Vayan estas líneas por Michael Brown, George Floyd y millones de vidas sesgadas por la más infame estructura mental, económica y militar del crimen, de la injusticia y la barbarie del terror como instrumento de gobernabilidad. Degenerada expresión de la maldad mutada a su máxima expresión.  

Más de 100 mil muertos por una pandemia que acosa al mundo entero y no contentos con las mascarillas que ya nos roban oxígeno asesinan – como lógica supremacista estructural - asfixiando seres humanos en las calles, que representa a millones de asfixiadxs, por el virus que ve su final llegar por la acción del antivirus de la indignación y decencia puesta en marcha en sus calles.

Los espíritus de Ida Bell Wells-Barnett, Harriet Tubman, Rosa Park, Ángela Davis, Martin Luther King jr., Malconm X, Black Lives Matter y otrxs recorren el indignado y pisoteado asfalto teñido de sangre en los EE.U. Evidenciando que en el “país de las maravillas” nunca existió reconciliación, ni acuerdo de paz, ni tregua a una guerra de odio montada contra su propia historia.

El término de la esclavitud sólo representó la infame parte de un cambio dado en la superficie de intereses económicos y no en las profundidades de conciencias arrepentidas del horror del odio y desprecio sin límites sedientas y con hambre de humana transformación. Demoniaca maquinaria planificada en nombre de la justicia, libertad, igualdad y democracia asumidos como valores, mejor dicho, como mercancía, pero no como valores de conciencia.  

¿Cómo se puede esperar justicia de un sistema que hizo de la máxima latina Si vis pacem, para bellum (Si quieres la paz, prepara la guerra) su mantra y razón de existir?

Sobre estas insanas y destructivas bases del poder se construyó un ficticio imperio asemejado por Mao Zedong a un Tigre de papel  (zhǐlǎohǔ, 紙老虎): En apariencia es muy poderoso, pero en realidad no es nada a lo que temer; es un tigre de papel. Un tigre por fuera, está hecho de papel, incapaz de resistirse al viento y la lluvia.[1]

Y, son los vientos y lluvias de un pueblo hastiado del vejamen que gritan ¡BASTA! ¡STOP! a la barbarie. Como profetizó Mao Zedong el Tigre de Papel será incapaz de resistir la furia de la indignación global demostrada ya en la solidaridad de Irán con la Venezuela Bolivariana, de Cuba, China y Rusia con el mundo en medio del dolor y sufrimiento. Tigres de carne, hueso y espíritu consientes que la mortalidad es la antesala a la inmortalidad si hacemos de ella el breve espacio de encuentros emanados del corazón solidario y no desde la retorcida pandemia del poder absoluto.

Concluimos con palabras de Malcom X dedicándolo al pueblo indignado en las calles de los EE.UU quienes sí respiran – sin rodillas ni mascarillas que los detengan- vientos de decentes de soberanía y justicia:  

Los policías, lo mismo: te golpean en la cabeza con su porra y, luego, se dan la vuelta y te acusan de haberlos atacado. Cada caso de brutalidad policial contra un negro sigue el mismo patrón: te atacan, te golpean de pies a cabeza y, luego te llevan a juicio y te acusan de asalto.

¿Qué tipo de democracia es esa? ¿Qué tipo de libertad es esa? ¿Qué tipo de sistema social o político es ese, en el que un hombre negro no tiene voz ante la corte? Y no tiene a nadie a su lado, aparte de lo que el hombre blanco elige darle.

Hermanos y hermanas, tenemos que detener esto. Y nunca para, a menos que lo detengamos nosotros. Ellos atacan a la víctima y, luego, el criminal que atacó a la victima acusa a la victima de haberlo atacado. Esa es la justicia estadounidense. Esa es la democracia estadounidense.

Y aquellos de ustedes familiarizados con ella saben que en EE.UU. la democracia es una hipocresía. Ahora, si me equivoco, métanme en la cárcel, pero, si no pueden probar que esta democracia no es una hipocresía, no me pongan las manos encima.

¡Los pueblos tienen la palabra!