La agenda de Bush en Mar del Plata: Militarismo duro y política suave

03/11/2005
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La agenda del presidente George Bush en la Cumbre de Mar del Plata, inaugurada el 4 de noviembre de 2005, tiene como objetivo a corto plazo desarticular los planes de integración de los países del cono sur del continente. Este objetivo lo pretende lograr introduciendo una cuña entre sus miembros más grandes y aislando a Brasil de los otros países de la región. Además, en Mar del Plata continuará empujando la agenda de los TLC que negocia con los países de la región. Parece que no tiene intenciones de resucitar a ALCA. El proyecto norteamericano tiene un contrincante potencial en la Comunidad Suramericana de Naciones, creado en diciembre de 2004 y cuya próxima reunión en Montevideo es decisiva. A mediano plazo, se prepara para continuar impulsando su política armamentista en América Latina. Su presencia militar en Colombia y su contorno, así como su base militar en Paraguay atestiguan esta vocación norteamericana. La cooperación militar que ha recibido en Haití por parte de Brasil y Chile también es muy bien vista. Recientemente, impulsado por EEUU, Chile decidió adquirir nuevos aviones de guerra invitando a Perú a que hiciera lo mismo. En el caso de la región centroamericana, EEUU celebra su acuerdo reciente para desarrollar una estrategia de desplazamiento militar rápido que implica la subordinación de las fuerzas armadas de esos países al Pentágono. Algo parecido ha querido, sin éxito, desarrollar en la región andina. EEUU también considera la cuenca del Amazonas como estratégica para su dominio global en el futuro. La presencia militar de Washington en Colombia y Paraguay forma parte del plan a largo plazo de someter a la Amazonía a una estrategia militar norteamericana. En términos generales, insistirá en tratar a Cuba y Venezuela como “Estados fracasados”, utilizando su nueva terminología, para legitimar su guerra ilegal contra esos dos países. El MERCOSUR Para el gobierno de EEUU, presidido por Bush, el MERCOSUR sólo tendrá futuro si se somete a los dictados de Washington. Todo indica, sin embargo, que la opción de Brasil de abrir relaciones estratégicas con todas las regiones del mundo representa un obstáculo. Argentina es un objetivo más débil que puede ser penetrado con más facilidad, como lo ha demostrado la historia de la última mitad del siglo XX. Chile, que se encuentra fuera del MERCOSUR, puede servir de contrapeso al ingreso recién de Venezuela al pacto económico del sur. En septiembre de 2005, los presidentes Lula da Silva y Hugo Chávez firmaron acuerdos por un total de US$ 4 mil 700 millones. Incluye la construcción de una planta con capacidad para refinar 200 mil barriles de petróleo diarios en el Puerto de Seape, Pernambuco. Chávez y Lula también firmaron un acuerdo para realizar estudios de prospección y extracción de yacimientos de gas en Venezuela donde se estiman reservas por 11 mil millones de pies cúbicos, que involucran una inversión de US$2,200 millones. En Argentina, al mismo tiempo, el gobierno venezolano acordó comprar US$100 millones de maquinaria agrícola. La empresa estatal petrolera de Venezuela adquirirá una pequeña refinería y más de un centenar de estaciones de servicio en Argentina. En ambos casos, para Washington, los acuerdos trascienden los intereses comerciales y EEUU ve sus repercusiones políticas. Políticas neoliberales y partidos social-demócratas La crisis que representa el agotamiento de los gobiernos de derecha y su reemplazo por presidentes social demócratas en muchos países de América latina parece que puede calmar las aguas temporalmente. En este marco, Bush ha extendido su visita a la región para incluir a Brasil y Panamá. En Brasil, el presidente Lula es de un partido obrero que aplica con bastante eficacia la receta económica neoliberal. En Panamá, el presidente Martín Torrijos, hijo del general Torrijos gobernante populista en la década de 1970, intenta profundizar los ajustes económicos a pesar de una fuerte resistencia popular. A pesar de los esfuerzos de los partidos social-demócratas, es probable que se tengan que producir nuevas rondas y mayores radicalizaciones para satisfacer las demandas populares. Chávez es probablemente un anuncio de esta nueva realidad. Igualmente Evo Morales en Bolivia. Los gobiernos socialdemócratas han probado ser más eficientes que los partidos derechistas en el manejo de la política neoliberal desde el poder. Sin embargo, a mediano plazo el problema no es el manejo de los problemas, sino la solución de las graves contradicciones que caracterizan a la región. Por ello, la socialdemocracia (incluyendo al PT, Justicialistas, Socialistas, PRD, Frente Amplio y otros) es sólo un paliativo. Bush y sus asesores no se han detenido a analizar la coyuntura política latinoamericana. Más bien, la Casa Blanca tiene interés en darle un uso político interno a la visita de Bush a la región. Demostrarle a sus seguidores y detractores en EEUU que tiene “amigos” en el sur. Además, reciclar la ventaja electoral que le sacó a los demócratas en las pasadas elecciones ganando el voto de la población de habla hispana. Panamá, 3 de noviembre de 2005. - Marco A. Gandásegui, hijo, CELA / Universidad de Panamá.
https://www.alainet.org/en/node/113417?language=es
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