Ramonet: Medios latinoamericanos son una expresión de oligarquías
11/09/2013
- Opinión
A la derecha Ignacio Ramonet. Foto AVN |
Los medios de comunicación en América Latina "son una expresión de las oligarquías", pues en la región, "por tradición estadounidense" la comunicación de masas parte de una iniciativa privada, afirmó hoy el periodista y comunicólogo español Ignacio Ramonet.
Durante su intervención en el foro Ideología fascista, modelo económico, social y político, efectuado en el Teatro Principal de Caracas, Ramonet indicó que, esencialmente, es una concepción comercial la que conduce a crear emisoras de radio y TV en la región, y en consecuencia, esos medios expresan y cuidan los intereses de sus propietarios.
Esa es una de las características de la guerra mediática "a la que asistimos desde hace 40 años, porque comenzó con (el derrocado presidente chileno Salvador) Allende y no se ha terminado.
Paraguay y el golpe parlamentario contra el presidente Fernando Lugo en junio de 2012, es una prueba bastante reciente del poder mediático, indicó.
Ramonet destacó el rol jugado por el diario paraguayo ABC Color, que estuvo "absolutamente" en contra Lugo, e igualmente la guerra mediática contra el presidente de Honduras, democráticamente electo, Manuel Zelaya en junio de 2009.
El especialista enumeró los pasos que, a su juicio, se emplean para derrocar o desestabilizar gobiernos democráticamente electos que quieran hacer reformas sociales en perjuicio de pequeños grupos de poder.
¿Cómo se derroca a un Gobierno progresista? En “primer lugar se crea desabastecimiento, luego se crean problemas de inflación, se ataca la estabilidad monetaria, se generan problemas en el transporte y finalmente, se alientan y mantienen protestas permanentes en las calles hasta lograr desgastar al poder", afirmó.
Además, consideró que el presidente Hugo Chávez fue el primer líder político que llegó al poder democráticamente y logró vencer los ataques desestabilizadores de las élites fascistas que tradicionalmente, en América Latina, habían logrado derrocar a los gobiernos que se planteaban reformas sociales.
Los gobiernos reformistas, e incluso los socialdemócratas, podían llegar al poder, pero no se les permitía hacer "las reformas indispensables para suprimir la desigualdad profunda, social y económica, que existía" porque el imperialismo se los impedía.
Como ejemplo, cuando un presidente pronunciaba el término "Reforma Agraria" estaba pronunciando su propia destrucción "porque a partir de ese momento se ponía en marcha el mecanismo (desestabilizador y golpista) apoyado por el imperialismo".
En abril de 2002 un grupo de empresarios intentó derrocar al presidente Chávez por aprobar en noviembre de 2001 más de 40 leyes a través de una Ley Habilitante concedida al presidente por la Asamblea Nacional en 2000.
Entre las leyes aprobadas están la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la Ley de Pesca, la Ley Especial de Asociaciones Cooperativas, la Ley General de Puertos y la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, todas referidas a asuntos como la propiedad, los ingresos económicos de ciertas élites y la organización de los trabajadores.
Ramonet indica que el golpe se gesta debido a que "la burguesía se considera propietaria natural del país" porque se ha adueñado de los bosques, los campos, las propiedades, el comercio, los bancos y los medios.
Pero cuando la mayoría accede al poder, "la mayoría modesta, criticada, explotada, olvidada", naturalmente toma medidas para repartir la riqueza del país, "entonces este tipo de reparto no se acepta y a partir de ese momento se pone en marcha el mecanismo del golpe".
De manera especial, en esta lucha de pueblos contra oligarquías, se destacó el rol de Cuba y el proceso dirigido por Fidel Castro, quien tras derrocar la dictadura de Fulgencio Batista en 1959 tuvo que enfrentar la agresión de Estados Unidos en Playa Girón (1961) resultando vencedor pero siendo sometido al duro bloqueo económico, comercial y financiero vigente.
Los golpes de Estado contra Jacobo Arbenz en Guatemala (1954), Juan Bosch en República Dominicana (1963) y Joao Goulart en Brasil (1964) fueron citados como ejemplos históricos de presidentes derrocados debido a sus propuestas progresistas de hacer más extensivos los derechos ciudadanos y más justos los sistemas económicos.
En todos estos casos los grupos golpistas recibieron apoyo, e incluso direcciones, de agentes extranjeros, principalmente, estadounidenses.
Agencia Venezolana de Noticias (AVN)
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