Irak SA

31/03/2003
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El tema de quien ha de administrar Irak en el caso que los aliados pudiesen tomar Bagdad es algo que viene generando una serie de polémicas y disputas. Jay Garner, el civil a quien Bush quiere designar la reconstrucción de dicho país es un ex general cuyo negocio es el comercio de armas. Él preside 'SY Coleman', una subsidiaria del grupo de armamentos sofisticados 'L-3 Communications', la misma que provee servicios técnicos y consejos sobre los mísiles 'patriot' empleados en las dos guerras del golfo. 'SY Coleman' ha trabajado en la construcción del sistema de defensa de mísiles Arco de Israel y en el programa nacional de defensa de mísiles de EEUU. Los mísiles 'patriot' cuestan un millón de dólares cada uno. Algunos de ellos son responsables de diversos 'errores' tales como el haberse tumbado un avión británico a inicios de esta guerra. Diversos mísiles aliados han dado con blancos fuera de Irak o contra civiles, como en la matanza de dos mercados en Bagdad. En 1999 SY Coleman recibió £365 millones para asesorar a las FFAA estadounidenses en mísiles de defensa y espaciales. La semana pasada L-3 Communications fue premiada con un contrato de $1,500 millones para proveer servicios logísticos a las fuerzas especiales norteamericanas. Halliburon es un consorcio estadounidense que recientemente se ha asegurado un contrato para apagar incendios en los pozos petroleros. Esta, junto con Bechtel, otra empresa con fuertes lazos republicanos, están en una lista seleccionada para acceder a un contrato de $900 millones, el mismo que estaría bajo control de la administración de Garner. Lo interesante es que Halliburton es la compañía en la que trabajaba el actual vice-presidente estadounidense David Cheney. Garner, Rumsfeld y Cheney tienen lazos políticos fuertes debido a estar en la derecha republicana. Algo que tienen en común muchos principales colaboradores del tejano presidente es el haber sido directivos de diversas multinacionales petroleras estadounidenses. Frank Kane, editor de la sección de negocios del Observer británico (de cuyas páginas hemos tomado las cifras mostradas), advierte del descontento en círculos empresariales del Reino Unido quienes no saben si serán invitados a recibir contratos en el 'nuevo' Irak. Mientras tanto él destaca que en EEUU una serie de 'contratos ya han sido asignados para la "reconstrucción" de áreas de Irak, el cual, en algunos casos, debe aún ser destruidas'. Una poderosa constructora británica, 'Costain', abiertamente muestra su interés de acaparar contratos tras la caída de Hussein. Uno de sus jefes, Stuart Doughty, confesó que si para reconstruir Irak 'se sigue la ruta de Naciones Unidas ello implica ir al mundo a pedir el mejor precio' lo cual 'no es moralmente terrible' pues 'hay que asegurar que todos aquellos que se han opuesto violentamente a este conflicto no se beneficien de la reconstrucción'. Francia y Rusia son quienes más se vienen oponiendo a la guerra pues sus petroleras han tenido importantes contratos con Hussein. Una fuerte victoria militar estadounidense no les conviene pues fortalecería a sus rivales petroleros anglo-americanos en los beneficios obtenidos del segundo yacimiento de oro negro más grande del medio oriente. No es por eso sorprendente que Moscú pide un inmediato cese al fuego y París demanda la intervención de Naciones Unidas. El arquitecto inicial de la diplomacia del nuevo laborismo, Robin Cook, menciona la diferencia entre las políticas de su país y las de EEUU. En el caso de la primera ciudad que los aliados la ocuparon, Umm Qasr, el ex ministro de relaciones exteriores de Blair sostiene que las tropas británicas quisieron entregar la administración del puerto a los locales, mientras que EEUU impuso que éste fuese a parar a una empresa norteamericana. Las posibles rivalidades entre EEUU y Reino Unido en torno a la futura administración de los recursos de Irak ha llevado a la BBC a emitir un documental donde muestra que la plana mayor de Bush, llena de ejecutivos petroleros, quiere la guerra sólo por el oro negro. Según ese programa las reservas mundiales petroleras se viene agotando y es posible que para fines de esta década éstas se reduzcan. Norte América cada vez depende del petróleo importado para su energía. Los yacimientos iraquíes le son cruciales debido a la incertidumbre de lo que pudiese acontecer en Venezuela o Arabia Saudita. El temor que anti-occidentales acaben en el poder en la patria de Bin Laden es algo que podría generar una crisis energética y económica en la hiper-potencia. La estrategia militar norteamericana en esta guerra muestra diferencias con relación a Afganistán o Yugoslavia. En este conflicto no se busca destruir la infraestructura de los atacados. Más bien, Bush abiertamente llama a cuidar los pozos petroleros y ha amenazado de juzgar como criminales a los oficiales baatistas que se atreviesen a prenderles fuego. Irak ha venido siendo uno de los baluartes del panarabismo y de una economía de mercado basado en fuerte intervención estatal. La captura de dicho país permitiría privatizar muchas de sus empresas y en ello quisiera beneficiarse fundamentalmente la potencia que más gastos haya tenido en el conflicto. Bush ya ha pedido unos 70 mil millones de dólares de gastos militares para esta guerra al congreso estadounidense. Se pensaría recuperar dicha inversión mediante la futura administración de los recursos de Irak y los cambios que ello ocasionaría en el medio oriente. * Isaac Bigio, Analista Internacional
https://www.alainet.org/en/node/107206
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