar que gobernó con Fujimori y con Montesinos. Esto hace altamente cuestionable que esta figura represente una opción de cambio. Tiene además graves imputaciones por violación a derechos humanos y por delitos de lesa humanidad, en concreto, por ser responsable de la detención y desaparición de personas durante su función militar en zonas de emergencia y por haber desarrollado mecanismos de tortura en la zona que tuvo a su mando.
Esto ha producido un cuestionamiento a las posibilidades reales de que el programa ofrecido se lleve a la práctica, y ha generado una profunda desconfianza que no pudo resolverse en el proceso cuando Humala desarrolló una –así llamada- convocatoria a los sectores de izquierda a una unidad. Primero porque no estuvo dispuesto a tomar determinadas definiciones programáticas, luego porque no estuvo dispuesto a depurar el entorno y los sectores con los que trabajaba, y tercero porque la relación que estableció con sectores de izquierda, era una relación que en realidad no buscaba un entendimiento, sino dar la imagen de una convocatoria, para generar amplitud. Era poco seria como propuesta y como planteamiento y esto generó la imposibilidad de un entendimiento.
Luego vinieron nuevos cargos contra él, como los que he mencionado, el compromiso en el delito de lesa humanidad, un mayor esclarecimiento del entorno que tiene, que incluye también algunos lobystas de grupos económicos, de poder en el país, que nos hacen pensar que la opción de un personaje como Humala puede terminar acercándose bastante más a la figura de Lucio Gutiérrez y el manejo que hizo de la política, o a la figura no militar, pero igualmente vertical, de Alberto Fujimori que a la figura de un oficial que asuma, en la práctica de su propuesta real de gobierno, un mensaje progresista.
García: Trayectoria ya conocida
Igualmente Alan García ha ido con un programa de restitución de derechos laborales a los trabajadores, ha ido con un programa de revisar determinados contratos de concesión de nuestros recursos naturales, ha ido con un programa de mejorar los derechos sociales y la igualdad social en el país, pero la verdad es que con la trayectoria que tiene, con la experiencias que hemos vivido de cómo gobernó con los doce apóstoles, es decir, con los representantes de los grandes grupos de poder económico en el país, y con la noción clara de con quien está asociado, porque está recibiendo hoy el apoyo de las figuras y candidaturas que postularon junto con Lourdes Flores, incluyendo el grupo económico más poderoso del país, el grupo Romero, que tuvo un candidato con Lourdes Flores que recientemente se ha expresado públicamente en apoyo expreso a García.
García va acompañado también por el Vicealmirante Jean Pietro, que fue responsable de la operación que condujo a la masacre y a la violación extrema de los DDHH, en la operación que se libró en la cárcel del Frontón –si no me equivoco fue el año 87-, en la que se derrocó el edificio donde estaban los presos que se habían alzado, con ellos adentro y luego se ejecutó -por elementos de la marina conducidos por el vicealmirante Jean Pietro- a los sobrevivientes con tiros en la cabeza, de lo cual hay testimonios en comisiones investigadas el congreso y en procesos judiciales en curso.
Todo esto conduce a una situación en la cual, a pesar de que el mensaje al país ha sido de cambio, los personajes y figuras que rodean a los candidatos que van a la segunda vuelta, hacen pensar que este proceso constituirá una nueva frustración de los afanes de cambio de una mayoría del pueblo peruano, y deberá plantearle a la izquierda la necesidad de supervigilar y encarar el cumplimiento de los programas. Deberán plantear a la izquierda la necesidad de replantear el reagrupamiento de fuerzas de izquierda y deberán plantearle a la izquierda también la necesidad de analizar y autocriticar los errores que la han llevado a un nivel de aislamiento de los sectores sociales y a perder una importante capacidad de representación en ellos. Asumiendo una tarea de renovación de la izquierda, de sus formas de organización y de su mensaje que constituyen una tarea fundamental para encarar los retos que tenemos hacia delante.
- Sobre el alineamiento internacional de los dos candidatos que están en la segunda vuelta, ¿qué opinas sobre la política de García y Humala?
Es evidente que García es un hombre que en primer lugar no se alineará con Evo Morales o Chávez, a los que se opone abiertamente, y es un hombre cuya política internacional será notoriamente cercana, por no decir subordinada, a la norteamericana, igual que Toledo. Aunque ahora esté jugando García con una diferenciación entre dos sectores progresistas en América Latina, el de Lula, Tabaré, Kirchner y de otro lado el de Chávez y Evo Morales, buscando generar una división de ese bloque. Donde evidentemente hay matices y particularidades, pero desde mi punto de vista, García no sería un hombre de alineamiento con esas políticas internacionales, ni lejanamente. En todo caso creo que sería un elemento que no sería favorable para nada a la unidad de sectores progresista y de izquierda en América Latina.
El discurso de Humala debiera apuntar en el sentido de apoyar esa unidad, sin embargo frente a los crecientes fenómenos que se han venido dando y a la campaña interna donde él es imputado de ser un ahijado y un protegido de Chávez, viene diferenciándose crecientemente también, tanto de Chávez como de Evo Morales.
Yo tengo una profunda desconfianza en este terreno respecto a Humala, si me equivocara, la práctica lo dirá en términos muy concretos y además en plazos muy cortos, porque este año el Perú tiene que resolver su posición en el tema del TLC, tiene que resolver la crisis que hay en la CAN, tiene que encarar el proceso de negociación con el MERCOSUR y la base sobre la que lo va a hacer.
Recomposición del movimiento social
- Tienen un escenario en el que el movimiento social ha venido recuperando espacio y organización y a una izquierda que ha perdido los vínculos que mantenía tradicionalmente con ese movimiento. Ahora, parte de ese movimiento le esta respaldando a Humala.
Parte de los electores de las fuerzas sociales están respaldando a Humala, como respaldaron antes a Toledo y como lo hicieron antes con el propio Fujimori al iniciarse. Yo no creo que haya en Perú una recomposición del movimiento social, creo que el movimiento social, al igual que la izquierda encara todavía una situación de debilitamiento fuerte.
Pero la verdad es que la recomposición del tejido social en el Perú es todavía una tarea por cumplir y que además hay nuevos sectores que están ingresando a la escena de la lucha social y política, pero con una situación compleja de lo que ha significado la hegemonía neoliberal en el país para la reconstitución de ese movimiento social que todavía tiene un camino que recorrer por delante.
Nosotros creemos que en esa reconstitución de la izquierda y el movimiento social hay que plantearse por lo menos dos grandes rutas de trabajo: una es identificar los objetivos fundamentales que queremos lograr con este proceso, que nosotros creemos que debe girar en torno a algunos ejes fundamentales que tengan como elementos centrales, en primer lugar la lucha contra este TLC y la forma en que se pretende imponer, y en segundo lugar el impulso o desarrollo de una gran marcha nacional por la recuperación de los recursos naturales para el Perú y para su desarrollo.
Y en segundo lugar creemos que los sectores de izquierda, las fuerzas socialistas tienen que replantearse el tema de la relación con los sectores nacionalistas, con la lucha por la soberanía nacional, y por la lucha de los movimientos por los pueblos originarios que en el caso del Perú han tenido un retraso notorio en comparación al desarrollo boliviano y ecuatoriano, pero que en mi opinión no es un fenómeno ajeno al Perú, y por supuesto tiene que plantearse un proceso de renovación de la representación política, lo que implica innovar la relación con las juventudes que son sectores que están incorporándose a la política y que han sido fuertemente desatendidos por la izquierda e incorporar con más fuerza la presencia de género, de la mujer, y de los movimientos ambientalistas que constituyen un sector fundamental así como de los movimientos regionales que constituyen una fuerza con la que las izquierdas no han trabajado adecuadamente en este proceso.
- Ahora, hacia adelante y una vez que hagan este balance, ¿cuál es su rol específico para que se pueda cumplir lo que tú estas planteando?
El Partido Socialista camina hacia un congreso extraordinario que se desarrollará probablemente en el mes de septiembre. El objetivo de ese congreso es producir un planteamiento táctico del partido; en segundo lugar producir una reestructuración de la organización partidaria; y obviamente la dirección que tiene que hacerse cargo del proceso que hemos vivido recientemente y el golpe que hemos recibido en este terreno.
Esto debe implicar una renovación en la dirección partidaria y en su planteamiento táctico y en su encaramiento de la situación. El rol del partido tendrá que apuntar, desde nuestro punto de vista, a constituir un bloque de izquierda y centro izquierda, un bloque político y social amplio que esté en capacidad de enfrentar lo que nosotros creemos será una tercera gran frustración en el país de las propuestas de cambio y ser capaces de contribuir a construir un núcleo articulador de una propuesta popular y transformadora en el país.
Nosotros apreciamos que cualquiera sea el gobierno que entre, en la medida en que frustre la expectativa popular, va a tener bastante menos tolerancia social de la que han tenido los dos anteriores. Que la presión y la exigencia social van a ser creciente y que la lucha política y social, por tanto, se va a acrecentar. En un marco en el cual el Perú tiene un proceso que influye significativamente sobre él, proveniente de las transformaciones y el proceso que se está viviendo en Bolivia y de las luchas sociales y de las posibilidades que puedan abrirse en el Ecuador, particularmente del desarrollo de las luchas de los movimientos indígenas y de los pueblos originarios y de la batalla importante que ha tenido con la nulidad del contrato con la Occidental, se abre un replanteo no solo al tema del manejo de los recursos naturales sino al manejo del TLC con Estados Unidos. Este fenómeno y este contexto, más lo que yo creo que sería un factor probable y por supuesto importante, que sería la reelección de Lula en el Brasil en un contexto en el cual dentro de su propio partido han ido cobrando más peso las corrientes que apuntan a un cambio más profundo en las políticas de su gobierno, abrirá un escenario internacional que podrán contribuir a que en el Perú se habrá una posibilidad de recomposición de izquierdas y de movimiento social significativa.
https://www.alainet.org/en/node/115408
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