Carta abierta a Giuliana Sgrena (Periodista secuestrada en Irak)

16/02/2005
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Querida Giuliana: Te escribo desde Buenos Aires, hoy es 16 de febrero del año 2005, un día entre otros, en que debemos continuar trabajando y construyendo cotidianamente a pesar de todo, para alcanzar un mundo mejor. Buenos Aires es una ciudad muy distante de Irak y está lejos de esa terrible guerra desatada por las tropas invasoras de Estados Unidos, Gran Bretaña, Italia y otros países responsables del sufrimiento y dolor que soporta ese pueblo. A pesar de la distancia física, los tenemos presentes y nos conmueve y nos indigna la impunidad con que se avasallan la vida de otros pueblos y cómo los poderosos ejercen el terrorismo de Estado, las grandes potencias desconocen el Estado de Derecho. Hablan de democracia y libertad y destruyen y pisotean la vida de los pueblos, es tal la hipocresía que dan náuseas. Quiero expresarte toda nuestra solidaridad y apoyo y que sepas que muchos hombres y mujeres de todos los pueblos del mundo estamos reclamando tu libertad, para que puedas retornar junto a tus seres queridos y a tus afectos y continuar con tu compromiso de informar como periodista lo que vive y sufre el pueblo de Irak; denunciar las graves violaciones de los derechos humanos provocadas por las tropas de ocupación, la destrucción de la capacidad productiva y la infraestructura de ese país sometido a la violencia. Toda violencia, llama a más violencia y se transforma en una espiral incontrolable. Gandhi decía que: si continuamos aplicando el ojo por ojo terminaremos todos ciegos. Lamentablemente el gobierno italiano que preside Silvio Berlusconi no quiere escuchar la voz del pueblo que reclama -¡Basta a la guerra!, y el retiro de las tropas italianas que enviara junto a los invasores para justificar lo injustificable. Son gobiernos responsables de graves violaciones de los derechos humanos y están violando el derecho de autodeterminación y soberanía de otros pueblos, los Tratados Internacionales, Pactos y Protocolos de las Naciones Unidas. Muchas cosas quisiera compartir contigo en estos momentos. La primera desearte mucha fuerza y esperanza frente a la situación que estás viviendo, víctima de la violencia. Querida Giuliana, creo que antes de partir hacia Irak para asumir tu responsabilidad como periodista en un país en guerra, sabías de los riesgos y peligros a que estabas expuesta. Sin embargo tu decisión fue responder a la necesidad de informar al mundo la situación de vida del pueblo de Irak y denunciar las graves violaciones que esta sufriendo ese pueblo. Quiero hacer un llamado a tus captores y decirles que deben saber que tú no eres la enemiga del pueblo de Irak, por el contrario eres una voz que, con coraje señala y denuncia la barbarie, los atropellos, las muertes y violencia de la guerra desatada contra ese pueblo. Quiero contarte que estamos haciendo todos los esfuerzos y reclamamos a aquellos que te tienen secuestrada, TU LIBERTAD Y QUE PUEDAS CONTARLE AL MUNDO LA VERDAD QUE VIVE EL PUEBLO DE IRAK. Que sepan que la soberbia y compromisos de Berlusconi enviando tropas a Irak, no es responsabilidad del pueblo italiano. Es responsabilidad de quienes pretenden dominar al mundo y someterlo a sus intereses políticos, económicos y militares, son aquellos que se montaron en las mentiras y la guerra para apropiarse de los recursos de Irak , sin interesarles las muertes y destrucción que están provocando a ese pueblo y generando mayor incertidumbre mundial, Los responsables son George Bush, Tony Blair, Berlusconi y sus cómplices en la guerra. Quiero contarte también, Giuliana ,que varios meses antes de la guerra desatada por George Bus, viajé a Irak, desde Amman, Jordania, hasta Bagdad. Tenía necesidad de conocer y tomar contacto con ese extraordinario pueblo que ya sufría los bombardeos y la destrucción, el bloqueo económico ,y que fue llevado a la miseria por EE.UU. y Gran Bretaña. Miles de niños muriendo por falta de medicamentos, víctimas del bloqueo, de las radiaciones de las bombas de uranio empobrecido, utilizadas en la Guerra del Golfo Pérsico. Irak no tenía capacidad de mantener la cadena de frío para las vacunas y los medicamentos, los que quedaban inutilizados. Conversé con muchos hombres y mujeres iraquíes, con esos extraordinarios médicos que sin recursos trataban de curar y mitigar el dolor de su pueblo. Conversé con jóvenes y niños en escuelas y con sus maestros, a quienes hoy el horror les ha robado la sonrisa y la esperanza y tal vez a muchos de ellos la vida. Las Naciones Unidas miraron para otro lado y no actuaron. Permitieron el atropello y la vergüenza al no tener el coraje para evitar la guerra y condenar a los responsables. Es necesaria una reforma profunda de esos organismos, democratizarlos y ponerlos al servicio de los pueblos. Son muchas las cosas que quisiera compartir contigo y con todos aquellos que quieren y aman la libertad. Simplemente decirte, Giuliana, que te deseamos mucha fuerza y esperanza. Estamos contigo y esperamos que pronto puedas volver a soñar, crear y construir tus ideales y utopías para la posibilidad de pensar que otro mundo es posible, más justo y humano para todos. Debemos derribar los muros de la intolerancia, de la violencia que hoy amenazan a los pueblos y la humanidad. Que el Dios de la Vida te fortalezca e ilumine y que tus secuestradores te liberen. Que comprendan que tu voz es necesaria en el mundo para informar y reclamar poner fin a la guerra. Que el buen Dios toque sus corazones. Te envío el fraterno abrazo de Paz y Bien, para ti, para tus seres queridos que esperan tu regreso y todo el pueblo de Irak. * Adolfo Pérez Esquivel Premio Nobel de la Paz
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