Assange: Encierro y tortura, amenaza de extradición a EEUU

La vida de Assange está en manos de la justicia; mejor dicho, de quienes violan la justicia.

27/02/2020
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-Amenaza contra la libertad de expresión en el mundo, por el principal agresor

 

-Un proceso amañado, violatorio de derechos humanos, de un país invasor

 

En tanto los medios tradicionales en el mundo se comportan ambivalentes, defendiendo primero los intereses del imperio, descuidan que con ello cavan su tumba al perder credibilidad ante la sociedad.

 

Duro golpe a la libertad de expresión y a la libre circulación de las ideas en Internet. Una amenaza para el periodismo de investigación en el mundo, de proceder la solicitud de extradición de Estados Unidos de América para Julian Assange desde Londres.

 

El proceso inició este 24 de febrero en contra del fundador de WikiLeaks, por difundir “información confidencial” de EUA en 2010. Los delitos son, entre otros, el espionaje, la conspiración, cometer “intrusión informativa”, para un total acumulado de ¡18 presuntos crímenes!, y una sentencia probable de ¡hasta 175 años!

 

Corresponde a la jueza Vanessa Baraitser determinar si es procedente la extradición, mientras el lapso para la sentencia no tiene tiempos, o desde una semana hasta dos años. De los delitos sexuales, los prefabricados, por los que fue detenido y procesado inicialmente nada queda, todo fue un show. Lo fue antes, lo es ahora. Pero un juego de ruleta rusa, peligroso.

 

La vida de Assange está en manos de la justicia; mejor dicho, de quienes violan la justicia. El procedimiento es “político”. Nada qué ver con la ley, sino con el atropello de los procesos legales, con las leyes internacionales y los derechos humanos. Como ocurre.

 

¿Está por encima de la libertad de expresión e información de la sociedad (incluso desde la web; no obsta que el espionaje de los países tecnológicamente desarrollados es con fines de “seguridad nacional”)? Juicio amañado y tendencioso al que pretenden someter a Assange los tribunales estadounidenses.

 

No es falso lo dicho por su padre, del Sr. John Shipton: Si la extradición política de su hijo es exitosa, los periodistas, editores y publicaciones se expondrán a lo mismo que ha sufrido el activista. La opresión al periodismo, la incesante malicia dirigida contra Julian Assange por las autoridades; una detención arbitraria, la tortura, como atestigua el relator de la ONU, Nils Melzer.

 

De ocurrir la extradición, el ataque a la libertad de expresión será evidente, un precedente en contra de los medios de comunicación internacionales, y el consabido efeto negativo para el ciudadano común, para quienes trabajan los medios.

 

Más que en otros, en este se pretende juzgar al mensajero y no el mensaje. Así lo expresó —entre mucha gente inconforme— la eurodiputada de Izquierda Unida, Sira Rego, quien al asistir como “observadora” a la apertura del juicio dijo: Se pretende “matar al mensajero, prevalece aquí sobre el ver e investigar qué ha sucedido en la guerra” (fuente: https://tinyurl.com/u6f5vov).

 

En otras palabras: juzgar al mensajero y pretender enviar el mensaje a la impunidad, comenzando por los autores de los “crímenes de guerra contra el terrorismo”, derivados de la invasión a un país extranjero; gobernantes y gabinete de guerra, con Bush a la cabeza.

 

El mundo debe estar exigiendo juzgar a los autores materiales e intelectuales de la guerra, como los autores de los videos difundidos por WikiLeaks en 2010, porque evidencian los crímenes ¡de12 a 15 civiles!, entre ellos dos periodistas de la agencia Reuters, hechos de julio de 2007 en Irak.

 

En su momento se justificó la agresión militar, porque “confundieron las cámaras de los periodistas (se trató de: Saeed Chmagh y Namir Noor-Eldeen) con armas, mientras ¡buscaban a insurgentes que habían disparado sobre elementos estadounidenses en esa área! (¿y cuáles habrían sido los daños?, ¿a qué “elementos” y/o ¿qué agresiones o bajas?).

 

“La brigada investigada y la investigación encontró que las fuerzas implicadas no estaban al tanto de la presencia de los dos reporteros, y que toda la evidencia disponible sostiene la conclusión de esas fuerzas de que enfrentaban a insurgentes armados, no civiles”, declaró en su momento Shawn Turner, el vocero militar estadounidense, en declaración por escrito a CNN.

 

Todavía más, el reporte de 2007 de la Armada acerca del incidente concluyó que los soldados no tenían “razones ni probabilidades de asumir que era personal neutral de medios de comunicación estaba cerca de las fuerzas enemigas”, según copia del documento proporcionado a SNN (fuente: https://tinyurl.com/vo8d5hc).

 

Ataques que conmocionaron al mundo, esos del helicóptero militar estadounidense que disparó a mansalva contra personas iraquíes, entre quienes se encontraban los reporteros. El ejército de EUA quedó en descubierto. En escaparate mundial a raíz de la publicación tres años después, filtrados por el soldado Bradley Manning —hoy Chelsea Manning— a WikiLeaks.

 

Es claro que eso no importa para los autores. No admiten responsabilidad alguna y el mundo está dejando de lado tanto a militares estadounidenses (invasores de países en Medio Oriente) como del gobierno de ese país, cuanto ellos deberán ser los procesados. Los auténticos generadores de las violaciones no son ciudadanos civiles de los países, Irak o Afganistán, ni Siria, son los estadounidenses. Solo hay que escarbar un poco.

 

Porque es claro que las imputaciones a Assange tienen que ver con los “Papeles de las guerras en Irak y Afganistán”, con la vida de los presos en Guantánamo; así como los cables diplomáticos filtrados entre 2010 y 2011, con la participación de medios internacionales como The Guardian, Der Spiegel, The New York Times y El País.

 

Los británicos van de la mano con sus aliados estadounidenses, que para eso son anglosajones. Ya en junio de 2019 —informó— el ministro del interior británico, Sajid Javid, suscribió la orden de extradición y la certificó, y ahora le corresponde a los jueces calificar, tras casi un año de mantener recluido a Assange en la cárcel de alta seguridad de Belmarsh, al sur de Londres.

 

Flagrante violación a la libertad de expresión, espada de Damocles para el periodismo en el mundo. Que de proceder se convertiría en un juicio contra el mensajero dejando impune al mensaje. Cuando son lastres del imperio, invasor de territorios, en donde violenta y desestabiliza; EUA derroca gobiernos y destruye países enteros, por sus intereses de por medio, donde su actuación es para robar recursos naturales como el petróleo y el gas.

 

En el juicio de Julian Assange, como lo ha dicho un experto en tortura de la ONU, se juega el futuro de “nuestras democracias”, o lo que quede de ellas. Mientras tanto, como lo expresó uno de los abogados del creador de WikiLeaks, Baltazar Garzón, con la extradición se pretende: “Blindar los servicios de inteligencia de Estados Unidos”. Para lo que sirven, igual para espiar a todo el mundo.

 

Una locura políticamente motivada —agregó Garzón—, y más cuando los extranjeros en ese país, no están cubiertos por la primera enmienda de su Constitución, que protege la libertad de expresión. Proceso político, no legal. Mas bien ilegal y violatorio de cuanto delito se le imputa al agredido. Amenaza al mensajero, contra el periodismo de investigación y de los medios independientes, sobre todo. (24-25 de febrero de 2020).

 

Salvador González Briceño

Director de: geopolítica.com, @sal_briceo

 

 

 

 

https://www.alainet.org/de/node/204937
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