Venezuela: ¡Pueblo Libre!

14/04/2002
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Estar acá escribiendo estas líneas parece ser obra, efectivamente, de una fuerza superior. Hace apenas unas cuantas horas sentí, ante el ataque feroz de las hordas fascistas que planificaron el golpe de Estado más reaccionario del que se tenga noticias en el país, que mi vida llegaba a su fin. Y les juro que no temí por ella, por mi vida, temí por el proyecto de transformación en marcha y que nos ha mostrado ya sus primeros y jugosos frutos. Temí que una vez más el pueblo venezolano viese frustrados sus sueños de libertad. Entonces, aferrados a la idea de una posibilidad salvadora del proceso revolucionario, abandonamos el Palacio de Miraflores, la madrugada del 12 de abril, activando desde ese momento algunos equipos para la resistencia, para la lucha necesaria, la que nos permitiese conservar la vida, en función de contrarrestar el modelo de gobierno fascista que se intentó implementar en la nación. Luego, las horas de incertidumbre, de contactos telefónicos, de sentimientos encontrados, ante la ola de persecuciones que pusieron en práctica los golpistas. Hasta que comenzó a aparecer la luz de la democracia participativa; el pueblo estaba en la calle; en Fuerte Tiuna, exigiendo ver al Presidente secuestrado; en el Palacio de Miraflores, en las barriadas caraqueñas, en plazas y casas de gobierno del interior del país, exigiendo la restitución de las garantías constitucionales, el regreso del presidente Chávez al desempeño de las funciones para las cuales lo eligió. De igual manera comenzaban a levantarse, in crescendo, las principales guarniciones del país, haciendo las mismas peticiones. Esta acción combinada del pueblo con la Fuerza Armada Nacional, terminó en poco tiempo con la malévola intención del fascismo. El plan del golpe, fraguado durante dos años aproximadamente, se volvió añicos ante la fuerza arrolladora del movimiento cívico-militar, que emergió de todos los rincones de la patria. Ese movimiento cívico-militar demostró que conoce, quiere y defiende fervorosamente la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Que no permite ni permitirá que se frene el avance de la Revolución Bolivariana. Ningún plan desestabilizador, basado en intereses económicos y clasistas, podrá con la fuerza de la convicción ideológica del pueblo venezolano, porque es esta la fuerza de las ideas libertarias, del amor por los semejantes, de la lucha por la justicia social; hacia el logro del desarrollo humano y social, por encima del desarrollo meramente económico; hacia la transformación definitiva del modelo de Estado neoliberal, en el modelo de un Estado humanista y de desarrollo sustentable. El grupo desestabilizador, conformado, como ya se sabe, por una cúpula empresarial y militar, así como por los reductos de los partidos y sindicatos del pasado, es posible que continúe conspirando; seguramente insistirá en su empeño dictatorial. Pero, como sentencia el eslogan que ya hizo famoso el propio pueblo en la calle íNo pasarán! No pasarán porque cada vez que asomen la cabeza fascistoide, recibirán en plena frente el mazo certero de la ideología bolivariana, robinsoniana y zamorana. Es decir, el pueblo continúa su batallar. Como lo hizo contra el conquistador español, como lo ha hecho contra dictaduras anteriores y gobiernos corruptos; como lo hace hoy contra la intención fascista de las cúpulas mencionadas anteriormente. Ya lo planteó Núñez Tenorio en una de sus obras: "El enfrentamiento entre despotismo y libertad llena la superficie de la lucha; hace vibrar las fibras más hondas de los combatientes, recoge toda la carga histórica acumulada". Adán Chávez Frías (De El Universal)
https://www.alainet.org/en/node/105858?language=en
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