Sufrimientos

01/07/2002
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El dolor o el sufrimiento no es sólo físico. Es también mental, moral, afectivo y espiritual. Quien sufre necesita evitar sumergirse en el sufrimiento. La conciencia del propio sufrimiento es una manera de trascenderlo y, en cierto modo, dominarlo. El budismo intenta precisamente evitarnos el dolor. El cristianismo le imprime un carácter redentor. De cualquier modo, el trabajo espiritual en torno al dolor hace que él se vuelva, de hecho, como sugiere Jesús, "un yugo suave y una carga ligera". No deja de ser yugo y carga, pero se vuelve soportable. El sufrimiento mental marca a quienes son considerados esquizofrénicos, sicóticos, paranoicos, etc. Es también una característica de los dependientes de drogas y del alcohol. El recurso más adecuado para cuidar a esos pacientes es el afecto. El amor "mueve montañas" y quiebra las resistencias de la locura. El sufrimiento moral proviene de las calumnias, difamaciones, injurias y también de situaciones desmoralizadoras. La compasión es el mejor remedio, seguida del perdón. Muchas veces se sufre por motivos fútiles. De ahí la importancia de modificar paradigmas, para así adquirir una nueva visión de sí mismo, de los otros y del mundo. El sufrimiento afectivo resulta de separaciones conyugales, de infidelidades, de pérdidas de personas queridas, muertas o desaparecidas, de expectativas frustradas. En tales casos importa trabajar el sentido de la vida, abrirse a una nueva óptica de las cosas, hacer del dolor una motivación para comenzar de nuevo. En todo sufrimiento hay una dimensión espiritual. Quien se apega a lo superfluo sufre por tener apenas lo necesario. Quien teme a la muerte lamenta, en el fondo, desprenderse de tantos apegos en esta vida. Cuanto mayor es el amor, menor es el dolor.
https://www.alainet.org/en/node/108177?language=es
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